Dimite la ministra de Defensa de Bolivia por la represión policial de una marcha indígena
El Gobierno de Evo Morales disolvió por la fuerza la protesta contra la construcción de una carretera en una reserva natural que ayer había cumplido 41 días
El Gobierno del presidente Evo Morales dispersó anoche por la fuerza la marcha de unos 1.500 indígenas de la Amazonía que rechazan una carretera que dividirá una reserva natural, con el resultado de varios heridos y detenidos, informaron fuentes oficiales. Los agentes atacaron con gases y porras el campamento de carpas de los indígenas cerca del pueblo de Yucumo, a más de 300 kilómetros de La Paz, y el subcomandante de la Policía, general Oscar Muñoz, aseguró que lo hicieron porque fueron amenazados por nativos armados con flechas.
La represión policial ha provocado hoy la dimisión de la ministra de Defensa, Cecilia Chacón, quien mostró su desacuerdo del manejo gubernamental de la protesta. "Asumo esta decisión porque no comparto la medida de intervención de la marcha que ha asumido el Gobierno y no puedo defender o justificar la misma", señala la carta de renuncia, enviada hoy al presidente Evo Morales. Chacón opina que había otras alternativas "en el marco del diálogo, respeto a los derechos humanos, no violencia y defensa de la Madre Tierra".
El Defensor del Pueblo, Rolando Villena, desmintió las versiones policiales y aseguró que tiene informes de que los agentes actuaron cuando los indígenas estaban a punto de cenar y exigió a Morales el "cese inmediato de la violencia" contra los manifestantes, y lo mismo hizo la oficina de la ONU en La Paz. La marcha cumplió ayer 41 días, después de que el sábado se vivieran momentos de tensión cuando un grupo de mujeres retuvo durante más de una hora al canciller David Choquehuanca, acción que el Gobierno calificó de "secuestro", aunque el propio ministro, de origen aimara como Morales, evitó usar tal palabra.
Los líderes de la protesta han anunciado hoy que están dispuestos a retomar la caminata en las próximas horas, cuando baje la tensión, pasando por el pueblo de Yucumo, cuyo acceso estaba bloqueado por centenares de policías y campesinos y cultivadores de coca leales al presidente.
Los indígenas rechazan la construcción de una carretera que atravesará el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), ya que temen que esa reserva ecológica sea depredada e invadida por los productores de coca.
Desencanto social
Cientos de bolivianos se manifiestan hoy con vigilias, concentraciones y huelgas de hambre en diferentes ciudades para protestar por la violencia con que se dispersó a los indígenas amazónicos que rechazan una carretera financiada por Brasil que atravesará una reserva natural. Sindicatos, asociaciones indígenas, partidos de oposición y grupos ecologistas y de defensa de los derechos humanos han organizado protestas públicas para hoy y los siguientes días, incluyendo una huelga nacional de la Central Obrera Boliviana (COB), la mayor organización laboral del país, según informa Efe.
Los policías forzaron a cientos de indígenas a subir a autobuses que los llevaron al pueblo vecino de San Borja, de donde los trasladarán a sus comunidades, según dijo el general Muñoz. El jefe policial agregó que se "detuvo a tres o cuatro personas" y que hay varios heridos en ambos bandos, aunque no de gravedad.
Los medios de prensa informaron que muchas mujeres indígenas fueron separadas de sus hijos y pedían ayuda para hallarlos antes de que se pierdan en el bosque. La Policía impidió la cobertura de fotógrafos y periodistas y algunos perdieron sus equipos en medio de la refriega, según denuncias de los medios bolivianos.
La intervención policial se produjo horas después de que Morales anunciara un referéndum en los departamentos de Cochabamba y Beni sobre la carretera, y tras invitar a los dirigentes indígenas, ahora detenidos o dispersados, a dialogar en La Paz.
Morales, que ha visto afectada su imagen de indigenista y ecologista por este conflicto, según reconocen incluso miembros de su Gobierno, volvió a defender ayer la polémica vía, financiada por Brasil.
El desencanto social de Evo Morales se ha hecho más visible en Bolivia a causa de la represión de la marcha indígena que revela la inconsecuencia gubernamental entre sus postulados de promoción de los derechos humanos y, la práctica política de obviarlos. Varios de sus más importantes exaliados políticos y sindicales, además de analistas han coincidido en destacar la gestión gubernamental como contradictoria a los principios ideológicos con los que Morales comenzó su Gobierno en 2006.
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