miércoles, 13 de abril de 2011

Ni-Nis con superpoderes.

Además de los granos, las hormonas y un futuro que no promete, los adolescentes de Misfits tienen que lidiar con un superpoder. La serie revelación en Reino Unido (BAFTA a la mejor producción dramática en 2010) no es una historia de superhéroes al uso. Los cinco delincuentes juveniles que la protagonizan están prestando servicios sociales cuando les parte, literalmente, un rayo.

El evento les otorga un don sobrenatural a cada uno: telepatía, invisibilidad, viaje en el tiempo... Pero no dejan de ser niñatos malhablados y antisociales con las esperanzas rotas. "¿Nos hemos convertido en superhéroes?", pregunta uno de ellos al final del primer episodio. "¡Esas cosas solo ocurren en América!", le contesta otro, "esto se nos pasará, dentro de una semana volveremos al mismo rollo de mierda".

"Tiene un humor tonto que conecta con los jóvenes", dice un actor
"No somos superhéroes en el sentido americano: no llevamos mallas, vamos vestidos con los uniformes naranjas de los servicios sociales, no usamos nuestros poderes para salvar niños ni combatir villanos, más bien vamos tirando con lo que nos ha tocado", explica el actor Nathan Stewart-Jarrett que en la serie interpreta a una joven promesa del atletismo defenestrada por posesión de cocaína.

"Esa es la ironía que hace tan británica la serie; lo que la hace universal es que captura el Zeitgeist", explica el actor, de 25 años, citando el concepto hegeliano del "espíritu del tiempo". Un clima de desesperanza en el que macera la llamada generación ni-ni (ni estudia, ni trabaja). "La serie no los idealiza, más bien critica a una sociedad que se ha olvidado de ellos, que les castiga con trabajos banales cuando eso no es lo que necesitan", según Stewart-Jarrett.

Una curiosidad: Misfits está rodada en el mismo barrio derelicto de Londres en el que hace 40 años se paseaban los ultraviolentos ni-nis de La naranja mecánica, la novela de Anthony Burgess, publicada en 1962 y adaptada al cine por Stanley Kubrick en 1971.

La serie que se estrena esta noche (21.30) en MTV España (dial 85 de Digital +) va por la tercera temporada en Reino Unido, donde es un éxito de audiencia y un bombazo en las redes sociales en las que ha sido fuertemente publicitada y los seguidores son legión.

"Tiene un humor muy tonto que conecta con los más jóvenes, su público objetivo", dice el actor, pero también ha sido alabada por los críticos por su frescura y su transgresión. Estos superhéroes no tienen un plan, sus conflictos son los de cualquier adolescente inadaptado (misfit) solo que agravados por un fenómeno paranormal.

"Todos los poderes tienen que ver con la personalidad del personaje", dice Stewart-Jarrett. El suyo se arrepiente del error cometido y por ello puede ir hacia atrás en el tiempo. El tímido se hace invisible, la insegura oye los pensamientos de los demás, la facilona desata el frenesí sexual de aquel a quien toca... Pero ese momento mágico de todas las historias de superhéroes, cuando el protagonista se transforma, controla su poder y comprende para qué sirve, aquí no termina de ocurrir.

"Nunca nos convertimos en Spiderman", dice el actor, "eso es lo interesante de la serie; el proceso de transformación se extiende, los Misfits viven en un limbo de confusión en el que un don es una maldición porque no saben usarlo". ¿Un limbo que sirve de metáfora para la adolescencia? "Podría serlo... ¡pero la mía no fue tan bestia!".

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