EEUU no entregará a la Unesco los 60 millones de dólares (unos 43 millones de euros) que tenía previsto ingresar en noviembre a la agencia de la ONU. Tras la admisión de Palestina en el organismo internacional, a pesar de los votos en contra de Alemania, Canadá, Israel y el propio Estados Unidos, el país ha comunicado la interrupción de la financiación.
La directora general de la agencia, Irina Bokova, ya había advertido a los delegados de que el apoyo económico estadounidense, que en total supone cerca de 60 millones de euros anuales y el 22% de la financiación del organismo, podría estar en peligro.
Con esta respuesta, EEUU aplica una ley por la que puede cortar la financiación a cualquier agencia de la ONU que acepte a Palestina como miembro. Así lo ha indicado la portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Victoria Nuland, que ha lamentado que la admisión "de Palestina como Estado en la Unesco pone en marcha restricciones legislativas existentes desde hace tiempo que obligan a EEUU a abstenerse de hacer contribuciones" a esa organización.
Una ley preveía la retirada de ayudas a las agencias que admitieran a Palestina
La portavoz ha querido insistir en que, pese a todo, EEUU mantendrá su participación y su compromiso con la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Sobre el resultado de la votación, Nuland se ha mostrado contundente. "Es lamentable, prematuro y socava nuestra meta compartida de una paz justa, duradera y exhaustiva en Oriente Medio", ha dicho la portavoz, que ha mantenido la tésis estadounidense apelando a que la formación de un Estado palestino sólo se podrá lograr mediante la negociación directa entre Israel y Palestina.
El nuevo miembro de la agencia cultural de Naciones Unidas, que necesitaba 87 votos a favor para ser admitida en el organismo internacional, ha contado con el apoyo de 107 estados. Entre esos países, se encuentran, entre otros, India, China, España y Francia. Reino Unido, Colombia, Japón y México se sumaron a otras 48 abstenciones y 14 países votaron en contra.
La respuesta de Israel
A Israel tampoco le ha gustado que Palestina haya sido admitida en la Unesco. De hecho, el Gobierno hebreo ha amenazado con dejar de cooperar con el organismo de Naciones Unidas y todavía ha dado un paso más al advertir que podría obstaculizar el retorno a las negociaciones de paz.
"Es una maniobra unilateral que aleja aún más la posibilidad de un acuerdo de paz""Se trata de una maniobra unilateral palestina que no traerá ningún cambio en el terreno sino que aleja aún más la posibilidad de un acuerdo de paz. Esta decisión no convertirá a la Autoridad Palestina en un Estado, sino que pondrá obstáculos innecesarios al camino para renovar negociaciones", aseguró el Ministerio de Exteriores en un comunicado. "Tras esta decisión, el Estado de Israel considerará sus próximos pasos respecto a la cooperación con la organización", advierte la nota.
Exteriores reitera la posición israelí de que el diálogo es la única vía para hacer progresos hacia la paz y que este debe tener lugar "sin condiciones previas", incluida la exigencia palestina de que se suspenda el crecimiento de las colonias judías en su territorio mientras tengan lugar las negociaciones.
"La estrategia palestina en la Unesco y los pasos similares en otros organismos de la ONU supone un rechazo de los esfuerzos de la comunidad internacional para avanzar en el proceso de paz", asegura el escrito, que agradece a los países que "con sentido de responsabilidad" se han opuesto en París a la pretensión palestina en la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
lunes, 31 de octubre de 2011
Israel se irrita con EEUU y la UE.
Considera la decisión un "obstáculo" para las negociaciones de paz.
La admisión de Palestina como miembro de pleno derecho de la Unesco ha caído como un jarro de agua fría en Israel. La respuesta ha sido rápida: amenazar con suspender la colaboración con la organización, pedir a Washington que cese la ayuda anual de 70 millones de dólares que le concede y amonestar a la Unión Europea por no oponerse unánimemente a la moción.
"Esta decisión no convertirá a Palestina en un Estado", advirtió el Ministerio de Exteriores israelí, que considera que la decisión supone "un obstáculo al reinicio de las negociaciones" y un rechazo por parte de los palestinos a "los esfuerzos internacionales para avanzar hacia la paz".
Danny Danon, vicepresidente de la Kneset, fue más lejos y señaló que la admisión de Palestina en la Unesco "es una vergüenza para las Naciones Unidas". Ayer, Danon llamó a Hillary Clinton para pedirle que EEUU cese de inmediato las ayudas al organismo, tal como exige una ley estadounidense de los años noventa.
El Estado judío no ocultó su malestar con los europeos
El Estado judío no ocultó su malestar con los europeos, que votaron cada uno de acuerdo a su criterio. España y Francia apoyaron la incorporación de Palestina, mientras Alemania se oponía y Reino Unido se abstenía. "Es decepcionante que la UE, que se esfuerza en renovar las negociaciones directas y se opone a las intenciones palestinas, no lograse alcanzar una posición unificada para impedir esta decisión", indicó Exteriores.
Tensión en Gaza
La preocupación y el enfado de Israel está justificado. Si bien la admisión en la organización cultural y científica no cambiará mucho las cosas, podría no ser más que la primera ficha del dominó. Los palestinos han iniciado su camino y no cambiarán el rumbo.
En los próximos meses, se espera que soliciten el ingreso en otras agencias de la ONU y organismos multilaterales. El más peligroso para Israel sería la entrada en la Corte Penal Internacional, donde los palestinos podrían denunciar la ocupación y las violaciones de derechos humanos. Además, la participación como un Estado más y no como un mero observador en distintas agencias podría también allanar el terreno para que Palestina se convierta en el Estado 194 de la ONU, tal como solicitó en septiembre.
Israelíes y palestinos siguen caminando cada uno por su lado
Israelíes y palestinos siguen caminando cada uno por su lado. Unos siguen ampliando las colonias en territorio ocupado y otros continúan los esfuerzos para lograr el reconocimiento internacional. Pese a las palabras amables de cara a la galería, el interés de ambos por renovar las negociaciones de paz parece inexistente.
Al estancamiento político se une la tensión en Gaza. El Ejército israelí y las milicias continúan los enfrentamientos en la Franja, incumpliendo la tregua impulsada por Egipto tras la violencia del fin de semana, en el que murieron un civil israelí y diez milicianos palestinos.
Ayer, las milicias lanzaron una decena de cohetes contra poblaciones israelíes que no causaron daños ni víctimas y la Fuerza Aérea israelí mató a dos milicianos en un bombardeo en Jan Yunis, en el sur de la Franja. Netanyahu negó que hubiera algún tipo de acuerdo de alto el fuego con las milicias y advirtió de que, de seguir el lanzamiento de cohetes, la respuesta será "muy severa".
La admisión de Palestina como miembro de pleno derecho de la Unesco ha caído como un jarro de agua fría en Israel. La respuesta ha sido rápida: amenazar con suspender la colaboración con la organización, pedir a Washington que cese la ayuda anual de 70 millones de dólares que le concede y amonestar a la Unión Europea por no oponerse unánimemente a la moción.
"Esta decisión no convertirá a Palestina en un Estado", advirtió el Ministerio de Exteriores israelí, que considera que la decisión supone "un obstáculo al reinicio de las negociaciones" y un rechazo por parte de los palestinos a "los esfuerzos internacionales para avanzar hacia la paz".
Danny Danon, vicepresidente de la Kneset, fue más lejos y señaló que la admisión de Palestina en la Unesco "es una vergüenza para las Naciones Unidas". Ayer, Danon llamó a Hillary Clinton para pedirle que EEUU cese de inmediato las ayudas al organismo, tal como exige una ley estadounidense de los años noventa.
El Estado judío no ocultó su malestar con los europeos
El Estado judío no ocultó su malestar con los europeos, que votaron cada uno de acuerdo a su criterio. España y Francia apoyaron la incorporación de Palestina, mientras Alemania se oponía y Reino Unido se abstenía. "Es decepcionante que la UE, que se esfuerza en renovar las negociaciones directas y se opone a las intenciones palestinas, no lograse alcanzar una posición unificada para impedir esta decisión", indicó Exteriores.
Tensión en Gaza
La preocupación y el enfado de Israel está justificado. Si bien la admisión en la organización cultural y científica no cambiará mucho las cosas, podría no ser más que la primera ficha del dominó. Los palestinos han iniciado su camino y no cambiarán el rumbo.
En los próximos meses, se espera que soliciten el ingreso en otras agencias de la ONU y organismos multilaterales. El más peligroso para Israel sería la entrada en la Corte Penal Internacional, donde los palestinos podrían denunciar la ocupación y las violaciones de derechos humanos. Además, la participación como un Estado más y no como un mero observador en distintas agencias podría también allanar el terreno para que Palestina se convierta en el Estado 194 de la ONU, tal como solicitó en septiembre.
Israelíes y palestinos siguen caminando cada uno por su lado
Israelíes y palestinos siguen caminando cada uno por su lado. Unos siguen ampliando las colonias en territorio ocupado y otros continúan los esfuerzos para lograr el reconocimiento internacional. Pese a las palabras amables de cara a la galería, el interés de ambos por renovar las negociaciones de paz parece inexistente.
Al estancamiento político se une la tensión en Gaza. El Ejército israelí y las milicias continúan los enfrentamientos en la Franja, incumpliendo la tregua impulsada por Egipto tras la violencia del fin de semana, en el que murieron un civil israelí y diez milicianos palestinos.
Ayer, las milicias lanzaron una decena de cohetes contra poblaciones israelíes que no causaron daños ni víctimas y la Fuerza Aérea israelí mató a dos milicianos en un bombardeo en Jan Yunis, en el sur de la Franja. Netanyahu negó que hubiera algún tipo de acuerdo de alto el fuego con las milicias y advirtió de que, de seguir el lanzamiento de cohetes, la respuesta será "muy severa".
Exguerrillero alcalde de Colombia.
El político, torturado por la dictadura, emerge como figura en Colombia
A finales de 1985, Gustavo Petro fue detenido por el Ejército cuando iba disfrazado de mujer y con una pistola en el bolso, actuando como dirigente del M-19 en la localidad de Zipaquirá, próxima a Bogotá. El domingo fue elegido alcalde de la capital de Colombia, un cargo al que sólo supera el de presidente de la República.
Diez días lo tuvieron los militares del presidente Belisario Betancourt con una capucha en la cabeza, cuatro de ellos sin comer durante las sesiones tortura. Luego pasó dos años en la cárcel. A la salida se propuso integrar la tendencia del M-19 que propugnaba el abandono de las armas y la negociación con el Estado.
Creó el movimiento Progresistas justo antes del cierre de inscripciones
Petro inició entonces una trayectoria política que le ha llevado a fundar varios movimientos para la construcción de una izquierda democrática en Colombia al margen de las guerrillas y los partidos comunistas, tras su paso por Lovaina y Salamanca, y una vez laureado como economista.
Perteneció a Vía Alterna, Frente Social y Político, hasta llegar a integrarse como fundador del Polo Democrático, una unión de diferentes izquierdas que nunca llegó a cuajar y en la que Petro, después de presentarse sin éxito a la presidencia de la República, fundó su penúltima disidencia tras denunciar la corrupción que reina en Bogotá.
