jueves, 11 de abril de 2013

Uruguay-Argentina, todo arreglado.



Mujica pide disculpas a la presidenta de Argentina por sus recientes insultos

El presidente de Uruguay dijo: “Esta vieja es peor que el tuerto" en referencia a los Kirchner

El presidente de Uruguay durante un acto público este miércoles en Montevideo. / EFE

El presidente de Uruguay, José Mujica, ha tardado seis días en disculparse por las palabras que pronunció en una conversación privada captada por un micrófono. En esa charla, mantenida el pasado viernes tras un acto público, Mujica dijo: “Esta vieja es peor que el tuerto”. Aludía a la mandataria de Argentina, Cristina Fernández, y a su esposo, Néstor Kirchner. Pocas horas después, en una carta entregada al embajador uruguayo en Buenos Aires, el Gobierno argentino hizo saber a Mujica que sus palabras eran inaceptables y denigrantes. Hoy por la mañana, Mujica se disculpó en los micrófonos de la emisora uruguaya M24, donde suele opinar con regularidad. Y lo hizo aludiendo a su época de guerrillero clandestino, hace 50 años, y a la necesidad de comunicarse en un lenguaje coloquial, donde lo que importaba era la “finalidad, un tanto conspirativa”, más que “la verdad absoluta”.
"Debo pedir sentidas disculpas a quienes pude lastimar en estos días por mis dichos", señaló. Mujica dijo que a base de aquellos años de disciplina y compromiso su cabeza quedó reprogramada para olvidar incluso los números de teléfonos más íntimos. Señaló que quien hubiera leído la vida de El Buscón o Papillon tal vez podría entender todo eso. “Por efecto de aquellos años y de aquella dura peripecia de andar en la cárcel, en Punta Carretas, de rebotar por los cuarteles -conozco más de 80 calabozos-, a lo que hay que sumar origen -vengo de los barrios pobres-. Mis amigos del origen andaban en zapatillas, casi no tenían juguetes. Nuestras veredas eran de piedras. Estoy hablando de hace casi 60 ó 70 años”.
A partir de ahí, el presidente uruguayo fue entrando en el asunto durante un discurso que duró 16,5 minutos: “A resuelta de todo esto, no podemos evitar que nuestro hablar corriente e íntimo, entre pocos, nuestro lenguaje por momentos reo, es áspero, diría, entre comillas, francamente canero. Por muchos años tuvimos que cultivar un decir, un hablar para cuarteles. “Había que comunicarse adoptando las formas en esa lucha por sobrevivir. Ese lenguaje que está a leguas del discurso público, que poco tiene que ver con el discurso, con la prensa, tiene que ver con las relaciones íntimas, entre muy pocos, inevitablemente arrastra en sus modismos nuestras propias historietas”.
“Ese lenguaje pobre, en la intimidad, quedó grabado para siempre”, prosiguió. “Hubo que hablar por años con presos comunes y soldados. Esto importaba, porque acechábamos la oportunidad de ser libres. Dos veces nos fugamos y otros tantos intentos. Pero ese lenguaje en la intimidad quedó grabado para siempre porque hubo que ser mordaz y burlesco y con nosotros mismos para poder hacer en el dolor una sonrisa cáustica que ayudaba a sobrevivir. Desde entonces reinan entre nosotros los sobrenombres: Mono Camello, Lagarto, Tuerto Rengo, etcétera. Y también, la tendencia en ese chamullo de dos o tres, la exageración como contracara del vacío existencial que nos tocaba vivir”.
Mujica se disculpó en los micrófonos de la emisora uruguaya M24, donde suele opinar con regularidad
“Vuelvo a repetir, más que lenguaje, chamullo. Un decir entre pocos casi susurrando, donde lo que importa es la finalidad, un tanto conspirativa, no importa la verdad absoluta. Es un lenguaje canero de resistencia, que siempre le está acechando a la fuga porque sueña con la libertad. Es un lenguaje herramienta y no causa. Lenguaje herramienta. Que juega para los íntimos. Y que no puede ni encajar nomás con el lenguaje de la libertad de presa con el discurso público, que cultivan naturalmente otros fines”.
Tras nueve minutos de prolegómenos en su alocución radiofónica, Mujica pasó a pedir disculpas: “El hecho, el hecho… el hecho real es que una vez que ha sido violentado la intimidad, por el juego del mercado, no tengo otro camino, porque todo esto que estoy relatando lo pueden entender muy pocos, los que vivieron este tipo de peripecias… Debo pedir sentidas disculpas a quienes pude lastimar en estos días por mis dichos. Y sobre todo a quienes son como nosotros, integrantes del sueño de patria grande y federal”.
Después, Mujica intentó restarle importancia a los problemas comerciales que mantiene su país con Argentina, y aludió a la necesidad que tiene Uruguay de mantener buenas relaciones con el país vecino. “Hemos tratado de hacer todo lo posible por sostener una relación que tenga en cuenta los intereses económicos de la gente que trabaja. Pero, acá en este país, hace años que existe una campaña cuasi permanente… Que la República Argentina se cae, que va camino de una república paupérrima. Se acusa a este Gobierno, al mío, que se subordina. Lo han acusado, repito, de genuflexo. En realidad, mentira sobre mentira”, señaló.
“La Argentina ha crecido enormemente”, afirmó. “ Y desde el año 52 creo que nunca ha tenido Gobiernos que hiciera tanto por los postergados. ¿Qué tiene problemas? ¡Ja…! ¿Y quién no los tiene? (…) ¿Qué a veces sus medidas defensivas nos afecta? ¡Claro que sí! ¿Pero alguien puede negar que la masa del pueblo argentino nos quiere y nos respeta? Quienes conozcan un poco la historia sabrán que cuando a la Argentina le va bien nosotros nos beneficiamos. Y al revés, cuando le va mal nosotros lo padecemos”.

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