Primera medida del Gobierno socialista francés: un 30% menos de sueldo
Hollande impone a sus 34 ministros un estricto y puntilloso código deontológico
Francia lidera la defensa de Grecia: “La Unión no puede deshacerse”
1.935
La alternancia política se ha consumado en París. Los 17 ministros y 17 viceministros del Gobierno socialista de Jean-Marc Ayrault han tomado posesión, y François Hollande ha dado el pistoletazo de salida a las primeras reformas antes de volar a Estados Unidos para reunirse con Barack Obama en la Casa Blanca y participar en su primer G-8 y su primera cumbre de la OTAN. Pierre Moscovici, su nuevo ministro de Economía, ha reiterado nada más llegar a Bercy cuáles son las prioridades inmediatas del Gobierno: “Francia no ratificará el tratado fiscal sin un paquete de crecimiento”, y “Grecia debe seguir formando parte de la Unión Monetaria”. Sobre la permanencia de Atenas en el euro, Moscovici no dejó lugar a dudas: “La deseamos con todas nuestras fuerzas porque es un miembro de la Unión Europea y la zona euro debe permanecer unida, no puede deshacerse”.
La primera declaración oficial de Moscovici, antiguo ministro de Asuntos Europeos y mano derecha de Hollande, refuerza la impresión, expresada ya por el presidente en Berlín, de que París ha decidido liderar la defensa de Grecia y está dispuesta a ejercer toda la presión necesaria ante Angela Merkel para cumplir sus tres grandes objetivos: mantener a Atenas en el euro, completar el pacto fiscal con convincentes medidas de estímulo y abrir la toma de decisión desde el directorio franco-alemán a todos los socios e instituciones europeos.
El primer día de trabajo de la administración socialista estuvo cargado de símbolos y mensajes de ruptura con la presidencia de Nicolas Sarkozy, conocido por el apelativo 'bling bling' (nuevo rico, hortera) y marcado por los escándalos financieros. La primera decisión del consejo de ministros ha consistido en reducir en un 30% los sueldos de los miembros del Gabinete y del presidente. “Esto es la ejemplaridad”, ha presumido el primer ministro, Jean-Marc Ayrault. Cuando llegó al poder en 2007, una de las primeras medidas tomadas por Sarkozy fue subirse subió el sueldo un 170%.
Además, las dos cabezas del Ejecutivo han firmado y dado a firmar a los 34 ministros (17 hombres y 17 mujeres, el primer gabinete paritario de la historia del país) un estricto código deontológico y de austeridad personal y moral. El documento, elaborado por el equipo de Laurent Fabius, nuevo titular de Exteriores, y revisado personalmente por Hollande, subraya que el ejercicio del poder se regirá por los principios de “dignidad, sobriedad, eficacia, ejemplaridad, transparencia y solidaridad con el colectivo”.
Así, los ministros no deberán “expresar desacuerdos que puedan debilitar al Gobierno una vez se haya tomado una decisión”, limitarán tanto el número de ayudantes (un máximo de 15 los ministros, y 10 los viceministros) como los gastos de sus gabinetes en un 10%, harán pública su renta y sus viviendas, se abstendrán “absolutamente” de ayudar a familiares o amigos, y pondrán su patrimonio “en manos de un intermediario acreditado”.
Además, no podrán acumular cargos ni salarios, ni aceptar regalos de cuantía superior a 150 euros, ni “invitaciones privadas de Gabinetes extranjeros o personas físicas o jurídicas relacionadas con su departamento”, y deberán favorecer la democracia participativa “escuchando a los ciudadanos”, utilizando “las posibilidades que ofrece Internet”, y compartiendo en la Red “de una forma cómoda y gratuita el mayor número posible de datos públicos”.
El cambio ha llegado, y otra prueba ha sido la toma de posesión de Manuel Valls, titular de Interior, que ha convertido el traspaso de poderes con su antecesor, Claude Guéant, en un ‘Yo acuso’. El político barcelonés ha recordado al exministro, un notorio xenófobo, que aunque nació fuera del país aprendió a “amar a Francia, su lengua, su bandera y su cultura”, y ha anunciado que en su gestión no habrá “estigmatización ni carreras desenfrenadas hacia las cifras” (de inmigrantes). La despedida sonó sarcástica: “Bon vent”. Pero Guéant fue el único ministro saliente que no ha recibido los aplausos de sus colaboradores al irse. Se marchó con un silencio de plomo.
La primera declaración oficial de Moscovici, antiguo ministro de Asuntos Europeos y mano derecha de Hollande, refuerza la impresión, expresada ya por el presidente en Berlín, de que París ha decidido liderar la defensa de Grecia y está dispuesta a ejercer toda la presión necesaria ante Angela Merkel para cumplir sus tres grandes objetivos: mantener a Atenas en el euro, completar el pacto fiscal con convincentes medidas de estímulo y abrir la toma de decisión desde el directorio franco-alemán a todos los socios e instituciones europeos.
Hollande tratará de erigirse en el gran líder de la izquierda europea en el arriesgado asunto griego, y cuenta con sumar el apoyo de Barack Obama, conocido partidario del crecimiento europeo y cada vez más crítico con Merkel, para debatir una revisión del asfixiante rescate impuesto por la troika (UE, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo). Según se ha sabido, el líder del partido izquierdista griego Syriza, Alexis Tspiras, visitará París el lunes, donde se reunirá con Jean-Luc Mélenchon, líder del Frente de Izquierda.
Además, las dos cabezas del Ejecutivo han firmado y dado a firmar a los 34 ministros (17 hombres y 17 mujeres, el primer gabinete paritario de la historia del país) un estricto código deontológico y de austeridad personal y moral. El documento, elaborado por el equipo de Laurent Fabius, nuevo titular de Exteriores, y revisado personalmente por Hollande, subraya que el ejercicio del poder se regirá por los principios de “dignidad, sobriedad, eficacia, ejemplaridad, transparencia y solidaridad con el colectivo”.
Así, los ministros no deberán “expresar desacuerdos que puedan debilitar al Gobierno una vez se haya tomado una decisión”, limitarán tanto el número de ayudantes (un máximo de 15 los ministros, y 10 los viceministros) como los gastos de sus gabinetes en un 10%, harán pública su renta y sus viviendas, se abstendrán “absolutamente” de ayudar a familiares o amigos, y pondrán su patrimonio “en manos de un intermediario acreditado”.
Además, no podrán acumular cargos ni salarios, ni aceptar regalos de cuantía superior a 150 euros, ni “invitaciones privadas de Gabinetes extranjeros o personas físicas o jurídicas relacionadas con su departamento”, y deberán favorecer la democracia participativa “escuchando a los ciudadanos”, utilizando “las posibilidades que ofrece Internet”, y compartiendo en la Red “de una forma cómoda y gratuita el mayor número posible de datos públicos”.
El cambio ha llegado, y otra prueba ha sido la toma de posesión de Manuel Valls, titular de Interior, que ha convertido el traspaso de poderes con su antecesor, Claude Guéant, en un ‘Yo acuso’. El político barcelonés ha recordado al exministro, un notorio xenófobo, que aunque nació fuera del país aprendió a “amar a Francia, su lengua, su bandera y su cultura”, y ha anunciado que en su gestión no habrá “estigmatización ni carreras desenfrenadas hacia las cifras” (de inmigrantes). La despedida sonó sarcástica: “Bon vent”. Pero Guéant fue el único ministro saliente que no ha recibido los aplausos de sus colaboradores al irse. Se marchó con un silencio de plomo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario