jueves, 19 de mayo de 2011

Elegir pareja, qué problema.

Otra vez con el mismo “pastel”
Aprender a eligir pareja es la clave para salir de patrones reiterativos.Francisca “Tropezar de nuevo con la misma piedra”, es un sabio adagio popular que, lamentablemente, caracteriza la vida amorosa de varias mujeres.



¡Es que no le achunto nunca, tengo mal ojo! Es una de las típicas explicaciones que se dan cuando se trata de explicar las reiterativas relaciones fallidas que se han tenido durante la vida.



¿Es mal ojo o auto-boicot? Las explicaciones van desde un asunto sociocultural hasta traumas infantiles, dependiendo del enfoque sicológico que se maneje.



“En el análisis psicológico del inconsciente freudiano, existe la tendencia a repetir compulsivamente una experiencia traumática, con la esperanza de lograr una realidad distinta”, explica el psicólogo y coach de parejas, Felipe Agurto Carmona (www.psicologiaintegral.cl)



Aunque también indica que desde el paradigma “eco sistémico transgeneracional” es seguir una pauta familiar disfuncional, entendida como normal y aprendida.



Esto se entiende mejor con un ejemplo: si los padres son poco comunicativos, dominantes, machistas, agresivos se tenderá a buscar parejas con esas características.



“Y desde una visión conductual, adquirimos una imagen y elección basada en un modelo social idealizado, que se aleja completamente del estilo personal que se quiere”, puntualiza.



Para la terapeuta Erika Contreras (www.ká.cl ) el errar con el enfoque, parte por el hecho social y es que las chilenas se ven a sí mismas “como necesitadas de un grado de protección, con baja autoestima y tienden a victimizarse”, pero coincide con el psicólogo, en el hecho que las primeras parejas están marcadas por la paternidad.



“La primera búsqueda, por lo general, es casi una foto de lo que es tu papá, te guste o no como era, y eso no es necesariamente lo que se quiere. Es como buscar un prototipo. Luego, cuando uno entiende que eso no es lo que quiere, en general empiezas a buscar la antitesis que tampoco es lo mejor. Es el extremo”, analiza.

Saber lo qué se quiere

La reflexión, proyección y seguridad serían las claves para salir de patrones repetitivos de relaciones de apego, dependencia y de infelicidad que atentan contra la salud y la economía de las mujeres solteras. “Primero, saber qué se quiere.



Para hacerlo, lo mas fácil es partir al revés, qué es lo que no se quiere y lo escribes, y luego que lo tienes clarísimos en esa lista extensa, lo transformas en algo positivo, en lo que quieres”, aconseja la terapeuta Erika Contreras antes enfocar los esfuerzos para encontrar una pareja o bien, para tener en cuenta cuando alguien se acerca.



El psicólogo Felipe Agurto recomienda plantearse estas preguntas: “¿Qué quiero conservar en mi forma de elegir pareja?, ¿Qué quiero alcanzar y lograr como ideal de pareja?, ¿Qué quiero eliminar de mi estilo de elección de pareja? y ¿Qué quiero evitar, a qué características debo estar alerta al elegir pareja? y con esta propuesta podemos aumentar la capacidad de reflexión y potenciar nuestros recursos al considerar un nuevo candidato como “elegible y comible”.



Por qué más allá del “mercado” los especialistas aseguran que es un tema de disposición. “Si tienes la autoestima sana no te cuestionas si hay hombres disponibles o aceptas lo que te llega, sino que siempre es lo que uno quiere y para lo que te programas.



Cuando lo sabes empieza la responsabilidad por asumirse y enfrentar los miedos que hay detrás de esas elecciones” Sin embargo, no existen recetas generales para evitar “pasteles” (en ambos sexos), aunque si recomendaciones para aprender de las experiencias previas, y actuar conscientemente desde el aquí y el ahora, proyectando el vínculo de pareja desde la realidad.



Esto es, aprender a escuchar la reflexión interna y quizá así aprender a “degustar, saborear y afinar el paladar para elegir mejor a los manjares con los que queremos formar pareja”, afirma Felipe Agurto Carmona.



En es sentido, la terapeuta Erika Contreras entrega la siguiente técnica para aumentar la autorreflexión. “Todos los días tener un momento para sentarse en silencio en un ambiente confortable. Puedes estar con música pero sin letras.



La idea es que cierres tus ojos, como si estuvieras viendo una película, donde vas a revivir la misma situación que te incomodó. Trata de no sentir emociones aunque al principio se sienten igual (rabia, pena). Luego, borras y entras a un segunda revisión, pero partes desde antes, revisas los pensamientos y emociones que tuviste, la actitud con que ibas, ¿tenías miedo?, ¿algo te descolocó o ya ibas con un rollo en la mente?



La tercera pantalla es, cómo te hubiera gustado que hubiese sido la situación, una película alternativa. No cambiando a las personas sino la actitudes tuyas”.



Asegura que con este ejercicio, realizado en forma constante, es posible descubrir una nueva forma de relacionarse con los demás en determinados momentos, y no solo en temas de amor, sino también en relaciones familiares, laborales, fraternales y hasta en asumir cuando se debe consultar a un tercero para salir de los ciclos viciosos, en que a veces se entrampa la vida.

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