Algunas de las personalidades más importantes del Polo le siguieron sin un horizonte muy claro, hasta que, unas horas antes de cerrarse las inscripciones para los comicios recién celebrados, Petro registró el movimiento Progresistas, con el que acaba de alcanzar la alcaldía.
Los resultados de las regionales cambian el tablero político y derrotan a Uribe
El resultado de las elecciones ha dado la vuelta al tablero político en Colombia. Los partidos tradicionales desde hace 50 años, el conservador y el liberal, han sido laminados. El primero renunció a presentar candidato en Bogotá ante los pobres resultados que esperaba. Los liberales sumaron 93.000 votos frente a los 721.000 de Petro.
El uribismo, que se presentó con el Partido Verde, abandonado por su fundador Antanas Mockus, quedó en segunda posición en la capital con 559.000 votos. Todos los candidatos propuestos por el expresidente Álvaro Uribe para alcaldes y gobernadores fueron derrotados.
Nuevos actores
A escala estatal, aunque ganan las candidaturas liberales, lo más significativo ha sido, en el tradicional panorama de corrupción, compra de votos, amenazas y muertes 41 candidatos asesinados y los parapolíticos victoriosos en numerosas regiones la aparición de muchas listas formadas por movimientos autónomos de ciudadanos, que han conquistado cerca de cinco millones de votos y ocho gobernaciones.
El triunfo de Sergio Fajardo, elegido gobernador de la provincia de Antioquía, también puede ser un éxito de Petro, que intenta atraer ahora a sus filas a un candidato que se había presentado como independiente.
En su primer discurso, Petro animó a extender su movimiento de izquierda por todo el país. El nuevo alcalde de Bogotá quiere que Jaime García Márquez, el hermano del premio Nobel, se encargue de la vida cultural en una ciudad tan ingobernable que nadie sabe muy bien si tiene nueve o diez millones de habitantes y a la que llegan cada noche cientos de desplazados por la violencia.
Durante su etapa de senador, cuando Petro denunciaba incansable a los paras y a Uribe, el hoy alcalde de la megalópolis dormía con una especie de pijama antibalas, abrazado a una metralleta y aislado de su familia. El domingo afirmó que ha dejado de sentirse amenazado.
A finales de 1985, Gustavo Petro fue detenido por el Ejército cuando iba disfrazado de mujer y con una pistola en el bolso, actuando como dirigente del M-19 en la localidad de Zipaquirá, próxima a Bogotá. El domingo fue elegido alcalde de la capital de Colombia, un cargo al que sólo supera el de presidente de la República.
Diez días lo tuvieron los militares del presidente Belisario Betancourt con una capucha en la cabeza, cuatro de ellos sin comer durante las sesiones tortura. Luego pasó dos años en la cárcel. A la salida se propuso integrar la tendencia del M-19 que propugnaba el abandono de las armas y la negociación con el Estado.
Creó el movimiento Progresistas justo antes del cierre de inscripciones
Petro inició entonces una trayectoria política que le ha llevado a fundar varios movimientos para la construcción de una izquierda democrática en Colombia al margen de las guerrillas y los partidos comunistas, tras su paso por Lovaina y Salamanca, y una vez laureado como economista.
Perteneció a Vía Alterna, Frente Social y Político, hasta llegar a integrarse como fundador del Polo Democrático, una unión de diferentes izquierdas que nunca llegó a cuajar y en la que Petro, después de presentarse sin éxito a la presidencia de la República, fundó su penúltima disidencia tras denunciar la corrupción que reina en Bogotá.
Algunas de las personalidades más importantes del Polo le siguieron sin un horizonte muy claro, hasta que, unas horas antes de cerrarse las inscripciones para los comicios recién celebrados, Petro registró el movimiento Progresistas, con el que acaba de alcanzar la alcaldía.
Los resultados de las regionales cambian el tablero político y derrotan a Uribe
El resultado de las elecciones ha dado la vuelta al tablero político en Colombia. Los partidos tradicionales desde hace 50 años, el conservador y el liberal, han sido laminados. El primero renunció a presentar candidato en Bogotá ante los pobres resultados que esperaba. Los liberales sumaron 93.000 votos frente a los 721.000 de Petro.
El uribismo, que se presentó con el Partido Verde, abandonado por su fundador Antanas Mockus, quedó en segunda posición en la capital con 559.000 votos. Todos los candidatos propuestos por el expresidente Álvaro Uribe para alcaldes y gobernadores fueron derrotados.
Nuevos actores
A escala estatal, aunque ganan las candidaturas liberales, lo más significativo ha sido, en el tradicional panorama de corrupción, compra de votos, amenazas y muertes 41 candidatos asesinados y los parapolíticos victoriosos en numerosas regiones la aparición de muchas listas formadas por movimientos autónomos de ciudadanos, que han conquistado cerca de cinco millones de votos y ocho gobernaciones.
El triunfo de Sergio Fajardo, elegido gobernador de la provincia de Antioquía, también puede ser un éxito de Petro, que intenta atraer ahora a sus filas a un candidato que se había presentado como independiente.
En su primer discurso, Petro animó a extender su movimiento de izquierda por todo el país. El nuevo alcalde de Bogotá quiere que Jaime García Márquez, el hermano del premio Nobel, se encargue de la vida cultural en una ciudad tan ingobernable que nadie sabe muy bien si tiene nueve o diez millones de habitantes y a la que llegan cada noche cientos de desplazados por la violencia.
Durante su etapa de senador, cuando Petro denunciaba incansable a los paras y a Uribe, el hoy alcalde de la megalópolis dormía con una especie de pijama antibalas, abrazado a una metralleta y aislado de su familia. El domingo afirmó que ha dejado de sentirse amenazado.
México. La ciudadanización.
Ciudadanización de la democracia
Leonardo Valdés Zurita*
Para darle credibilidad a la democracia fue necesario ciudadanizarla. Durante varias décadas, el poder político fue determinado en las esferas gubernamentales y no por el voto de los ciudadanos. La era del partido hegemónico impregnó la forma en la que se percibía la organización de los procesos electorales y las instituciones del Estado. Más aún, una característica de estos años era que el árbitro de la elección jugaba dos roles: era juez de la contienda y parte en ella.
Por ello, nuestra transición a la democracia exigía diseñar nuevas instituciones: darle cauce al pluralismo político; establecer una base jurídica que diera mayores garantías a los contendientes y, de manera especial, crear las instituciones que posibilitaran transformar la percepción de la sociedad sobre la autenticidad de los procesos electorales, trasladando responsabilidades del gobierno hacia los ciudadanos en materia electoral.
Así ciudadanizamos la democracia. Los cambios institucionales excluyeron a las instancias gubernamentales de la organización electoral y ese poder se asignó y distribuyó entre ciudadanos. En pocas palabras, se atomizó la autoridad electoral, que anteriormente estaba en manos de representantes del gobierno, para depositarla en los ciudadanos.
Esta transferencia de autoridad a los ciudadanos en todas las etapas de la organización electoral constituye, desde mi punto de vista, uno de los arreglos institucionales que más ha contribuido a configurar nuestra democracia.
De acuerdo con el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), los ciudadanos participan en las tareas de capacitación de quienes fungirán como funcionarios de mesas directivas de casilla; como supervisores electorales para garantizar el cumplimiento de los procedimientos normativos establecidos para la capacitación, y como consejeros electorales en la integración de cada uno de los 32 consejos locales y en los 300 consejos distritales.
En el caso de los consejeros electorales locales, la ley dispone los mecanismos para que sean designados, así como los plazos para que éstos, a su vez, designen a otros ciudadanos que asumirán las funciones de los consejos distritales.
En este sentido, de los 4 mil 534 aspirantes a consejeros electorales locales, el Consejo General del IFE designó por unanimidad a los 192 ciudadanos propietarios (6 en cada estado) que integrarán durante dos procesos electorales federales (2011-2012 y 2014-2015), los consejos locales del instituto en cada entidad.
Es importante señalar que logramos un equilibrio casi perfecto en materia de género en su designación: 97 hombres (50.5 por ciento) y 95 mujeres (49.5 por ciento)
Además, en beneficio de la calidad de las decisiones, se valoró de manera significativa la escolaridad y la experiencia en materia electoral de los aspirantes. Así, de los 192 designados, 37 por ciento cuentan con licenciatura; otro 37 por ciento con maestría; 21.9 por ciento con doctorado, y únicamente 3.6 por ciento son pasantes. Debo subrayar que del total, uno de cada cuatro tiene formación profesional en derecho.
En cuanto a su experiencia electoral, 44.8 por ciento ya habían participado en algún otro proceso electoral federal como consejeros locales propietarios; 21.9 por ciento como suplentes de consejos locales, y 30.7 por ciento han sido consejeros propietarios de consejos distritales.
En cuanto a la edad, llama la atención que la edad mediana es de 49 años; la moda de 52; la edad mínima en los consejeros designados es de 24 años y la máxima de 69. Por lo cual es posible afirmar que contamos con consejeros electorales maduros para asumir la responsabilidad de ser autoridades electorales en sus entidades.
Para la imparcialidad del proceso electoral, es fundamental que estos 192 ciudadanos cumplan sus funciones de autoridad con imparcialidad y con apego a la ley. Estos ciudadanos son ya figuras públicas y autoridades en materia electoral, en el ámbito para el cual fueron designados. Como tales, al igual que yo y el resto de mis compañeros en el Consejo General, estamos obligados a conducirnos con apego al Código de Ética del IFE y considerando que nuestra conducta diaria hablará de nosotros, del compromiso con la democracia de todos los funcionarios y ciudadanos que intervienen en la organización de los procesos electorales en nuestro país. Estoy seguro que la ciudadanización se fortalecerá con la eliminación de los déficits de ciudadanía, pero este tema obliga una reflexión aparte.
*Consejero presidente del Instituto Federal Electoral
Leonardo Valdés Zurita*
Para darle credibilidad a la democracia fue necesario ciudadanizarla. Durante varias décadas, el poder político fue determinado en las esferas gubernamentales y no por el voto de los ciudadanos. La era del partido hegemónico impregnó la forma en la que se percibía la organización de los procesos electorales y las instituciones del Estado. Más aún, una característica de estos años era que el árbitro de la elección jugaba dos roles: era juez de la contienda y parte en ella.
Por ello, nuestra transición a la democracia exigía diseñar nuevas instituciones: darle cauce al pluralismo político; establecer una base jurídica que diera mayores garantías a los contendientes y, de manera especial, crear las instituciones que posibilitaran transformar la percepción de la sociedad sobre la autenticidad de los procesos electorales, trasladando responsabilidades del gobierno hacia los ciudadanos en materia electoral.
Así ciudadanizamos la democracia. Los cambios institucionales excluyeron a las instancias gubernamentales de la organización electoral y ese poder se asignó y distribuyó entre ciudadanos. En pocas palabras, se atomizó la autoridad electoral, que anteriormente estaba en manos de representantes del gobierno, para depositarla en los ciudadanos.
Esta transferencia de autoridad a los ciudadanos en todas las etapas de la organización electoral constituye, desde mi punto de vista, uno de los arreglos institucionales que más ha contribuido a configurar nuestra democracia.
