miércoles, 20 de abril de 2011

Los 100 años de Cantinflas.

A 18 años de su muerte y pocos meses de su centenario, Eduardo Moreno Laparade, sobrino del actor Mario Moreno Reyes, prepara un gran homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes para conmemorar su natalicio.

Conservan objetos personales.
Un chato como Mario Moreno Cantinflas merece todo, y su sobrino Eduardo Moreno Laparade lo sabe. Por eso, a dieciocho años de la muerte del que se fue y no se fue; la familia Moreno realizará un emotivo homenaje póstumo acompañado de un reconocimiento que conmemorará los 100 años del nacimiento del pelado más consentido de México.

Orgulloso por ser él quien atestiguó los éxitos y aplausos de su tío, Eduardo Moreno Laparade compartió con ¡hey! las sorpresas que tienen previstas para hoy en la conmemoración de un año más de su fallecimiento; y del 12 de agosto, cuando el desaparecido actor cumpliría 100 años de nacimiento.

“Lanzaremos un libro muy bonito que tendrá alrededor de 400 páginas con muchas fotos, documentos inéditos. No es escrito por nadie en especial, hay muchas colaboraciones de amigos, anécdotas de gente que trabajó con él, vivencias de familiares. Creemos que será un libro que muy pocas personas lo van a tener.

“No saldrá a la venta, sólo es para los miembros del consejo directivo de la Fundación Mario E. Moreno, A. C”, expresó el sobrino de Cantinflas, quien anunció que la publicación se integrará de ocho capítulos que incluirán los carteles de todas sus películas, así como los repartos de cada cinta que filmó.

Laparade añadió que a lo anterior se le sumará un homenaje en el recinto que le dio el último adiós, el Palacio de Bellas Artes, a donde tanto familiares y amigos están invitados.

“Lo presentaremos el 1º de agosto en el Palacio de las Bellas Artes, que fue el lugar en donde se despidieron los restos de Mario Moreno hace 18 años, y lo haremos ahí porque queremos rendirle un tributo, un homenaje a un artista de esa categoría. Será un homenaje que estará engalanado por el coro de la orquesta de los niños de Fundación Azteca”, dijo.

No obstante, el sobrino del actor, quien fungió como pionero del cine mexicano ayudando a consolidar la Época de Oro con cintas como El bolero de Raquel, Sube y baja, Pepe y Analfabeto, comentó que una semana antes de que suceda el lanzamiento del libro, se ofrecerá una exposición fotográfica.

“El 25 de abril se abrirá una exposición en el Paseo de la Reforma de todas las fotos y carteles de Cantinflas. Y en San Francisco del Rincón, Guanajuato, develaremos una estatua que se está haciendo en su honor”, comentó.

Cantinflas, quien ganó una enorme popularidad con la interpretación de su personaje, un hombre salido de los barrios pobres que se originó del típico pelado, fue también una persona ejemplar y dejó un legado en sus familiares.

“Fue un extraordinario ser. Mi padre siempre fue un apoderado de él durante cuarenta y tantos años y trabajaron juntos siempre. Con mi tío tuve contacto desde pequeño, me decía ‘Mariachi’, siempre estuvimos muy juntos, pero más al final de su vida. Los últimos 25 años no nos separamos nunca. Él tenía sus oficinas en Insurgentes y yo tenía un restaurante, justamente en el mismo edificio.

“Diario bajaba a comer conmigo, diario cenábamos juntos y nos juntábamos en su casa para ver una película, me tenía una confianza como de padre a hijo”, relató el sobrino al ser entrevistado por ¡hey! en sus oficinas, sede también de la Fundación Mario E. Moreno, A. C.

“La principal enseñanza que me dejó fue, sin duda, a actuar con rectitud. Me dio la lección de que mi palabra valía más que mi firma, y me lo demostraba muchas veces. Un día llegó y me dijo: ‘Chaparro, voy a vender una de mis propiedades, me dan tanto’ y yo le contesté: ‘Tío eso vale el doble, yo te consigo un cliente mejor’, y me contestó: ‘Pues sí, hijo, pero ya di mi palabra y mi palabra vale”, dijo sonriendo al compartir la anécdota.

Sin embargo, y como forma de recordarlo, Moreno Laparade reveló los momentos más difíciles de la vida de Cantinflas debido a que un cáncer de pulmón cortó sus sueños y aspiraciones el 20 de abril de 1993.

