Pinturas robadas
Teresa del Conde
El pasado 17 de octubre, la primera plana de La Jornada reproduce una cabeza de Picasso tocada con sombrero de Pierrot, titulada El loco: cabeza de Arlequín,
fechada el día de su ejecución, 12 de enero de 1971. Se encuentra
dentro de la modalidad de otras cabezas dibujadas o pintadas por el
artista en Mougins, una de ellas, catalogada por Zevros, algo similar a
ésta, está o se encontraba en Barcelona.
La pieza robada no es una obra que represente uno de los varios picos
picassianos en cuanto a artisticidad o sentido innovativo, pero si los
coleccionistas se han disputado hasta las servilletas de papel
autografiadas por el malagueño, es natural que la pieza haya sido
codiciada. Es la mejor reproducida de todas las que fueron sustraídas en
el Kunsthale de Rotterdam, pero no conocemos la colocación que
guardaban, salvo la que corresponde a Matisse, cuyo hueco es visible en
la fotografía reproducida junto con las demás obras sustraídas, en esa
misma sección.Una de las más cotizadas es probablemente la pintura de Lucian Freud, grato rostro femenino de ojos cerrados que quizás corresponde a un retrato. El pintor alemán, naturalizado británico, murió el año pasado y sin duda es uno de los más cotizados de la contemporaneidad.
Regresando a Picasso, su gusto por los personajes de la Commedia dell’Arte fue muy temprano en su carrera y se reiteró a lo largo de su trayectoria asumiendo modalidades múltiples. Por su índole y atuendo, Arlequín quizá haya sido el más favorecido y cabe poner en duda que la pieza robada corresponda a un Arlequín, aunque así aparezca fichada. Hasta en eso hay rasgo aleatorio, pues el personaje pudo tener su fuente en algún actor o bufón.
La pintura de Matisse de tónica interiorista es de 1919, probablemente pintada en el sur de Francia. De este afamadísimo maestro se recuperó hace cosa de dos meses, en Miami, un cuadro de odalisca sustraído del Museo de Caracas hace 10 años. Las obras robadas suelen reaparecer, sobre todo si son de autores famosos, salvo que hayan sido destruidas como pudo haber ocurrido con La mesa herida, de Fida Kahlo.
En los anales del robo artístico resultó impactante la desaparición de la noche a la mañana de una natividad de Caravaggio, en Palermo; el lienzo fue nítidamente cortado de su capilla como pieza de altar. Ha dado lugar a cientos de elucubraciones, es de grandes dimensiones y no se volvió a saber de ella desde 1952. Probablemente en este caso el robo sí fue por encargo y la pintura se mantenga como obra de culto. Sólo se le conoce en fotografía.
Como las obras seguramente estaban aseguradas (pero no se sabe si contra robo), en el caso de estarlo, la pesquisa, que involucrará a la Interpol, la FBI, Scotland Yard y sabe a qué otras instancias, podrá tomar tiempo, pero resulta casi imposible que las piezas entren a un mercado negro. Recordemos que el robo (dos veces) de una de las cuatro versiones de El Grito, de Edvar Munch, en Oslo, dio lugar incluso a un thriller muy bien investigado por el estadunidense Edward Dolnick, especializado en ciencia ficción, que convirtió en héroe al detecive Charley Hill, de la FBI. Ulteriormente otra versión de El Grito también fue sustraída, lo que indica que hay obras con tal carisma que se vuelven fetiches.
Otro hurto relativamente reciente fue el de la Madonna del huso, encantadora pieza leonardesca o de Leonardo (existen varias versiones, todas del siglo XVI), robada de un castillo en Escocia, en agosto de 2005. Gracias a complicado entramado detectivesco fue recuperada en septiembre de 2008. La cosa es que en el intervalo entre robo y recuperación, el atribulado dueño de la Madonna murió, ya no supo que la pieza fue devuelta a su heredero.
Las obras recientemente robadas pertenecen a la la Fundación Tritón, denominación que mitológicamente corresponde a un ente acuático. Así que la pesquisa seguramente incluirá búsqueda en naves y yates. Ya con antelación las autoridades de Rotterdam expresaron quejas sobre cuestiones de seguridad y de alarmas en el Kunsthalle
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