viernes, 8 de julio de 2011

El arbitro que descendió a los infiernos.

El árbitro que descendió a los infiernos

Pezzota, colegiado del último partido del River en Primera y del Perú-México que se disputa hoy, necesita custodia policial


El superclásico de Rosario,Newell's Old Boys-Rosario Central, es considerado el partido de fútbol más pasional (y peligroso) de Argentina. Algo habrá de cierto cuando Sergio Pezzotta, nacido en la bonita ciudad del río Paraná hace 43 años y uno de los mejores árbitros de Latinoamérica, nunca se ha atrevido a dirigirlo, y no descarta incluso mudar alguna vez su residencia para poder cumplir ese sueño.

Pezzotta, árbitro de gran estatura física y acusada personalidad, juez de la última final de la Copa Libertadores, era ya bastante conocido en Argentina antes del domingo 26 de junio. Desde hace 10 días, sin embargo, su nombre está en boca de medio país.

El colegiado rosarino amaneció ayer en Córdoba (donde está concentrado con el resto de jueces de la Copa América), tenía previsto viajar a Buenos Aires para declarar ante un tribunal y durmió en Mendoza, a 1.100 kilómetros,donde hoy dirigirá el partido Perú-México. No ha sido la semana más sencilla de su vida. Fue protagonista involuntario del último y dramático partido del River Plate en Primera División: omitió de manera escandalosa un penalti al delantero del River, Caruso, y perdonó como mínimo una expulsión indiscutible a un defensa de Belgrano de Córdoba en la primera parte, cuando los locales ganaban 1-0. Errores groseros que en un país tan obsesivamente futbolístico resultan difíciles de olvidar y pueden marcar un nombre durante mucho tiempo.

Lo peor, no obstante, llegó en el descanso: sujetos pertenecientes a los ultras de River, Los Borrachos del Tablón, irrumpieron en el vestuario arbitral y no se anduvieron con rodeos: "Si no nos cobrás un penal no salís vivo. Te vamos a matar,cobrá un penal o te vamos a matar". Hay fundadas sospechas de que la policía dejó la zona milagrosamente liberada para permitir la intrusión de los hinchas. Pezzota decidió no suspender el encuentro.

De hecho, terminó señalando un penalti dudoso a favor del River en el minuto 66, fallado trágicamente por Pavone. Poco después, consumado el ascenso de Belgrano y la tragedia de los millonarios, se desató una auténtica batalla campal en el estadio: 72 heridos, 15 de ellos policías (y cuatro de ellos en estado grave).

Desde entonces, la familia Pezzotta dispone de custodia policial. Se da la circunstancia de que el partido estuvo a punto de celebrarse sin público por razones de seguridad, pero la Presidencia del Gobierno contravino la opinión del Ministerio del Interior. Las gravísimas amenazas constan ahora en el informe de la fiscalía, que, apoyándose en un vídeo tomado por la cámara de un pasillo del estadio Monumental, ha solicitado la detención de ocho personas: entre ellos,el jefe de seguridad del estadio, el secretario del club y un policía que ya ha sido separado de las fuerzas del orden por la ministra de Seguridad, Nilda Garré.

La causa penal quedó retrasada ayer después de inhibirse el juez Rodolfo Cresseri y enviar el expediente al magistrado Alejandro Cilleruello, encargado de una investigación por administración fraudulenta contra el ex presidente del River Plate, José María Aguilar, y su comisión directiva. El actual presidente del River, Daniel Passarella, y el resto de los integrantes de la comisión directiva también tienen custodia de la Policía Federal,de manera personal y en sus domicilios.

El descenso a los infiernos del River Plate, cuna de Alfredo Di Stéfano, un referente del balompié mundial, puede acabar destapando una de las tramas de corrupción siempre sospechadas, pero nunca demostradas, en un fútbol, el argentino, que sufre una crisis general desde hace ya varios años, envuelto en una nube tóxica de corruptelas,influencias políticas, amiguismos, violencia crónica y malos resultados internacionales. El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Julio Grondona, lleva en el cargo desde 1979.

Continuador de una estirpe reciente de buenos colegiados argentinos (Horacio Elizondo -el colegiado de la tarjeta roja a Zidane- y Héctor Baldassi), Pezzotta fue preseleccionado para acudir al Mundial 2010 de Sudáfrica, pero una lesión lodejó fuera de las pruebas preliminares.

Era, por supuesto, su mayor objetivo profesional. Hoy, con la mayor tranquilidad posible, arbitrará su segundo partido de la Copa América, después de haber mostrado de nuevo un nivel correcto en el Paraguay-Ecuador (0-0) del pasado domingo. Anhelará dejar atrás la pesadilla del Monumental y pitar una semifinal (o la final, si la selección argentina no mejora mucho) de este campeonato. Hoy por hoy, un deseo más factible que poder pitar un Newell's-Central sin verse obligado a abandonar Rosario.

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