Un policía en mi autobús
Registro en la estación Tepalcates (Ciudad de méxico). / P. CHOUZA
Es la una de la tarde de un viernes de febrero en la Ciudad de México. En la estación de metro Tepalcates, al sureste de la capital mexicana, una zona industrial de grandes avenidas y con un hospital cercano, un grupo de 14 agentes municipales detiene y revisa los autobuses que llegan. Se trata de un registro rápido y dinámico: un par de policías se suben al auto, lo recorren, y en ocasiones, piden bajar a algún pasajero con bultos o maletas para investigar lo que lleva. “Hemos encontrado armas y droga”, asegura el subsecretario de investigación policial del DF, Luis Rosales Gamboa.Todo el proceso dura tan solo un par de minutos, pero desde que el operativo fue puesto en marcha el pasado 5 de febrero ya han sido detenidas 31 personas.
Estamos ante los nuevos policías del tráfico, una unidad compuesta por
358 agentes, 200 con experiencia previa y otros 158 recién graduados del
Instituto Técnico de Formación Policial. Según la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal
“el objetivo de este servicio es proteger a los pasajeros y evitar que
sufran algún atraco en los medios de transporte”, afirma Rosales Gamboa,
también conocido como Jefe Apolo. En total hay 38 puntos de revisión en
la ciudad, pero estos no son fijos, se van moviendo cada día y cambian
en función de las horas para evitar que los criminales identifiquen los
puntos de revisión y se suban al autocar en los siguientes.
Habitualmente el día comienza en los centros de transferencia modal –estaciones con metro y buses-, donde el tráfico de usuarios es muy elevado. Conforme pasa la mañana los agentes se desplazan a otros puntos de las rutas. Si hallan armas o droga en el pasaje, entregan al detenido ante la autoridad ministerial competente.
Al tratar de estimar una cifra sobre los índices de criminalidad (asaltos, robos o agresiones) en los medios de transporte de la ciudad, Rosales Gamboa reconoce que no es fácil cuantificarla: “Hay una situación muy compleja porque desgraciadamente la cultura de la denuncia todavía no está bien fortalecida. A la gente que asaltan en este tipo de transporte le quitan el anillito, los aretitos [pendientes], el monedero… no es mucha cuantía de dinero y yo creo q ue en un 60% de los casos no se denuncia”. El Jefe Apolo sí afirma que muchas veces son los propios ciudadanos los que avisan de que ha habido un atraco en un lugar concreto. “Con lo que nosotros observamos, lo que nos dicen y los datos de la Procuraduría General de Justicia -nuestra área de inteligencia de formación-, tratamos de cubrir los centros donde hay más denuncias”.
Como el transporte público no funciona las 24 horas del día, la labor de estos nuevos agentes tampoco. “Empezamos a eso de las cinco de la mañana y estamos hasta las diez u once de la noche, cuando ya disminuye la demanda del servicio de transporte”. El policía aclara que esto no significa que a partir de esa hora los autobuses o taxis no estén vigilados: “Tenemos más de 847 cuadrantes en la ciudad y a la policía de proximidad, que es la que está pendiente. También la policía metropolitana durante la noche hace patrullajes en equipos de trabajo para evitar robos”.
El subsecretario enfatiza que los agentes procuran ser muy respetuosos en las revisiones: “Fueron capacitados en aspectos jurídicos y muy específicamente en derechos humanos y en los derechos de los jóvenes. Si el personal no tuviese esa formación, el programa se vendría abajo”. Pese a ello, las revisiones ‘aleatorias’ generan malestar entre algunos usuarios que plantean hasta dónde es legal que la policía obligue a una persona a bajarse de un autobús para ser inspeccionado sin haber cometido un delito. La ley no especifica nada al respecto. “Los procedimientos de actuación policial se revisan constantemente”, decía el jefe del Gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera tras las denuncias de abusos por parte de los agentes contra los manifestantes que salieron a la calle el pasado 1 de diciembre, con motivo de la toma de posesión del nuevo presidente de la República, Enrique Peña Nieto. “Siempre va a haber quien proteste”, asegura el Jefe Apolo, “pero en general, son más los que nos han felicitado por el servicio”.
La Secretaría de Seguridad Pública tiene intención de ampliar el operativo, que considera muy favorable para el cuidado de los pasajeros: “Antes la policía cuidaba el negocio, la casa, la calle, los vecinos, ahora estos agentes solo están pendientes de proteger a las personas que viajan en transporte público, y eso los hace más eficaces en su trabajo”.
Habitualmente el día comienza en los centros de transferencia modal –estaciones con metro y buses-, donde el tráfico de usuarios es muy elevado. Conforme pasa la mañana los agentes se desplazan a otros puntos de las rutas. Si hallan armas o droga en el pasaje, entregan al detenido ante la autoridad ministerial competente.
Al tratar de estimar una cifra sobre los índices de criminalidad (asaltos, robos o agresiones) en los medios de transporte de la ciudad, Rosales Gamboa reconoce que no es fácil cuantificarla: “Hay una situación muy compleja porque desgraciadamente la cultura de la denuncia todavía no está bien fortalecida. A la gente que asaltan en este tipo de transporte le quitan el anillito, los aretitos [pendientes], el monedero… no es mucha cuantía de dinero y yo creo q ue en un 60% de los casos no se denuncia”. El Jefe Apolo sí afirma que muchas veces son los propios ciudadanos los que avisan de que ha habido un atraco en un lugar concreto. “Con lo que nosotros observamos, lo que nos dicen y los datos de la Procuraduría General de Justicia -nuestra área de inteligencia de formación-, tratamos de cubrir los centros donde hay más denuncias”.
Como el transporte público no funciona las 24 horas del día, la labor de estos nuevos agentes tampoco. “Empezamos a eso de las cinco de la mañana y estamos hasta las diez u once de la noche, cuando ya disminuye la demanda del servicio de transporte”. El policía aclara que esto no significa que a partir de esa hora los autobuses o taxis no estén vigilados: “Tenemos más de 847 cuadrantes en la ciudad y a la policía de proximidad, que es la que está pendiente. También la policía metropolitana durante la noche hace patrullajes en equipos de trabajo para evitar robos”.
El subsecretario enfatiza que los agentes procuran ser muy respetuosos en las revisiones: “Fueron capacitados en aspectos jurídicos y muy específicamente en derechos humanos y en los derechos de los jóvenes. Si el personal no tuviese esa formación, el programa se vendría abajo”. Pese a ello, las revisiones ‘aleatorias’ generan malestar entre algunos usuarios que plantean hasta dónde es legal que la policía obligue a una persona a bajarse de un autobús para ser inspeccionado sin haber cometido un delito. La ley no especifica nada al respecto. “Los procedimientos de actuación policial se revisan constantemente”, decía el jefe del Gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera tras las denuncias de abusos por parte de los agentes contra los manifestantes que salieron a la calle el pasado 1 de diciembre, con motivo de la toma de posesión del nuevo presidente de la República, Enrique Peña Nieto. “Siempre va a haber quien proteste”, asegura el Jefe Apolo, “pero en general, son más los que nos han felicitado por el servicio”.
La Secretaría de Seguridad Pública tiene intención de ampliar el operativo, que considera muy favorable para el cuidado de los pasajeros: “Antes la policía cuidaba el negocio, la casa, la calle, los vecinos, ahora estos agentes solo están pendientes de proteger a las personas que viajan en transporte público, y eso los hace más eficaces en su trabajo”.
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