martes, 15 de marzo de 2011

Antropología visual.

Albert Lladó entrevista a Roger Canals.

A qué nos referimos con "antropología visual"?

La antropología visual es una rama de la antropología social y cultural que reúne tres grandes ámbitos, a la vez prácticos y teóricos: en primer lugar, analiza la significación cultural y la función social de las imágenes. Así, por ejemplo, existen estudios de antropología visual sobre tatuajes, publicidad o sobre imágenes religiosas.

En segundo lugar, desde la antropología visual utilizamos métodos visuales (esencialmente cine y fotografía) para hacer trabajo de campo. Interaccionamos con la gente a través de la cámara, haciendo de ella una herramienta para explorar la realidad social y la alteridad cultural.

Usted se ha preocupado, sobre todo, por la iconografía afroamericana. ¿Qué tiene de apasionante este universo de símbolos?

Históricamente hablando, la cultura afroamericana es resultado del encuentro entre tres grandes fuentes culturales: el mundo indígena, los rituales africanos y el catolicismo ibérico. La mezcla de éstas y otras corrientes ha dado lugar en gran parte del continente americano a un inmenso abanico de manifestaciones culturales que destacan por su dinamismo y complejidad.

Yo he estudiado esencialmente el culto a María Lionza en Venezuela. Ahí, por ejemplo, uno puede ver en un mismo altar representaciones de dioses de procedencia africana, católica, indígena u oriental. Es quizás la capacidad incesante de crear un universo coherente a partir de elementos heterogéneos lo que más me fascina de éstos cultos.

Una cultura que nace de la mezcla de culturas
A menudo se ha calificado la cultura afroamericana de "híbrida", "mestiza" o "sincrética". Son adjetivos que puedo aceptar, siempre y cuando uno tenga presente que ésta naturaleza "híbrida" no es algo exclusivo de las culturas afroamericanas, sino de toda cultura sin excepción. No existen culturas puras o impuras: toda cultura responde a un proceso permanente de resignificación simbólica.

Unas imágenes que cada vez más se pueden ver en nuestro entorno inmediato. ¿Cree que somos "analfabetos visuales" en este sentido?


Pienso que vivimos rodeados de imágenes pero que carecemos de referencias para poder distinguirlas e interpretarlas correctamente. Por ejemplo: se dice que vivimos en la era de las imágenes pero ni en las escuelas ni en los institutos se ha hecho todavía una apuesta decidida para enseñar cómo enfrentarse a ellas.

Se debería empezar a introducir asignaturas de "gramática visual" y "comentario de imagen" con el fin de saber distinguir los diferentes registros visuales y ser menos vulnerables a la influencia de las imágenes. Eso no significa que haya que dejar el texto de lado, ¡al contrario!

Parece importante conocer los rituales de la gente que vive con nosotros...

Desde la antropología partimos de la base que sólo puede haber acuerdo entre diferentes comunidades si existe una comprensión mutua. Por ejemplo, yo ahora estoy haciendo una investigación sobre comunidades afroamericanas en Catalunya. Resulta fascinante ver al lado de tu casa un ritual que has presenciado en una isla del Caribe.

Me gustaría con mi trabajo contribuir a una comprensión mutua entre éstas comunidades y la población, digamos, "local". Una de las primeras reacciones que uno puede tener al ver un hecho cultural que le parece extraño es el rechazo. Pero este rechazo es a menudo fruto de la ignorancia.

En la Universidad de Barcelona, coordina un Master en Antropología Visual. ¿Ha detectado que cada vez hay más interés en estos temas entre el alumnado?

La carrera de antropología despierta en Barcelona un altísimo interés. Cada año tenemos un exceso de prematriculaciones que nos obligan a descartar alumnos. Con la reforma universitaria este fenómeno se ha agudizado, pues antropología ha dejado de ser una carrera de segundo ciclo para ser un grado autónomo. Algo similar paso con el Master de Antropología Visual. Hemos llegado a tener 80 solicitudes por 20 plazas.

Por el contrario, parece que las Humanidades pierden terreno en la sociedad en general

Es cierto. Tengo la impresión que hace unas décadas los humanistas tenían un papel más significativo en la esfera pública. Bourdieu en Francia llegó a ser un fenómeno de masas. Ahora la palabra "intelectual" ha pasado a adoptar un tono casi despectivo. La teoría se ve como algo superfluo. Pero teoría y práctica no pueden vivir independientemente. Un profesor mío en la Universidad de Barcelona decía con mucha razón que "los errores teóricos llevan a catástrofes fácticas".