De acuerdo con el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), los ciudadanos participan en las tareas de capacitación de quienes fungirán como funcionarios de mesas directivas de casilla; como supervisores electorales para garantizar el cumplimiento de los procedimientos normativos establecidos para la capacitación, y como consejeros electorales en la integración de cada uno de los 32 consejos locales y en los 300 consejos distritales.
En el caso de los consejeros electorales locales, la ley dispone los mecanismos para que sean designados, así como los plazos para que éstos, a su vez, designen a otros ciudadanos que asumirán las funciones de los consejos distritales.
En este sentido, de los 4 mil 534 aspirantes a consejeros electorales locales, el Consejo General del IFE designó por unanimidad a los 192 ciudadanos propietarios (6 en cada estado) que integrarán durante dos procesos electorales federales (2011-2012 y 2014-2015), los consejos locales del instituto en cada entidad.
Es importante señalar que logramos un equilibrio casi perfecto en materia de género en su designación: 97 hombres (50.5 por ciento) y 95 mujeres (49.5 por ciento)
Además, en beneficio de la calidad de las decisiones, se valoró de manera significativa la escolaridad y la experiencia en materia electoral de los aspirantes. Así, de los 192 designados, 37 por ciento cuentan con licenciatura; otro 37 por ciento con maestría; 21.9 por ciento con doctorado, y únicamente 3.6 por ciento son pasantes. Debo subrayar que del total, uno de cada cuatro tiene formación profesional en derecho.
En cuanto a su experiencia electoral, 44.8 por ciento ya habían participado en algún otro proceso electoral federal como consejeros locales propietarios; 21.9 por ciento como suplentes de consejos locales, y 30.7 por ciento han sido consejeros propietarios de consejos distritales.
En cuanto a la edad, llama la atención que la edad mediana es de 49 años; la moda de 52; la edad mínima en los consejeros designados es de 24 años y la máxima de 69. Por lo cual es posible afirmar que contamos con consejeros electorales maduros para asumir la responsabilidad de ser autoridades electorales en sus entidades.
Para la imparcialidad del proceso electoral, es fundamental que estos 192 ciudadanos cumplan sus funciones de autoridad con imparcialidad y con apego a la ley. Estos ciudadanos son ya figuras públicas y autoridades en materia electoral, en el ámbito para el cual fueron designados. Como tales, al igual que yo y el resto de mis compañeros en el Consejo General, estamos obligados a conducirnos con apego al Código de Ética del IFE y considerando que nuestra conducta diaria hablará de nosotros, del compromiso con la democracia de todos los funcionarios y ciudadanos que intervienen en la organización de los procesos electorales en nuestro país. Estoy seguro que la ciudadanización se fortalecerá con la eliminación de los déficits de ciudadanía, pero este tema obliga una reflexión aparte.
*Consejero presidente del Instituto Federal Electoral
La cumbre de Asunción/Flores Olea.
Resulta sorpresivo que la XXI Cumbre Anual Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que tuvo lugar hace unos días en Asunción, Paraguay, haya recibido tan pocos reflectores de los medios de comunicación, al menos en México. Fue la excepción porque en otros países recibió el despliegue merecido, ya que la cumbre, por necesidad, estaba llamada a cubrir algunos de los temas más polémicos de nuestro tiempo, y en primer lugar el de un desarrollo de los pueblos que sea además efectivamente equilibrado y democrático.
Es verdad que esta Cumbre tuvo más ausencias otras en el pasado. Hay un factor principal que sobre todo determinó ese ausentismo, según diversos comentaristas: desde luego, la posición general latinoamericana frente a la crisis, que comienza a ser mayoritaria, y que es coincidente con las críticas que ya mundialmente recibe el neoliberalismo, raíz y causa profunda del desastre que se vive en todas partes. Obviamente los neoliberales del mundo no están muy dispuestos a seguir escuchando las críticas que se efectúan a un capitalismo salvaje que lleva a todos los continentes a una de sus crisis más profundas.
El otro factor, vinculado con el anterior, tendría que ver con la crisis sistémica que vive el capitalismo europeo, que lo sitúa en los bordes de la banca rota. Evidentemente estos factores, combinados, han opacado la centralidad de las cumbres latinoamericanas, cuando precisamente debieran ser atendidas más que nunca ya que la crisis europea no desmerece en su gravedad.
Es una Cumbre que se dio en la ausencia de Raúl Castro, de Hugo Chávez, de Cristina Fernández, entre otros, en cambio estuvieron presentes, Evo Morales, Rafael Correa, es decir, una asistencia vario pinta del ala izquierda y del ala derecha de los mandatarios iberoamericanos, lo que no deja de ser muy significativo en la composición de estas cumbres. Varios indicadores señalan que no todos los mandatarios latinoamericanos estas dispuestos a encontrarse fácilmente con sus colegas. Todo indica que hay distancias ideológicas que están aún lejos de superarse, y no es difícil pensar que algunos dignatarios de la región dejaron de asistir precisamente por no toparse con sus “pares” del otro bando.
Al final de cuentas, el tema central de la cumbre fue el de la necesaria democratización del estado y, por tanto, el de sus imprescindibles cambios (democráticos), de suerte que sea capaz de frenar al mercado y de imponerle los límites que decida el Estado para lograr una economía que evite el imperio salvaje del propio mercado, al mismo tiempo, que sea capaz de llevar a cabo las transformaciones políticas que requiera un Estado cada vez más próximo a la sociedad y a la población en general, es decir, la transformación del Estado hacia una democracia más efectiva. Que le permita conservar su capacidad de imponer límites deseables al mercado, lo cual significa cuidar estrictamente dos aspectos de la economía real: evitar las brutales concentraciones de capital que se han impuesto en la gran mayoría de países del mundo, y esforzarse por impulsar un desarrollo equilibrado, es decir, sobre todo en beneficio de los más necesitados.
Lo anterior significa, esencialmente, que el Estado actual oligárquico e inclusive plutocrático ha de convertirse en un genuino Estado democrático, es decir que debe desmontar sus estructuras de poder concentrado, en lo político y económico, y transformarse en un Estado político y económico capaz de redistribuir radicalmente sus poderes de decisión en todos los aspectos, y lograr una efectiva desconcentración de los poderes que hasta ahora ha ido acumulando.
Por supuesto que una visión democrática del Estado como la referida, implica una serie de transformaciones revolucionarias que exigen antes que nada la unidad política de todos aquellos que, en cada Estado, están dispuestos a lograr tales transformaciones. Que el atrevimiento es exitoso en la mayoría de las ocasiones lo prueba la historia última de la región, que indica sin lugar a dudas que el progreso real de nuestras sociedades exige transformaciones profundas y dejar atrás las estructuras oligárquicas envejecidas que durante tanto tiempo nos han dominado.
Debe decirse que el otro aspecto extraordinariamente importante de esta cumbre fue la variedad de consensos que se lograron sobre las Malvinas, Cuba, seguridad, migración, ecología, y sobre otros aspectos de importancia mundial en nuestros días, como la la seguridad ciudadana, los flujos migratorios, la seguridad, la emigración y el medio ambiente.
Las naciones iberoamericanas, la seguridad ciudadana, los flujos migratorios, la emigración y el medio ambiente se trataron también en Asunción como puntos clave de las relaciones internacionales hoy, y se proclamó la dificultad de llegar en el corto plazo a soluciones satisfactorias en ese campo.
Helms-Burton y exhortaron al Gobierno de Estados Unidos a que ponga fin al embargo a Cuba.
En otro comunicado acordaron establecer políticas públicas en materia de seguridad ciudadana, un aspecto que se considerara necesario fortalecer. También reafirmaron su preocupación del grupo ante las situaciones en las que "los derechos humanos de las personas migrantes puedan ser vulnerados" y denunciaron la falta de protección de este sector de la población.
Se incluyeron además temas como el fin del bloqueo de Estados Unidos a Cuba, la disputa entre Argentina y Gran Bretaña por las Islas Malvinas y un proyecto ambiental ecuatoriano para dejar sin explotar parte de su petróleo a cambio de una compensación internacional.
Sin duda alguna estuvo presente en esos días en Asunción una voluntad clara de avanzar en las relaciones internacionales iberoamericanas en un sentido democrático.
Es verdad que esta Cumbre tuvo más ausencias otras en el pasado. Hay un factor principal que sobre todo determinó ese ausentismo, según diversos comentaristas: desde luego, la posición general latinoamericana frente a la crisis, que comienza a ser mayoritaria, y que es coincidente con las críticas que ya mundialmente recibe el neoliberalismo, raíz y causa profunda del desastre que se vive en todas partes. Obviamente los neoliberales del mundo no están muy dispuestos a seguir escuchando las críticas que se efectúan a un capitalismo salvaje que lleva a todos los continentes a una de sus crisis más profundas.
El otro factor, vinculado con el anterior, tendría que ver con la crisis sistémica que vive el capitalismo europeo, que lo sitúa en los bordes de la banca rota. Evidentemente estos factores, combinados, han opacado la centralidad de las cumbres latinoamericanas, cuando precisamente debieran ser atendidas más que nunca ya que la crisis europea no desmerece en su gravedad.
Es una Cumbre que se dio en la ausencia de Raúl Castro, de Hugo Chávez, de Cristina Fernández, entre otros, en cambio estuvieron presentes, Evo Morales, Rafael Correa, es decir, una asistencia vario pinta del ala izquierda y del ala derecha de los mandatarios iberoamericanos, lo que no deja de ser muy significativo en la composición de estas cumbres. Varios indicadores señalan que no todos los mandatarios latinoamericanos estas dispuestos a encontrarse fácilmente con sus colegas. Todo indica que hay distancias ideológicas que están aún lejos de superarse, y no es difícil pensar que algunos dignatarios de la región dejaron de asistir precisamente por no toparse con sus “pares” del otro bando.
Al final de cuentas, el tema central de la cumbre fue el de la necesaria democratización del estado y, por tanto, el de sus imprescindibles cambios (democráticos), de suerte que sea capaz de frenar al mercado y de imponerle los límites que decida el Estado para lograr una economía que evite el imperio salvaje del propio mercado, al mismo tiempo, que sea capaz de llevar a cabo las transformaciones políticas que requiera un Estado cada vez más próximo a la sociedad y a la población en general, es decir, la transformación del Estado hacia una democracia más efectiva. Que le permita conservar su capacidad de imponer límites deseables al mercado, lo cual significa cuidar estrictamente dos aspectos de la economía real: evitar las brutales concentraciones de capital que se han impuesto en la gran mayoría de países del mundo, y esforzarse por impulsar un desarrollo equilibrado, es decir, sobre todo en beneficio de los más necesitados.
Lo anterior significa, esencialmente, que el Estado actual oligárquico e inclusive plutocrático ha de convertirse en un genuino Estado democrático, es decir que debe desmontar sus estructuras de poder concentrado, en lo político y económico, y transformarse en un Estado político y económico capaz de redistribuir radicalmente sus poderes de decisión en todos los aspectos, y lograr una efectiva desconcentración de los poderes que hasta ahora ha ido acumulando.
Por supuesto que una visión democrática del Estado como la referida, implica una serie de transformaciones revolucionarias que exigen antes que nada la unidad política de todos aquellos que, en cada Estado, están dispuestos a lograr tales transformaciones. Que el atrevimiento es exitoso en la mayoría de las ocasiones lo prueba la historia última de la región, que indica sin lugar a dudas que el progreso real de nuestras sociedades exige transformaciones profundas y dejar atrás las estructuras oligárquicas envejecidas que durante tanto tiempo nos han dominado.
Debe decirse que el otro aspecto extraordinariamente importante de esta cumbre fue la variedad de consensos que se lograron sobre las Malvinas, Cuba, seguridad, migración, ecología, y sobre otros aspectos de importancia mundial en nuestros días, como la la seguridad ciudadana, los flujos migratorios, la seguridad, la emigración y el medio ambiente.
Las naciones iberoamericanas, la seguridad ciudadana, los flujos migratorios, la emigración y el medio ambiente se trataron también en Asunción como puntos clave de las relaciones internacionales hoy, y se proclamó la dificultad de llegar en el corto plazo a soluciones satisfactorias en ese campo.
Helms-Burton y exhortaron al Gobierno de Estados Unidos a que ponga fin al embargo a Cuba.
En otro comunicado acordaron establecer políticas públicas en materia de seguridad ciudadana, un aspecto que se considerara necesario fortalecer. También reafirmaron su preocupación del grupo ante las situaciones en las que "los derechos humanos de las personas migrantes puedan ser vulnerados" y denunciaron la falta de protección de este sector de la población.
Se incluyeron además temas como el fin del bloqueo de Estados Unidos a Cuba, la disputa entre Argentina y Gran Bretaña por las Islas Malvinas y un proyecto ambiental ecuatoriano para dejar sin explotar parte de su petróleo a cambio de una compensación internacional.
Sin duda alguna estuvo presente en esos días en Asunción una voluntad clara de avanzar en las relaciones internacionales iberoamericanas en un sentido democrático.
La abstención de México, vergonzante.
Lamentable y grave, abstención de México frente a Palestina: Muñoz Ledo
Representa una "subordinación a la política" de EU que no se había visto en la política exterior de nuestro país, advirtió el diputado y ex embajador de México ante la ONU.
México, DF. La abstención de México en la admisión de Palestina como Estado miembro de la UNESCO “es lamentable y muy grave, porque representa una subordinación a la política norteamericana”, que no se había visto en la política exterior mexicana, cuestionó el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo (PT).
En entrevista, el legislador también lamentó que la respuesta inmediata de la Casa Blanca haya sido la suspensión de fondos a la UNESCO.
“La preocupación norteamericana es la reconstrucción de una mayoría progresista en la UNESCO y esto es un escarmiento, por el que México debía protestar pero no lo va hacer”, declaró.
Muñoz Ledo, ex embajador de México ante la ONU , refirió que esta es la segunda ocasión en que Estados Unidos suspende la administración de recursos a la UNESCO.
“No es la primera vez que Washington amenaza y cumple quitarle el apoyo a la UNESCO. La primera ocurrió en la década de los setentas (del siglo pasado), cuando era director Amadou-Mahtar M'Bow, quien renunció por ello.
“Entonces también fue una represalia, porque la composición de la UNESCO es muy progresista y es el único organismo de Naciones Unidas en el que participa un grupo árabe, sumamente activo. En esa ocasión, el origen de la discusión fue la demanda por democratizar de la información, esto es que las grandes agencias no dominaran la visión del mundo”, expuso.
Representa una "subordinación a la política" de EU que no se había visto en la política exterior de nuestro país, advirtió el diputado y ex embajador de México ante la ONU.
México, DF. La abstención de México en la admisión de Palestina como Estado miembro de la UNESCO “es lamentable y muy grave, porque representa una subordinación a la política norteamericana”, que no se había visto en la política exterior mexicana, cuestionó el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo (PT).
En entrevista, el legislador también lamentó que la respuesta inmediata de la Casa Blanca haya sido la suspensión de fondos a la UNESCO.
“La preocupación norteamericana es la reconstrucción de una mayoría progresista en la UNESCO y esto es un escarmiento, por el que México debía protestar pero no lo va hacer”, declaró.
Muñoz Ledo, ex embajador de México ante la ONU , refirió que esta es la segunda ocasión en que Estados Unidos suspende la administración de recursos a la UNESCO.
“No es la primera vez que Washington amenaza y cumple quitarle el apoyo a la UNESCO. La primera ocurrió en la década de los setentas (del siglo pasado), cuando era director Amadou-Mahtar M'Bow, quien renunció por ello.
“Entonces también fue una represalia, porque la composición de la UNESCO es muy progresista y es el único organismo de Naciones Unidas en el que participa un grupo árabe, sumamente activo. En esa ocasión, el origen de la discusión fue la demanda por democratizar de la información, esto es que las grandes agencias no dominaran la visión del mundo”, expuso.
Una niña la habitante 7 mil millones.
Dos niñas nacidas en Filipinas y la India, las habitantes número 7.000 millones del planeta
La ONU designa simbólicamente a la niña filipina Danica May Camacho como la primera habitante, pero el título se lo disputan también una niña india y un niño ruso
La Tierra tiene ya 7.000 millones: calcula qué número eres tú
La Tierra superará los 7.000 millones de personas este mes
7.000 millones de habitantes ¿Quién ostenta el honor de haberse convertido en la habitante número 7.000 millones de nuestro planeta? Es difícil de comprobar los nacimientos que se han producido en las últimas 24 horas en todos los rincones de la Tierra, sobre todo en países pobres donde no existe una política de planificación familiar.
Pero ante la insistencia de los demógrafos de Naciones Unidas de que hoy lunes 31 de octubre se rebasaría el número de 7.000 millones de seres humanos, dos países se han apresurado a proclamar de forma oficial dos nacimientos para poner cara a esta cifra.
Filipinas y la India han asegurado que sendas niñas han sido las primeras en nacer a partir de las 00h00 de hoy lunes, lo que las convertiría en las habitantes número 7.000 millones.
Con la prudencia que requiere este anuncio puesto que quizás otros recién nacidos han visto la luz en otros puntos de la Tierra, la niña filipina Danica May Camacho es el bebé que ostentaría primero este histórico título, según han confirmado los demógrafos de Naciones Unidas. La niña recibirá una beca de estudios de por vida y sus padres una ayuda pública para desarrollar un negocio comercial.
Danica May Camacho ha nacido poco después de la media noche del pasado domingo en un hospital público de la ciudad de Manila, la capital del país. Tras el nacimiento de la pequeña Danica, Filipinas se convierte en el duodécimo país más poblado del planeta con casi 95 millones de habitantes e inicia la carrera demográfica en el planeta, donde los demógrafos de Naciones Unidas afirman que en el año 2100 se alcanzarán los 10.000 millones de habitantes en la Tierra.
Los países actualmente más poblados son China, con 1.350 millones de personas, y la India, con 1.240 millones. "Es adorable, no puedo creer que sea la número 7.000 millones", se emocionó su madre, Camille Dalura, acunando a su pequeña ante las cámaras convocadas por Naciones Unidas para captar este emotivo momento.
Danica May es la segunda hija de Camille y su marido, Florente Camacho, que ha nacido en un país sin política de control familiar y donde a los recién nacidos les espera una vida incierta por la escasez de alimentos y de futuro planificado con acceso a la educación. Su padre ha declarado que "es mi cuarto hijo y espero que sea feliz y que tenga acceso a todo el bienestar que merece un niño como el acceso a los estudios".
Danica compite también como el habitante número 7.000 millones con otra niña recién nacida en un estado desfavorecido de la India, según una organización caritativa dedicada al cuidado de los niños en países pobres.
La ONG Plan International, con sede en Reino Unido, ha designado un bebñe nacido en un centro de salud rural en el estado indio de Uttar Pradesh, situado a 30 kilómetros de la capital local Lucknow, como el bebé número 7.000 millones. La pequeña Nargis ha nacido, según datos de esta organización, de una madre de 23 años de edad y un padre de 25 en la aldea de Mall, según la portavoz de la ONG Shompa Mahnaty.
A estos dos anuncios oficiales de Filipinas e India para asumir el habitante número 7.000 millones del planeta, se ha sumado esta misma mañana un recién nacido ruso. Se trata de Piotr y nació en Kaliningrado, informaron hoy las autoridades de esa ciudad rusa a orillas del mar Báltico, según la agencia de noticias EFE.
El bebé nació pocos minutos después de la medianoche en el Centro Perinatal de Kaliningrado, ciudad elegida por Fondo de Naciones Unidas para la Población (UNFPA) para la llegada simbólica del habitante número 7.000.000.000 del planeta.
"Es el tercer retoño de la familia. Su madre tiene 36 años y se encuentra bien. El nombre se lo dio su hermano mayor. El bebé pesó 3.030 kilogramos", dijo a la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti el director del Centro Perinatal, Iván Marchuk.
En 1999 fue Sarajevo la ciudad elegida por la ONU para recibir al habitante 6.000.000.000 del planeta. Mientras, las autoridades de la región de Kamchatka, en el extremo oriente de Rusia, declararon su propio habitante 7.000.000.000, quien nació a las 00.19 hora local en la ciudad de Petropávlovsk-kamchatski.
"Nuestro país comienza precisamente en Kamchatka, por eso consideramos que nuestro bebé es el primero nacido en Rusia en el día de los 7.000.000.000", afirmó el gobernador de Kamchatka, Vladímir Iliujin.
Además de un certificado expedido por las autoridades regionales, los padres de Alexandr, como llamaron al bebé, recibieron como regalo un apartamento.
La ONU designa simbólicamente a la niña filipina Danica May Camacho como la primera habitante, pero el título se lo disputan también una niña india y un niño ruso
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7.000 millones de habitantes ¿Quién ostenta el honor de haberse convertido en la habitante número 7.000 millones de nuestro planeta? Es difícil de comprobar los nacimientos que se han producido en las últimas 24 horas en todos los rincones de la Tierra, sobre todo en países pobres donde no existe una política de planificación familiar.
Pero ante la insistencia de los demógrafos de Naciones Unidas de que hoy lunes 31 de octubre se rebasaría el número de 7.000 millones de seres humanos, dos países se han apresurado a proclamar de forma oficial dos nacimientos para poner cara a esta cifra.
Filipinas y la India han asegurado que sendas niñas han sido las primeras en nacer a partir de las 00h00 de hoy lunes, lo que las convertiría en las habitantes número 7.000 millones.
Con la prudencia que requiere este anuncio puesto que quizás otros recién nacidos han visto la luz en otros puntos de la Tierra, la niña filipina Danica May Camacho es el bebé que ostentaría primero este histórico título, según han confirmado los demógrafos de Naciones Unidas. La niña recibirá una beca de estudios de por vida y sus padres una ayuda pública para desarrollar un negocio comercial.
Danica May Camacho ha nacido poco después de la media noche del pasado domingo en un hospital público de la ciudad de Manila, la capital del país. Tras el nacimiento de la pequeña Danica, Filipinas se convierte en el duodécimo país más poblado del planeta con casi 95 millones de habitantes e inicia la carrera demográfica en el planeta, donde los demógrafos de Naciones Unidas afirman que en el año 2100 se alcanzarán los 10.000 millones de habitantes en la Tierra.
