viernes, 15 de julio de 2011

Los cuernos/cuento corto

Los cuernos


Por Juan José Lara.
Esta es la historia que siempre he querido contar; es un cuento que me narró mi padre. Sus relatos eran minimalistas, hasta hoy puedo elaborar algunas conclusiones al respecto. Por ejemplo, tienen implícita la enseñanza que, desde que se nace, se debe aprender a morir.


Eso le sucedió a Cayetano Lima. Como a los diez años su madre interrogó a un chamán sobre el futuro de su hijo. Este entre otras cosas le dijo que moriría en los cuernos de un toro.


Para vivir y morir se debe perfeccionar un estilo; es lo que hace el torero. El espectador no va verlo morir sino a contemplar como evade la muerte. Cayetano según mi padre, al ver un toro corría empavorecido por la profecía. Hasta el rugido del viento, le parecía el bramido de la fiera. Para salir de sus pesadillas, se reconfortaba soñándose un bragado torero que, luego de abanicar, barbeaba un brioso ejemplar.


Las imaginarias faenas lo remitían a la infancia de la humanidad, cuando se cazaba para sobrevivir. Vencer un toro era conjurar el destino. Ganarle a un animal salvaje la disputa, era un triunfo contundente sobre la muerte, no se mataban inofensivos pájaros cantores. Para el personaje su corta vida siempre fue una magistral faena. Todo consistía en no dejarse empitonar.

Pero finalmente un día huyendo de un corral, donde creyó había algún toro tropezó con unos cuernos alzados en el suelo. Se le clavaron al instante en el vientre al caer, provocándole la muerte.

La madre de Cayetano fue a donde el chamán a reclamarle por haber desencadenado el suceso, pero él le dijo que los cuernos son solo los dos brazos del destino que te clavan el puñal. Para corroborarlo le contó que en Salvador de Jujuy un pueblo enclavado en las estribaciones de Los Andes, el indio Pantaleón fue condenado a morir corneado por dos toros de lidia.

Fue la pena que le impusieron los españoles por haberse sublevado. Sin embargo no fue atacado, por lo que le quitaron una vincha con la imagen de la virgen de Concepción, poniéndosela en los cuernos al animal.


Al querer recuperar Pantaleón su joya, el toro lo mató de una cornada, hecho que hasta hoy conmemora la población, en el día de la virgen de Concepción.
En el panteón de Cayetano Lima, además de la lápida que consigna la fecha de su fallecimiento, hay dos floreros tallados en cuernos de toro.

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