jueves, 3 de marzo de 2011

Chile, las dietas de los ministros.

Fue Andrés Allamand quien corrió la voz. Hace más de un año, el actual ministro de Defensa se propuso bajar de peso. Entonces, un amigo le habló de Pierre Dukan, un nutricionista francés que creó un régimen basado en la ingesta de proteínas. Sin miedo al exceso: en esta dieta se permite que un plato de crudo se combine con otro de filete. O con camarones. O con langostas. Cuántos quiera.

Allamand compró finalmente el libro de Dukan -"No consigo adelgazar"- en un aeropuerto, después de un viaje a principios del 2010. Lo puso en práctica en el invierno, y en un par de meses alcanzó la meta: ha perdido más de diez kilos. Entusiasmado, le recomendó su régimen a Alfredo Moreno y le envió el texto de regalo. La sobredosis de filetes aquí también funcionó: en tres meses, el canciller ha bajado 13 kilos.

Moreno también hizo lo suyo. Le sugirió la dieta a su par boliviano, David Choquehuanca, y le mandó una copia del libro a Joaquín Lavín. Y éste, a su vez, se lo hizo llegar al ministro de Salud.

Mientras tanto, Allamand -a quienes sus ceranos consideran el "autor intelectual" de la afamada dieta- seguía predicando. En noviembre se la recomendó al ex ministro de Defensa Francisco Vidal. Se encontraron en el lanzamiento del libro "Los políticos del Bicentenario", donde también estaba el jefe de gabinete del contralor, José Ramón Correa. "Nos contó que estaba siguiendo la dieta Dukan", recuerda Vidal. Entonces no le dio importancia al asunto, pero a principios de febrero vio nuevamente a Correa. Con 11 kilos menos. "Me confesó que había puesto en práctica a Dukan -asegura Vidal-. Ahora le hice caso a Allamand".

Contra la corriente
Lo de Pierre Dukan (69), en todo caso, había empezado mucho antes que ese fanatismo por su dieta entre los políticos chilenos. Miembro de una familia francesa acomodada, vivió en Argelia hasta que empezó allí la guerra de la liberación nacional. En los ´50, entró a estudiar Medicina a la Universidad de París y luego se especializó en neurología. Armó su propia consulta, pero un año más tarde su vida daría un inesperado vuelco.

El libro de Dukan se empezó a comentar y pasó de mano en mano. Andrés Allamand se lo regaló al canciller Alfredo Moreno. Éste, entusiasmado, le envió una copia a Joaquín Lavín, quien se lo hizo llegar al ministro de Salud.La historia es mas o menos ésta. Un hombre de 55 años sufría de obesidad mórbida y estaba decidido a frenar su gordura. Le pidió ayuda a Dukan, su neurólogo de cabecera.

El médico se negó: le dijo que lo suyo era el sistema nervioso, no las dietas. Pero el paciente le rogó que experimentara con él, con una sola condición: que no le restringiera la carne. Dukan accedió: "Come sólo proteínas y vuelve en cinco días". La dieta fue un éxito y el doctor dejó la neurología: volvió a la facultad y, luego de tres años de estudio comenzó a ejercer como nutricionista.

Aunque la teoría, los libros y sus profesores le enseñaban los beneficios de una dieta balanceada y de bajas calorías, Dukan prefirió remar contra la corriente. Concentrándose en las proteínas, tal como lo había hecho con el paciente obeso.

No se detuvo más. Autor de 19 libros, es el nutricionista que más textos vende en Francia. Su mayor éxito es "No consigo adelgazar", el mismo que los ministros chilenos se pasan de mano en mano. Ya ha vendido más de seis millones y medio de copias, está traducido a más de diez idiomas y se puede encontrar en 140 países. Entre sus fanáticos se encuentra la futura reina de Inglaterra, Kate Middleton, Maya Picasso -hija del pintor español- y varios asesores del gobierno de Nicolás Sarkozy.

Desde su oficina en Montmartre, Dukan dice que el 2011 será el "el año de su vida": la editorial norteamericana The Crown Publishing Group -filial de Random House- pagó US$ 1 millón 300 mil por los derechos del libro, que a partir de abril será lanzado en China, EE.UU., México, Canadá, Colombia, Argentina y Chile. Además, Dukan tiene planes para venir a Santiago en septiembre. "Espero entonces poder conocer a mis lectores, y ojalá a los delgados ministros de la República", ríe.

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