sábado, 2 de julio de 2011

El rock en México.

En el Chopo
El diablo, el rock y la diputada

Javier Hernández Chelico


Amediados de los años 60 el rock empezaba a ser más críptico: mensajes subliminales, metáforas, alusiones en las portadas y letras. Los más expuestos a la mirada escrutadora de los buscadores de simbolismos fueron, por supuesto, los Beatles. El llamado disco blanco del cuarteto, fue la diana: la tierna rolita Ob-la-di, Ob- la- da contenía un anagrama satánico: obladi, se podía leer al medio revés como diablo. Chale. Otra era el acróstico de Lucy in the sky with diamonds, que dio las siglas LSD.

Esta rola viene en el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band que revolucionó al rock no sólo musicalmente: también su portada sentó precedente, en ella aparecen personajes admirados por los cuatro de Liverpool, como –vade retro, Satán– Aleister Crowley, adorador del diablo y el libertinaje. La lista es interminable de lo que los puritanos encontraron en la producción rocanrolera de los 60 –no se puede soslayar lo que provocaron their satanic majesties con rolas como Compasión por el diablo.

Lo anterior viene al caso por el documento atribuido a la diputada Edith Ruiz Mendicuti que circula por diferentes medios, que, entre otros conceptos dice: “Al Gobierno Federal atravez (sic) de la Secretaría de Gobernación, para que en el ámbito de sus atribuciones y facultades, expida los criterios necesarios para clasificar la música que se exhibe, comercializa y escucha en nuestro país”.

En otro apartado refiere: “...algunos adolescentes que prefieren canciones con temas como homicidio, suicidio y satanismo (generalmente música heavy metal, metal alternativo, emo, punk, gótico, etc.) pasan más tiempo escuchando este tipo de música y son más propensos a escuchar las letras; eso los hace vulnerables a ejecutar el mensaje sugerido en su canción favorita”, como respuesta –ingenuidades aparte– al exhhorto de Ruiz Mendicuti queda una rola que canta Miguel Ríos: El rock no tiene la culpa. Escúchela, señora.

Metalfonik y Por los buenos tiempos

En los aparadores del Tianguis Cultural del Chopo no se le teme al metal. Actualmente, circulan propuestas como la de Metalfonik, banda que fusiona lo sinuoso de lo sinfónico, con lo ríspido del metal, elementos mezclados en sus dos producciones –Metalfonik y Desde las cenizas– rebosantes de armonías, riffs contundentes y vocalizaciones ad hoc.

Otro cedé de reciente factura es el compilado Por los buenos tiempos, que reúne rolas clásicas ejecutadas por músicos de diferentes épocas y tendencias rocanroleras. Están, entre otros, Arturo Huizar, Mario Montaño, El Bola, Kenny y Javier Bátiz.

chelico@mexico.com

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