domingo, 4 de septiembre de 2011

¿Qué tiempo hace hoy en el Sol?

Qué tiempo hace hoy en el Sol?
La radiación liberada por una tormenta solar potente puede dañar satélites e instalaciones eléctricas. El sector espacial ya está en guardia para aguantar el máximo de actividad del astro previsto para 2013


Se espera que la actividad solar sea baja durante los próximos tres días, con una pequeña probabilidad de eventos de clase M". Este es el 'parte meteorológico espacial' para el 26 de agosto, emitido por el Space Weather Prediction Center -equivalente a Centro de Predicción Meteorológica Espacial- de la agencia estadounidense NOAA.

Es un pronóstico elaborado con datos de una decena de satélites combinados con sensores en Tierra y con sofisticados modelos computacionales. Y es que el 'tiempo espacial' cobra cada vez más importancia. El periodo de máyor actividad de nuestra estrella, el máximo solar, se acerca, y el sector espacial en general, desde los operadores de satélites a los astronautas, necesita prepararse. Tormentas solares ha habido siempre, pero ahora que la sociedad depende cada vez más del espacio sus consecuencias potenciales son mucho mayores.

La clave es predecir las condiciones meteorológicas del astro y situar los satélites en modo seguro, proteger a los astronautas y evitar que los aviones sobrevuelen los polos

El Sol sigue un ciclo en que se alternan los picos de máxima actividad, con muchas tempestades solares, y los períodos de calma o mínimos solares. El ciclo entero dura unos once años. No hay evidencias de que un periodo solar normal afecte al clima en la Tierra, porque, aunque durante las tormentas se emite mucha radiación, el aumento no es relevante respecto a la emisión constante del sol.

El último mínimose produjo entre 2007 y 2009, y fue sorprendentemente largo; los científicos no veían un Sol tan tranquilo desde hacía casi un siglo. Aún no les ha dado tiempo de analizar bien el porqué de tanta calma, y ya está aquí el máximo. Se prevé que la estrella alcance su pico de actividad en 2013. Pero el aumento en la frecuencia de tormentas ya se nota. En las últimas semanas el centro de tiempo espacial ha alertado de varios eventos dirigidos a la Tierra, uno de ellos una tormenta catalogada como clase X, la categoría más alta en una escala de cinco puntos.

Nada de esto sería noticia de no ser por nuestra dependencia tecnológica. La enorme cantidad de radiación liberada durante una tormenta potente puede dañar satélites e instalaciones eléctricas en tierra, provocando desde grandes apagones hasta interrupciones en el servicio de GPS, telecomunicaciones en general, transporte aéreo... Según el informe "Severe Space Weather Events-Societal and Economic Impacts" de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense, una erupción realmente importante podría provocar 20 veces más daños que el huracán Katrina.

La clave es la prevención. De ahí el énfasis actual en la investigación de la física del Sol y cómo afecta a la Tierra. El objetivo es predecir el 'tiempo espacial' con antelación, de forma que, por ejemplo, los operadores puedan poner los satélites en 'modo seguro', los astronautas se protejan en partes específicas de la Estación Espacial, y los aviones eviten sobrevolar los polos, donde la actividad magnética será mayor.

Esto se hace ya. Las tormentas solares pueden predecirse con entre horas y días de antelación, señalan los expertos del NOAA. Pero también dicen que queda mucho por mejorar. "La predicción del 'tiempo espacial' está aún en su infancia, pero estamos progresando mucho", ha afirmado en un comunicado Thomas Bogdan, director del NOAA's Space Weather Prediction Center in Boulder, Colorado.

Para lograrlo la NASA cuenta con varias familias de satélites que observan muy de cerca el Sol, uno de ellos, SOHO, en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA). Es fundamental la observación de las manchas solares, grandes regiones en la superficie del astro donde el campo magnético es muy intenso, y que se asocian a las tormentas. Los satélites pueden observar ya la aparición de manchas en la cara de la estrella que no se ve desde Tierra; basándose en su número y comportamiento, los modelos pronostican si habrá o no tormentas, y si se dirigirán hacia la Tierra.

"Gracias a todo esto es cada vez más difícil que el Sol nos pille por sorpresa", escribían hace poco en The New York Times el físico solar de la NASA Madhulika Guhathakurta y Daniel N. Baker, director del Laboratorio para la Física Atmosférica y Espacial de la Universidad de Colorado. Y advertían: "Esperemos que esto sea sólo el principio de una colaboración global para predecir y entender el comportamiento de nuestra estrella".

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