domingo, 3 de abril de 2011

Los 7 enanitos los inventaron los gringos.

Pregunta. Se dice clown y no payaso. ¿Le parece más culto o lo hace para despistar?

Respuesta. No es para despistar. Es que los clowns hacemos más llorar que reír. Unos van por el lado tragicómico y otros simplemente por el cómico.

P. Sus clown son más trascendentes que los zapatones de nariz roja. ¿Payasos para adultos?

R. El mío es un circo para niños poetas, o viejos niños, o soñadores, o científicos.

P. Todo menos niños normalitos.

R. A nadie le interesa la normalidad.

P. Corteo, el espectáculo que trae el Circo del Sol, es sobre un funeral. Qué alegría en ese cuerpo.

R. Los pueblos que saben festejar hasta los funerales tienen vidas más largas y bonitas y finales llenos de amigos con pañuelos que te saludan, que lloran y ríen.

P. Un payaso que sueña con su entierro. ¿Toma usted antidepresivos?

R. Los que toman antidepresivos no sueñan su funeral, porque piensan que van a estar solos. Los que están alegres se imaginan fiestas, fuegos artificiales y ni saben lo que son los antidepresivos.

P. El payaso Mauro se va al cielo en bicicleta. Confiese que ha plagiado a ET.

R. No. Hay un filme que se llama Miracolo a Milano, en pleno neorrealismo, De Sica, y los personajes se escapan en bicicleta hacia el cielo. Los gringos llegaron muchos años después.

P. ¿Se cree Fellini?

R. No. Es que él y yo cocinamos con los mismos sabores, venimos de las mismas tierras. Probablemente, como dicen en Rusia, soy uno de los últimos que hace teatro en blanco y negro. La última cola del neorrealismo.

P. ¿Es más payaso usted o Berlusconi?

R. Berlusconi es más un mago, un ilusionista. Hace desaparecer cosas, nos hace creer en cosas que no son y nos engaña a todos. Me duele que se diga de un político que es un payaso como insulto. Al principio creía que lo decían para halagarles.

P. No es usted un derroche de alegría. ¿Qué le duele?

R. Ver, tras el terremoto de Japón, a padres buscando a sus hijos. O cuando trabajé en la India con enfermos terminales y morían niños delante de sus madres. No hay palabras, ni canciones ni rezos para aplacar este increíble dolor.

P. ¿Nació ya lánguido?

R. Para nada. Mi madre dice que soy el más estúpido, el más bromista de los tres hermanos. Para contar la tristeza, o para ser un buen cantaor, uno tiene que ser muy alegre, por contraste.

P. ¿Un circo sin elefantes ni nada tiene fundamento?

R. El circo es una carpa. El contenido está hecho de mucho corazón, de mucha valentía. Se representa la lucha por la vida. La acrobacia es el intento del hombre de pasar de cuatro patas a ponerse sobre dos, un gesto de gran virtuosismo. Y entonces, si hay animales o fuego, si faltan lindas mujeres o bien hay demasiadas es algo que no importa.

P. ¿Poner un gigante y dos enanos no es políticamente muy incorrecto? Solo le falta la mujer barbuda.

R. No son enanos, son liliputienses. Dos grandes acróbatas totalmente proporcionados. Es simplemente un gesto poético. Y los tres son artistas maravillosos.

P. ¿Su concepto de teatro de la caricia es porque es muy sobón o lo sublima todo?

R. Se sublima todo. El actor puede apapachar, abrazar o pegar, y tiene con el público una cercanía fantástica. Hay que aprender a ser empático.

P. ¿Nunca se da un respiro, en medio de tanta trascendencia?

R. Sí. Cojo un balón, me voy al campo y juego a todo aquello que permita correr.

P. O sea, que no medita todo el día en la profundidad filosófica.

R. Nunca paso meditando en las profundidades ni 10 minutos. Pero por el momento no sé bien quién soy. Igual dentro de 10 años puedo responderla.

P. Intentaré esperar.

R. Para hacer llorar o reír hay que mover cosas bien profundas. Hacer creer al alma que te vas por un lado y sorprenderla por el otro.

P. En cualquier caso, para ir a ver Corteo me aconseja la caja de kleenex.

R. Sí. Tanto para morirse de risa como para llorar los necesita.

P. Yendo a coger setas, ¿se ha encontrado alguna vez con los siete enanitos?

R. No. Los siete enanitos los inventaron los gringos. Yo, cuando quiero ver algo de ese tipo me voy a ver a los angelitos en los camposantos. Me fascinan mucho más. Los enanitos de jardín me parecen una invención de gringos. Son para gringos.


PERFIL
Tiene 47 años, nació en Suiza de familia italiana y lleva más de media vida dedicado al teatro y a lo que llama "la clownería", mundo que le fascina. Habla un español más que aceptable, que aprendió en México, por lo que dice "gringo", "apapachar" y "chingón". Le gusta subir a la montaña, practicar la vela e ir a coger hongos. Parece tener un cerebro de una pieza y no deja la menor escapatoria al vacile.

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