Los países actualmente más poblados son China, con 1.350 millones de personas, y la India, con 1.240 millones. "Es adorable, no puedo creer que sea la número 7.000 millones", se emocionó su madre, Camille Dalura, acunando a su pequeña ante las cámaras convocadas por Naciones Unidas para captar este emotivo momento.
Danica May es la segunda hija de Camille y su marido, Florente Camacho, que ha nacido en un país sin política de control familiar y donde a los recién nacidos les espera una vida incierta por la escasez de alimentos y de futuro planificado con acceso a la educación. Su padre ha declarado que "es mi cuarto hijo y espero que sea feliz y que tenga acceso a todo el bienestar que merece un niño como el acceso a los estudios".
Danica compite también como el habitante número 7.000 millones con otra niña recién nacida en un estado desfavorecido de la India, según una organización caritativa dedicada al cuidado de los niños en países pobres.
La ONG Plan International, con sede en Reino Unido, ha designado un bebñe nacido en un centro de salud rural en el estado indio de Uttar Pradesh, situado a 30 kilómetros de la capital local Lucknow, como el bebé número 7.000 millones. La pequeña Nargis ha nacido, según datos de esta organización, de una madre de 23 años de edad y un padre de 25 en la aldea de Mall, según la portavoz de la ONG Shompa Mahnaty.
A estos dos anuncios oficiales de Filipinas e India para asumir el habitante número 7.000 millones del planeta, se ha sumado esta misma mañana un recién nacido ruso. Se trata de Piotr y nació en Kaliningrado, informaron hoy las autoridades de esa ciudad rusa a orillas del mar Báltico, según la agencia de noticias EFE.
El bebé nació pocos minutos después de la medianoche en el Centro Perinatal de Kaliningrado, ciudad elegida por Fondo de Naciones Unidas para la Población (UNFPA) para la llegada simbólica del habitante número 7.000.000.000 del planeta.
"Es el tercer retoño de la familia. Su madre tiene 36 años y se encuentra bien. El nombre se lo dio su hermano mayor. El bebé pesó 3.030 kilogramos", dijo a la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti el director del Centro Perinatal, Iván Marchuk.
En 1999 fue Sarajevo la ciudad elegida por la ONU para recibir al habitante 6.000.000.000 del planeta. Mientras, las autoridades de la región de Kamchatka, en el extremo oriente de Rusia, declararon su propio habitante 7.000.000.000, quien nació a las 00.19 hora local en la ciudad de Petropávlovsk-kamchatski.
"Nuestro país comienza precisamente en Kamchatka, por eso consideramos que nuestro bebé es el primero nacido en Rusia en el día de los 7.000.000.000", afirmó el gobernador de Kamchatka, Vladímir Iliujin.
Además de un certificado expedido por las autoridades regionales, los padres de Alexandr, como llamaron al bebé, recibieron como regalo un apartamento.
Recuperar lo matriarcal.
Recuperando la memoria matriarcal
¿Qué tienen en común las antiguas niñas diosas kumaris de Nepal, las indígenas arhuacas de Colombia, las prostitutas sagradas de India y las guisanderas de Asturias? Esa fue la pregunta que me hice al viajar por cinco tierras de raíz matriarcal para escribir Viajes que despertaron mis 5 sentidos y descubrir una sabiduría ancestral común. Todas y cada una de las mujeres que he entrevistado en cuatro continentes me han permitido descubrir claves imprescindibles que hemos olvidado en nuestra cultura; pero también sentir el lazo que nos une a todas las mujeres.
En Colombia las mujeres indígenas arhuacas me enseñaron la relación inseparable entre mujer y tierra; también que ha llegado el momento de que la mujer tome las riendas de su propia vida y aporte su saber al mundo en crisis. En Turquía las campesinas me descubrieron que aún está vivo el espíritu matriarcal que existió hace 10.000 años en las ciudades más antiguas del mundo. En Egipto conocí de cerca la vida de las mujeres nubias y descubrí sus costumbres, y el pasado faraónico matriarcal. Mientras, en India y Nepal fueron las charlas con las viudas, las prostitutas sagradas y antiguas diosas kumaris las que me descubrieron la clave para ser una misma en cualquier circunstancia. El viaje me devolvió a España donde seguí el rastro de los pueblos celtíberos, que me llevaron hasta las cocinas de las guisanderas asturianas.
Cada país con su herencia matriarcal y sus credos femeninos ha supuesto un camino para descubrir el pasado de la mujer que no suele contarse, también un viaje sensorial hacia mi propia memoria.
.
Y todos y cada uno de los viajes me han permitido descubrir que durante miles de años la mujer se ha identificado con la tierra, con su fertilidad y ha trabajado para mantenerla próspera. Las mujeres se han encargado –y se encargan- de guardar las semillas, la tierra fértil, también de parir y de cuidar de las familias.
Curiosamente hoy las mujeres indígenas a las que he conocido se definen como protectoras y guardianas de la tierra, y en la antigüedad las mujeres matriarcas de Anatolia adoraban a la fertilidad de la tierra encarnada en su Diosa Madre.
En un tiempo donde la relación ecológica con el planeta empeora, en un instante en el que la crisis económica exige replantearse la relación con el mundo donde vivimos, en un instante donde cada día mueren mujeres víctimas de la violencia machista, ha llegado el momento de recuperar la memoria matriarcal.
Elena García Quevedo es autora del libro 'Viajes que despertaron mis 5 sentidos' (editorial Viceversa).
¿Qué tienen en común las antiguas niñas diosas kumaris de Nepal, las indígenas arhuacas de Colombia, las prostitutas sagradas de India y las guisanderas de Asturias? Esa fue la pregunta que me hice al viajar por cinco tierras de raíz matriarcal para escribir Viajes que despertaron mis 5 sentidos y descubrir una sabiduría ancestral común. Todas y cada una de las mujeres que he entrevistado en cuatro continentes me han permitido descubrir claves imprescindibles que hemos olvidado en nuestra cultura; pero también sentir el lazo que nos une a todas las mujeres.
En Colombia las mujeres indígenas arhuacas me enseñaron la relación inseparable entre mujer y tierra; también que ha llegado el momento de que la mujer tome las riendas de su propia vida y aporte su saber al mundo en crisis. En Turquía las campesinas me descubrieron que aún está vivo el espíritu matriarcal que existió hace 10.000 años en las ciudades más antiguas del mundo. En Egipto conocí de cerca la vida de las mujeres nubias y descubrí sus costumbres, y el pasado faraónico matriarcal. Mientras, en India y Nepal fueron las charlas con las viudas, las prostitutas sagradas y antiguas diosas kumaris las que me descubrieron la clave para ser una misma en cualquier circunstancia. El viaje me devolvió a España donde seguí el rastro de los pueblos celtíberos, que me llevaron hasta las cocinas de las guisanderas asturianas.
Cada país con su herencia matriarcal y sus credos femeninos ha supuesto un camino para descubrir el pasado de la mujer que no suele contarse, también un viaje sensorial hacia mi propia memoria.
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Y todos y cada uno de los viajes me han permitido descubrir que durante miles de años la mujer se ha identificado con la tierra, con su fertilidad y ha trabajado para mantenerla próspera. Las mujeres se han encargado –y se encargan- de guardar las semillas, la tierra fértil, también de parir y de cuidar de las familias.
Curiosamente hoy las mujeres indígenas a las que he conocido se definen como protectoras y guardianas de la tierra, y en la antigüedad las mujeres matriarcas de Anatolia adoraban a la fertilidad de la tierra encarnada en su Diosa Madre.
En un tiempo donde la relación ecológica con el planeta empeora, en un instante en el que la crisis económica exige replantearse la relación con el mundo donde vivimos, en un instante donde cada día mueren mujeres víctimas de la violencia machista, ha llegado el momento de recuperar la memoria matriarcal.
Elena García Quevedo es autora del libro 'Viajes que despertaron mis 5 sentidos' (editorial Viceversa).
Para que no te traguen las Redes.
De la siesta digital al tuiteo consciente: ideas para que no te traguen las redes
Es posible estar conectado a las redes sociales y, al mismo tiempo, atento al momento presente. Inténtalo con esta guía para usar la red de forma más consciente.
Ni siquiera durante esos siete días bíblicos en los que se creó el mundo sucedían tantas cosas como ahora. Esa es la sensación cuando nos enfrentamos a una de esas jornadas en las que la información nos torpedea sin piedad. ¿Exageramos? Según dijo hace un tiempo el entonces presidente de Google, Eric Schmidt, en dos días se construye tanta información como la que creó toda la humanidad desde el principio de la civilización hasta 2003. Y suma y sigue.
En cuestión de un par de horas un usuario medio recibe un buen puñado de actualizaciones de Facebook, docenas de tweets, varios e-mails, algún sms y unos cuántos mensajes de WhatsApp, dependiendo de lo pesada que sea su pareja. En España, un estudio de Mc Kinsey indica que pasamos 68 minutos diarios en las redes sociales y que somos los que más tiempo dedicamos a hacer vida social online.
Nunca antes nos habíamos enfrentado a tantas fuentes de información al mismo tiempo. Pero las distracciones no son, obviamente, nada nuevo. He aquí un ejemplo: la congregación de Jonathan Edwards, un pastor que vivió en el siglo XVII en la Norteamérica colonial, seguramente no tenía muchos iPhone a mano. Sin embargo, el puritano Edwards mostraba en sus sermones una gran preocupación por las distracciones a las que estaban sometidos sus fieles, según señala Kathryn Reklis, del New Media Project. En lugar de pasar su tiempo de ocio contemplando la naturaleza, rezando o leyendo las escrituras, Edwards –al igual que sus contemporáneos– se lamentaba de que sus fieles prefiriesen “retozar en la taberna” o “caminar por la noche”. Semejante aberración.
Seguramente hay más posibilidades de tropezar con lo divino cuando uno no está conectado a Facebook. Pero lo que no está tan claro es que sea más fácil apagar el iPhone que pasar de “retozar en la taberna”.
La tentación de descuidar lo que tenemos delante es grande. Nada más triste que sentarse al lado de una de esas parejas que pasan la comida tecleando como posesos en sus respectivas pantallas. ¿Se pedirán la sal con un tweet? Y nada más molesto que esos compañeros de viaje que no paran de tomar fotos con el móvil para subirlas a su perfil de Facebook. El resultado es que la experiencia de estar en el momento se superpone con la de compartirlo: o compartes el momento o estás enteramente presente, las dos cosas no pueden producirse simultáneamente. He aquí, pues, el primer consejo: experimenta ahora, comparte después.
El experto en redes sociales Doug Firebaugh identifica siete necesidades psicológicas que aparecen cuando iniciamos una sesión: reconocimiento, atención, aprobación, apreciación, aclamación, seguridad en uno mismo e inclusión. Pregúntate, pues, cuál es tu intención cuando envíes el próximo mensaje. ¿Buscas validación? ¿Hay algo más constructivo que puedas hacer para cubrir esa necesidad?
