lunes, 18 de abril de 2011

El velo de Francia.

El lunes 11 de abril entró en vigor en Francia una ley que prohíbe el uso del velo integral, la llamada burka, so pena de una considerable multa. La sanción no es sólo en caso de usar la burka sino también cualquier casco, gorra, máscara o prenda que tape parcial o totalmente el rostro de la persona mientras se encuentre en cualquier espacio público, es decir, en los parques, jardines, calles, las estaciones de transporte público y los comercios.

La policía no podrá, técnicamente hablando, despojar a las personas de la prenda, pero sí podrá emitir multas de 150 euros y tendrá derecho a pedir papeles a quien la use para verificar su estatus migratorio. Toda persona que obligue a una mujer a usar la burka o algún velo islámico, puede correr el riesgo de pasar, por lo menos, un año en prisión, y de pagar hasta 30 mil euros de multa, penas que se duplicarían en caso de que la mujer sea menor de edad.

Un grupo de manifestantes, que protestaban contra esta ley frente a la Catedral de Notre-Dame, fue dispersado por las fuerzas del orden, lo que provocó una airada y fuerte reacción de varias mujeres que portaban la burka y de algunos simpatizantes. “No estamos dispersando a estas personas porque estén usando la burka. Más bien, lo estamos haciendo porque no están respetando la declaración de manifestación”, declaró Alexis Marsan, el responsable del orden público en esa área parisina.

Rachid Nekkas, el organizador del mitin y fundador de la organización “No toques mi Constitución”, informó que fue agredido frente a la Catedral junto con una de sus amigas. “Sólo queríamos dar nuestras razones sobre el uso de la burka, pero la policía no quiso escuchar”, dijo, al tiempo que aseguró que habían sido llevado a la estación de la policía y después liberados.

LA LEY INVIABLE
Con la entrada en vigor de esta ley, Francia se ha convertido en el primer país europeo que prohíbe en todo su territorio el uso de la burka. Adoptada por el Parlamento el 11 de octubre de 2010 en medio de un acalorado debate, esta ley afecta a poco menos de dos mil mujeres en un país que cuenta, según estimaciones aproximadas, con entre cuatro y seis millones de mujeres con “tradiciones musulmanas”.

El secretario general adjunto del Sindicato de Comisarios de la Policía, Manuel Roux, declaró ante varios medios que “es muy difícil de aplicar” y que con esta ley “otra vez la policía va a quedar como un verdadero fracaso”. Dijo, además, que “no se trata de que nos propasemos, pues no podremos hacer nada, sobre todo si nos topamos con gente radical y provocadora”. En este caso, “sólo podremos hacer labor de comprensión y de pedagogía (…) vamos a tener que hacer mucha labor de convencimiento”.

Hace énfasis en que siempre que la policía pone un pie en los barrios conflictivos, ese solo hecho ya es motivo para que comiencen los problemas, por lo que, afirma, “no quiero imaginarme cómo será cuando tengamos que revisar a alguna mujer que lleve la burka (…) en medio de tantos hombres orgullosos de sus costumbres”.

Por lo mismo, muchos policías ya han adelantado que, ante lo difícil, por no decir ridículo, que será la aplicación de esta ley, lo más seguro es que simplemente cierren los ojos, tanto por la seguridad de las personas como por la suya propia.

LOS CONTEXTOS POLÍTICO-RELIGIOSOS
Esta legislación ha entrado en vigor en un momento en que el laicismo y el Islam se han convertido en asuntos mayores en el debate político francés, a un año de las elecciones presidenciales de 2012. Por otro lado, está la creciente influencia del Frente Nacional (la organización política de extrema derecha más fuerte y más visible en Francia) de los Le Pen en los últimos años.

La ley ha tenido repercusiones internacionales. Los Hermanos Musulmanes de Jordania levantaron públicamente la voz y expresaron que “esta ley es el comienzo de una batalla peligrosa”. El líder de Los Hermanos Musulmanes, Hamman Said, ha dicho que la ley “va en contra de todos los principios de los derechos del hombre, esos de los que tanto se jacta Francia. Para nosotros, esta ley es un atentado contra todos los musulmanes del mundo”. Prohibir el uso de la burka “es una violación a un derecho fundamental (…) si las mujeres occidentales tienen el derecho a desnudarse en las playas, entonces también debería de permitirse se vistan con la burka”.


