EL RECIEN LLEGADO
Eugenia Mijangos
Los pacientes están desosegados, acaba de llegar uno nuevo y todos están expectantes, pendientes de él.
El recién llegado, se parapeta en una esquina y desde allí los observa a todos, con cara huraña. No cabe duda de que él también tiene miedo de los locos, sin darse cuenta de que el también inspira temor.
Su cara es pálida, con una barba crecida y abundante, tiene muchas canas y probablemente no poco ácaros.
Durante aproximadamente una hora, no deja de observar a todos los que pasan cerca de él, mientras murmura y murmura palabras ininteligibles.
Poco a poco algunos se le acercan y tratan de tocarlo, a lo que el responde con agresividad. Se va formando un grupo que se le acerca, algunos ríen y lo tocan, otros solamente miran y otros le pegan, el se defiende, y se va formando un gran barullo.
Llegan dos enfermeros y lo sacan, el recién llegado está muy inquieto grita y lanza manadas y patadas, lo llevan entre los dos y lo encierran en un cuarto forrado de paredes acolchadas.
- Vos, a este va haber necesidad de inyectarlo, decile a la Maruca
- Maruca, hay un loco que se puso muy agresivo, lo tenés que medicar, yo
- t e acompaño.
Entran y con mucha dificultad hacen su trabajo, el hombre poco a poco se calma, bajo los efectos de la inyección.
Maruca con cara triste vuelve a la estación de enfermería y comenta con su compañera:
-¡ Ay Vos, que triste!, de esta si ya no sale, es la tercera vez que se le tiene que internar. No cabe duda que este trabajo enferma, tan bueno que era el doctorcito López, quién iba a decir como iba a parar.
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