jueves, 29 de marzo de 2012

Aguirre: los sindicatos caeran.

La presidenta de la Comunidad de Madrid cree que es una movilización «política» y, por tanto, ilegal















Un grupo de piquetes agrede al dueño de un bar en Bilbao tras negarse a cerrar por la huelga general
Estalla el conflicto en el centro de Barcelona
Los sindicatos hablan de indiscutible éxito de la huelga y piden una rectificación de la reforma «Es como los pirómanos que se quejan de que vengan los bomberos». De esta curiosa manera ha tildado Esperanza Aguirre la protesta vivida hoy en forma de huelga general, una movilización que para ella es «lo último que necesita España».

En declaraciones al programa «Contrapunto» de ABC Punto Radio, la Presidenta de la Comunidad de Madrid ha señalado que se trata de una movilización «política» y por tanto «ilegal» con la legislación en la mano.

Aguirre ha lamentado también las imágenes de contenedores ardiendo «que mañana se verán en la prensa internacional cuando la huelga no ha tenido incidencia en la mayoría de españoles». Por esta actitud, la presidenta afirma que «necesitamos producir más si queremos salir del marasmo en que los socialistas nos han metido». Aguirre ha añadido además que la ideología es totalmente fracasada y el sindicalismo que hemos visto hoy se acaba. «Es como cuando el muro iba a caer; estos van a caer», ha explicado. Como ejemplo de ese sindicalismo que considera desfasado, Aguirre pone el caso de los piquetes «que van a gritar y coaccionar a las cocheras».

«Se aceptarán enmiendas a la reforma»
Por otro lado, la secretaria de Estado de Empleo Engracia Hidalgo ha recordado en el programa de Isabel San Sebastián que en la tramitación parlamentaria de la reforma laboral se podrán aceptar enmiendas «que mejoren el texto, pero sin tocar los ejes troncales de una reforma» que ha cambiado una legislación que tilda de «obsoleta».

Hidalgo ha esgrimido un dato: en España, de cada cien empresas en dificultades, setenta han acudido al despido, mientras que en Italia, sólo lo han hecho treinta y ocho. Una cifra que evidencia a su juicio la necesidad de introducir los mecanismos de flexibilidad que pretende el ejecutivo.

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