miércoles, 6 de abril de 2011

Castigo ejemplar para un colegio

Le llamaban "inútil", "maricón", "hijo de puta", le pinchaban con lapiceros, le robaban, le perseguían por el patio en el recreo y, si paraba de correr, le pegaban en un rincón entre todos, prohibían a los demás niños relacionarse con él, le amenazaban de muerte... Este infierno lo vivió un niño en su colegio y a diario desde los siete a los 10 años.

El padre de un agresor testificó que el colegio nunca le informó

Sus padres, que para proteger al menor no quieren que se conozcan sus nombres, pensaron al principio que eran incidentes aislados, pero cuando les preguntó qué es "dejar en coma a alguien", como le prometían que harían con él, se dieron cuenta de que lo que estaba pasando era grave.

Acudieron una y otra vez al centro escolar, el colegio religioso concertado Amor de Dios de Alcorcón (Madrid), mantuvieron reuniones con profesores, tutores, la directora y la psicóloga, sin lograr que nadie protegiera a su hijo del calvario al que le sometían. Ayer, un juzgado dictó una sentencia ejemplar y condenó al centro a pagar 40 mil euros por esa pasividad.

El colegio nunca accedió a sancionar a los acosadores ni a cambiarlos de clase, como pedían los padres. Les despachaba diciendo que se lo inventaba, que eran incidentes comunes en una clase de Primaria o que no tenía constancia de ellos. Los padres acudieron a Inspección Educativa y al centro municipal de atención a las víctimas y finalmente la administración decidió, de forma urgente y a mitad de curso, cambiarlo de centro en febrero de 2010.

Los padres, que no querían "un resarcimiento económico sino moral", según explica su abogado, Pedro González, demandaron al colegio. Ahora, el Juzgado 44 de Primera Instancia de Madrid les ha dado la razón. En su sentencia, considera probado que sufrió acoso escolar por parte de un grupo de compañeros de forma "continuada, colectiva y reiterada en el tiempo" ante la cual el centro incurrió en una "absoluta dejación de funciones dejando indefenso al niño".

Es la indemnización más cuantiosa por daños y perjuicios impuesta a un colegio en España por bullying. La anterior más alta la dictó en 2009 la Audiencia Provincial de Madrid -30 mil euros al Colegio Suizo de Alcobendas-. Previamente, los padres de los siete acosadores de Jokin fueron condenados a indemnizar con 10 mil euros cada uno a la familia del niño de 14 años que se quitó la vida, pero el colegio de Hondarribia (Guipúzcoa) fue absuelto.

Con todo, tal y como recoge el fallo, los progenitores podían haber pedido 120.000 euros según la baremación para estos casos, pero en su demanda, que el juzgado estima íntegramente, reclamaron un tercio. Según el abogado de la familia, lo interesante del caso es que se admitieron como prueba las grabaciones de las reuniones que mantuvieron los padres con el centro y que testificó el padre de uno de los acosadores, un "héroe" que tildó a su hijo y sus cómplices de "terror del patio" y que reprochó al colegio haberse enterado de lo que ocurría por la madre de la víctima, gracias a la cual pudo corregir la conducta de su hijo.

La sentencia no es firme y el colegio ha presentado recurso, según precisa José Luis García Olaskoaga, miembro del órgano que dirige los 23 centros de la congregación en España, porque considera que "no ha habido inacción", que no se detectó ningún acoso y que el fallo "se basa en hechos testificales no acordes con la realidad".

Iñaki Piñuel, el psicólogo especialista en violencia escolar que le diagnosticó, explica que sufre "estrés postraumático cronificado", un "daño psicológico extremo" que, si no se trata, puede durar de por vida. Ahora, se recupera de esta "herida invisible" que le provocó, entre muchos otros daños, miedo constante, falta de apetito e insomnio, y cada día está más cerca de "recuperar la sonrisa".

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