jueves, 15 de septiembre de 2011

Dinamarca, un giro a la izquierda.

Alta participación en la jornada electoral en Dinamarca
Los sondeos pronostican un posible giro a la izquierda. -Son los primeros comicios legislativos en Escandinavia desde la matanza cometida por un ultraderechista en Noruega


La alta participación está marcando las elecciones generales hoy en Dinamarca, donde los sondeos prevén una victoria del centroizquierda. El 27,9% de los daneses ha votado en los comicios generales, tres horas después de la apertura de los colegios electorales, lo que supone 3,5 puntos porcentuales más que en 2007. De confirmarse esa tendencia apuntada en el estudio realizado por la agencia danesa Ritzau, se superaría el récord de participación del 87% logrado en los anteriores comicios de 2007. Los algo más de cuatro millones de daneses llamados a las urnas podrán votar hasta las 20.00, hora local, para elegir a los 179 integrantes del Parlamento, cuatro de ellos en representación de los territorios autónomos de Groenlandia y las islas Feroe.


Los últimos sondeos difundidos hoy coinciden en el pronóstico de los últimos días: el bloque de centroizquierda, encabezado por la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt, acabará con diez años de gobierno de la derecha. A pesar de que los socialdemócratas podrían empeorar incluso el mal resultado obtenido hace cuatro años, la fuerte subida de dos de sus aliados, el centrista Partido Radical Liberal y los "rojiverdes" Lista Unica, sería suficiente para darle al centroizquierda la mayoría, con una ventaja de cinco puntos porcentuales.

Estas elecciones asumen una importancia política que va más allá de las fronteras danesas, ya que se trata de los primeros comicios legislativos en Escandinavia desde la matanza cometida por el ultraderechista Anders Breivik en Oslo y en la isla noruega de Utoya a finales de julio, donde murieron 93 personas.

En este sentido, cabe destacar que un resultado ajustado entre las dos principales coaliciones podría dejar la formación de gobierno en manos de una formación llave, como ya ocurrió con el Partido Popular Danés (DF), que se opone a la inmigración. Este partido, fundado en 1995, se ha convertido en la tercera fuerza política en el Parlamento y durante la última década ha aumentado su influencia apoyando a un Ejecutivo de centro-derecha que gobierna en minoría.

A cambio, ha conseguido que se endurezcan las leyes que regulan la inmigración, si bien encara esta votación con menos garantías que la anterior y podría perder respaldo, en contra de la tendencia vivida en los últimos años para este tipo de formaciones en otras partes de Europa. El DF ha sabido promover en Dinamarca su ideario antimusulmán y nacionalista.

En un país de 5,5 millones de habitantes con una población musulmana de 200.000 personas, los populistas han agitado el espantajo de la islamización. En 1998 tenían 13 representantes en el Parlamento. Ahora tienen 25. El actual Gobierno de Lars Lökke Rasmussen (Venstre) ha cedido una y otra vez ante las presiones del DF. Una de las más evidentes fue el polémico restablecimiento de los controles fronterizos entre Dinamarca y Alemania, limitando la libertad de movimiento establecida por el Tratado de Schengen.

Economía como tema principal

Pero el rechazo a la inmigración y a la religión musulmana ha quedado relegado en esta campaña. En las elecciones de 2007 fue uno de los temas centrales del debate electoral. Ahora priman las preocupaciones por la economía. Esta campaña electoral ha estado centrada en la crisis económica y las medidas para mantener el estado de bienestar, tapando el agujero de 47.000 millones de coronas (6.300 millones de euros) en las cuentas públicas que los expertos dicen que hay que cerrar antes de 2020.

El Gobierno apuesta por dos programas de reformas que recortan las prestaciones por desempleo, el cheque infantil y las ayudas a estudiantes, y que también pretenden retrasar la edad de jubilación y prejubilación. La líder socialdemócrata, Helle Thorning-Schmidt, defiende por su parte una negociación a tres bandas con patronal y sindicatos para aumentar la jornada laboral. Asimismo, aboga por instaurar un impuesto para millonarios, aumentar la presión fiscal sobre las pensiones elevadas y subir los impuestos al tabaco y a los alimentos considerados poco sanos.

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