miércoles, 6 de abril de 2011

Colombia y EEUU tras un acuerdo comercial.

EE UU y Colombia consiguieron ayer un acuerdo que abre la puerta a la aprobación inmediata del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países, un instrumento esencial para el intercambio comercial y para la consolidación de las relaciones políticas en un momento en que han surgido tensiones entre los dos más estrechos aliados de la región. Barack Obama y el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, tienen previsto reunirse hoy en Washington para ultimar los detalles del histórico compromiso.

La Casa Blanca anunció la adopción por parte de las autoridades colombianas de un plan que garantiza los derechos laborales de los trabajadores de ese país, el escollo más importante que quedaba por salvar para la aprobación del TLC, lo que, según la nota hecha pública por la presidencia norteamericana, "despeja el camino para que el acuerdo comercial con Colombia sea enviado al Congreso".

Por su parte, el presidente Santos manifestó el martes en un discurso pronunciado en la Universidad de Brown, en el marco de la celebración en este centro del Foro Iberoamérica, que las negociaciones sobre el TLC "están avanzando" y que confiaba en llegar a una conclusión "en un futuro rápido". Santos, que ayer participó en Nueva York en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, tiene previsto extender su estancia en EE UU para culminar el compromiso.

La ratificación del TLC, que permitirá potenciar el comercio bilateral y, especialmente, el acceso de los productos colombianos al mercado norteamericano, es una vieja aspiración de Bogotá que había chocado hasta ahora con enormes obstáculos en Washington y había condicionado las relaciones bilaterales.

El acuerdo fue firmado en 2006 por los presidentes George Bush y Álvaro Uribe y fue ratificado posteriormente por el Senado colombiano, pero nunca llegó a sortear la barrera del Senado estadounidense. Aunque las principales empresas lo apoyaban, los sindicatos se negaron a respaldarlo, entre otras razones por las continuas denuncias sobre la violación de los derechos sindicales en Colombia. Junto a ellos, varios congresistas demócratas se opusieron a la ratificación. Tras su elección, Obama se resistió a reenviarlo al Capitolio hasta que esa situación fuese resuelta.

Ahora, la Casa Blanca está dispuesta a defender el TLC como un instrumento, según la nota hecha pública, que "permitirá la exportación de más de 1 mil millones de dólares de productos norteamericanos, incrementará el PIB en 2.500 millones de dólares y favorecerá la creación de miles de puestos de trabajo".

Con el respaldo de Obama, es muy probable que los senadores demócratas que hasta ahora se oponían den por fin vía libre al acuerdo, que ya cuenta con el apoyo de una mayoría de senadores republicanos, entre ellos su principal impulsor, John McCain.

Este compromiso llega en un momento en que las relaciones entre Colombia y EE UU, centradas hasta ahora en asuntos de seguridad y lucha contra el narcotráfico, se habían enfriado con la llegada a la presidencia de Santos, que ha intentado una aproximación al presidente venezolano, Hugo Chávez.

En las últimas semanas la tensión se había incrementado con relación al destino del narco venezolano Walid Makled, preso en Colombia y cuya extradición ha sido solicitada tanto por Venezuela como por EE UU. Makled ha hecho declaraciones explosivas que vinculan a destacadas figuras del régimen de Chávez con la venta de drogas.

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