domingo, 22 de mayo de 2011

Rajoy eufórico con la victoria del PP.

Rajoy vive una noche de euforia con una victoria aplastante
"Es el inicio de una nueva etapa política", sentencia Ana Mato. Los populares se preparan para poner fin al poder territorial del PSOE


Incluso para un hombre tan paciente y tranquilo como Mariano Rajoy, siete años es mucho tiempo. Son los que ha tenido que esperar, desde la debacle del 14 de marzo de 2004, para tener una noche electoral de euforia total. El PP no solo recupera mucho poder. No solo confirma que tiene a su electorado más movilizado que nunca, mientras el del PSOE se desploma. Con el 94% de las papeletas de las municipales escrutadas, los populares logran un 37,5% y los socialistas, el 27,8%, resultados que puede seguir aquí en tiempo real.

El PP también se perfila como un ganador con holgura de la batalla autonómica, posiblemente forme Gobierno si no en todas, en casi todas las comunidades que estaban en liza. La presidenta Esperanza Aguirre ha comparecido justo en el momento en que el presidente del Gobierno y líder del PSOE evaluaba los resultados. Aguirre ha pedido elecciones anticipadas.

La victoria en Castilla-La Mancha, la comunidad en la que todo el partido se ha volcado, ha sido clara. Con el 75% escrutado, los populares tenían 27 escaños, dos por encima d ela mayoía absoluta, y los socialistas, 22. La candidata y número dos del partido, Dolores de Cospedal, se convierte en la primera presidenta regional y arrebata a los socialistas uno de sus feudos históricos.

Según los primeros análisis en la sede de la calle Génova, de Madrid, el tablero de la política española abre paso a una larga y completa hegemonía del PP. “Esto es el inicio de una nueva etapa política en nuestro país”, sentenció la dirigente popular Ana Mato en la primera comparecencia en Génova, sin aceptar preguntas, un estilo que empieza a imponerse en el PP y que tan buen resultado parece haber ofrecido a Rajoy durante su campaña electoral.

Todos los datos son muy superiores al mejor de los escenarios que se habían planteado en la calle Génova
El PP tiene así más argumentos para su estrategia central de los últimos meses: la petición de elecciones anticipadas. La presión será cada vez mayor. En la calle Génova no quieren ni hablar de la mayoría absoluta de Rajoy, entre otras cosas porque no quieren que esa idea se extienda y movilice a la izquierda, pero muchos dirigentes empiezan a contemplarlo como una posibilidad. El hundimiento del electorado del PSOE que perciben es tan fuerte, y ven muy difícil que lo recupere porque la crisis económica va a seguir, que todas las opciones están ya encima de la mesa.

El PP supera en estos momentos ampliamente el mejor de sus sueños: en municipales obtiene un gran resultado y logra la mayoría absoluta en Sevilla, gran bastión socialista. Y gana en Castilla-La Mancha, donde solo una carambola de última hora puede aguar la fiesta al marianismo. Además, arrasa en Madrid y la Comunidad Valenciana, demostrando, como creía Rajoy, que el caso Gürtel no tiene ningún efecto electoral. Baleares, también con escándalos y una gran renovación, cae del lado del PP. Y probablemente Aragón, en función de los pactos. Extremadura no está muy lejos. También Cantabria.

El único punto negro de la noche es por ahora Asturias. Mariano Rajoy decidió no poner de candidato a Francisco Álvarez Cascos, el ex secretario general, para evitar una crisis interna. Y el resultado es que el PP tendrá que hacer presidente a Cascos, que parece haber ganado ampliamente la batalla, un resultado pésimo para la apuesta de Rajoy, Isabel Pérez Espinosa.

Todos los datos son muy superiores al mejor de los escenarios que se habían planteado en la calle Génova. Se buscaba un triunfo histórico, con una diferencia global similar a la de 1995, que abrió la brecha para la victoria en las generales de 1996. Y pasadas la diez de la noche la diferencia era de nueve puntos, algo inaudito en municipales y cuatro puntos por encima de esa arrolladora victoria de 1995.

El PP ha roto varios mitos en estas elecciones. Uno, interno, el de que las campañas siempre le perjudican. Rajoy está muy satisfecho de una campaña de bajo perfil “sin entrar a lo que otros querían”, como ha explicado, y el PP cree que no solo ha perdido sino que incluso ha mejorado. Segundo mito, el de que la alta participación les perjudica. Su electorado está tan movilizado por el cambio y para echar a Zapatero que una participación alta les beneficia porque implica más movilización de los suyos.

Por último, el PP ha visto confirmada su tesis de los primeros días del estallido de los indignados. Los populares siempre pensaron que esta era una guerra dentro de la izquierda, que no iba con ellos. Que solo podía perjudicar al PSOE y tal vez ayudar un poco a IU. Los resultados finales confirman esa tesis muy extendida en la dirección nacional, y desmontan las teorías conspirativas de la derecha de la derecha del PP.

Una última batalla se ha resuelto de manera desigual para el marianismo. Su gran rival interna, Esperanza Aguirre –aunque últimamente ha habido muchos acercamientos-, sale muy reforzada de las elecciones, y el hombre de Rajoy en Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, sale debilitado en esa batalla interna porque su resultado es claramente peor que el de Aguirre. Nada consigue esta noche mitigar la euforia en la dirección del PP, pero estos pequeños datos serán sin duda la base de los comentarios internos en los próximos días.

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