sábado, 10 de septiembre de 2011

El don de la belleza.

BORIS IZAGUIRRE
El don de la belleza



La belleza tiene el don de manifestarse de extrañas maneras. Mientras el franco suizo se devalúa y la cancilleresa Merkel arremete contra todo lo que pueda estropear la germanización de Europa, descubrimos que tiene un lado humano: su bolso color naranja, de marca francesa y 310 euros de precio. Cabe recordar que el naranja era el color favorito de Frank Sinatra: creía que le daba suerte, y cierto es que la tuvo a raudales. Y también mucho poder contra sus enemigos. En Europa es el color que identifica a Holanda, una nación que sufrió de todo por parte del ejército nazi, pero ahora Merkel parece querer proponer que sea el color del rescate.

El naranja salvador, que ciega pero también ilumina. Desconcierta un poco de la noticia que la oposición alemana arremetiera contra el bolso por su precio. Está claro que esa oposición no veranea en Valencia y no ha visto el despliegue de Louis Vuitton de su alcaidesa cuando acudía a arropar al expresidente Camps. En este juego de arremetidas contra bolsos franceses se descubre que en Europa todo marcha a dos velocidades.

La derecha es de natural modélica; la mala educación es problema de progres
Llevamos toda la semana recordando el 11-S y otra vez sorprende en las imágenes de ese día el azul del cielo de Manhattan. Cinematográfico telón de fondo para el terror real. Es probable que la propia naturaleza no sepa prever el desastre o que el horror tenga el don de manifestarse en los momentos más hermosos, pero el 11-S asusta más si se piensa que en ese día la belleza y el horror consiguieron emparejarse. La escala del horror cambió. Descubrimos que viviríamos para siempre inmersos en el desastre.

Y que las cosas más pequeñas, como un bautizo, también pueden terminar en catástrofes. Por ejemplo, poco sabía Wendi Murdoch, conocida como Karate Wendi por la ágil defensa que ejerce sobre su marido Rupert en los juzgados, lo que fastidiariá a la imagen de Tony Blair sus declaraciones de que este acudió al bautizo en el río Jordán de una de sus hijas. "Estaban divinos Cherie y él vestidos de blanco", expresó. Lo que Wendi no calibró es que el poder que ella y su marido manejan convierte a todos los que se le acercan en asalariados.

Wendi tuvo como padrinos de sus hijas a los actores Hugh Jackman y Nicole Kidman, que aportaban la sonrisa, y los Blair, que aportaban el silencio. Hay que entender a Blair, es horrible hablar mal de quienes te invitan. No es elegante, no tiene esa mundanidad que la derecha gusta mucho de exhibir. Conviene subrayar lo de que la derecha es de natural modélica y la mala educación un problema de los progres. Allí está el libro-escándalo del actor Willy Toledo, que arremete contra bolsos, columnistas y calumniados. Norma Duval jamás escribiría un libro así.

Pero, como la belleza ilumina incluso desde el fondo del pozo, hay una lección que aprender de todo esto: un primer ministro no es garantía de ser un buen padrino. Si se le presenta una devaluación o un ataque, ¿qué tiempo va a encontrar para comprar un regalito en el santo del ahijado? Y un actor no es siempre la persona más fiable. "Están enamorados de sí mismos", dijo Hitchcock más de una vez.

La belleza se materializa y generalmente nos quedamos sin habla un breve instante. Leticia Sabater regresa a Telecinco, donde fue estrella de programas infantiles en 1991. Como ya no se estilan esos programas y los niños de ahora se bautizan en el Jordán con primeros ministros, Leticia regresa a un reality a enseñarnos quién es. Una propuesta a todas luces más próxima al cine de terror que a Heidi. Curiosamente el 91 también fue el año en que se estrenó Terminator 2. Veinte años después Leticia regresa para ser la Terminator 2011.

Siempre se dijo que los niños eran bellos porque sí. Allí está la nieta de Gadafi con la cual el ex dictador se volvía abuelito agradable, sin turbantes ni maquillaje. "¿Me quieres?", pregunta Gadafi a la nieta. "Si soy muy dulce contigo...", le implora el derrocado, un verbo de uso poco frecuente, a la niñita que tan tranquila le espeta: "No te quiero", sabedora de que era la única persona a la que tan demoledora verdad no le acarrearía daño alguno. Habrá que observar cómo se desarrolla esta nieta, pero sabemos ahora por qué Gadafi calaba tan hondo ante Blair y Silvio: les trataba como nietos que sí le decían "te queremos".

La belleza, en efecto, aparece, y a veces de forma borrosa. Las fotos de los príncipes de Asturias en su descanso griego están tan fuera de foco como las de los oseznos nacidos en cautiverio en Asturias. Es imposible determinar ni el bikini de la princesa ni el pelaje de los osos. El paisaje sí se vislumbra, verde asturiano para los cachorros y la lancha de gran cilindrada donde se instala una de las infantas Borbón Ortiz. Es todo tan borroso que nadie se atreve a preguntar si es buena política que nuestros príncipes escojan Grecia para sentirse personas normales. Es típico de los ricos aprovechar una gran ganga y, en efecto, es mucho más barato, hasta divertido, veranear en ese país arruinado y con ruinas. Grecia, donde nació la belleza, que es ahora borrosa.

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