lunes, 18 de abril de 2011

La mala del cuento/cuento corto

Ninguna mujer quiere ser considerada la "mala del cuento", siempre quieren que todo el mundo tenga una buena opinión de ellas. Les encantan las buenas imágenes que puedan proyectar a los demás. Se dicen bondadosas, cariñosas, fieles y amorosas.

Sin embargo, a Patricia le gustaba que le dijeran que era una cabrona bien hecha. Y hacia toda clase de desmanes para merecer ese título.

Le birló el marido a uno de sus hermanas, que es su esposo actual. A su pareja anterior le puso los cuernos casi en sus narices, por un pleito sin importancia. Le debe mucho dinero a su madre y no piensa pagarle jamás. A su padre que es un borrachín en el barrio, ni siquiera le dirije la palabra. Al único hijo que tuvo accidentalmente, lo denunció a la policía por ser miembro de una banda de asaltantes. A su última pareja, lo hirió fatalmente por la espalda, le clavó un cuchillo en el pulmón izquierdo y lo llevó al hospital y ahí lo abandonó a su suerte. El motivo de la puñalada a su amante fue algo que la enfureció sobremanera, él le confisco la marihuana y varias botellas de aguardiente; tenía prohibido consumir sustancias que le dispararan su mal neurológico, pero era muy terca y consumía toda clase de barbitúricos.

Esto último que hizo con su amante, de llevarlo al hospital y dejarlo ahí como un bulto, le hizo acrecentar su fama de cabrona y sobre todo la mala reputación entre sus familiares y amigos. Ella gozaba todo eso y se regodea con sus aventuras mala onda con el resto del mundo.

Patricia últimamente quería ser apreciada por sus virtudes, aunque no tenía ninguna visible, acababa de cumplir 50 años y deseaba dar un giro radical a su existencia.

"En la vida siempre fui una cabrona, ya no quiero ser ni un día más así".

Este es el mensaje que escribió Patricia antes de suicidarse con una sobredósis de anfetaminas.

En su entierro se dijeron cosas lindas de ella, como si se trara de otra persona. Y como siempre ocurre en los velorios y entierros, sobre los muertos se dicen las cosas más increibles, siempre se habla bien de los difuntos, esta no fue la excepción.

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