miércoles, 25 de mayo de 2011

Se necesitan relevos: los acampados.

'Se necesitan relevos. Que no seamos siempre los mismos'


"Necesitamos relevo. Que no seamos siempre los mismos", anuncian por megafonía. El kilómetro cero de la capital, frente reivindicativo de los 'indignados', se empieza a desmoronar ante la pasividad de algunos de los acantonados y la presión de los otros 'indignados', los comerciantes de la zona.

"Nos están haciendo la puñeta", asegura una de las responsables de la pastelería Mallorca, ubicada en el corazón de la plaza. En pleno arranque de la campaña de turismo, esta comerciante reivindica el derecho a hacer su particular agosto. "Se están cargando el turismo, la vista espanta", sentencia. Desde ayer, el centro neurálgico de la protesta luce varias decenas de tiendas de campaña, una imagen digna para la publicidad de un camping.

"Estamos bien jodidos", se lamenta uno de los trabajadores de una céntrica tienda de regalos. Apenas quiere hablar, asegura que los medios de comunicación somos los únicos que nos estamos haciendo eco de la otra cara de la moneda. "¿A quién denunciamos?. Sólo vosotros preguntáis y venís", analiza impotente.

Es el sentir general de todos los comerciantes, grandes y pequeños, de la zona. Se sienten desamparados por la ley, que por orden del Ministerio del Interior, no mueve ficha. "No tenemos orden de desalojo, hasta que se cansen", comunica un policía. Como varios de sus compañeros se limita a observar, de manera impasible, el panorama cada vez más parecido a un gran mercadillo en que se ha convertido la sede de la protesta. Hasta un taller de bicicletas tienen montado.

Necesidad de relevos
El paso de las horas y de los días, la casi continua exposición a unas temperaturas sofocantes y dormir pocas horas en el suelo están mermando la capacidad de muchos de los participantes de la acampada.

"En la mayoría de las Asambleas se dice que estamos exhaustos", reconoce Pablo, portavoz de la comisión de Comunicación. "Se pide el relevo porque a la gente se le nota muy exhausta", vuelve a repetir. Hasta cuatro medios de comunicación hemos esperado a ser atendidos por Pablo, uno de los pocos portavoces de Comunicación completamente desbordado.

Desde megafonía lo comunican continuamente. "Se necesitan relevos. Que no seamos siempre los mismos". Esperanza, encargada de recoger las firmas de los participantes asegura que necesitan ayuda. "Cuando se duermen dos o tres horas en el suelo el cansancio se hace palpable pero lo que aquí vivimos hace que el cansancio se diluya", asegura con una sonrisa. "No te puedes imaginar cómo ayuda la gente", concluye.

La justificación de reclamar tanta participación radica en la cantidad de actividades, comisiones, asambleas, programas, etc. que tienen que desarrollar. "El día no da para todo lo que hay", asegura Pablo. Como su compañera Esperanza, coincide en que la confianza por lo que están haciendo justifica todos los males. "Es tanta la ilusión que se aguanta", sentencia.

El paso de los días también se hace palpable en la acumulación de suciedad, que unida a la poca ventilación que permite la instalación de lonas y el asfixiante calor (30 ºC) están convirtiendo ciertas zonas de la plaza en puntos prácticamente irrespirables. Por este motivo, en la Asamblea general celebrada este mediodía se ha acordado despejar el centro de la plaza de tiendas de campaña para permitir que el Servicio Especial de Limpieza Urgente (Selur) pueda desarrollar con facilidad su labor. Será a las 6.30 horas de la madrugada para no interrumpir el movimiento del campamento.

A pesar de que han sido los propios 'indignados' los que se han encargado de adecentar la zona desde el primer día, concienciando de ello y estableciendo horarios de limpieza, el Selur ha solicitado su colaboración para poder a llevar a cabo una limpieza más profunda.

Expansión en curso
La protesta se ha extendido, desde hace varios días, a las calles aledañas a la puerta del Sol. La calle del Carmen, insignia de varios comercios, es una de las principales afectadas. "Estamos demasiado afectados, muy mal... La gente no puede pasar", explica un trabajador del restaurante De María. Decide hacer examen de conciencia y deja un mensaje digno de ser leído por los que dicen ser 'indignados'. "Sólo piden para ellos pero a los demás nos están fastidiando", reflexiona.

