jueves, 14 de abril de 2011

Un empleo malo es peor que no tenerlo.

Un empleo de baja calidad puede causar mayor depresión o estrés que el hecho de estar en el paro, según una investigación australiana sobre la relación entre salud mental y las condiciones de trabajo, dijo hoy Peter Butterworth, responsable del estudio.

Butterworth, miembro del Centro de Investigación de Salud Mental de la Universidad Nacional de Australia, explicó a que los resultados de la investigación "pueden aplicarse a otros países, especialmente a aquellos con sistemas de protección para los desempleados".

En Australia, los parados reciben un subsidio de 428 dólares locales (más de 311 euros) por quincena, además de otras ayudas a la vivienda y transporte.
Butterworth añadió que una "red social universal" como la australiana "tiende a moderar las consecuencias más adversas del desempleo como la extrema pobreza" y no descartó que en países donde no existe este tipo de ayudas "el desempleo cause un mayor deterioro de la salud mental".

Según la investigación, un trabajo de mala calidad se asocia con una fuerte inseguridad laboral, un desequilibrio entre la remuneración frente al esfuerzo que demanda al trabajador, una carga excesiva de responsabilidades y un escaso control en la toma de decisiones.

El estudio, basado en encuestas a más de 7 mil personas durante siete años, mostró también que la salud mental de las personas en el paro era deficiente, aunque era igual o mejor que la de aquellos que ostentaban un empleo de baja calidad.
Además, la salud mental de las personas en empleos de baja calidad se deterioraba más con el tiempo.

La investigación destacó que la desregulación del mercado laboral "ha abierto las puertas al deterioro de las condiciones de trabajo" al poner como ejemplo una menor tendencia a pagar las horas extras, el trabajo en fines de semana o a la capacitación laboral.

Butterworth comentó que el estudio sobre la relación entre la salud mental y las condiciones de trabajo abre la puerta para reflexionar sobre la necesidad de mejorar las políticas laborales.

A este respecto, el australiano considera que un buen entorno contribuye a mejorar el bienestar de la población, que pasa una gran parte de su vida en sus centros de trabajo.

"De la misma manera en que ya no se aceptan más que los centros de trabajo representen un peligro para la integridad física de los empleados, se deben mejorar las políticas para asegurar en estos lugares un ambiente más positivo", precisó.

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