sábado, 14 de julio de 2012

Las mujeres mineras existen.

Me preguntaron qué haría en la mina cuando tuviera la regla"

Por: | 14 de julio de 2012
  Una mujer descansa en la parada de la marcha minera en el barrio madrileño de Aravaca (SAMUEL SÁNCHEZ)
“Me llegaron a preguntar qué haría en la mina cuando tuviera la regla”. ¿Por qué? “No sé, pensarían en mujeres que no se lavaban la cabeza y esas cosas”. Concepción Rodríguez denunció la prohibición del trabajo femenino en la minería y el Constitucional le dio la razón en 1993. Dos años después cinco trabajadoras accedieron a un pozo. Ahora, las mujeres del carbón están movilizadas contra el recorte de las ayudas al sector. En un mundo eminentemente masculino (apenas 300 de los casi 7.000 trabajadores de las explotaciones de carbón son mujeres, el 4,5%, y solo 124 trabajan en el interior, según datos de 2010 del Ministerio de Industria), ellas dicen mucho. “Y no solo somos las esposas, somos trabajadoras, hijas, hermanas o, simplemente, vecinas luchando por el futuro de nuestra tierra”, recalca Concepción Rodríguez.
Su caso explica la historia reciente de las mineras españolas. En 1985, cuando tenía de 27 años Rodríguez solicitó con otro centenar de mujeres una plaza de ayudante de minero en Hunosa, empresa pública y principal del país, en Langreo (Asturias). “El año anterior se había presentado una, pero no le hicieron caso”. Esta vez, con apoyo de políticas como Carlota Bustelo, primera directora del Instituto de la Mujer, lograron que, dos años después (mientras los aspirantes masculinos ya estaban trabajando), les convocaran para las pruebas médicas. Nueve pasaron. Pero la empresa, en base a una norma de la Organización Internacional del Trabajo de 1935, no las contrataba. Y Rodríguez fue a juicio.
Todavía se emociona cuando recuerda que su hijo, con diez años, le pedía llorando que no fuera minera. "Aquí se relaciona la mina con la muerte y, la seguridad ha mejorado mucho, pero cuando fallece alguien, lo sientes como cercano". Ella no llegó a bajar al pozo (donde las condiciones laborales son mejores, para compensar la penosidad), porque ya había entrado como peón exterior y aspiraba a un puesto de administrativo. "Me arrepiento, pero me preocupó no estar a la altura de ser la primera minera". Toda su vida, como hija, nieta, hermana y sobrina de mineros, trabajadora de Hunosa durante casi 20 años y vecina de la cuenca del Nalón, ha estado vinculada al cabón. "Desde mi ventana veo el pozo Candín, que acoge uno de los encierros de mineros que apenas salen en los medios", dice, siempre reivindicativa.
Rodríguez forma del movimiento de mujeres del carbón, que ha surgido de forma paralela a las movilizaciones de los trabajadores que comenzaron a finales de mayo en contra del recorte de ayudas. Muchas veces se les identifica con las esposas de los mineros, critica, pero son mucho más: "Ellos empezaron a moverse y nosotras decidimos que no podíamos quedarnos atrás, yo recuerdo que mi madre, mi abuela, siempre han estado al frente de las movilizaciones", detalla Belén Piñuelo, una de las promotoras de la Plataforma Mujeres Mineras.

Desde Bembibre, en la comarca de El Bierzo (León), Piñuelo explica que allí son 20 o 30 mujeres y que suelen comunicarse con las de otras cuencas por Facebook. Su grupo supera los 2.300 miembros. Organizan actividades en cada zona ("no están las cosas como para viajar mucho", apunta Belén), pero han puesto en marcha algunas actividades conjuntas, como su visita al Senado el pasado 19 de junio, del que fueron desalojadas por protestar. Sus acciones van de preparar café en una cualquier feria local para sacar dinero para la causa negra (color con el que se identifica la protesta minera) a cortar carreteras. Ahora están organizando un banco de alimentos, para ayudar a las familias más afectadas por los más de 40 días de huelga general en el sector.
No solo están en la retaguardia. Al frente de la marcha negra, en la que mineros de diversos puntos han recorrido más de 400 kilómetros hasta llegar a Madrid el pasado martes, iban mineras como Concepción Alonso, tocaya de la pionera que abre esta entrada y también asturiana, aunque de Pola de Laviana, en la comarca de La Ferrera. Con 34 años y una niña de ocho meses, decidió sumarse a la marcha como forma de apoyar a "los compañeros que llevan casi 50 días bajo tierra", en varios pozos mineros. Ella también sabe lo que es bajar, ya que empezó como ayudante de minero, aunque ahora, como delegada sindical, trabaja en el servicio jurídico del Soma-UGT, ya que es abogada, y preside el comité de empresa intercentros de Hunosa. Antes trabajó en los juzgados, pero entró en la mina buscando la estabilidad: "Mucha gente se sorprende, pero para entenderlo hay que ser de aquí, hay que vivir esto".
También la representante de l La minera asturiana Concepción Alonso, que ha participado en la protesta minera, a su llegada a Madrid. / ÁLVARO GARCÍAa patronal del carbón es, desde hace siete años, una mujer, Mercedes Martín, ingeniera de minas. Es otro ejemplo de que ellas cada vez tienen más presencia en el sector minero. Ya no se conciben aquellos abucheos que, según recuerda Concepción Rodríguez, recibieron las primeras que comenzaron a trabajar en el exterior de la mina. "Nos criticaban por robarle el trabajo a los hombres, pero todos, ellos y ellas".
El factor masculino está todavía muy presente en un ámbito copado por hombres. Valga como muestra los continuos elogios estos días a los "huevos" de los trabajadores del carbón. Concepción Alonso, que ha recorrido 400 kilómetros con 160 compañeros, entre ellos otras tres mujeres, se toma a broma la referencia viril: "En la marcha, recurríamos al neutro, en plan 'tenéis un par' y luego que cada uno añadiera lo que fuera". Más allá de anécdotas, lo importante es avanzar hacia la igualdad incluso en los sectores más complicados y a pesar de las críticas de quienes las sitúan en los lugares "más cómodos": "Es lo de siempre. Habrá algunas que soporten mejor el trabajo físico que algunos", apostilla la pionera Concepción Rodríguez, recordando "lo bien" que se le daba manejar la pala en el exterior de la mina.

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