domingo, 13 de marzo de 2011

Twitteó la Revolución/Cristina Pereda.

Mientras debatíamos si los levantamientos en Túnez, Yemen, Bahrein, Egipto o Libia hubieran tenido lugar sin las redes sociales o si éstas serían capaces de derrumbar a un dictador, un periodista estadounidense decidió twittear la revolución. Andy Carvin es el responsable de la estrategia de Social Media NPR, la radio pública de Estados Unidos. Dedica unas 16 horas y 400 mensajes al día a cubrir los acontecimientos en el mundo árabe a través de Twitter.

"Me han llamado 'hombre agencia'", reconoce Carvin. "Pero yo lo veo más como retransmitir noticias de forma abierta e interactiva". Roza los 30 mil seguidores y sus 1.600 fuentes son otros profesionales a los que sigue en Túnez o El Cairo, participantes de las revueltas, miembros de organizaciones y usuarios de la red social en general.

Carvin escribe mensajes propios o reenvía los de otros usuarios. Cuenta lo que ve en Al Yazira, actualizaciones de agencias de noticias o el último dato recabado por NPR. Y también pide voluntarios para subtitular un vídeo de Libia en You Tube, responde a preguntas, reenvía mensajes de la competencia y pregunta cuando le faltan datos. Comparte información desde su puesto de trabajo, desde su casa -"no te imaginas la cantidad de tweets que se pueden enviar mientras calientas la cena en el horno", declaró en una entrevista- y sigue pegado a su iPhone mientras da una conferencia a la misma hora que comparece Mubarak.

Hay quien ha pedido una nueva categoría en los premios Pulitzer que reconozca este género periodístico. Otros buscan negocio con bolsas para la compra en las que se puede leer "I was retweeted by Andy Carvin". Por 13 dólares. Todos coinciden en @acarvin es el usuario a seguir en esta revolución. Para aquellos que querían informar de los acontecimientos y para los que buscaban seguir la última hora.

Moderación de contenido, en directo

El consumo de noticias y su distribución han cambiado. La cantidad de información disponible en internet cada vez es mayor y hace más difícil seleccionar lo más interesante y relevante. Por eso muchos denominan el trabajo de Carvin como "curation" o moderación de contenido. Igual que el "curator" de un museo elige las mejores piezas para una exposición, el periodista rastrea sus miles de fuentes en Twitter para dibujar en directo un mapa de lo que ocurre a miles de kilómetros.

"Los presentadores de televisión escuchan las actualizaciones de sus productores, reciben notas con información y tienen que decidir a la vez qué van a preguntar a sus invitados. Cuando no están en pantalla, deciden qué preguntar a sus productores. En cierto modo yo hago lo mismo, pero en Twitter", explica.

Si durante la primera Guerra del Golfo el primer instinto fue encender el televisor, desde las revueltas en Moldavia, Filipinas e Irán en 2009 hasta la revolución árabe de 2011, el impulso de muchos es asomarse a las redes sociales, consultar vídeos de You Tube, seguir retransmisiones en directo de varias televisiones -en el televisor, el ordenador o el teléfono- y consultar al mismo tiempo medios de comunicación tradicionales.


Entrevista realizada por Ana Alfageme durante la conferencia de la Online News Association en Washington, en Octubre de 2010.

"Hay cierta idea de que moderar significa simplemente que los periodistas seleccionan el mejor contenido producido por ciudadanos y después lo comparten", afirmaba Carvin en una entrevista realizada en Washington por Ana Alfageme, responsable de Medios Sociales de EL PAÍS. "Yo creo que también tenemos la posibilidad de hacer análisis al observar la situación general, además de facilitar la conversación entre todos los implicados".

Habilidades periodísticas

Para Carvin la moderación requiere, además, las mismas habilidades periodísticas que en cualquier otro soporte. Durante estas semanas, la pregunta que más veces ha repetido es "¿fuente?" en referencia al origen de una información para confirmarla.

"Tienes que ser escéptico ante todo lo que encuentras y reconocer que cuando la gente te manda información, muchas veces será subjetiva, sobre todo si están implicados en la situación. Tienes que hacer preguntas difíciles y determinar si tus fuentes son fiables. En ese sentido, es muy similar al periodismo tradicional, solo que ocurre en la red".

El periodista de NPR recoge información, decide qué merece la pena compartir y si tiene confirmados los datos, lo dice. Si no puede verificarlos, manda un mensaje pidiendo ayuda. "Mis mensajes en Twitter no son una serie de titulares, es una operación abierta para recabar información y el público está invitado a ayudar".

Carvin no consiguió docenas de fuentes fiables de un día para otro. Hace unos años, durante un viaje a Túnez, conoció a varios blogueros a los que ha seguido desde entonces. A partir de esos nombres, fue tirando del hilo, escuchando conversaciones y añadiendo usuarios que informaban en directo desde allí.

David Clinch, antiguo editor de la sección internacional de CNN y ahora director de Storyful, defiende que escuchar es la clave. "Moderar contenido exige estar escuchando. Hay muy pocas personas en Túnez y en Egipto, como hubo en Irán, que estén utilizando las redes sociales, pero se escuchan entre ellos y después conectan con nosotros [los periodistas]. Nosotros somos su audiencia", explicó Clinch en un evento sobre coberturas en directo organizado por el diario New York Times.

NPR lidera los medios estadounidenses cuando se trata de escuchar a los usuarios. Sus 860 emisoras locales tienen una presencia importante en Facebook. Superan el millón y medio de seguidores que comentan cualquier información, responden a peticiones de los reporteros cuando éstos necesitan entrevistar a fuentes y redistribuyen el contenido entre su red de contactos.

Ciudadanos, oyentes y aliados

"Espero que demuestre que valoramos al público no sólo como audiencia, sino también como una comunidad de gente inteligente, con experiencias y áreas de interés diferentes", comenta Carvin. "Al respetar la inteligencia del público, creamos una conexión en la que son más proclives a ayudarnos cuando lo necesitamos".

En los últimos años, los medios estadounidenses han visto crecer a profesionales que han convertido las retransmisiones en directo y live-blogging en un estilo propio. Carvin cubrió las elecciones presidenciales de 2008 con ayuda de ciudadanos y oyentes de NPR. Robert Mackey, del New York Times, convirtió el blog The Lede en el punto de referencia para seguir las manifestaciones en Irán en 2009. Un año después, narró en directo los efectos del terremoto en Haití. Estos días vuelve a dar ejemplo tras el terremoto y tsunami en Japón.

Todos estos esfuerzos quizás fueran el paso previo a lo que estas semanas ha hecho Carvin con las noticias que llegaban desde Túnez, Egipto y Libia. La inmediatez de Twitter también ha servido a los reporteros de NPR que estaban en el terreno. El periodista explica que al principio se centró exclusivamente en el blog The Two-Way, destinado a coberturas en directo, y compartía con sus compañeros vídeos y contenido relevante. El 25 de enero, durante la primera gran concentración en Egipto, ya estaba listo para atender a los reporteros que le necesitaran. Libia no les sorprendió. Carvin ya tiene una rutina establecida en la que identifica a fuentes, los reporteros entrevistan e incorporan la información a las noticias de NPR.

¿Usuario @acarvin o usuario @npr?

La emisora ha apostado en esta ocasión por dejar que Carvin hiciera todo este trabajo desde su cuenta personal en Twitter y no desde una cuenta institucional. Nos cuenta que esto juega a su favor porque durante los últimos cuatro años ha desarrollado relaciones con su seguidores.

"Los lectores tienen una relación diferente con las cuentas institucionales que con las cuentas personales. Las instituciones son percibidas como impersonales, mientras que mi cuenta es sólo mía, la gente asumió que esa era la cuenta a seguir" comenta. "Cuando tengo cualquier pregunta, la gente me responde rápidamente porque saben quién soy".

El experimento de Carvin dio un giro sorprendente cuando hace dos semanas empezó a recaudar dinero para la emisora. Los más atrevidos ya reflexionan si ha encontrado el futuro de la financiación online. Varios seguidores le preguntaron en privado si podían donarle dinero directamente a él o a una organización en Oriente Medio y agradecerle así su cobertura. Como las normas de la organización no lo permiten, Carvin pidió que hicieran la donación a cualquier emisora local de NPR.

A partir de un momento tenía tantas peticiones que decidió hacerlo público en Twitter, utilizando la etiqueta #give4Andy para poder rastrear las donaciones. De momento, el público ha donado unos 5 mil dólares a 30 emisoras, nos cuenta. "No es mucho, pero no lo hubieran recibido de otra manera".

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