De ahí a la siguiente recomendación hay un paso: sé auténtico, y habla sobre las cosas que realmente te importan. “Los tweets lanzados desde el ego siempre tienen una agenda; la autenticidad se comunica desde el corazón”, dice Lori Deschene, autora del popular TinyBuddha.
Si nuestra atención es el mayor regalo que podemos hacer a los otros, como se suele decir, las redes sociales nos permiten ser muy, pero que muy generosos. Claro que no es posible responder a todo el mundo. La ingeniería social es hoy tremendamente complicada. Hay montones de manuales sobre cómo salir al paso, pero quizá no hay que complicarse tanto la vida: respondamos menos, pero hagámoslo con nuestra atención total.
Para conseguirlo es importante ser activo, en lugar de reactivo. Es decir, determinar de antemano cuándo te vas a incorporar a una conversación en lugar de estar constantemente reaccionando a las numerosas alertas que recibes en tu ordenador o tu teléfono sobre tus cuentas en redes sociales. Esto es especialmente importante en un momento en que, como indica Lee Rainie, director del Pew Research Center, “la casa ha invadido el trabajo y los asuntos de trabajo han invadido la casa, y las fronteras probablemente nunca se restaurarán”.
Para crear esa separación, por difícil que resulte, es imprescindible racionar el uso de dispositivos móviles o, mejor todavía, echarse alguna que otra siesta digital. Como señala Deschene, “si decides limitar el acceso a tu móvil te perderás algo online, pero no te perderás lo que tienes delante de ti”. Y de eso se trata, ¿no?
Es posible estar conectado a las redes sociales y, al mismo tiempo, atento al momento presente. Inténtalo con esta guía para usar la red de forma más consciente.
Ni siquiera durante esos siete días bíblicos en los que se creó el mundo sucedían tantas cosas como ahora. Esa es la sensación cuando nos enfrentamos a una de esas jornadas en las que la información nos torpedea sin piedad. ¿Exageramos? Según dijo hace un tiempo el entonces presidente de Google, Eric Schmidt, en dos días se construye tanta información como la que creó toda la humanidad desde el principio de la civilización hasta 2003. Y suma y sigue.
En cuestión de un par de horas un usuario medio recibe un buen puñado de actualizaciones de Facebook, docenas de tweets, varios e-mails, algún sms y unos cuántos mensajes de WhatsApp, dependiendo de lo pesada que sea su pareja. En España, un estudio de Mc Kinsey indica que pasamos 68 minutos diarios en las redes sociales y que somos los que más tiempo dedicamos a hacer vida social online.
Nunca antes nos habíamos enfrentado a tantas fuentes de información al mismo tiempo. Pero las distracciones no son, obviamente, nada nuevo. He aquí un ejemplo: la congregación de Jonathan Edwards, un pastor que vivió en el siglo XVII en la Norteamérica colonial, seguramente no tenía muchos iPhone a mano. Sin embargo, el puritano Edwards mostraba en sus sermones una gran preocupación por las distracciones a las que estaban sometidos sus fieles, según señala Kathryn Reklis, del New Media Project. En lugar de pasar su tiempo de ocio contemplando la naturaleza, rezando o leyendo las escrituras, Edwards –al igual que sus contemporáneos– se lamentaba de que sus fieles prefiriesen “retozar en la taberna” o “caminar por la noche”. Semejante aberración.
Seguramente hay más posibilidades de tropezar con lo divino cuando uno no está conectado a Facebook. Pero lo que no está tan claro es que sea más fácil apagar el iPhone que pasar de “retozar en la taberna”.
La tentación de descuidar lo que tenemos delante es grande. Nada más triste que sentarse al lado de una de esas parejas que pasan la comida tecleando como posesos en sus respectivas pantallas. ¿Se pedirán la sal con un tweet? Y nada más molesto que esos compañeros de viaje que no paran de tomar fotos con el móvil para subirlas a su perfil de Facebook. El resultado es que la experiencia de estar en el momento se superpone con la de compartirlo: o compartes el momento o estás enteramente presente, las dos cosas no pueden producirse simultáneamente. He aquí, pues, el primer consejo: experimenta ahora, comparte después.
El experto en redes sociales Doug Firebaugh identifica siete necesidades psicológicas que aparecen cuando iniciamos una sesión: reconocimiento, atención, aprobación, apreciación, aclamación, seguridad en uno mismo e inclusión. Pregúntate, pues, cuál es tu intención cuando envíes el próximo mensaje. ¿Buscas validación? ¿Hay algo más constructivo que puedas hacer para cubrir esa necesidad?
De ahí a la siguiente recomendación hay un paso: sé auténtico, y habla sobre las cosas que realmente te importan. “Los tweets lanzados desde el ego siempre tienen una agenda; la autenticidad se comunica desde el corazón”, dice Lori Deschene, autora del popular TinyBuddha.
Si nuestra atención es el mayor regalo que podemos hacer a los otros, como se suele decir, las redes sociales nos permiten ser muy, pero que muy generosos. Claro que no es posible responder a todo el mundo. La ingeniería social es hoy tremendamente complicada. Hay montones de manuales sobre cómo salir al paso, pero quizá no hay que complicarse tanto la vida: respondamos menos, pero hagámoslo con nuestra atención total.
Para conseguirlo es importante ser activo, en lugar de reactivo. Es decir, determinar de antemano cuándo te vas a incorporar a una conversación en lugar de estar constantemente reaccionando a las numerosas alertas que recibes en tu ordenador o tu teléfono sobre tus cuentas en redes sociales. Esto es especialmente importante en un momento en que, como indica Lee Rainie, director del Pew Research Center, “la casa ha invadido el trabajo y los asuntos de trabajo han invadido la casa, y las fronteras probablemente nunca se restaurarán”.
Para crear esa separación, por difícil que resulte, es imprescindible racionar el uso de dispositivos móviles o, mejor todavía, echarse alguna que otra siesta digital. Como señala Deschene, “si decides limitar el acceso a tu móvil te perderás algo online, pero no te perderás lo que tienes delante de ti”. Y de eso se trata, ¿no?
Chile. Los movimientos estudiantiles.
Refleja movimiento estudiantil “historia de luchas” en Chile
El dirigente universitario Camilo Ballesteros recordó que los primeros conflictos se iniciaron en la década de 1990, una vez que se restauró la democracia, al ser cuestionada la forma en que son elegidas las autoridades universitarias, que eran designadas por el Ejecutivo.
Chile • El movimiento estudiantil chileno, que ha mantenido en jaque al gobierno desde hace seis meses, es fruto de un largo proceso de “toma de conciencia” y una “historia de luchas”, afirmó hoy el dirigente universitario Camilo Ballesteros.
En diálogo con Notimex, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile (Feusach) dijo que el movimiento estudiantil “no se ha generado de manera espontánea” para exigir educación gratuita y de calidad.
“Esto se inicia a partir del año 1981, en plena dictadura (de Augusto Pinochet), cuando se destruyen las universidades estatales de carácter nacional que teníamos y se impone una lógica de mercado en la educación superior”, explicó.
El estudiante de Educación Física recordó que los primeros conflictos se iniciaron en la década de 1990, una vez que se restauró la democracia, al ser cuestionada la forma en que son elegidas las autoridades universitarias, que eran designadas por el Ejecutivo.
“A lo largo del tiempo se fueron desarrollando diversos movimientos, lográndose en el año 2005 determinados avances en el funcionamiento de las universidades, y se llega a 2006, en que explota la protesta de los estudiantes de enseñanza media”, agregó.
Ballesteros, de 24 años, sostuvo que en la movilización nacional que protagonizaron entonces los alumnos de enseñanza media durante el gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010) se puso en evidencia la crisis que afronta el sistema educativo nacional.
Pero tras tres meses de protestas callejeras, ocupaciones de escuelas y un paro nacional de 800 mil estudiantes de la enseñanza media, en 2006 “sólo se lograron cambios cosméticos, aunque se derogó la ley que regía al sector desde Pinochet”, apuntó.
“Después del movimiento de los estudiantes de la enseñanza media, se siguieron desarrollando movimientos en el ámbito universitario, lográndose algunos avances en el sistema de becas y créditos”, aseveró el líder de la Feusach.
Ballesteros reconoció, sin embargo, que los cambios logrados “no apuntaban a cambios estructurales necesarios en la educación, como es el fin del lucro, la necesidad de una educación gratuita y de calidad”.
“Lo diferente hoy es la participación juvenil y la eclosión de diversas protestas en diversos ámbitos, donde los jóvenes están diciendo que no estamos de acuerdo con las formas tradicionales de participar”, enfatizó.
Subrayó, por último, que al sumarse al movimiento estudiantil otros sectores descontentos, “la sociedad recupera la esperanza de que otro Chile es posible, de que se pueden cambiar las cosas”.
El dirigente universitario Camilo Ballesteros recordó que los primeros conflictos se iniciaron en la década de 1990, una vez que se restauró la democracia, al ser cuestionada la forma en que son elegidas las autoridades universitarias, que eran designadas por el Ejecutivo.
Chile • El movimiento estudiantil chileno, que ha mantenido en jaque al gobierno desde hace seis meses, es fruto de un largo proceso de “toma de conciencia” y una “historia de luchas”, afirmó hoy el dirigente universitario Camilo Ballesteros.
En diálogo con Notimex, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile (Feusach) dijo que el movimiento estudiantil “no se ha generado de manera espontánea” para exigir educación gratuita y de calidad.
“Esto se inicia a partir del año 1981, en plena dictadura (de Augusto Pinochet), cuando se destruyen las universidades estatales de carácter nacional que teníamos y se impone una lógica de mercado en la educación superior”, explicó.
El estudiante de Educación Física recordó que los primeros conflictos se iniciaron en la década de 1990, una vez que se restauró la democracia, al ser cuestionada la forma en que son elegidas las autoridades universitarias, que eran designadas por el Ejecutivo.
“A lo largo del tiempo se fueron desarrollando diversos movimientos, lográndose en el año 2005 determinados avances en el funcionamiento de las universidades, y se llega a 2006, en que explota la protesta de los estudiantes de enseñanza media”, agregó.
Ballesteros, de 24 años, sostuvo que en la movilización nacional que protagonizaron entonces los alumnos de enseñanza media durante el gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010) se puso en evidencia la crisis que afronta el sistema educativo nacional.
Pero tras tres meses de protestas callejeras, ocupaciones de escuelas y un paro nacional de 800 mil estudiantes de la enseñanza media, en 2006 “sólo se lograron cambios cosméticos, aunque se derogó la ley que regía al sector desde Pinochet”, apuntó.
“Después del movimiento de los estudiantes de la enseñanza media, se siguieron desarrollando movimientos en el ámbito universitario, lográndose algunos avances en el sistema de becas y créditos”, aseveró el líder de la Feusach.
Ballesteros reconoció, sin embargo, que los cambios logrados “no apuntaban a cambios estructurales necesarios en la educación, como es el fin del lucro, la necesidad de una educación gratuita y de calidad”.
“Lo diferente hoy es la participación juvenil y la eclosión de diversas protestas en diversos ámbitos, donde los jóvenes están diciendo que no estamos de acuerdo con las formas tradicionales de participar”, enfatizó.
