viernes, 24 de junio de 2011

Lunch time/cuento corto.

LUNCH TIME

Lourdes Holton. Jun 2011


Todos los días entre semana mi mamá hace comida para vender entre los empleados de los talleres y fábricas, muy a nuestro pesar, mis hermanas y yo le ayudamos a repartirla por entre los callejones de la ciudad. Nunca me ha gustado ese lugar y menos ese oficio de andarnos arriesgando con esa gente tan abusiva. No todos pues, pero hay algunos que déaltiro no respetan.


El otro día me pasó algo muy desagradable y llegué bien enojada a la casa, le di un gran porrazo al canasto cuando lo puse sobre la mesa.

Y a vos qué mosco te picó? Preguntó mi mamá. Ya vió que se lo dije – respondí – ya no soporto a esos mecánicos abusivotes.

Y qué pasó pues? me dijo- pero yo ya no le respondí y me fui casi llorando al baño, pero ella me siguió.

Ahora – dijo – me lo decís, contámelo vas a ver si no les echo a la policía.
Es ese viejo loco…
Cuál?
El de los clotches hombre.
Don Angel? Pero si es un amor de Dios hija.
Sí ese viejo hueco.
Qué es eso hija, no se repiten esas cosas, se desprestigia la gente.
Si verdad, pero yo, confiada de que era ‘manita caída’ lo dejé para último y cuando yo que entro a su oficina… bueno, si a ese cuarto shuco y engrasado se le puede llamar así.
Continuá, continuá, dijo mi mamá intrigada.
Pues le dí su lunch.
Ponelo allí – señaló – ahorita te pago.
Y yo que me le pongo enfrente a esperar el pisto.
Y?
Ah pues que se abre el zipper de unos sus pantalones puros de mujer que cargaba y me enseña su… su marranada esa.
AH!!
Ve que hijuepueta – dijo después del susto – dejámelo estar, tranquilizate que mañana me las paga.
Al día siguiente cuando la ví meter un par de tijeras por entre las mantas y el canasto le dije – Ay no mama tampoco se comprometa. Con decírselo a la policía basta.
No hija – dijo ella - entonces le complicamos la vida, solo le quiero dar un susto.
Después me contó - que cuando llegó al taller, él la saludó muy amable y atento – hoy le tocó a usted, no? doña Tomasita – dice que le dijo.

Sí – le contestó ella es que no quería perderme el espectáculo, fíjese.
Cómo así? Preguntó él sin sospechar. Es que yo también quiero ver lo que le enseñó a mi hija ayer.
Se fue de esta vida.
Cómo va a creer señora, yo soy un hombre serio…
Pues sí, pero ahora yo tengo curiosidad y me la enseña.
Yyy? Se atragantó todo.
Vaya enseñándome pues, por ahí andan diciendo que usted es amanerado y que apenas la tiene.

A las pruebas me remito dijo herido en su amor propio, y ante su insistencia... y él que se la saca y ella que toma las tijeras.


Por poco se desmaya el mecánico y también mi mamá pues la verdad tanto tiempo sin quien le enchufaran la vida, desde que la dejó mi papá pues, es de imaginárselo, no?
Eso fue todo lo que contó mi mama y de allí en adelante ella se fue a repartirle por todo eso a los mecánicos. Me quedé pensando detenidamente que está pasando porque a mí todo me parece muy extraño ya no volvió a tratar el tema, pero lo que es mi mamá yo la veo muy rara.

Un día llegó con una manota pintada en una nalga, con el pantalón todo blanco quien no la iba a notar. Después que con una chiche casi de fuera, no sé pero allí hay gato encerrado porque desde ese día anda alegre, cantando por la casa, y hasta le sobra el dinero para pintarse el pelo y otras cosas.
Quien sabe pero a mí no me la hace. Me quedo pensando detenidamente que está pasando allí, que el angelito ese no es ningún manita caída y alas no tendrá pero manos y otra cosa le sobran.

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