viernes, 1 de abril de 2011

¿Y tú, para cuándo?

Me gusta leer las opiniones de mujeres mucho más expertas que yo que cuentan las dificultades de ser madres y trabajadoras. De ser mujeres y llegar a puestos de responsabilidad. De tener una familia y compatibilizarla con la presión de largas jornadas laborales... Pero ¿y qué pasa con la presión sobre quienes no quieren ser madres o lo dejan para el final?

"¿Para el final de qué?", me preguntaría seguro mi madre.

Supongo que para el final de tu vida social, cultural y laboral, al menos durante algunos años y como la vienes entendiendo hasta ese momento. Se acabó el cine, las conversaciones sobre el libro de moda, el último concierto clásico o de rock, ese restaurante tranquilo que acaban de abrir, la obra de teatro que es una revolución, los turnos de trabajo inhumanos haciendo algo que te apasiona, el sueño... algunos sueños. Por lo menos por un tiempo.

Y no es que yo sea una feminista radical que huye de la maternidad como si fuera un castigo (ya le dijo Dios a Eva, que sería la madre de todos los hijos). Más bien al contrario. Pero no creo que nos haga ningún favor a 'ellas' que tu "yo" disminuya proporcionalmente al crecimiento de tu barriga o que tu "yo", simplemente, dependa de si te creció o no la barriga.

A veces, demasiada presión social para una generación de españolas que han decidido, por gusto o por la situación del país, retrasar el momento de la maternidad al histórico 31, 12 años de media, según los últimos datos del INE. Aún así, llegada a cierta edad, si no tienes una experiencia de pañales que contar, no sabes qué son los percentiles o sigues queriendo quedar en un bar a partir de las 10 de la noche... obviamente estás fuera de lugar o de edad.

Y vuelve la pregunta con trampa... "¿Y tú, no te animas?". Sin querer acabas dando explicaciones del tipo: 'no es el momento', 'ya llegará', 'es que quiero viajar antes'... excusas absurdas que no aceptarías dar en ningún otro tipo de conversación sobre tu vida privada y que en este caso salen casi con una disculpa por delante: 'Perdone por no ser madre todavía, pero sabe... sigo siendo mujer'.

La última vez que escuché la pregunta pensé cortarlo de raíz ese sentimiento de asfixia que durante tres segundos crea una grieta en mi realidad y contestar con un "será para cuándo yo quiera...".

"Noooo, para cuando tú quieras no bonita, será para cuándo puedas". Y el mazazo de respuesta me lo daba, como no, otra mujer.

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