domingo, 3 de abril de 2011

EEUU, el Sandinismo corruptor.

El gubernamental e izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), cuya revolución acabó en 1979 con la dictadura de Anastasio Somoza, prometió establecer la justicia social en Nicaragua, pero acabó siendo un movimiento corruptor, autoritario, que avasalló a la oposición y aceptó fondos del narcotráfico, según afirma un informe de la embajada de Estados Unidos en Managua.

El FSLN y Daniel Ortega, presidente del país y jefe del FSLN, "han recibido regularmente dinero de narcotraficantes internacionales para financiar sus campañas electorales", afirma un despacho enviado al Departamento de Estado, por el embajador Paul Trivelli, en mayo del año 2006, poco antes de las elecciones generales de ese año. El cable, cuyas valoraciones más duras se remontan a principios de los ochenta, figura en la trilogía diplomática "Los más buscados", que la embajada dedica a Ortega, el FSLN y al ex presidente Arnoldo Alemán. No obstante, cables posteriores señalan que la oposición, la Iglesia y la sociedad civil han podido limitar "la agenda autoritaria" del FSLN.

Cuatro años después de ese despacho, en febrero del 2010, el nuevo embajador, Anthony Callahan, observó conciliatorias aproximaciones del jefe del FSLN, Daniel Ortega, hacia EE UU, pero el diplomático no se fió de la "la buena conducta" del caudillo nicaragüense al atribuirla a su interés por "determinados objetivos políticos".

El FSLN, tal como reiteran los cables, controla los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y electoral, con sólo el 37% de los votos y gracias al denunciado acuerdo de 1997 entre Ortega y el ex presidente Arnoldo Alemán, condenado en el año 2003 a 20 años de cárcel por corrupción a gran escala. Fue sobreseído en el 2009 por el Supremo gracias al pacto. El objetivo del FSLN y de su jefe en Nicaragua es anular todas las voces críticas y legislar a la medida del objetivo fundamental: perpetuarse en el poder, de acuerdo con la embajada.

Muchas de las actuales circunstancias afrontadas por el país centroamericano en el 2010 son comparadas por la embajada con las existentes en los ochenta, que son citadas en un cable: problemas económicos, maniobras para consolidar el régimen de partido único y su control sobre los gobiernos nacional y local, represión de la sociedad civil, de la prensa y de la oposición y una maquinaria propagandística para reclamar más apoyo social al partido y su agenda.

"Sin embargo, Nicaragua ha experimentado un significativo progreso desde el regreso de la democracia en el año 1990, ya pesar de que sus instituciones son débiles y fácilmente manipulables, la sociedad civil, la Iglesia católica, la prensa y los elementos más serios de la oposición han limitado la capacidad del gobierno para implementar su autoritaria agenda", señala Callahan.

El sandinismo y EE UU entraron en colisión poco después de 1979. Washington financió y armó una guerrilla, conocida como "la contra", para expulsar del poder al movimiento que derrocó a Somoza, presentado como centralista y pro soviético. Varios de los crímenes que el embajador Trivelli endosa al sandinismo, detenciones, muertes y torturas, se enmarcan en la guerra entre el sandinismo y la guerrilla contrarrevolucionaria.

"La movilización militar de los jóvenes nicaragüenses fue obligatoria "excepto para los hijos de los ricos y la elite sandinista". Tras la firma de los acuerdos de paz de 1988-89 y la celebración de elecciones libres en 1990, los "contras" se desarmaron en cumplimiento de los acuerdos. "Sin embargo, la dirección del FSLN vio en ese desarme una oportunidad para la venganza y asesinaron a cientos de "contras, incluido el asesinato del ex comandante Enrique Bermúdez", dice la embajada. "Hasta el día de hoy, los familiares no han conseguido que se haga justicia.

El despacho sobre el FSLN entre "Los más buscados" agrega que para mediados de los años ochenta, el sandinismo mantenía detenidos a un total de 6.500 prisioneros políticos, "el número más elevado de todo el hemisferio", había confiscado 170.000 propiedades y quebró la economía.

El cable destaca la pujanza económica de Nicaragua en los setenta aunque no menciona las barbaridades perpetradas por la dictadura de Somoza contra los derechos fundamentales de los nicaragüenses. "No contento con arruinar Nicaragua, el régimen del FSLN, promovió la exportación de su fallida revolución comunista hasta países tan lejanos como Argentina", señala el cable de la trilogía sobre Ortega, el FSLN y Alemán. "El régimen hizo llegar armas a las guerrillas izquierdistas de El Salvador, Honduras y de otros lugares. Al mismo tiempo, terroristas de todo el mundo encontraron refugio en Nicaragua y muchos obtuvieron la nacionalidad".

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