miércoles, 13 de julio de 2011

Cardenales en el corazón/cuento corto.

Cardenales en el corazón



Por Juan José Lara.


Qué raro es todo esto, porque Iraida León desde que la conocí ya era casada. Parecía llevar una vida normal. Sin embargo sufrió una metamorfosis notable; de impecable y mesurada, se volvió desaliñada y desidiosa. Era difícil coincidir con ella.


Hoy la encontré y, de sopetón, me contó su historia.
Hace unos meses sorprendió a su esposo en una de sus infidelidades. Para consolarla le dije que la infidelidad es atávica; pero ella no estaba de humor para escuchar explicaciones. Me narró que se mudó con sus bártulos y, destrozada, puso la demanda de divorcio.


Tiempo después de la separación, en el supermercado donde trabaja, reparó en un proveedor sorprendentemente guapo. No se resistió, tomó la iniciativa y fue ella quien lo cortejó. El personaje objeto de su deseo le explicó que por su mujer e hijos él no se comprometería en otra relación.


No obstante, ella piensa que aunque no quiera admitirlo él está perdidamente enamorado. Asume que la música romántica que irrumpe en el altavoz él se la pone, así como que merodea discretamente alrededor suyo y, con mucha audacia, se disfraza para no ser reconocido.


Recientemente fue al ginecólogo y, cuando salió se estremeció, al recordar los rasgos físicos del doctor; se parecía al galán de sus desvelos.
Para olvidarlo se buscó finalmente un amante, pero luego le asalta la duda: ¿no es el otro quien se ha disfrazado para poseerla?


Escuché extrañado, su inverosímil relato.
De pronto olvidó el café que bebía, incorporándose se puso lívida, palpitante y conmocionada como al borde de un ataque epiléptico, y exclamó:
-Momento… ¡creo que tú puedes ser él!-

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