Mirra e incienso
Por Olivia López.
Estoy aquí en el aeropuerto, llevo mas de doce horas esperando a que salga el vuelo que me llevara a casa, veo a toda la gente cansada, nerviosa, algunos caminan desesperadamente, como si con esto el tiempo avanzara mas rápido, otros están echados en la alfombra, acurrucados en parejas, otros pasando el tiempo en sus computadoras. Yo me dedico a observar a todos. Trato de imaginarme la vida de cada una de las personas que veo.
Hay alguien que me inquieta, lo he visto pasar varias veces, y nuestras miradas se han cruzado más de una vez. Es un tipo diferente a los demás, su vestimenta, su piel es de color aceituna, su cabello ondulado, y esos ojos...
A pesar de lo fugaz de nuestra mirada, ésta, fue profunda. Sentí como que me hubiera traspasado, y un escalofrío recorrió mi cuerpo, Que raro es todo esto, es como si ya lo hubiera conocido, casi puedo describir su olor, sin tenerlo cerca. He tratado de imaginarlo, pero no puedo, solo el hecho de pensarlo, hace que mi cuerpo se estremezca.
Por un momento me abstraigo de este bullicio, cierro los ojos, me veo en un palacete, ataviada en sedas de brillantes colores, en un ambiente de velas e incienso, recostada en un diván, esperándolo.
Ansiosa por ser suya, por estar en sus brazos, lo siento llegar, su olor es a incienso con una mezcla de maderas y especias, es un olor que me extasía. Me pierdo en ese mundo…
De pronto siento unas manos sobre mis hombros, Algo me sacude su imagen esta ante mi, veo una sombra, no quiero abrir los ojos,
Oh desilusión, son las manos son del conserje que me despiertan. Y mi vuelo, lo perdí.
MOL 26/06/2011
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