EL PRETEXTO DE LA SEGURIDAD
Un argumento que ha quedado fresco en la memoria colectiva francesa fue aquel que brindó Jean-Francois Copé, el líder del partido del presidente Nicolas Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular, cuando citó el aumento en la delincuencia y los atracos, como uno “que se llevó a cabo a mano armada, a las afueras de París, en donde los criminales iban vestidos con burkas”. Así, comenzó a germinar la idea de que ya no sólo los delincuentes comunes sino también los terroristas y extremistas islámicos podrían aprovechar esta vestimenta para llevar a cabo algo más que un asalto a un banco.

Esto “prendió” en las arenas parlamentarias francesas al apelar a lo peor de los miedos, la discriminación y la polarización nacionales. Si lo que se sugirió, y por lo mismo se aceptó, fue que la burka podría propiciar atentados terroristas, ¿qué pasó en Madrid? ¿Qué pasó en Londres? Allí se demostró que la occidental mochila es el mejor vehículo. Sin embargo, nadie osaría legislar, no sólo en Francia, sino en toda Europa, contra el uso de la mochila.

UNA SOCIEDAD CON LA FRENTE EN ALTO
Una sociedad que se precie de ser democrática y abierta, como la francesa, debe propiciar, es muy cierto, que todos podamos vernos de frente y a la cara. Sin embargo, esta exposición pública es, de alguna u otra manera, regulada por los Estados en función de variables que nada tienen que ver con la seguridad nacional. Es interesante analizar qué sucede cuando la ropa y el cuerpo se convierten en motivo a legislar, en función de situaciones moralizantes, travestidas de seguridad, que lo mismo apelan a la religión que a los usos y costumbres del pueblo en cuestión.

En el mundo musulmán esta regulación es directamente proporcional a la interpretación masculina, dado que sólo los hombres tienen acceso a los grados religiosos de poder que regulan la vida social. Pero en el mundo occidental, lejos de representar la panacea de los derechos y las libertades, hay casos que muestran una regulación “moralina”, ahí en donde el sexo y el pudor son la pauta para ciertas prohibiciones. En China, por ejemplo, uno puede mirar a una mujer completamente desnuda, pero no fijar la mirada en los pies porque eso amerita varios días de cárcel. En Rusia está prohibido besarse en público. Los legisladores rusos consideraron que esas manifestaciones pueden llevar a otras de “mayor temperatura”, por lo que consideraron mejor multar antes. En Suecia uno puede fotografiarse partes del cuerpo desnudo, pero nunca un desnudo total.

En Italia hay disposiciones peculiares para cada uno de sus territorios y provincias: en Palermo, por ejemplo, si una mujer se quiere desnudar en la playa lo puede hacer, pero el hombre no, “porque el cuerpo del hombre es obsceno, incluso sin quererlo”, o esto dice el artículo legal que lo prohíbe; en Tropea, “a toda mujer que sea gorda, fea o poco atractiva se le prohíbe que se desnude en la playa”, con el argumento, plasmado en sus leyes, de que “este derecho sólo lo tienen las mujeres cuya belleza permita glorificar el cuerpo femenino”. En Hungría, y para ser más específicos, en su capital, Budapest, sólo se puede hacer el amor con la luz apagada. Así las cosas, si alguien se da cuenta de que los vecinos están teniendo relaciones sexuales con la luz prendida, puede denunciarlos para que se hagan acreedores a una multa.

¿DECAE FRANCIA?
¿Qué le está pasando a Francia y a sus políticas internas y externas? El peso de Francia en Europa ha decaído, económica y políticamente. A pesar de ello, o quizá por eso, Sarkozy provocó un conflicto diplomático con México, lo que echó a perder un gran calendario cultural previamente pactado; se ha puesto a la cabeza de un grupo de países para bombardear Libia, país musulmán que le ha recordado el donativo de millonarias sumas a la campaña del hoy presidente francés. Y ahora, a pesar de su reconocida laicidad, Francia saca una ley que prohíbe en todo el país la burka, velo fundamental para las musulmanas, practicantes o no.

Recuerdo la indignación de Spencer Tunick, el famoso fotógrafo de desnudos masivos, cuando acusó a Francia de ser una nación “moralina”, primero, porque su convocatoria para llevar a cabo su trabajo en suelo galo, para su sorpresa, no tuvo el más ínfimo eco y, segundo, porque cuando consiguió dos modelos —¡sólo dos!—, un hombre y una mujer, tuvo que lanzar el flash de su cámara rápidamente, al momento exacto de la luz del amanecer, pues la policía se abalanzó sobre él y sus modelos con todo y perros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario