domingo, 8 de mayo de 2011

México: la marcha por la paz.

CU, “oasis” en el camino
La Marcha Nacional por la Paz despertó el apoyo de decenas de ciudadanos que desde restaurantes, comercios y viviendas salían conmovidos a las banquetas para aplaudir o guardar un silencio respetuoso


SOLIDARIDAD. En el tercer día de recorrido, los manifestantes de la Marcha Nacional por la Paz fueron recibidos por una multitud en Ciudad Universitaria

En el umbral de la ciudad de México, la marcha del silencio por la paz gritó a las conciencias de todos y todas. Después de más de 80 kilómetros de andar y de llevar a cuestas el recuerdo de los cerca de 40 mil muertos —presuntos delincuentes y víctimas inocentes— del resultado de la lucha contra el crimen organizado y las guerras internas de los grupos criminales, la marcha llegó a los prados de la Universidad Nacional Autónoma de México para alcanzar hoy el objetivo final: el Zócalo.

Ahí, en el centro del DF clamarán por el regreso de la paz y la seguridad en todo el país.

Hombres, mujeres, niños, ancianos, todos tuvieron cabida en esta marcha convocada desde el dolor de quienes han sido víctimas de la ola de violencia que sacude a México desde hace casi cinco años, como el escritor y poeta Javier Sicilia, cuyo hijo fue asesinado, junto con seis personas más, el 28 de marzo pasado, en Cuernavaca, Morelos.

Pero también está aquí, caminado con sus heridas abiertas, gente de Ciudad Juárez, Chihuahua, como Olga Reyes, amigos y familiares de Marisela Escobedo, padres y madres de niños que murieron en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, y decenas de familiares de otras víctimas.

La Marcha Nacional por la Paz impuso el respeto de miles de automovilistas que guardaron silencio pese al caos vial ocasionado a su paso por Insurgentes y, por el contrario, despertó el apoyo de decenas de ciudadanos que desde restaurantes, comercios y viviendas salían conmovidos a las banquetas para aplaudir o guardar un silencio respetuoso.

Lo mismo meseros que comensales, automovilistas y personas que para ese momento llenaban las estaciones del Metrobús o que desde puentes veían pasar la marcha.

La llegada a Ciudad Universitaria fue el epílogo de un recorrido simbólico de más de 80 kilómetros, que atravesó zonas de operación del crimen, como Huitzilac, en Morelos, o Topilejo, en la delegación Tlalpan del DF, donde tienen centros de operación. Fue en Topilejo donde Sicilia habló fuerte contra los criminales que tienen secuestrado al país y han podrido las instituciones.

Pese a las adversidades del camino y el cansancio, manifestantes no acostumbrados a estos trajines llegaron hasta Ciudad Universitaria, un oasis en esta protesta.

Con los pies adoloridos y apoyado en dos bastones, el empresario Eduardo Gallo nunca abandonó el camino, lo mismo que el chihuahuense Julián Lebarón, quien desde La Paloma de la Paz, en Cuernavaca, Morelos, pidió cargar la Bandera Nacional y lo hizo hasta el final del trayecto, lo mismo que el poeta y escritor Javier Sicilia, quien, acostumbrado a trabajar en 40 centímetros que mide su cuaderno, estuvo a punto de desmayarse casi al llegar a CU.

La marcha conservó en todo momento su silencio, roto por momentos por “¡goyas!” de universitarios que eran ahogadas por el dolor contenido en esta marcha de quienes han vivido la violencia, contada en historias de horror y de injusticia que parecieran salidas de la ficción de películas, pero que, por tristeza, son historias cotidianas en esta nación desgarrada. Gente de Nuevo León, Estado de México, Jalisco, DF, todos tuvieron momentos para contar a sus compañeros de marcha, a veces entre llanto, sus dolores y tragedias.

La UNAM es la última parada antes de llegar al corazón político de México, en donde, según organizadores, se espera que este movimiento sea parteaguas para lograr aglutinar a la sociedad civil organizada que exija a autoridades y políticos cumplir con su obligaciones de garantizar los derechos de los ciudadanos.

“Cuando la insensatez ocupa la vida pública, la poesía tiene la razón”, recordó Sicilia en su breve discurso en Ciudad Universitaria, donde invitó al silencio y a escuchar el Réquiem de Mozart, interpretado por la Orquesta Sinfónica y el Coro de la Escuela Nacional de Música.

Apoyo en estados

Como acto solidario, diversos estados se unirán hoy a la Marcha Nacional por la Paz y la Justicia.

En Puebla, se espera la llegada de más de 500 personas al jardín del Carmen, de donde partirá el contingente hacia el centro.

La madrugada de ayer, unos 80 migrantes centroamericanos que fueron agredidos en Orizaba arribaron a Puebla; hoy partirán al DF para sumarse a la manifestación.

En Torreón, empresarios participarán en una marcha que se realizará en esta ciudad a las 17:00 horas.

En Ciudad Juárez, padres de jóvenes desaparecidas o asesinadas y defensores de derechos humanos asistieron a la Marcha del Silencio.

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