sábado, 7 de mayo de 2011

La feria de Cristiano Ronaldo.

La feria de Cristiano
El Madrid arrolla a un Sevilla impotente en un partido agitado por los cuatro goles del atacante portugués


El Madrid aplastó al Sevilla en 45 minutos. En los 45 minutos restantes la maquinaria se puso a disposición de Cristiano Ronaldo, que aprovechó los pases de Özil, los centros de Benzema, y las urgencias del equipo andaluz para sumar 33 goles en Liga, y adelantar a Messi en la carrera por el despojo más preciado del campeonato: el trofeo 'pichichi'.


SEVILLA, 2 - REAL MADRID, 6
Sevilla: Javi Varas; Sergio Sánchez, Fazio, Escudé, Fernando Navarro (Dabo, m. 11); Capel, Medel, Zokora, Romaric; Kanouté y Negredo. No utilizados: Palop; Dragutinovic, Alfaro, Renato, Perotti y Koné.

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Lass, Xabi Alonso (Albiol, m. 58); Özil, Kaká (Adebayor, m. 56), Cristiano; y Benzema. No utilizados: Dudek; Albiol, Granero, Canales y Higuaín.

Goles: 0-1. M. 21. Sergio Ramos. 0-2. M. 30 Cristiano. 0-3. M. 41. Kaká. 1-3. M. 60. Negredo. 1-4. M. 64. Cristiano. 1-5. M. 70. Cristiano. 1-6. M. 75. Cristiano. 2-6. M. 84. Negredo.

Árbitro: Matehu Lahoz. Amonestó a Sergio Ramos, Sergio Sánchez, Romaric y Lass.

Unos 40 mil espectadores en el Pizjuán.

Se ha especulado mucho sobre el estilo del Madrid esta temporada, incluso dentro del propio club. Se ha dicho que es un equipo contragolpeador por naturaleza, que únicamente puede explotar sus virtudes en transiciones rápidas. Estas teorías se pusieron en cuestión frente a un Sevilla que se cerró en su campo para obligar a su rival a llevar la iniciativa, ese rol que, en teoría, tantas incomodidades le provoca. El Sevilla intentó poner los obstáculos que tantos problemas han generado al Madrid en este campeonato, pero fueron derribados. Cada avance del Madrid fue vertiginoso y contundente. Como un atropello. Desde el arranque del partido, a lo largo de la primera parte, no hubo tregua para la defensa sevillista, superada en todos los frentes salvo en donde se paró Gary Medel. La agresividad del chileno fue el único escollo de consideración que se interpuso entre Varas y sus rematadores.

Bien orientadas por Xabi desde la salida, las jugadas oscilaron de derecha a izquierda con velocidad y precisión. Özil abrió el campo desde la derecha, Kaká dio los últimos pases, Benzema arrastró marcas para tocar y distraer, Marcelo apareció desde la izquierda y Cristiano acudió allí donde vislumbró espacios para correr. Las incursiones fueron impredecibles y rápidas, y obligaron al Sevilla a replegarse, más que sobre su área, sobre la portería, en donde Varas se vio rodeado por su zaga, asfixiado, incapaz de calmar a su gente. La lesión de Navarro agudizó la crisis. El lateral fue reemplazado por Dabo.

La incapacidad del Sevilla para arbitrar una solución a sus penurias habla de un equipo con limitaciones insospechadas hace un par de años. Las bajas de Navas, Rakitic y Perotti, y la ausencia de Renato en el inicio, acentuaron la debilidad de un equipo que hasta hace poco aspiró competir por el título. Ayer no tenía quién le ordenara el juego. No encontraba más alternativas que el refugio bajo su caparazón de forzudos volantes y el pelotazo para que Kanouté se busque la vida. Kanouté hizo lo que pudo, proyectando balones para Negredo, pero Pepe y Ramos estuvieron implacables. No perdieron la posición.

