Israel vive dos manifestaciones de indignados el fin de semana
Miles de personas piden en Jerusalén y Tel Aviv viviendas dignas para todos y protestan por la subida de precios
Jerusalén no iba a ser menos y centenares de personas han marchado este domingo hasta el Parlamento israelí después de la multitudinaria manifestación del sábado en Tel Aviv. Allí le han exigido al primer ministro, Benjamin Netanyahu, viviendas dignas para todos
Los indignados de Israel
"Queremos justicia social", ha sido uno de los consignas coreadas por los centenares de manifestantes que este domingo han marchado por las calles de Jerusalén. La concentración ha comenzado alrededor de las 7.30 en una plaza cercana al ayuntamiento jerosolimitano con dirección al parque Gan Havradim, justo al lado de la Knesset. Hasta allí se han querido desplazar los indignados para transmitirle un mensaje a Netanyahu. "Aquí estamos, tu Gobierno tiene que darnos una solución ya", decía Arelina, profesora en un centro social, mientras el ruido ensordecedor de pitos y bongos apenas permitía la comunicación a menos de metro y medio, con los temidos efectivos del Yamam (unidades especiales de la Policia Nacional) observando a escasos metros de los manifestantes.
Los indignados recogían así el guante lanzado por Netanyahu hace una semana, al comienzo de las manifestaciones en Tel Aviv, cuando el primer ministro les animó a desplazarse hasta Jerusalén para hacer oír su voz, y horas antes de que su Gabinete vote las dos medidas prometidas para resolver la crisis: terminar con el monopolio del organismo estatal que gestiona más del 90% del terreno en Israel y suprimir la burocracia de los comités locales y de distrito, responsables de otorgar las licencias de obra, que a menudo se demoran entre uno y dos años.
Además, Netanyahu ha asegurado este domingo en un comunicado difundido tras la reunión semanal de su Gobierno que incentivará fiscalmente a los constructores que edifiquen más rápido y a los propietarios de viviendas vacías que quieran alquilar o vender. "La tierra de Israel tiene que ser para los israelíes", decía el primer ministro en el mismo texto, asegurando que él ya conocía el problema desde hace años.
La inflación inmobiliaria se ha disparado desde 2007. El precio de la vivienda en ciudades como Tel Aviv ha aumentado un 67%, según publicaba el diario Haaretz. Antes las familias tenían que pagar una media de 87 letras para pagar su casa; ahora la cantidad ha aumentado a 143, en un país donde hasta hace no muchos años todo estaba subvencionado y donde pagar más de 400 euros de alquiler resulta caro.
Además, decenas de miles de personas se manifestaron el sábado hasta altas horas de la noche para protestar por la subida de precios, que empezó con la gasolina y ha terminado extendiéndose a la vivienda. La jornada se saldó con 43 personas arrestadas, según la policía y los organizadores, aunque la mayoría fueron puestas en libertad horas después.
"Israel ha pasado de ser un país socialdemócrata a ejercer un capitalismo salvaje", explicaba el sábado un judío residente en Tel Aviv. "Por primera vez en años la gente no solo está preocupada por la seguridad o el conflicto con los palestinos, sino por la justicia social"" añadía su esposa. Curiosamente, las agencias internacionales apenas cubrieron esta manifestación multitudinaria. "Como no se habla del conflicto, esto no interesa, pero desde aquí pedimos viviendas también para nuestros vecinos árabe israelíes", señala Mordechai, miembro del partido izquierdista Meretz.
Como contrapunto, el comentario de Hagai que mira de reojo las tiendas de campaña. "La mayoría de la gente que está aquí terminan el ejército y se van a disfrutar a la India. Cuando vuelven todos quieren casa".
A los que sí interesa lo que aquí sucede es a los indignados españoles del 15-M, que han enviado un vídeo de apoyo y varias cartas en solidaridad con el movimiento de protesta israelí. "Lo que hemos aprendido de los españoles y de su protesta es que si estamos indignados tenemos que salir a la calle. Son una inspiración", cuenta Aya Shoshar, una de las organizadoras del evento y miembro de la plataforma internacional del 15-M. Está en el céntrico Bulevar Rothschild y acaba de llegar con las baterías recargadas de ilusión desde Madrid.
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