Subrayó, por último, que al sumarse al movimiento estudiantil otros sectores descontentos, “la sociedad recupera la esperanza de que otro Chile es posible, de que se pueden cambiar las cosas”.
Palestina a la UNESCO.
Aprueban a Palestina como miembro en la Unesco
En la votación, celebrada en París, se pronunciaron en contra Estados Unidos, Alemania y Canadá, entre otros.
París • La Conferencia General de la Unesco aprobó hoy la admisión de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como miembro de pleno derecho de esta organización de Naciones Unidas en una votación celebrada en su sede en París.
La petición de adhesión de la ANP a la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) fue aprobada con los votos a favor de India, China y varios países latinoamericanos.
En contra se pronunciaron Estados Unidos, Alemania y Canadá, entre otros.
La admisión de la ANP, miembro número 195 de la organización, fue recibida con una ovación por los participantes en la Conferencia General de la Unesco, que se pronunció a favor del ingreso después de que así lo hiciera también el Comité Ejecutivo de la organización el pasado 5 de octubre.
Votaron a favor del ingreso de los palestinos en la Unesco además de los países citados España y Francia -de los de la Unión Europea-, mientras que rechazó además la adhesión de la ANP Israel y se abstuvieron el Reino Unido, Colombia, Japón y México.
En una primera reacción al conocerse el resultado de la votación del ingreso -lo hicieron a favor un total de 107 Estados de los 87 que requería la ANP para acceder a la organización y 14 votaron no- el representante de Estados Unidos manifestó: "no podemos tomar atajos".
Agregó que los "esfuerzos como los de hoy son contraproductivos", aunque dijo que su país seguirá apoyando los trabajos de la Unesco.
Por su parte, Israel valoró que la decisión de la Conferencia General de la Unesco es un "freno para la paz" y que hoy es "un día triste para la organización, que decide desconectarse de la realidad y siembra las semillas de la implosión".
En la votación, celebrada en París, se pronunciaron en contra Estados Unidos, Alemania y Canadá, entre otros.
París • La Conferencia General de la Unesco aprobó hoy la admisión de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como miembro de pleno derecho de esta organización de Naciones Unidas en una votación celebrada en su sede en París.
La petición de adhesión de la ANP a la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) fue aprobada con los votos a favor de India, China y varios países latinoamericanos.
En contra se pronunciaron Estados Unidos, Alemania y Canadá, entre otros.
La admisión de la ANP, miembro número 195 de la organización, fue recibida con una ovación por los participantes en la Conferencia General de la Unesco, que se pronunció a favor del ingreso después de que así lo hiciera también el Comité Ejecutivo de la organización el pasado 5 de octubre.
Votaron a favor del ingreso de los palestinos en la Unesco además de los países citados España y Francia -de los de la Unión Europea-, mientras que rechazó además la adhesión de la ANP Israel y se abstuvieron el Reino Unido, Colombia, Japón y México.
En una primera reacción al conocerse el resultado de la votación del ingreso -lo hicieron a favor un total de 107 Estados de los 87 que requería la ANP para acceder a la organización y 14 votaron no- el representante de Estados Unidos manifestó: "no podemos tomar atajos".
Agregó que los "esfuerzos como los de hoy son contraproductivos", aunque dijo que su país seguirá apoyando los trabajos de la Unesco.
Por su parte, Israel valoró que la decisión de la Conferencia General de la Unesco es un "freno para la paz" y que hoy es "un día triste para la organización, que decide desconectarse de la realidad y siembra las semillas de la implosión".
México. El enemigo en casa.
El enemigo en casa
John M. Ackerman
Así como Vicente Fox heredó a Felipe Calderón un aparato estatal debilitado y carcomido por la corrupción y el crimen organizado, Calderón heredará a su sucesor instituciones públicas infiltradas e intervenidas por el gobierno estadunidense. El próximo Presidente se enfrentará a una doble tarea de limpieza: expulsar simultáneamente a los narcotraficantes y a los intereses extranjeros.
Calderón suele representar la situación en que encontraba el gobierno como una en que los criminales no solamente entraban a robar a la casa, sino ya pernoctaban en ella y desde allí operaban su negocio y cometían todo tipo de fechorías. Aun así, el actual Presidente prefirió la salida fácil de atacar mediáticamente a algunos de sus adversarios en la calle, en lugar de declarar una verdadera “guerra” contra el enemigo en casa. Esta estrategia ciega, torpe y criminal ha sido auspiciada y apoyada de principio a fin por el gobierno de Estados Unidos.
En lugar de insistir en una verdadera limpieza interna, los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama accedieron a la petición de Calderón de hacerse de la vista gorda con respecto a la corrupción y la constante violación de los derechos humanos. Esto a cambio de que Calderón les abriera la puerta para participar y dirigir los operativos antinarco en el territorio nacional. La “apertura” en otros ámbitos, como el económico y el energético, también se incluyó como regalo adicional a cambio de los “espejitos” del silencio y la complicidad estadunidenses ante el grave estado de la administración pública federal.
Si bien este trueque ha beneficiado a corto plazo a Calderón en su desesperada búsqueda de legitimidad y reconocimiento externos, a largo plazo tendrá efectos sumamente graves para todos los mexicanos. El constante debilitamiento de las instituciones estatales ha sido aprovechado gustosamente por los estadunidenses para aumentar cada día su intervención en los asuntos internos del país. Así como los gobiernos neoliberales abandonaron Petróleos Mexicanos, Luz y Fuerza del Centro y Mexicana de Aviación con el fin de provocar su quiebra y así “justificar” su intervención, hoy Calderón sigue el mismo guión con respecto a las instituciones de seguridad pública.
En su artículo del pasado 24 de octubre, Ginger Thompson, de The New York Times, nos regala otra joya periodística al revelar la existencia de una red de informantes secretos del gobierno estadunidense dentro del territorio nacional, que incluye “integrantes de las corporaciones de seguridad pública, políticos con cargos de elección popular y operadores de cárteles” (artículo disponible aquí: http://nyti.ms/rRXKbW). Recordemos que fue la misma Thompson quien en meses recientes dio a conocer tanto los vuelos de aviones espías no tripulados sobre México (http://nyti.ms/g4y4xP) como la existencia de “centros de fusión de inteligencia” similares a los utilizados por EU en Irak y Afganistán (http://nyti.ms/pcDBPy).
En esta ocasión el mensaje es aún más preocupante, porque los informantes de la periodista afirman que el gobierno mexicano ni siquiera está enterado de la existencia de esta red secreta. No se informa a las autoridades mexicanas para evitar problemas con las “leyes que prohíben que fuerzas de seguridad americanas [sic] operen en territorio mexicano”. Es decir, funcionarios estadunidenses confiesan que violan de manera sistemática y flagrante nuestras leyes al participar en acciones de procuración de justicia y espionaje en el país.
Pero, más allá de conducir investigaciones ilegales en territorio nacional, queda claro que los agentes estadunidenses también participan de manera directa tanto en actos de corrupción de funcionarios gubernamentales como de complicidad con el crimen organizado. Aquellos políticos y policías que participan en esta red de informantes y reciben alguna remuneración por sus servicios, no solamente serían corruptos, sino también traidores a la patria. Asimismo, aquellos agentes estadunidenses que contratan y establecen relaciones de confianza con “informantes” de la delincuencia organizada a espaldas del gobierno mexicano están siendo cómplices de la comisión de los delitos cometidos por sus “contactos”.
Ahora bien, en lugar de ordenar inmediatamente una investigación sobre la posible comisión de delitos por agentes extranjeros, el gobierno mexicano ha afirmado que, supuestamente, está perfectamente informado sobre estas acciones y que todas se llevan a cabo “estrictamente de acuerdo con la normatividad nacional”. Tales declaraciones son tan poco creíbles como aquellas de la canciller Espinosa sobre los aviones espías, en las que afirmaba que el gobierno mexicano mantenía el control directo sobre todos los vuelos. Con este tipo de desinformación el Poder Ejecutivo federal encubre los actos delictivos cometidos por los agentes extranjeros en el territorio nacional.
No sorprende que el gobierno de Estados Unidos defienda sus intereses y busque operar libremente en el país, así como incidir directamente en las acciones del gobierno mexicano. Lo que sí llama la atención es la complicidad del gobierno de Calderón, así como su total desapego de los principios básicos de soberanía y autodeterminación de los pueblos.
John M. Ackerman
Así como Vicente Fox heredó a Felipe Calderón un aparato estatal debilitado y carcomido por la corrupción y el crimen organizado, Calderón heredará a su sucesor instituciones públicas infiltradas e intervenidas por el gobierno estadunidense. El próximo Presidente se enfrentará a una doble tarea de limpieza: expulsar simultáneamente a los narcotraficantes y a los intereses extranjeros.
Calderón suele representar la situación en que encontraba el gobierno como una en que los criminales no solamente entraban a robar a la casa, sino ya pernoctaban en ella y desde allí operaban su negocio y cometían todo tipo de fechorías. Aun así, el actual Presidente prefirió la salida fácil de atacar mediáticamente a algunos de sus adversarios en la calle, en lugar de declarar una verdadera “guerra” contra el enemigo en casa. Esta estrategia ciega, torpe y criminal ha sido auspiciada y apoyada de principio a fin por el gobierno de Estados Unidos.
En lugar de insistir en una verdadera limpieza interna, los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama accedieron a la petición de Calderón de hacerse de la vista gorda con respecto a la corrupción y la constante violación de los derechos humanos. Esto a cambio de que Calderón les abriera la puerta para participar y dirigir los operativos antinarco en el territorio nacional. La “apertura” en otros ámbitos, como el económico y el energético, también se incluyó como regalo adicional a cambio de los “espejitos” del silencio y la complicidad estadunidenses ante el grave estado de la administración pública federal.
Si bien este trueque ha beneficiado a corto plazo a Calderón en su desesperada búsqueda de legitimidad y reconocimiento externos, a largo plazo tendrá efectos sumamente graves para todos los mexicanos. El constante debilitamiento de las instituciones estatales ha sido aprovechado gustosamente por los estadunidenses para aumentar cada día su intervención en los asuntos internos del país. Así como los gobiernos neoliberales abandonaron Petróleos Mexicanos, Luz y Fuerza del Centro y Mexicana de Aviación con el fin de provocar su quiebra y así “justificar” su intervención, hoy Calderón sigue el mismo guión con respecto a las instituciones de seguridad pública.
En su artículo del pasado 24 de octubre, Ginger Thompson, de The New York Times, nos regala otra joya periodística al revelar la existencia de una red de informantes secretos del gobierno estadunidense dentro del territorio nacional, que incluye “integrantes de las corporaciones de seguridad pública, políticos con cargos de elección popular y operadores de cárteles” (artículo disponible aquí: http://nyti.ms/rRXKbW). Recordemos que fue la misma Thompson quien en meses recientes dio a conocer tanto los vuelos de aviones espías no tripulados sobre México (http://nyti.ms/g4y4xP) como la existencia de “centros de fusión de inteligencia” similares a los utilizados por EU en Irak y Afganistán (http://nyti.ms/pcDBPy).