La calle Preciados, la otra gigante comercial de la capital, también está sufriendo los efectos de una protesta que mantiene su deseo de quedarse, al menos, hasta el próximo domingo. "Se nos está llenando la calle de mendigos y borrachos. Da muy mala imagen y la gente tiene miedo a entrar", asegura una trabajadora de El Corte Inglés.

"En la Asamblea del domingo decidimos si nos vamos, si nos quedamos un mes más o qué hacemos, pero hasta el domingo nos quedamos", recuerda eufórica una de las portavoces de la Asamblea mientras es vitoreada por los asistentes congregados.

Todos los comerciantes de la zona encuestados por ELMUNDO.es se consideran unos indignados más, pero obligados. Las protestas que iniciaron la plataforma Democracia Real Ya y varios colectivos más en pro de conseguir la reforma del sistema electoral están derivando en cuestiones personales que cada hora juega en su propio detrimento. Propuestas como el respeto a los animales, la reivindicación del feminismo, los derechos de los homosexuales, la exclusión de la Iglesia en la educación y varias más lo avalan.

Las soluciones adoptadas, insuficientes para los comerciantes
Consensuado entre la comisión de Respeto y la Confederación Empresarial de Madrid, la Asamblea aprobó el lunes pasado retirar los carteles y pancartas de las fachadas de los comercios cercanos y mantener un perímetro de distancia de cinco metros entre ambos. Sin embargo, los grandes almacenes se ven excluídos de esta normativa aprobada.

Después de dirigirme a Comunicación y desde ahí derivarme a la comisión de Respeto, consigo que Pedro, uno de sus portavoces, me explique cuáles son los motivos de la discriminación a los grandes almacenes. "Los grandes comercios nos dan igual, solo se aprobó que se retiraría la cartelería en los pequeños".

Los acampados entienden que los grandes comercios tiene medios para publicitarse y sin embargo, los pequeños, que tienen menos recursos, son los que más están sufriendo esta situación. "Comprendemos las quejas y desde Respeto trabajamos para intentar solucionarlas. Si tienen alguna queja tienen que venir a aquí", explica Pedro.

Sin embargo, estas medidas resultan insuficientes para la inmensa mayoría. "Después de muchas protestas hemos conseguido que nos quiten los carteles pero no es suficiente, lo puedes ver tu misma... He hecho nada más que 50 euros en toda la mañana". Es la queja de Javier, regente de la cabina de lotería ubicada en la misma plaza.

"La cosa se está poniendo seria. Las ventas han caído un 60%", asegura José Antonio, quiosquero de la plaza. Este trabajador se queja del incumplimiento de la normativa que se aprobó hace dos días. "Tengo pegadas las tiendas al quiosco". ELMUNDO.es ha sido testigo directo del incumplimiento de esta medida, respetar cinco metros de distancia con los comercios.

Pedro asegura que intentan revisar y controlar que todas las medidas aprobadas en Asamblea se cumplan y que para ello piden la colaboración de todos los acantonados. "Estamos marcando todo el perímetro. De vez en cuando nos damos una vuelta y pedimos amablemente que lo respeten", asegura.

Los indigentes se suben al carro
"Venimos porque nos da la gana y porque también reivindicamos la protesta". Es la explicación de tres indigentes que desde hace unos días apilan sus cartones en la calle Preciados.

Con claros signos de embriaguez, justifican no haber acampado con el resto "porque nos molesta el ruido, queremos estar tranquilos".

"No tenemos miedo de que se sumen más indigentes. Son cosas inevitables", explica una de las portavoces de Comunicación. "Hemos dejado claro el sentimiento del movimiento, los de aquí no somos sin techo", responde ante la posibilidad de que se pueda desvirtuar el significado del movimiento.

Preguntada por si tienen pensado discutir en Asamblea disuadir a los cada vez más numerosos mendigos, esta portavoz se muestra contundente: "No somos nadie para echar a nadie. Vienen aquí porque hay comida gratis y cobijo y no tienen nada, es normal".

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