En el campo de la antropología se nos pide cada vez más una antropología "aplicada", pero teoría y práctica son inseparables y si no se nos da ni tiempo ni recursos para hacer investigaciones extensas y con contenido teórico, tampoco vamos a poder ofrecer modelos "aplicables" para la intervención social.

Y se habla del "déficit" de la Universidad

Es cierto, se oye en algunas tertulias que si las Universidades tienen déficit es porque existen carreras "deficitarias" o personal académico que no "produce" lo suficiente. Ni el saber puede ser deficitario ni las investigadores tienen como objetivo "producir".

Aplicar el campo semántico de la economía a la Universidad es una aberración. Si las cada vez hay menos inscritos en filología se pueden hacer dos cosas: o cerrar la carrera o promover las humanidades con el fin de que haya más inscripciones. Yo opto por la segunda.

Aparte de múltiples artículos, usted se ha acercado a la antropología gracias al cine documental. Háblenos de su experiencia, y de en qué circuito pueden verse este tipo de películas

Yo me considero un antropólogo que hace cine. Utilizo la cámara como una herramienta para la investigación social, para comunicarme con la gente, para interrogar e interpretar la realidad. Mi referente, en este sentido, es Jean Rouch, un antropólogo y cineasta francés que murió en 2004 y a quién pude conocer durante una de sus visitas en Barcelona. He hecho películas en Venezuela, Puerto Rico y Francia y ahora estoy preparando una en Barcelona.

Las películas que he hecho tienen una difusión básicamente académica o en festivales de cine etnográfico. Sería bonito que tuvieran una distribución más amplia, pero ni el cine comercial ni la televisión aceptan formatos de estas características.

En 'L'image nomade' se interesa por el caso de María Lionza, divinidad venezolana que, según el contexto, se presenta de una manera o de la contraria. ¿Cómo se explica esta paradoja?


María Lionza es una divinidad fascinante, pues se la representa como blanca, india, mestiza o negra. A veces es bondadosa y a veces maléfica. En ocasiones muy bella y en otras sin ningún atributo físico particular. Esta pluralidad iconográfica de la diosa tiene su contrapartida también en el ámbito literario, donde uno encuentra infinidad de mitos, leyendas y cuentos sobre María Lionza.

Esta multiplicidad de versiones sobre la diosa constituye un reto intelectual para la antropología. Algunos creyentes afirman, por ejemplo, que María Lionza es, a la vez, "india" y "blanca", pero que en ningún caso es "mestiza". ¿Cómo entender eso? Ahí es cuando interviene el antropólogo. Yo continuo trabajando sobre el culto a María Lionza y siento un verdadero respeto y fascinación hacia ésta práctica religiosa.

En su trabajo, relaciona los rituales religiosos con los procesos identitarios, y políticos, de las diferentes comunidades. ¿Cómo culturas que históricamente han unido estado y religión pueden construir democracias sin la dependencia de esta relación?

Es cierto que en las sociedad que llamamos "modernas" ha habido una separación entre el estamento político y el religioso. El Estado ha asumido así parte de la responsabilidad de edificar valores sociales y crear relatos colectivos que, en algunos casos, han alcanzado una naturaleza casi religiosa. Por otro lado, sería un error pensar que a causa de esta separación lo religioso está desapareciendo. Parece más bien que lo que estamos presenciando, al menos en Europa, es una atomización y diversificación del fenómeno religioso.

Por ejemplo: no basta ya decir que España es un país católico. Si hiciéramos una radiografía de las religiones que se practican, por ejemplo, sólo en Catalunya, quedaríamos sorprendidos. La inmigración es sin duda uno de los motores de este proceso, pero no el único. Todo parece indicar que hay una búsqueda incesante de valores que hace que mucha gente "autóctona" se interesa por "nuevos" sistemas religiosos.

¿Ha detectado alguna imagen que, aunque sea metafóricamente, explique el actual fenómeno de las revoluciones en los países árabes?

Lo que está sucediendo en los países árabes es algo que interesa y mucho a la antropología visual. Fíjense que la llamada a la movilización se ha ido expandiendo de país en país en gran parte a raíz de una circulación espontánea de imágenes a través de las redes sociales. Por ejemplo, las imágenes de la plaza Tahir llena de manifestantes han servido, para los otros países, a la vez como documento informativo y como referente para un futuro posible.

Éstas imágenes han tenido pues a la vez un valor documental y ficcional, descriptivo y normativo, realista e idealista. Este proceso pone en evidencia que las imágenes son actores principales en el desarrollo de los procesos sociales. Las imágenes no sólo atestiguan o documentan: también provocan cambios, instigan procesos de transformación social.

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