viernes, 15 de julio de 2011

Pido una oportunidad de trabajo.

Pido la oportunidad de demostrar lo que puedo hacer"
Joana es discapacitada, está en el paro y vive lejos de su familia

Una reducción de plantilla dejó a Joana sin empleo por lo que dedica sus días a buscar trabajo.

“No oculto mi discapacidad. Es evidente y además no tengo porqué. Forma parte de mi persona”. Joana Parnau es de esas personas frente a las que uno no se puede sentir desdichado. La vida se lo ha puesto difícil desde que nació, porque nació prematura y eso le ha acarreado importantes problemas de salud. Ahora, con un catéter insertado en la cabeza, está lejos de su familia y en el paro.

PERFILES ANTERIORES
"Vivimos al día" "He perdido la carrera de la vida" “Esto es un robo con corbata” "¿Cuánto tiempo podremos parar el desahucio?" Pero Joana no se queja, es optimista, animosa, vital. No tiene trabajo pero está segura de que lo encontrará, aunque ve cómo “los meses pasan rápido” y el cobro del desempleo tiene fecha de caducidad. “Ni me planteo qué pasará cuando se acabe. Encontraré algo antes de que pase eso”, asegura con tanta rotundidad que es imposible hacerle pensar en la posibilidad de que llegue ese momento. “No, es que algo saldrá antes”, insiste.

Llegó a Castellón hace algo más de tres años por cuestiones de salud. Necesitaba una climatología más cálida que la de su Girona de origen y la cadena de bingos en la que trabajaba le ofreció un puesto en Castellón. Pero en diciembre, una reducción de plantilla la dejó en el paro.

Vive sola y en un piso alquilado que se lleva casi todo lo que le ingresa mensualmente. “De momento puedo vivir, pero tengo que empezar a trabajar ya”, dice. Y en eso, en buscar trabajo ocupa la mayor parte del día. Ha aprendido, gracias a un programa de empleo de Cruz Roja, a buscar las pocas ofertas que existen por Internet. Y no ceja en su empeño. Ha descartado ya la opción de salir a la calle, tras comprobar que ya no existen anuncios de ofertas. “Hemos pasado del 'se busca' al 'me ofrezco'”, sostiene. “La discapacidad te obliga a moverte más para encontrar algo”, admite.

Hemos pasado del 'se busca' al 'me ofrezco'”
Ha pasado varias entrevistas de trabajo “pero nunca llego al final”, relata. Y solo en los momentos de más debilidad admite que “hay días que te derrumbas, que lo veo oscuro pero pienso que mañana será otro día y algo saldrá”. Es cuando se apoya en su gente, amigos, vecinos y cuando recuerda cómo su familia le ha inculcado que “tengo que estar ahí”. “Soy testaruda y tengo fuerza de voluntad así que algo saldrá”, insiste.

Su fuerza de voluntad se demuestra en cuanto se enfrenta a una escalera y, aunque haya ascensor, se encara a ella y encumbra su objetivo, no sin dificultad. “Si no hago ejercicio, mi cuerpo se va para abajo y yo también”, explica sin problemas.

Joana tiene 32 años y lleva desde los 18 años fuera de su casa “no porque mi familia no me ayude sino porque quería buscarme la vida”, relata. Desde entonces, había trabajado como promotora de diversos productos en supermercados, como teleoperadora y en el control de clientes del bingo. “No me voy a poner ni falda ni tacones pero solo pido que me den la oportunidad de demostrar que puedo hacerlo todo, a mi ritmo, pero lo hago”, describe.

Ahora está pendiente de una oferta en la que tiene puestas muchas expectativas para ocupar un puesto en una fundación de la ONCE destinada a discapacitados no visuales. Su trabajo, en el caso de que supere todas las pruebas, será el de la venta de cupones, con un sueldo base y comisiones por las ventas. “La etiqueta de discapacitada te cierra muchas puertas, pero también te abre algunas”, admite. Y asegura que si no es en este puesto, encontrará otro. “Algo saldrá”, reitera.

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