Luis Bárcenas iba a soltar toda su verdad, y quería hacerlo de un
tirón. De hecho, no tomó ni un vaso de agua durante cinco horas y media
que pasó en el Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional y
rechazó un descanso que le ofreció el juez Pablo Ruz a mitad de la
sesión: “Prefiero terminar cuanto antes y volver a Soto del Real”, le
contestó al magistrado. La declaración del extesorero del PP ante el
juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz —un interrogatorio cargado de
datos comprometedores para los nombres que han controlado el
centro-derecha español durante las últimas dos décadas—, no fue fruto
del arrepentimiento; ni siquiera de una reflexión tras dos semanas
largas en la cárcel. No. La confesión, coinciden diversas fuentes,
responde a una mezcla de venganza tras su encarcelamiento a petición de
la fiscalía y de pura estrategia de defensa. Hubo grandes revelaciones,
capaces de marcar la agenda política durante semanas, pero también
silencios y amnesias selectivas.
La décima declaración de Bárcenas en sede judicial —la cuarta ante
Ruz— reflejó un notable cambio de actitud: el extesorero respondió a las
cuestiones que le plantearon todas las partes, incluidas las
acusaciones populares, a las que hasta ahora había despreciado. Bárcenas
llegó a pedir perdón al letrado de la asociación ADADE, José Mariano
Benítez de Lugo, al que el pasado 27 de junio había amenazado tras pedir
su ingreso en prisión: “Socialista, me vas a encontrar”, le dijo
entonces.
Antes de iniciar la declaración, Bárcenas pidió permiso para que su
imagen no fuera distinta de la de sus nueve comparecencias anteriores.
Vestido con un traje gris marengo y camisa rosa, pidió ponerse una
corbata, una prenda que no podía poseer ya que está prohibida en la
cárcel. Obtuvo el consentimiento y acopló en su cuello una de color
azul, prestada por su nuevo abogado, el exjuez Javier Gómez de Liaño.
Tras confirmar ante Ruz a sus letrados, el matrimonio formado Gómez
de Liaño y la exfiscal Dolores Márquez de Prado, el extesorero lanzó su
primera bomba, toda una declaración de intenciones: “No es cierto que no
haya una contabilidad b”.
PAPELES DE EL PAÍS
“Son auténticos”
Con estas palabras, se desdijo de lo mantenido durante cinco meses.
El agente judicial le enseñó las 14 hojas que publicó EL PAÍS el pasado
31 de enero, y que supusieron la apertura del caso, y el folio aportado
por El Mundo la semana pasada. Tras medio año tratando de
desvincularse de la contabilidad secreta manuscrita, con maniobras que
incluyeron el forzamiento de su letra en la prueba caligráfica, Bárcenas
reconocía por fin como suya la caja b del PP entre los años 1990 y
2008. “Es mi letra (...) Los papeles de EL PAÍS son auténticos”,
sentenció. “También los visés \[vistos buenos\]” que aparecen
al pie de cada página, tal como dijo en referencia a las firmas que
identificó como la propia y la de su antecesor, Álvaro Lapuerta, cuya
rúbrica deja de aparecer en junio de 2008, fecha en la que Bárcenas
asumió las tareas de tesorero.
La contabilidad secreta recoge supuestos pagos opacos al partido por
valor de 7,5 millones de euros entre 1990 y 2008 y el uso de este dinero
para gastos electorales y el pago de sobresueldos y otras
compensaciones económicas a los máximos dirigentes de la formación
conservadora. Todo ello al margen de los estatutos del PP.
“No era un libro, sino hojas sueltas” de las que se hacía cargo el
departamento de contabilidad, explicó Bárcenas tranquilo. ¿Participó
alguien más en la elaboración de los documentos contables?, le preguntó
el juez. “Solo yo”, respondió Bárcenas. El extesorero, al que el partido
defendió en 2009, tras su imputación en el caso Gürtel, como
un “ejemplo de profesionalidad y buen hacer” y al que solo ha calificado
de “presunto delincuente” cuando ha desvelado la supuesta financiación
ilegal de la formación, respondió al porqué no aparecen los ejercicios
1993, 1994 y 1995. “Faltan porque estaban en los ordenadores de Génova
(sede del PP) que no me devolvieron”, dijo sin querer obviar el hecho de
que la formación conservadora le reservó un despacho en su sede
nacional hasta hace meses, un espacio del que desaparecieron dos
ordenadores, lo que provocó que denunciara a su partido por robo.
EL PENDRIVE
"Estaban en mi casa”
Bárcenas acudió al lunes a declarar ante el juez Ruz pertrechado de
numerosa documentación. En nueve carpetas de diferentes colores —cuatro
azules, dos amarillas, una lila, una verde y una sepia— el responsable
de las finanzas del PP aportó al magistrado movimientos contables,
resguardos de ingreso, recibos de notaría, fotocopias de cheques y demás
documentación tanto manuscrita como informática.
También llevó un lápiz de memoria informática (pen drive), en el que supuestamente había guardado una copia de aquellos archivos de los ordenadores desaparecidos.