La ausencia de Di María contribuyó a darle otro ritmo al juego del Madrid, que se volvió más coral. Kaká y Özil mezclaron las dosis justas de velocidad y pausa para asistir a sus delanteros. Kaká inició las hostilidades con un toque para que Marcelo metiera el primer remate. Luego se la dejó a Cristiano, para que calentara el cuádriceps. El acoso dio sus frutos a la salida de un córner. Ramos superó a Fazio en el salto y abrió el marcador ante el fondo más repleto de fanáticos sevillistas. Eran lo más ruidoso en el Sánchez Pizjuán en una noche de Feria. El campo no estaba lleno. La cosa estaba para rebujitos más que para fútbol. Ramos les dedicó el gol a los ultras y se ajustó la diadema. El Sevilla se desmoronó.

Manzano ordenó a sus jugadores que adelantaran la presión, pero la reacción duró pocos minutos. Lo que tardó el Madrid en provocar una falta lateral en campo del Sevilla. Marcelo cogió un rechace y elevó el balón sutilmente para que Pepe lo descolgara, otra vez imponiéndose por arriba a la defensa local. Cristiano recibió el pase en el punto de penalti y abrió su cuenta con tranquilidad y potencia. Un obús que Varas vio pasar en estado de perplejidad.

El tercero del Madrid fue un homenaje a su línea de tres cuartos. Benzema se volcó a la derecha para salir al contragolpe, tras una falta mal resuelta por Romaric. El francés pasó a Kaká, que buscó a Özil en la otra banda. Özil engaño a los centrales con un amago y se la devolvió a Kaká para que, tras un paso atrás, ajustara el empeine interior para disparar al segundo palo. Su gol por antonomasia.

El Madrid se fue al descanso con la misión cumplida: 0-3. Lo que quedó fue dosificar esfuerzos, replegarse a esperar, y dejar que, mientras el Sevilla buscaba un resultado más honroso, Cristiano hiciera un ajuste de cuentas. El portugués se dedicó a su feria personal y recuperó el tiempo perdido en la jornada pasada, cuando no fue convocado, con otros tres goles más.

El partido cambió de trama después del descanso. Afirmado en su ventaja, el Madrid comenzó a ahorrar energía y retrasó sus líneas 20 metros. Mourinho cambió a Adebayor por Kaká y a Albiol por Xabi, que andaba cojo. Los retoques acentuaron el juego directo y soltaron al Sevilla, que se reencontró con el balón. Habilitado por Romaric, Negredo pisó la raya de la frontal del área y sorprendió a la zaga del Madrid. El delantero exhibió su golpeo de zurda, Ramos no llegó al cruce y la pelota se incrustó cerca del segundo palo, lejos de Casillas. Fue el 1-3

Tres minutos más tarde, defendiendo en su campo, Negredo deshizo su obra con un despeje al centro del campo. Acción conceptualmente inadmisible, rara en un experto, que encontró respuesta en la voracidad de Cristiano. Como los depredadores, apareció de la nada, atrapó la pelota, encaró a Varas en su área y definió sin complicarse. Para hacer el tercero, Cristiano se valió de la clarividencia de Özil, astuto para romper la presión del Sevilla y hábil para meter el pase a la espalda de Fazio y Escudé, desorientados durante todo el partido. Cristiano ya se sabía el camino. Varas no sabía cómo pararlo. Fue el 1-5.

El último gol de Cristiano empezó por otro cambio de orientación de Özil, que recibió en la izquierda y abrió la jugada hacia el otro frente. Benzema fue el cómplice ideal de esa pelota. La pinchó en su empeine y se la llevó en carrera hasta la línea de fondo, desde donde centró para que Cristiano empujara su cuarto gol.

De un cabezazo, enganchando un córner, Negredo hermoseó el marcador para su equipo. El Sevilla acabó el trámite al filo de la media noche, sin mucho que lamentar a efectos estratégicos. Aparte de un quinto puesto que no sirve para nada, no le quedan demasiadas razones para sufrir. Más lo lamentaron los fieles asistentes al campo, que renunciaron al 'pescaíto', el rebujito y el baile para pasar un mal rato en la feria de Cristiano.

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