"La Puerta del Sol fue un gran cuadro". La frase es de José Abajo Izquierdo, pintor y performer que participó en la Comisión de Arte de Sol las primeras semanas de la acampada en el Kilómetro Cero. Los miembros de aquella hiperactiva ciudadela que ocupó el centro de Madrid durante 28 días expresaron su indignación generando una cantidad ingente de material creativo. En ese lienzo que fue la plaza se pintaron multitud de lemas. No somos antisistema, el sistema es antinosotros. La lona publicitaria que presidía la actriz Paz Vega mutó en un collage gigante, se dispararon miles, decenas de miles de flashes; se levantaron decenas de estructuras. Lo que queda de aquello es es el legado estético del movimiento. Fue un arte espontáneo. Comprometido. Y efímero. "Arte de ataque", resume Abajo Izquierdo. Una parte de todo ese material se convierte ahora además en pieza de museo.
Ya se sabe que al 15-M le gustan poco los espacios cerrados. Lo suyo es la calle, la plaza, los barrios. Pero con motivo de la celebración de su primer aniversario, ha accedido a encorsetarse—temporalmente-— entre cuatro paredes: las del Ateneo de Madrid, donde los indignados van a exponer por primera vez parte de la trayectoria del movimiento. La muestra estará abierta al público desde hoy y hasta el 20 de mayo, bajo el título de Un año de acción indignada.
La memoria del 15-M que va a exhibirse ha estado guardada a buen recaudo: cuando el 11 de junio de 2011 el grueso de la acampada de Sol se levantó, gran parte de los objetos generados en la microciudad fueron archivados y conservados en centros okupas de Madrid: una selección de todas aquellas fotografías, carteles, murales, estructuras, vídeos o figuras es lo que ahora puede volver a verse. Otros se han creado ex profeso. Para nostálgicos hay hasta una réplica a pequeña escala de uno de los tenderetes del campamento de Sol. Con su característica lona azul.
El embalaje en el que habían llegado los objetos quedaba ayer todavía apilado en las paredes de la sala del Ateneo. Los cartones tenían estampado el sello “Archivo 15-M”. “Ha venido todo perfectamente protegido, se ha tratado como si fueran incunables”, explicaba Concha, filósofa jubilada de 67 años, miembro de la Comisión de Cultura.
De vuelta a lo artístico: ¿Alguno de los objetos creados por el 15-M es valioso? “Más que con piezas concretas, veo el hecho estético en la transformación de la plaza. Me quedo con un impresionante ready-made (arte mediante el uso de objetos que normalmente no se consideran artísticos) donde una plaza servía de galería y un mobiliario urbano y publicitario se aprovechaba como lienzo cambiante al ritmo de las ideas”, apunta el artista urbano Neko, que también hizo de las suyas en Sol: utilizó un soporte de publicidad como marco para una pintura que decía In love we trust (vídeo).
Del movimiento también fluyeron ideas de ciudad. Belinda Tato, arquitecta (Ecosistema Urbano) y profesora de diseño en Harvard, señala: "El 15-M aportó el sentido de recuperar el espacio público como ágora. Los espacios públicos están mercantilizados, los ciudadanos no los sienten como propios. Pero ellos rompieron esas reglas no escritas y recuperaron el espacio para la democracia".
En la exposición del Ateneo hay algunas ausencias que los mitómanos recordarán: falta la placa de bronce que con el lema Dormíamos, despertamos, apareció un día a los pies de la estatua de Carlos III. Nadie sabe quién la tiene. Simplemente, despareció.
La plaza servía de galería y el mobiliario urbano y publicitario se aprovechaba como lienzo al ritmo de las ideas
La memoria del 15-M que va a exhibirse ha estado guardada a buen recaudo: cuando el 11 de junio de 2011 el grueso de la acampada de Sol se levantó, gran parte de los objetos generados en la microciudad fueron archivados y conservados en centros okupas de Madrid: una selección de todas aquellas fotografías, carteles, murales, estructuras, vídeos o figuras es lo que ahora puede volver a verse. Otros se han creado ex profeso. Para nostálgicos hay hasta una réplica a pequeña escala de uno de los tenderetes del campamento de Sol. Con su característica lona azul.
El embalaje en el que habían llegado los objetos quedaba ayer todavía apilado en las paredes de la sala del Ateneo. Los cartones tenían estampado el sello “Archivo 15-M”. “Ha venido todo perfectamente protegido, se ha tratado como si fueran incunables”, explicaba Concha, filósofa jubilada de 67 años, miembro de la Comisión de Cultura.
Los mitómanos echarán en falta la placa con el lema Dormíamos, despertamos. Nadie sabe quién la tiene, desapareció.
Del movimiento también fluyeron ideas de ciudad. Belinda Tato, arquitecta (Ecosistema Urbano) y profesora de diseño en Harvard, señala: "El 15-M aportó el sentido de recuperar el espacio público como ágora. Los espacios públicos están mercantilizados, los ciudadanos no los sienten como propios. Pero ellos rompieron esas reglas no escritas y recuperaron el espacio para la democracia".
En la exposición del Ateneo hay algunas ausencias que los mitómanos recordarán: falta la placa de bronce que con el lema Dormíamos, despertamos, apareció un día a los pies de la estatua de Carlos III. Nadie sabe quién la tiene. Simplemente, despareció.
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