sábado, 19 de marzo de 2011

Los aliados se alistan para entrar en Libia.

A diferencia de lo que ocurrió hace ahora exactamente ocho años en vísperas de la guerra de Irak, los grandes países de la Unión Europea están esta vez de acuerdo en recurrir juntos al uso de la fuerza para proteger a los rebeldes frente a Muamar el Gadafi.

Los jefes de Gobierno de España, Alemania y Reino Unido confirmaron ayer que acudirán hoy en París al encuentro convocado por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para poner en marcha la resolución aprobada el jueves por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas autorizando el uso de la fuerza en Libia. La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, también estará presente.

"No confundan nuestra abstención con neutralidad", advierte Merkel
El alto el fuego inmediato declarado ayer por Gadafi sorprendió a los países que preparan la coalición militar y plantea el interrogante de qué ocurrirá si se prolonga pero no hay un cambio o un acuerdo político en Libia. La resolución, aunque laxa al permitir la fuerza, no aboga por el derrocamiento de Gadafi ni por la división del país. Esta madrugada, la cadena Al Yazira hizo pública la opinión del dictador sobre la resolución de la ONU. "Esto es colonialismo descarado. No hay ninguna justificación. Tendrá serias consecuencias para el Mediterráneo y Europa", dijo.

Nada de esto ha detenido los trabajos de una operación que tiene también muchas incógnitas operativas: ¿Dónde estarán los cuarteles generales? ¿Cuál será la base de operaciones?¿Qué participación tendrá la OTAN, si es que tiene alguna como tal? Y tampoco parece haber cambiado la realidad sobre el terreno: ayer continuaron los disparos contra los rebeldes y Al Yazira aseguró anoche que las tropas de Gadafi habían empezado a avanzar de nuevo hacia Bengasi. En el mismo sentido se manifestó Susan Rice, embajadora de EE UU en la ONU, al afirmar a la cadena de televisión CNN que las tropas libias estaban violando el alto el fuego previsto en la resolución de la ONU.

En respuesta, el viceministro de Exteriores libio, Kaled Jaim, aunque admitió el avance de las tropas, aseguró que ello no supone una violación del cese de la violencia, algo que, según él, sí han hecho los rebeldes al atacar a los leales del régimen en la región de Al Magrun, a unos 80 kilómetros al sur de Bengasi. Además, invitó a observadores de Malta, China, Turquía o Alemania a comprobarlo sobre el terreno.

Obama se une a la comunidad internacional

La presencia hoy en París de la canciller alemana, Angela Merkel, es especialmente significativa después de que decidiera abstenerse en la votación en el Consejo de Seguridad. "Compartimos los objetivos de esa resolución. No confundan nuestra abstención con neutralidad", advirtió Merkel al comentar a la prensa lo que parece un giro de 180 grados en la posición alemana.

La unidad europea no es la única diferencia respecto a la invasión de Irak. A diferencia de entonces, el uso de la fuerza sí tiene el apoyo expreso del Consejo de Seguridad. A diferencia de entonces, también, no habrá invasión terrestre porque está expresamente prohibida. Otra diferencia fundamental es el papel que juegan esta vez los países árabes. La resolución fue presentada por Francia y Reino Unido, pero también Líbano. El uso de la fuerza cuenta con el apoyo inequívoco de la Liga Árabe, que estará hoy en París al igual que representantes de países árabes y africanos. La Unión Africana también estará representada hoy en París.

Pero quizás la mayor diferencia sea el deliberadamente discreto papel que juega esta vez EE UU. Washington, cuya participación parece imprescindible desde el punto de vista militar, no quiere tener un papel de liderazgo en una operación que puede acabar con bombardeos en un país árabe. Pero su apoyo ha sido decisivo para sacar adelante la resolución y fue reafirmado ayer por el presidente Barak Obama, aunque con cautelas.

En una declaración en Washington, Obama aseguró a sus ciudadanos y al mundo que EE UU no va a desplegar ni un solo soldado armado sobre territorio libio y que la operación va a ser conjunta. Washington pondrá a disposición de la coalición toda su capacidad militar. "Quiero que esto quede claro", dijo dos veces el presidente, "la operación será junto a nuestros aliados de Reino Unido, Francia y los países árabes". También advirtió de que el futuro de Oriente Próximo está en manos de sus propios ciudadanos y de que ningún poder extranjero puede imponerles con su injerencia la libertad y la democracia en la región.

"Quiero que sepan que no hay decisión que haya considerado con más cuidado como vuestro comandante en jefe que la de poner en riesgo a nuestras tropas", expresó el mandatario, consciente del peso de la guerra de Afganistán y de las operaciones de salida de Irak que vive EEUU. Pero su tono fue también contundente: "Gadafi ha de cumplir con la resolución de Naciones Unidas o enfrentarse a una acción militar".

"Durante décadas, Gadafi ha demostrado que es capaz de usar la fuerza bruta, ha efectuado matanzas en su país", argumentó Obama. "Si se le permite seguir como hasta ahora, cometerá sin duda atrocidades contra su gente, morirán miles de civiles y la crisis humanitaria desestabilizará la region", advirtió. "Gadafi debe parar a sus tropas para que no lleguen a Bengasi. Debe restablecer el agua y la electricidad y permitir que la ayuda humanitaria llegue a Libia. Estas exigencias son firmes, no son negociables", aseguró. "Tenemos un objetivo claro, nuestra causa es justa y nuestra coalición es fuerte", dijo.

Todos los medios necesarios

La resolución del jueves, aprobada por 10 votos a favor y cinco abstenciones, incluidas las de China, Rusia y Alemania, autoriza el uso de "todos los medios necesarios" para cumplir sus objetivos pero descarta expresamente el uso de una "fuerza de ocupación extranjera", una cautela que garantiza a los países árabes que esto no es otro Irak. El texto autoriza también el uso de la fuerza para garantizar que se cumple el embargo decretado. Sin embargo, no respalda explícitamente el derrocamiento de Gadafi.

El primer ministro británico, David Cameron, anunció en los Comunes el envío de aviones Tornado y Tifón a la operación. El jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, confirmó que España participará en la operación y ha puesto a disposición las bases de Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla).


Los precedentes de Reagan y Clinton
Cuando la comunidad internacional puso la mira en Gadafi en 1986, no todos los países occidentales apoyaron los ataques contra el régimen libio. El 5 de abril de ese año un atentado contra una discoteca en Berlín frecuentada por soldados norteamericanos dejó dos muertos y 200 heridos. El ataque fue atribuido a los servicios secretos libios, y 10 días después el presidente Ronald Reagan ordenó un ataque aéreo contra Libia. España, Francia, Alemania e Italia se negaron a apoyarlo. Los Gobiernos español y francés cerraron sus espacios aéreos a los cazas estadounidenses. Solo Reino Unido respaldó a EE UU y le ofreció sus bases militares, incluido Gibraltar.

Los aviones de EE UU bombardearon Trípoli y Bengasi, matando a 44 personas, incluida una hija de Gadafi. Sin embargo, en el caso de los bombardeos de la OTAN en Bosnia en 1995, bajo la presidencia de Bill Clinton, la comunidad internacional apoyó a EE UU. Fue una campaña aérea en respuesta a los ataques del Ejército serbio contra civiles bosnios. La operación se realizó entre agosto y septiembre con la participación de 15 países, incluidas España y Francia. Los aviones operaron desde bases italianas y desde portaaviones de EE UU.


La coalición
- EE UU

- Francia

- Reino Unido

- Canadá

- España

- Bélgica

- Noruega

- Catar

- Polonia (apoyo logístico)

- Italia (cesión de bases)

- Dinamarca (pendiente de votación en el Parlamento)

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