La instrucción desarrollada por Pablo Ruz no ha tenido sorpresas. El
juez se ha limitado, en la mayoría de las ocasiones, a ejecutar la
solicitud de diligencias que ha requerido la fiscalía. Y como el
ministerio público nunca pidió el registro de la vivienda o el despacho
del extesorero del PP, este nunca se hizo. Luis Bárcenas tampoco eludió
este hecho y se jactó de haber tenido tanto las nueve carpetas como el
pendrive con los ejercicios de la contabilidad b que no han sido
publicados siempre en su casa. La información abarca hasta 2009 porque,
según dijo, no hay nada posterior.
En cualquier caso, Bárcenas no lanzó toda su artillería pesada y se
guarda varias bazas. Según declaró, cuenta aún con documentos en su
poder que entregará al juzgado en el futuro.
LOS SOBRESUELDOS
“Mensuales y en metálico”
]Uno de los elementos de los llamados papeles de Bárcenas
que más ha escocido en Génova 13 son los supuestos sobresueldos. Según
la contabilidad secreta, de los 7,5 millones presuntamente recaudados
entre diferentes empresarios del sector de la obra pública, cerca de 3,6
millones fueron destinados a redondear los salarios de los máximos
dirigentes populares. Según los papeles, el asesor de estrategia
electoral Pedro Arriola fue quien más ingresó 778.012 euros de 1990 a
1993 y entre 2002 y 2003.
El partido ha negado en todo momento la existencia de estos
sobresueldos en dinero negro, que se suman a los llamados gastos de
representación que cobraban los líderes populares de la contabilidad
oficial.
“Sí había sobresueldos”, afirmó Bárcenas en su declaración. “Siempre
se entregaba el dinero en presencia de Lapuerta”, añadió para tratar de
centrifugar responsabilidades. Se trataba de una operativa que, se
excusó, heredó de otro tesorero, Rosendo Naseiro, quien le dio
instrucciones para abrir apuntes contables. También Lapuerta, según
siguió relatando, le contó cómo pagar los sobresueldos que se pagan “en
efectivo”. ¿Quién tenía conocimiento de esta operativa?, le preguntó el
juez. “Los perceptores, los tesoreros y yo”, respondió Bárcenas apelando
al tiempo que ejerció de gerente del PP. “Al final, también Cristóbal
Páez”, detalló, nombrando a quien le sustituyó en la gerencia.
El presidente, el secretario general y los vicesecretarios eran los
destinatarios de esos sobresueldos, según contestó el extesorero al
juez. Se entregaban “en efectivo y de manera mensual”, afirmó, aunque
precisó que "dependían de la liquidez".
El extesorero abundó también en las fechas. “Solo hay anotaciones
hasta 2008 pero hubo pagos hasta 2010”, afirmó. Y pasó a detallar los
sobresueldos entregados a Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, en
sus despachos, en sobre marrones con su nombre y billetes de 500. “No se
les hacía firmar”, adujo. Se apuntaban las entregas en una tarjeta y en
un listado que él mismo entregó a Rajoy y que el ahora presidente del
Gobierno “metió en la destructora de papeles”, según Bárcenas.
El fiscal, en su turno de preguntas, quiso profundizar en los
sobresueldos y el extesorero insistió en que las entregas a los
secretarios generales se mantuvieron en el tiempo y “de forma
permanente”. En ocasiones, algún cargo público “recomendaba” al tesorero
a alguien de su región y entonces se reunían con él para estudiar la
entrega. Bárcenas relató cómo, en abril de 2003, el entonces secretario
general Javier Arenas le pidió dinero para gastos de vivienda del
presidente balear Jaume Matas.
COHECHO
“Las donaciones eran sin contraprestación”
Luis Bárcenas llevaba su declaración bien preparada. Pese a su
locuacidad ante la mayoría de preguntas, se guardó de inculparse más
allá de lo necesario. “Las donaciones eran sin contraprestación”, dijo
para referirse al dinero que los constructores aportaban al PP. Haber
admitido la contraprestación hubiera supuesto admitir su participación
en el delito de cohecho (aceptar dádivas a cambio de adjudicaciones o
contratos públicos) y no lo hizo en ningún momento, aunque llegó a
afirmar: “Estábamos incumpliendo la ley de financiación de partidos”. Y
abundó: “Habitualmente se superaban las cantidades legales y se
fraccionaban”, una afirmación que ya fue descrita por la policía en uno
de los informes sobre las prácticas del PP para ocultar las donaciones
que superaban el límite permitido.
Tampoco le tembló la voz al señalar que el presidente y los
secretarios generales de las distintas etapas conocían la existencia de
donaciones ilegales. “Lapuerta les informaba puntualmente”, aseguró.
Luis Bárcenas se encargaba directamente de atender a los empresarios
que querían aportar donaciones al partido. Conocía perfectamente la
operativa. Entre 1983 y 1992 utilizaron un sistema de captación con
datos de las sociedades con grandes beneficios, según explicó. “La
relación con los donantes era delicadísima”, describió ante el juez Ruz.
