sábado, 16 de julio de 2011

Sarajevo, cuna del dolor./Cine.

REPORTAJE: Cine
Sarajevo, cuna del dolor
El realizador bosnio Danis Tanovic, 'oscar' por 'En tierra de nadie', vuelve a la guerra de los Balcanes con 'Cirkus Columbia'


A Danis Tanovic (Zenica, Bosnia, 1969) le ha ocurrido algo que hace décadas era mucho más común entre los artistas: su vida, primero, y su carrera, después, quedó marcada por un conflicto bélico, en su caso la guerra de los Balcanes y el asedio a Sarajevo. De ahí,

En tierra de nadie (con la que ganó el Oscar), Triage o Cirkus Columbia (que se estrenó ayer en España), la trilogía-corazón de su carrera cinematográfica. Sin embargo, Tanovic no parece tan convencido de esta relación, y se sale por la tangente: "Para mí la familia está por encima de otras cosas como el cine. Y por ello ahora me he mudado de París a Sarajevo. Mi madre está enferma y tenía que estar a su lado".

¿De verdad la familia es su leiv motiv? "Pues sí, y sobre todo en L'enfer, la que rodé con guion de Kieslowski. Creo que mis películas van de eso, si consideras que en la vida tus amigos son la familia que tú escoges. El principal motor del arte son las relaciones humanas, y mi cine no va a ser menos: relaciones humanas en tiempos complicados, que no tienen por qué ser bélicos".

De acuerdo, porque Cirkus Columbia describe justo el inicio de la guerra -marcado, entre otros hechos por el bombardeo de Dubronik en diciembre de 1991- de los Balcanes, el desmoronamiento de la Yugoslavia posTito, y el alcance de la onda expansiva de esa disolución en un pequeño pueblo. "He mezclado en el guion lo que yo creo compone la vida: un poco de humor, un poco de política, un poco de amor... En mi día a día me gusta picotear, así que en mi trabajo me gusta variar. Si no, me aburro".

Pero el Tanovic actual apuesta por el humor alejándose de la crudeza. "Me hago mayor [risas]. De verdad, tengo cinco hijos, envejezco, dentro de mí empieza a ganar espacio la nostalgia. Empiezo a ver las cosas de otra manera. He hecho Cirkus Columbia para la generación de mis padres, con un tono muy italiano. Y cómo no iba a ser nostálgica. No sé si volveré a repetir este sentimiento". La nostalgia es un arma muy contundente, una especie de guante de terciopelo que envuelve un puño de cruda realidad.

"Desde luego, puede que caiga en ella porque he visto cosas muy duras en mi vida, que no me han hecho ni mejor ni peor persona, pero que me han marcado". Y de ahí pasa a la responsabilidad, a la conciencia de que el cine influye en la gente: "Ahora, en Sarajevo, estoy rodando otro filme fuerte, y rodé una secuencia de tortura. Y la he quitado, aunque visualmente fuera muy poderosa, porque si la pongo en pantalla, ¿quién me dice que en algún lugar del mundo un espectador no va a aprender cómo hacerlo?

No quiero ser responsable de eso". Curioso, para alguien que ahora vive en Sarajevo: en sus calles se ven rastros de todos los conflictos bélicos del siglo XX. "¿Sabes? Desde la ventana de mi habitación se ve el lugar donde mataron al archiduque Francisco Fernando de Austria [asesinato que inició la Primera Guerra Mundial].

A mí la guerra me pilló de estudiante, persiguiendo chicas, rodeado de libros y de amor por parte de mis padres. No fue mala vida, aunque no éramos muy ricos. A la vez, te vuelves loco: porque eres joven y de repente ves armas, tiros, muertos, te crees un personaje de un libro de Hemingway. Hasta que descubres que no has leído bien a Hemingway, que te has quedado en la superficie, con las cosas más llamativas y banales. Al releerlo descubres que ni sus libros ni la vida son así".

No hay comentarios:

Publicar un comentario