domingo, 8 de mayo de 2011

Pero si lo puse en facebook...

Por Fernanda de la Torre.


No sé si les haya sucedido, pero últimamente he recibido varios reclamos porque no me entero de sucesos importantes en las vidas de mis amigos, ya que no leí su comentario en el muro de Facebook o me perdí un determinado twitt. Es cierto. No supe que mi querido amigo Pablo había renunciado a su trabajo. Tampoco me enteré de la operación de un querido maestro. Varios de mis amigos y amigas han cambiado de
estatus en el rubro de relaciones sin que me percate de ello. No puedo negarlo, muchas noticias que están en el muro del Facebook o en Twitter han escapado de mi conocimiento. Cuando me los he topado y me han dicho con tono de reclamo: “¿Cómo? ¿Es que no viste lo que puse en Facebook?” Invariablemente respondo que no, y sin culpa. Me parece una exageración que pretendan que revise todos los días todo lo que ponen mis amigos. Entro a Facebook o a Twitter por unos minutos al día cuando subo alguna información o contesto un correo, pero no suelo revisar todo lo que ha hecho y dicho todo mundo durante el tiempo que no he estado conectada.

Sería imposible negar la utilidad de las redes sociales. Podemos compartir pensamientos, videos, noticias y fotografías de lugares que visitamos o de los eventos de nuestra vida. Por si fuera poco, podemos aprender y discutir en foros, unirnos a causas sociales, políticas o cualquiera que sea nuestro interés. A pesar de su innegable utilidad, es necesario entender que no hay una obligación de pertenecer a ellas, ni de informar lo que nos sucede o de estar conectados revisando la información que otros suben a las redes sociales. Si bien es cierto que tengo un perfil en Facebook y tengo una cuenta en Twitter, es imposible revisar todos los twitts y post de mis amigos y familiares de la misma manera que no espero que ellos estén al pendiente de todo lo que escribo en Twitter o en Facebook.

Quizá, el meollo del asunto no esté en el tiempo que pasamos conectados sino en la forma de comunicar las cosas. Si el evento en la vida de un amigo cercano es tan importante y quiere que te enteres ¿No sería mejor notificarlo de una manera más personal que con un comentario en Facebook o Twitter? Podrá sonar muy anticuado, pero si una amiga cercana se compromete, prefiero escuchar su historia con un café o una llamada y si esto no es posible pues, de menos por un correo, aunque sea masivo. Recuerdo que hubo un tiempo, antes de Facebook y Twitter, en que nos quejábamos de lo impersonal de un correo electrónico para avisar algo personal, ahora lo veo como un acto de cariño y cercanía.

En las redes sociales puedes tener un número enorme de amigos o seguidores que no conoces en la vida real y puede ser muy práctico que notifiques de esta forma algo importante en tu vida, tal como lo hizo recientemente Miguel Bosé para participar en el nacimiento sus hijos. Pero no es lo mismo con tus amigos cercanos. Si verdaderamente quieres que se enteren que estás en el hospital porque nació tu bebé, o que estás iniciando o finalizando una relación, o cualquier otro suceso que consideras importante en tu vida y quieres compartirlo con ellos o necesitas su apoyo, el poner algo en Twitter o Facebook no me parece la mejor opción.

Muchas veces he pensado si esta presunción de que todos están al tanto de nuestra vida, proviene de los “momentos Blackberry”, que son cada vez más frecuentes. Por absurdo que parezca, es cada vez más común que en una cena de amigos, buena parte de la misma nos pasemos contestando correos de trabajo, twitteando las frases célebres conversación, (y en ésta me declaro culpable), subiendo fotos de la parranda en Facebook, avisando de nuestro paradero en Foursquare, y mandando mensajes en el Blackberry Messenger o Whats App que dicho sea de paso, a veces generan más confusión que comunicación. Con esta adicción a comunicar y estar conectados, es fácil asumir que todo mundo está enterado de lo que sucede en nuestra vida y hasta ofendernos, cuando no recibimos una llamada solidaria o de felicitación ante lo que comentamos en las redes sociales.

Es innegable que las redes sociales nos unen. Pero si queremos informar algo que es importante para nosotros y pretendemos recibir una respuesta más cercana que un comentario en el muro o una respuesta a nuestro twitt, tenemos que utilizar otros métodos para comunicarlo. Nuestros amigos tienen otras cosas que hacer —vivir, por ejemplo— y no pueden estar pendientes de nuestros comentarios 24 horas al día, siete días a la semana, a pesar de que cuenten con iPad, Blackberry o iPhone. Asumir o pretender que todo mundo está al tanto de lo que subimos a las redes sociales, es egocentrismo.

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