lunes, 4 de abril de 2011

México, el museo de Carlos Slim.

Desde hace dos años, al magnate mexicano Carlos Slim se le suele colocar, como si se tratase de su segundo apellido, el título nobiliario que concede la revista Forbes: "El hombre más rico del mundo". Pero desde mucho antes, prácticamente desde que se casó en 1966 con Soumaya Domit, Carlos Slim (México, 1940) empezó a coleccionar arte: "Fue durante nuestra luna de miel por Europa.

Mi esposa siempre fue muy sensible al arte. Yo contribuí a aquella pasión comprando una colección importante de arte colonial mexicano. Y después me di cuenta de que en México no había museos con arte internacional. Principalmente había arte prehispánico, colonial y mexicano. Así que empecé a comprar arte europeo, que en aquel entonces era muy asequible, no tan caro como ahora".

Fernando Romero evoca en el edificio "la colmena y el trabajo en familia"

"Hemos cruzado los fondos de manera arriesgada", dice el director del centro
Su pinacoteca fue creciendo al ritmo de su imperio. Una Inmaculada de Murillo, una sociedad de inversión, un apóstol de El Greco, una explotación minera... Ahora, como si quisiera apresar en una sola plaza de la ciudad de México toda una vida de éxito, Carlos Slim acaba de inaugurar un complejo en el que, junto a dos torres corporativas y dos bloques de apartamentos, brilla un moderno edificio en cuyo interior se dan la mano Salvador Dalí y Auguste Rodin vigilados muy de cerca por Diego Rivera y Rufino Tamayo. Su nombre, museo Soumaya, en memoria de quien ya no está pero inspiró una colección que ya supera las 60 mil piezas.

Lo primero que llama la atención son los destellos de luz que desprende el museo. Sobre un solar del barrio de Polanco, el ingeniero Slim encargó al arquitecto Fernando Romero -su yerno- que levantara un edificio que no dejara indiferente a nadie. Y a fe que lo ha conseguido. El museo, sostenido por 28 columnas de acero de diferentes diámetros, consta de seis plantas, pero solo en la última, diáfana, penetra la luz natural. El resto está protegido por 17 mil paneles hexagonales que reflejan los rayos solares y que, según el arquitecto, "evocan a la colmena y al trabajo en familia". La factura: más de 563 millones de euros.

Lo siguiente que llama poderosamente la atención es el aparente desorden en el que se muestra la obra. Picasso, Rubens, Rodin, El Greco, Van Gogh, Monet, Cézanne, Renoir, Matisse, Brueghel, Tiziano o Leonardo da Vinci -por citar solo a unos cuantos- comparten espacio con una colección de monedas y medallas al mérito civil del Segundo Imperio mexicano, con un mural de Diego Rivera o con un traje largo del diseñador Alexander McQueen. Sin embargo, y según el director del museo, Alfonso Miranda, tal promiscuidad tiene una razón de ser: "La colección del ingeniero Slim es tan extensa que teníamos la oportunidad de establecer analogías, puentes de comunicación entre la historia del arte en México y la historia del arte en Occidente. Es entrecruzar los fondos de manera arriesgada, como lo es el mismo edificio. En una misma sala tenemos a los antiguos maestros europeos con nuestros antiguos maestros novohispanos.

Es una apuesta, nuestra apuesta. Por poner un ejemplo, hemos colocado una Inmaculada de Murillo junto a un anónimo novohispano que representa también a la Inmaculada Concepción. Y ahí está, por poner otro ejemplo, el atrevimiento de enfrentar en la última planta la obra de Dalí a la de Rodin...". Slim, por cierto, posee la segunda colección más importante del mundo del escultor Auguste Rodin.

Precisamente, una de las versiones de El pensador da la bienvenida a los visitantes del nuevo museo Soumaya. Junto a ella, el presidente de México, Felipe Calderón, destacó durante la inauguración que el nuevo museo "coloca a México en la vanguardia del mundo de la cultura". Además del presidente, al acto asistieron el premio Nobel Gabriel García Márquez y el periodista estadounidense Larry King. Desde los años setenta a principios del siglo XXI, el rey de las telecomunicaciones consiguió hacerse con una de las colecciones de arte más grandes del mundo.

Durante los últimos años, su tremendo fondo de armario fue suficiente para tener en danza por el mundo 40 muestras itinerantes, además de para cambiar cada tres meses las exposiciones del primer museo Soumaya, ubicado al sur de la ciudad de México. Desde esta semana, los mexicanos pueden visitar de forma gratuita tal derroche de belleza y, de paso, visitar el nuevo centro comercial del barrio de Polanco.

Allí pueden tomarse un café en Sanborns o contratar un plan para su teléfono móvil en las oficinas de Telcel, dos de las empresas que contribuyen día a día a que la fortuna del ingeniero alcance la nada despreciable cifra de 37.670 millones de euros. Porque, como bien constata la revista Forbes desde hace dos años, no solo de arte vive el hombre... más rico del mundo.

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