jueves, 22 de septiembre de 2011

Pasión sin medida/ cuento corto.

Pasión sin medida.

María Eugenia Mijangos.

Desde la primera vez que te vi en el gimnasio, no podía dejar de mirarte. Tenías algo que me hacía no poder apartar los ojos, ese mismo día pensé en ti repetidas veces.

Por supuesto que mis amigas, desde que les mencioné que me gustabas se encargaron de advertirme múltiples veces que no me convenías, pero era pura envida, decían que en primer lugar cada día llegabas al gimnasio en un carro diferente y siempre te acompañaban dos o tres guardaespaldas, no se te conocía empleo o profesión conocida y sin embargo siempre tenías dinero sin medida para gastar.


Tus invitaciones y regalos desde el principio fueron excesivos, como cuando me enviaste quince arreglos florales de una sola vez, o cuando alquilaste todo el restaurant para brindarme una cena. Yo estaba encantada y al mismo tiempo cada vez más apasionada.
No escuchaba las advertencias, ni siquiera cuando la Tía Julia, quien tenía el carácter del guardián moral de la familia me habló muy en serio conminándome a dejarte.


Pero todo fue de balde, yo persistía en mi obsesión y me sentía en las nubes, pero todo tiene un fin y de pronto despareciste de una día para otro, No supe ya nada de ti, en vano esperé que te comunicaras conmigo, pero pasaron los días y nada, además cómo no conocía nadie a de tu familia e ignoraba a que te dedicabas, no pude hacer averiguaciones. Varias veces manejé hasta tu casa y me estacionaba enfrente esperando alguna señal, pero nada, no volviste a aparecer.


Ahora tres meses después, cada vez estoy más convencida de que la dirección de nuestra pasión no depende de nosotros y que lo que debe pasar a causa de esto, sucede quieras o no, es inevitable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario