lunes, 11 de abril de 2011

La ambición en las mujeres.

SIN MIEDOS. La palabra 'ambición' está cargada de una connotación poco amable cuando se le agrega una terminación en femenino. Pero ¿por qué las mujeres tienen tanto temor en reconocerse ambiciosas? ¿Por qué una simple definición puede ser tan positiva en hombres y tan agresiva para nosotras?

por: Josefina Strahovsky

La doctora, Ph.D y autora del libro Ambition Is Not A Dirty Word (La Ambición No Es una Mala Palabra), Debra Condren entrevistó a más de 500 mujeres en cargos de poder, entre 20 y 65 años, con el objetivo de recopilar material para esta publicación. Les preguntó sus definiciones de éxito y ambición, cómo se veían a sí mismas, cómo visualizaban a una mujer ambiciosa y qué fue lo que las impulsó a ellas a ir en búsqueda del éxito.

Independiente de lo que le contestaran, en sus discursos rondaban las mismas preguntas: ¿He ido demasiado lejos? ¿Cómo afectará mi vida personal? ¿Haré enemigos? ¿Estoy cobrando demasiado? ¿Perderé una oportunidad si pido más dinero? ¿Soy merecedora de reconocimiento y poder? Esas eran las aprensiones de mujeres que en apariencia parecían tener todo resuelto. Algo que inspiró a la autora al momento de dar título al libro.

"Ambición no es una mala palabra, pero en cuanto se refiere a muchas mujeres, podría serlo. No importa dónde creció, la escuela en la que estudió o dónde trabaja; si estamos en los años veinte o en la actualidad...Las mujeres seguimos estableciendo las mismas trabas frente al éxito. Y esas barreras finalmente somos nada más ni nada menos que nosotras mismas y nuestras inseguridades. Incluso en el 2011 las mujeres no estamos alcanzando las metas profesionales que deberíamos. Lamentablemente no son los hombres los que nos están frenando. Somos nosotras", explica la autora en entrevista exclusiva a revista Mujer.

"Deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama". Así describe la Real Academia Española la ambición. Un deseo ardiente que en el caso de las mujeres se mezcla con una identidad culturalmente muy vinculada a la idea de generosidad y entrega. Una mezcla explosiva que, en la mayoría de los casos, genera culpa y remordimientos. Como lo explica la siquiatra Debra Condren: "Nos sentimos orgullosas cuando defendemos a nuestros hijos, si acompañamos a una amiga en problemas o cuando nos entregamos a nuestra pareja.

Nos sentimos bien haciendo eso, y además nos llueven los halagos del estilo 'ella es tan dedicada', 'todas las mujeres deberían ser tan atentas como ella'. El problema es que ese reconocimiento no lo tenemos si nos entregamos con esa misma pasión a nuestro trabajo".

Algo que ve muy de cerca Francisca Valdés, directora de Mujeres Empresarias. En su opinión, las mujeres en general se enfrentan a problemas cuando tienen una ambición muy marcada. Costos familiares, culpas, el cuestionamiento de sus pares y la imposibilidad de hacerlo todo, son algunas de las dificultades que pueden encontrar en el camino. "De todas maneras si queremos tener a más mujeres en cargos de poder, es importante asumir la ambición como una ventaja, como un motor que es muy necesario para emprender en algo, lo que les da el primer empujón".

Una cualidad que definitivamente comparten, según su experiencia, mujeres que aventuraron con éxito. "Es un denominador común, cuando las mujeres se hacen cargo de sus ambiciones son capaces de acometer acciones de alto impacto. No tienen susto al riesgo y poseen una pasión y convicción que las hace jugarse el todo por el todo. Hipotecar la casa dos veces si es necesario para darle vida a un proyecto con el que creen podrían lograr cumplir sus sueños".

OPRAH, MADONNA Y TODAS LAS DEMÁS
De una niñez llena de carencias -que según ella misma ha declarado incluyeron abusos sexuales y embarazo adolescente- a un presente como una de las mujeres más ricas y poderosas de EE.UU., con una fortuna que alcanza casi 2 billones de dólares y un imperio en los medios de comunicación. ¿Cómo logró todo eso la animadora estadounidense Oprah Winfrey? Su clave: creer, luchar, contra viento y marea, por sus metas. "Siempre supe que estaba destinada para grandes cosas", ha declarado.

Fuerza del destino o no, finalmente ella lo creyó y lo llevó a cabo. Algo que para Debra Condren es la clave para que las mujeres reconozcan la ambición como una virtud, y no una 'mala palabra'. "El secreto está en creer en nosotras mismas. En repetirnos una y otra vez 'no me voy a subestimar, merezco mucho más, mis hijos merecen mucho más y el mundo merece escuchar mucho más de mi'. Demasiado a menudo nos subvaloramos: cobramos poco, negociamos mal y sacrificamos nuestros sueños poniendo los de nuestras parejas o hijos en primer lugar. Pero lo hacemos porque creemos que es nuestro deber elegir, no compatibilizar. Nos cuesta jugárnosla por la ambición porque muchas veces se considera, entre mujeres, que es de mal gusto", sentencia.

Otra famosa que se hizo cargo de su ambición y la celebró con fuertes declaraciones fue Madonna. Con su actitud 'sé lo que quiero y voy a conseguirlo' logró transformarse en la más importante estrella femenina de la música. Dijo sobre eso en los 90: "Soy dura, ambiciosa y sé exactamente lo que quiero. Si eso me hace una perra, OK". Aunque exagerada en su declaración, Madonna asumió uno de los adjetivos más descalificatorios que se les achacan a las ambiciosas.

Algo que, según la sicóloga Tatiana Guillón, se da porque cuando la mujer se aparta de los roles que le impone la sociedad se crea una discordancia que finalmente genera reacciones negativas. "Cuando aparecen aspectos que no responden a las dos figuras apaciguantes para el imaginario colectivo, como son 'la madre' o el 'objeto sexual', se despiertan desconfianzas y temores. Entonces, más allá del machismo aún imperante, una característica asociada al deseo de poder puede generar, en el caso de una mujer, fantasías de que detrás existe algo excesivamente maligno, frío o sin límites".

Tal ha sido el éxito de su primer ibro que la terapeuta estadounidense está preparando una segunda parte que se titulará Ambition Is The Best Revenge (La Ambición Es la Mejor Venganza). "La piedra de tope para vivir una vida sin remordimientos es entender de manera visceral la importancia de amar nuestros trabajos -y ganarse el espacio y valor dentro de ellos-; no importan las obligaciones, presiones, desafíos de la vida y de nuestras carreras, debemos ser fieles con nuestra ambición original. Eso nos permitirá no solo ser mejores profesionales, sino también mantenernos conectadas con la pasión del día a día", cuenta.

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