lunes, 9 de mayo de 2011

Una emasculación involuntaria/cuento corto.

Siendo muy joven todavía, fue tomado prisionero por las fuerzas del ejército, y ya sabía que la tortura era inevitable, no había consideraciones de ninguna especie con los guerrilleros alzados en armas. Eran enemigos del Estado.

Las torturas físicas y psicológicas a que sometían a los prisioneros de esa guerra civil, eran crueles como siempre.

Uno de los tormentos preferidos del ejército eran el simulacro de fusilamiento, o de plano la Ley fuga. Un castigo frecuente era golpear en los testículos y amenazar con la castración en vivo, sin anestesia.

Por azares del destino el joven aquel fue liberado, como producto de un canje de prisioneros, y así salvó la vida en esa oportunidad.

Esa fue una pesadilla que acompañó muchos años sus sueños, siempre se veía castrado e impotente.

Después de muchos años, ya retirado de toda actividad política guerrillera, el joven aquel de los años sesentas, revivió la pesadilla en vivo.

Fue introducido de emergencia al quirófano, semi inconsciente, enmedio de un alboroto por sus gritos de desesperación, ya le había dicho los médicos de qué se iba a tratar la operacíon quirúrgica: una emasculación radical.

Las causas y los motivos eran distintos, también el procedimiento, con respecto al pasado, porque sería algo ascéptico y bajo los efectos de la anestesia general.

Cuando la cirugía terminó y la sensibilidad de la parte amputada se hizo presente, el hombre aquel, dio un alarido de dolor y de desesperación, sus genitales habían desaparecido por obra del bisturí.

Los médicos del hospital general le habían concedido, igual que sus torturadores del pasado, un plazo de un día para elaborar la idea de la emasculación radical. El otro plazo, el del pasado, también fue de veinticuatro horas para abandonar el país, so pena de morir ajusticiado sin piedad.

Aquel joven de los años sesentas, con ideales por el cambio social, dispuesto a dar la vida por la patria, hoy está refugiado en una casa de ancianos con signos de alzheimer, olvidado por todos, hasta por su familia; y llama la atención su comportamiento, porque no cesa de tocarse el sitio vacío de su entrepierna.

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