Las donaciones se incrementaban en período electoral, tal como reflejan
los papeles y tal como mantuvo en su declaración durante la que
insistió en que “no eran por el pago de ningún favor” y muchas de ellas
“voluntariamente, se hacían con fines electoralistas”.
“En general, no querían recibos”, añadió posteriormente pero, en
algunos casos, se entregaba al donante una copia del ingreso en el
banco. Tampoco contaban el dinero delante de los donantes porque “eso
sería una falta de delicadeza”. “Los donantes, lo que querían es que le
viesen la cara”, afirmó. Aún así, el extesorero relató cómo los
empresarios que realizaban aportaciones eran recibidos, posteriormente,
por algún cargo, “por una u otra autoridad”, dijo. Pero esa gestión
política, el encuentro con los cargos públicos, no dependía del dinero
que se aportara, según precisó para distanciarse, una vez más del delito
de cohecho.
Su intento de exculparse llegó al punto de argüir que el pago de esos
sobresueldos tenía un aval jurídico elaborado por el expresidente de
Caja Madrid, Miguel Blesa, autor de un informe que públicamente y hasta
ahora habían atribuido a “Miguel Crisantemo”. “Yo hice lo que Lapuerta
me dijo que hiciera”, sostuvo. Y sembró la duda cuando dijo no saber si
la caja b del PP sigue en marcha. “No sé si ha terminado”, afirmó.
FILTRACIONES
El juez Ruz, molesto
En mitad de la declaración, Pablo Ruz interrumpió su interrogatorio
y, con tono notablemente molesto, recriminó que en las redes sociales se
estuviera informando “de lo que está sucediendo aquí”. Tras la
advertencia, el juez tomó medidas contra la difusión de los
interrogatorios y ayer pidió a la policía un informe sobre la filtración
en tiempo real del contenido de la declaración de Bárcenas .
RECIBOS Y NUEVAS OPERACIONES
“Ingresos para pagar hipotecas”
Con su medido relato, el responsable de las cuentas del PP durante
dos décadas, también se preocupó de dar credibilidad a su contabilidad
manuscrita y aportó y destacó la existencia de recibos de Calixto Ayesa y
Jaime Ignacio del Burgo, dos de los cargos del PP que ya habían
admitido haber recibido dinero del extesorero. Lo mismo hizo con el
recibí de la supuesta comisión que los populares recibieron del entonces
presidente de Sacyr, Luis del Rivero, por la adjudicación de un
contrato de limpieza en Toledo en 2007.
También habló de operaciones hasta ahora desconocidas y aportó un
documento sobre el PP de Vizcaya que, según explicó, certifica la
entrega de dinero que esta agrupación hacía en efectivo a Lapuerta. “Se
recibía efectivo y se le daba salida a través de una transferencia
oficial para pagar hipotecas”, explicó. Estas operaciones se realizaron
entre 1999 hasta 2005, dijo.
Con la misma naturalidad y elocuencia habló de una entrega en
efectivo en 1993 a Severo Moto para "ayudar en su campaña electoral
guineana", relató. Además de este confirmó uno a uno los apuntes que
figuran en los papeles, también el del presidente del Tribunal de
Cuentas, Ubaldo Nieto, pese a que este lo negó. También el apunte sobre
Libertad Digital: “Acebes recibió una llamada de Alberto Recarte
(consejero del portal digital) y nos pidió que le echáramos una mano en
la ampliación de capital”, explicó Bárcenas. “Lapuerta hizo que
determinadas personas del partido suscribiesen acciones compradas con
dinero del partido”.
Entre las salidas, Luis Bárcenas identificó tres pagos para la defensa del caso Naseiro
y el abogado de Salvador Palop, que fue concejal del PP de Valencia,
también imputado en la trama sobre supuesta financiación irregular del
PP a principios de los 90. Minutos después, a preguntas del fiscal,
precisó que ninguno de los pagos para la defensa de Naseiro salió la
contabilidad oficial.
LOS ALUDIDOS
Un millón de José Luis Moreno
El examen de las cuentas secretas fue exhaustivo. Ruz y Bárcenas repasaron uno por uno los hasta los nombres secundarios
que figuran en los manuscritos. El más conocido de los donantes es
“Moreno”, al que Bárcenas identifica con el empresario del espectáculo
José Luis Moreno. El ventrílocuo padrino de Monchito y el cuervo
Rockefeller figura en dos anotaciones: una de un millón de pesetas y
otra de 6.000 euros.
En los papeles aparecen tres anotaciones, entre 2006 y 2008 por un
total de 637.000 euros para Gonzalo Urquijo, el arquitecto que
rehabilitó la sede del PP. Bárcenas confirmó que el desembolso
corresponde a liquidaciones de la empresa que hizo las obras y que
"seguramente no se realizó a propuesta del constructor" sino que el pago
en b salió del propio PP "porque tendríamos más dinero en negro que en
blanco".
Bárcenas también relató pagos a Elvira Rodríguez, ministra de Medio
Ambiente entre 2003 y 2004 y ahora presidenta de la Comisión Nacional
del Mercado de Valores y a Ana Palacio, ministra de Exteriores entre
2002 y 2004, que ha negado haber recibido ningún pago.