sábado, 14 de noviembre de 2009

La Magnolia y La Crisanta

Mis adorables compañeras y ayudantes que mi hermana Marilú me puso a mi disposición: La Magnolia y La Crisanta, me han hecho la vida leve (Noten como redacto al estilo guatemalteco, usando mucho los posesivos).

Los que no les conté es que tanto La Magnolia como La Crisanta, visten de ordinario su traje "típico", que significa el traje regional, que consiste en un huipil y un "enredo" (especie de falda larga). El "enredo" son varios metros de tela enrrollados en la parte inferior del cuerpo, siempre de un color y diseños especiales de cada región del país donde haya indígenas.

Observé que el huipil, que antiguamente usaban las mujeres indígenas siempre correspondía a su localidad, hoy ya no. Tanto La Magnolia como La Crisanta aunque proceden de una región fronteriza con México, han adoptado el huipil de una región alejada de su tierra, como es Cobán. Puedo suponer que también entre los grupos indígenas se vive una suerte de "globalización" en la vestimenta indígena femenina, porque en los hombres el fenómeno del abandono de su traje "típico" ocurrió hace muchas décadas, dónde ellos tuvieron que adoptar a fuerza la vestimenta occidental, pero conservaron el sombrero de paja y el machete a la cintura.

Los más interesante en la vida de La Magnolia y La Crisanta, es que ambas poseen un moderno teléfono celular, viviendo una situación premoderna, y es un celular mejor que los que yo uso, más modernos: suena paradójico el asunto, pero así es.

Y para mi sorpresa, agradable noticia, La Crisanta a ratos se retira a sus habitaciones para estudiar !Inglés¡. Ambas son trilingues: hablan MAM, su lengua natal, español, la lengua del conquistador, e Inglés, la lengua del imperio moderno.

Para mi ha sido un tremendo shock el volver a Guatemala y encontrarla todavía en la premodernidad, después de casi 50 años de haber salido de acá. Muy poco ha cambiado en la imagen urbana, y también en las ideas y comportamientos sociales.

Ayer fui invitado a la embajada de México, para asistir a la presentación de un libro escrito por mujeres solamente. Hubo gran asistencia de público en general, destacando aquellos que van regularmente por las botanas y el vino que se sirve en estos casos, pero los discursos son añejos, trasnochados, que corresponde a un feminismo que huele a los años 80´s. No aportaron nada nuevo las feministas presentes, lo único que mantienen es un alto nivel de belicosidad, les encanta pelear con los hombres. El formato del encuentro fue acartonado e innecesariamente largo, y muy aburrido. LO MEJOR FUE LO QUE OCURRIÓ DURANTE EL BRINDIS POSTERIOR. Mi hijo Bolivar que me acompaña en este viaje, logró con la ayuda de su tío Julio, que la encargada de cultura de la embajada le ofreciera un espacio para una exposición de fotografía, con motivo de los festejos del Bicentenario de la Independencia.

El choque cultural ha sido tremendo para mi, aun no entiendo los traslapes entre premodernidad, modernidad y posmodernidad que vive Guatemala, ya iré entendiendo estos entretelones de la cultura chapina. Lo observo a nivel de mi casa con La Magnolia y La Crisanta, pero también a nivel del país y de sus instituciones sociales y políticas.

Gracias por seguirme en esta aventura guatemalteca.

El Bolivar

No hay comentarios:

Publicar un comentario