“Lo principal que causó esa enfermedad fue el cigarro, su afición por el cigarro, y él lo sabía, ya al final decía: ‘Por qué fui tan sonso de no haber dejado esto antes’, y recuerdo mucho que le decía: ‘Tío, vivías con el cigarro en la mano’. Y eso le desató un carcinoma en los pulmones y fue lo que acabó con su vida”, recordó.

Pero la despedida fue trágica, pues según su sobrino, las rencillas con Mario Moreno Ivanova, hijo adoptivo del reconocido actor, impidieron que Laparade expresara sus últimas palabras.

“La última vez que conviví con él, fue justo en el Hospital Metodista de Houston, en esa tarde me dijo que los doctores le habían recomendado quedarse para hacerse las quimioterapias, pero él no quería estar sólo y me comentó que no se quedaba si no me quedaba yo.

“Por supuesto que le dije que nos quedáramos, salí de su habitación, fui a hablar al hotel para arreglar unos negocios, a los quince minutos que regresé, mi tío ya estaba con lágrimas en los ojos y me sorprendió con la noticia de que nos regresábamos, de inmediato. Le contesté: ‘¿No que nos íbamos a quedar?’, pero Mario, su hijo adoptivo, le dijo que se tenían que regresar a México y volvió”.

Laparade añadió que los médicos estaban sorprendidos con los resultados y avances que el actor mostraba con los tratamientos; no obstante, una decisión cambió el rumbo del comediante.

“Él se tuvo que regresar; ahí fue cuando hice el coraje de mi vida, porque a partir de ahí, semanas después, el 20 de abril del 93, falleció. Ya no lo pude ver porque justo cuando llegó a México, los doctores ya no nos dejaron verlo”, enfatizó el sobrino de Cantinflas con una expresión que reflejaba profunda tristeza.

Lo anterior causó disgustos entre la familia, incluyendo una disputa legal de más de 18 años por los derechos de las cintas del comediante y actor.

“Antes de que pasara todo esto, un día estaba con él y me pidió que llamara a su hijo (Mario Arturo Moreno Ivanova), a la mamá de su hijo (Valentina Ivanova) y a otras personas y expresó: ‘Ya me cansé de que me estén interrogando todo el día sobre lo que tengo de mis propiedades.

“De hoy en adelante, lo que diga mi sobrino Eduardo es como si lo dijera yo, así es que se entienden con él’, a partir de eso, salí de su casa y ya no me dejaron entrar, pusieron guaruras, seguridad y ya no lo vi morir, así fue, muy desagradable”, narró.

Sus planes

- Prevé ganar los derechos de las 39 cintas de Cantinflas.

- Eduardo Moreno Laparade informó que una de las disputas más comentadas del cine mexicano, como lo es la cesión de derechos de las películas del actor y comediante, pronto terminarán.

- “Desde el 93, tenemos 18 años de litigio su hijo y yo. No me gusta anticipar nada, vamos muy bien, ya salió la sentencia final a mi favor, pero él apeló, cosa que también gané, nos fuimos al amparo y estoy esperando el resultado”, comentó Laparade, quien enfatizó que no hay, ni habrá una relación cordial entre Mario Moreno Ivanova y él.

- Eduardo Moreno Laparade comentó que si consigueira los derechos como tal, pretende remasterizar las decenas de producciones que lograron engalanar el cine mexicano.

El Chato

Cantinflas fue un actor y comediante mexicano, ganador de un Globo de Oro en 1957.

El personaje se asoció con la identidad nacional del mexicano y le permitió a Moreno establecer una larga y exitosa carrera fílmica que incluyó una participación en Hollywood.

En 1956, La vuelta al mundo en 80 días, el debut estadunidense de Cantinflas, lo hizo ganar una nominación y premiación estadunidense importante en la categoría de Mejor Actor de Musical o Comedia. En esta cinta actúa junto al actor inglés David Niven.

Como resultado de la cinta, Cantinflas se convirtió en el actor mejor pagado del mundo.

Mario Moreno a veces es referido como el ‘Charlie Chaplin de México’.

Con admiración mutua, Cantiflas fue influenciado por las primeras películas de Chaplin, así como por su ideología.

En el campo de las artes visuales, artistas de la talla de Rufino Tamayo y Diego Rivera pintaron al actor como un símbolo del hombre mexicano.

En la década de 1970 apareció una serie de dibujos animados llamado El Show de Cantinflas. Estaba dirigido a los niños y tenía un propósito educativo.

El premio Mario Moreno Cantinflas se entrega anualmente a los actores que “representan a la comunidad latina con el mismo humor y distinción que el legendario Cantinflas” y que, como él, usan su poder para ayudar a los más necesitados.

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