En esta ocasión el mensaje es aún más preocupante, porque los informantes de la periodista afirman que el gobierno mexicano ni siquiera está enterado de la existencia de esta red secreta. No se informa a las autoridades mexicanas para evitar problemas con las “leyes que prohíben que fuerzas de seguridad americanas [sic] operen en territorio mexicano”. Es decir, funcionarios estadunidenses confiesan que violan de manera sistemática y flagrante nuestras leyes al participar en acciones de procuración de justicia y espionaje en el país.
Pero, más allá de conducir investigaciones ilegales en territorio nacional, queda claro que los agentes estadunidenses también participan de manera directa tanto en actos de corrupción de funcionarios gubernamentales como de complicidad con el crimen organizado. Aquellos políticos y policías que participan en esta red de informantes y reciben alguna remuneración por sus servicios, no solamente serían corruptos, sino también traidores a la patria. Asimismo, aquellos agentes estadunidenses que contratan y establecen relaciones de confianza con “informantes” de la delincuencia organizada a espaldas del gobierno mexicano están siendo cómplices de la comisión de los delitos cometidos por sus “contactos”.
Ahora bien, en lugar de ordenar inmediatamente una investigación sobre la posible comisión de delitos por agentes extranjeros, el gobierno mexicano ha afirmado que, supuestamente, está perfectamente informado sobre estas acciones y que todas se llevan a cabo “estrictamente de acuerdo con la normatividad nacional”. Tales declaraciones son tan poco creíbles como aquellas de la canciller Espinosa sobre los aviones espías, en las que afirmaba que el gobierno mexicano mantenía el control directo sobre todos los vuelos. Con este tipo de desinformación el Poder Ejecutivo federal encubre los actos delictivos cometidos por los agentes extranjeros en el territorio nacional.
No sorprende que el gobierno de Estados Unidos defienda sus intereses y busque operar libremente en el país, así como incidir directamente en las acciones del gobierno mexicano. Lo que sí llama la atención es la complicidad del gobierno de Calderón, así como su total desapego de los principios básicos de soberanía y autodeterminación de los pueblos.
El robo neoliberal.
El robo neoliberal
Hermann Bellinghausen
No podemos confiar en ellos. Cuando los vemos, escuchamos, padecemos, necesariamente hay que recordar que nos engañan, y ellos no se engañan, saben perfectamente que lo que han hecho, hacen y pretenden seguir haciendo con el país desde 1982 no funciona. No en los términos de una nación soberana, justa y democrática. Supongamos sin conceder que en 1988 hicieron su fraude patriótico porque creían que su modelo económico neoliberal era buena medicina para México, e iniciaron un experimento piloto –ejemplar para América Latina– de integración al mercado global y las felicidades múltiples del libre comercio.
En 2011 ellos, sus sucesores y sus socios beneficiados billonariamente nos siguen vendiendo la misma basura, insisten en las reformas estructurales aun con el país roto y la economía extraviada en el casino global donde no existe el futuro. Desempleo, desigualdad profunda, miseria de millones, descomposición social, agonía de la educación pública, desmantelamiento de la producción agrícola y la vida campesina, arrasamiento del suelo, el subsuelo, el agua y el aire: es lo que consiguieron.
En un amplio reportaje sobre la bancarrota de Gran Bretaña (Broken Britain, Harper’s, noviembre de 2011), el veterano corresponsal de Guardian y Observer, Ed Vulliamy, ofrece un retrato demoledor de lo que ha sucedido en Albión desde los tiempos de Margaret Thatcher, oficiante mayor del neoliberalismo brutal, su profeta en Europa y aliada de hierro del expansionismo estadunidense. En la misma cuna del capitalismo desató la privatización de la propiedad pública (ciudadana), derechos incluidos, y propició la venta al capital extranjero del carbón, los chocolates, las empacadoras de té, los equipos de futbol, las universidades, el gas, los trenes, los bancos (y los bancos de los parques), las carreteras, las calles, el agua, los calzones. Merced a su agresiva y abusiva política, sostenida por conservadores y laboristas por igual, las islas británicas enfrentan uno de los peores momentos en su historia moderna.
Sus dueños hoy son tiburones alemanes, chinos, rusos, australianos, franceses, árabes. La nación no se pertenece y el desempleo, la deuda pública, la descomposición social, la rabia, la frustración, el alcoholismo masivo de la población, ya no se pueden ocultar con bodas reales y Olimpiadas que suceden en el mundo paralelo de la televisión y los espacios cerrados por las medidas de seguridad.
Vullaimy, por cierto, acaba de publicar el libro Améxica: la guerra en la frontera (Farrar, Strauss & Giroux, 2010), sobre los cárteles mexicanos. Sabe en qué espejos buscar.
Casi hay vergüenza en su recuento del Londres actual, antes y después de las revueltas callejeras (riots) de este año, síntoma de la desesperación juvenil, y subraya la manera cínica en que fueron descalificadas y aplastadas por el poder sin la menor consideración social. Londres es la ciudad con más cámaras de vigilancia pública en el planeta, y Gran Bretaña tiene instalado 20 por ciento de estos dispositivos en el mundo, en un clima de crecientes racismo, falta de libertad, autoritarismo policiaco, corrupción “legalizada”. No extraña que la historieta política V de Vendetta (y película de los hermanos Wachowsky, 2006), hoy tan popular e icónica, se desarrolle precisamente en un Londres bajo dictadura y mentira. El cuento no lo es tanto.
Con todas las diferencias y salvedades, resulta irresistible trasladar esa lectura a México, sobre todo a partir del TLC. Gobiernos y partidos distintos, da igual, han vendido hasta lo que creíamos invendible. Hoy ven al país reventado y aun así insisten hasta ensordecernos con la venta de Pemex. En matar ya de una vez la economía soberana que queda, mientras los ex gobernantes se acomodan estratégicamente en los altos salarios de las empresas que ellos beneficiaron con largueza cómplice para entregarlas al saqueo y la depredación del país. Exactamente lo mismo ha ocurrido en Gran Bretaña de los 80 a la fecha.
El actual presidente, sin duda el peor que hemos tenido, ya de plano necesitó poner al país en guerra para apuntalar su proyecto neoliberal, radical en tanto bien “comprometido” con el gran capital, y que casi se les escapa de las manos, o eso creyeron, en 2006. Estamos a merced del control por la fuerza. Aquí también hay circo a montones, bodas, juegos internacionales, reality shows, “periodismo” inmoral de chismografía y espionaje. Tenemos nuestros Rupert Murdoch.
Las columnas económicas de La Jornada (México S. A., Dinero, Economía Moral) lo documentan con tenacidad y claridad dolorosa y cotidiana: nos siguen saqueando, se ríen de nosotros, no paran de mentir. Tenemos el mayor desempleo del mundo (sin contar el éxodo laboral fuera del país, un ejército de desempleados netos). Suman millones gracia al “presidente del empleo” (¿o se refería al de la fuerza?) Entre peor la gente y la tierra, más ganan ellos. Todos somos esclavos de Wall Street.
Hermann Bellinghausen
No podemos confiar en ellos. Cuando los vemos, escuchamos, padecemos, necesariamente hay que recordar que nos engañan, y ellos no se engañan, saben perfectamente que lo que han hecho, hacen y pretenden seguir haciendo con el país desde 1982 no funciona. No en los términos de una nación soberana, justa y democrática. Supongamos sin conceder que en 1988 hicieron su fraude patriótico porque creían que su modelo económico neoliberal era buena medicina para México, e iniciaron un experimento piloto –ejemplar para América Latina– de integración al mercado global y las felicidades múltiples del libre comercio.
En 2011 ellos, sus sucesores y sus socios beneficiados billonariamente nos siguen vendiendo la misma basura, insisten en las reformas estructurales aun con el país roto y la economía extraviada en el casino global donde no existe el futuro. Desempleo, desigualdad profunda, miseria de millones, descomposición social, agonía de la educación pública, desmantelamiento de la producción agrícola y la vida campesina, arrasamiento del suelo, el subsuelo, el agua y el aire: es lo que consiguieron.
En un amplio reportaje sobre la bancarrota de Gran Bretaña (Broken Britain, Harper’s, noviembre de 2011), el veterano corresponsal de Guardian y Observer, Ed Vulliamy, ofrece un retrato demoledor de lo que ha sucedido en Albión desde los tiempos de Margaret Thatcher, oficiante mayor del neoliberalismo brutal, su profeta en Europa y aliada de hierro del expansionismo estadunidense. En la misma cuna del capitalismo desató la privatización de la propiedad pública (ciudadana), derechos incluidos, y propició la venta al capital extranjero del carbón, los chocolates, las empacadoras de té, los equipos de futbol, las universidades, el gas, los trenes, los bancos (y los bancos de los parques), las carreteras, las calles, el agua, los calzones. Merced a su agresiva y abusiva política, sostenida por conservadores y laboristas por igual, las islas británicas enfrentan uno de los peores momentos en su historia moderna.
Sus dueños hoy son tiburones alemanes, chinos, rusos, australianos, franceses, árabes. La nación no se pertenece y el desempleo, la deuda pública, la descomposición social, la rabia, la frustración, el alcoholismo masivo de la población, ya no se pueden ocultar con bodas reales y Olimpiadas que suceden en el mundo paralelo de la televisión y los espacios cerrados por las medidas de seguridad.
Vullaimy, por cierto, acaba de publicar el libro Améxica: la guerra en la frontera (Farrar, Strauss & Giroux, 2010), sobre los cárteles mexicanos. Sabe en qué espejos buscar.
Casi hay vergüenza en su recuento del Londres actual, antes y después de las revueltas callejeras (riots) de este año, síntoma de la desesperación juvenil, y subraya la manera cínica en que fueron descalificadas y aplastadas por el poder sin la menor consideración social. Londres es la ciudad con más cámaras de vigilancia pública en el planeta, y Gran Bretaña tiene instalado 20 por ciento de estos dispositivos en el mundo, en un clima de crecientes racismo, falta de libertad, autoritarismo policiaco, corrupción “legalizada”. No extraña que la historieta política V de Vendetta (y película de los hermanos Wachowsky, 2006), hoy tan popular e icónica, se desarrolle precisamente en un Londres bajo dictadura y mentira. El cuento no lo es tanto.
Con todas las diferencias y salvedades, resulta irresistible trasladar esa lectura a México, sobre todo a partir del TLC. Gobiernos y partidos distintos, da igual, han vendido hasta lo que creíamos invendible. Hoy ven al país reventado y aun así insisten hasta ensordecernos con la venta de Pemex. En matar ya de una vez la economía soberana que queda, mientras los ex gobernantes se acomodan estratégicamente en los altos salarios de las empresas que ellos beneficiaron con largueza cómplice para entregarlas al saqueo y la depredación del país. Exactamente lo mismo ha ocurrido en Gran Bretaña de los 80 a la fecha.
El actual presidente, sin duda el peor que hemos tenido, ya de plano necesitó poner al país en guerra para apuntalar su proyecto neoliberal, radical en tanto bien “comprometido” con el gran capital, y que casi se les escapa de las manos, o eso creyeron, en 2006. Estamos a merced del control por la fuerza. Aquí también hay circo a montones, bodas, juegos internacionales, reality shows, “periodismo” inmoral de chismografía y espionaje. Tenemos nuestros Rupert Murdoch.
Las columnas económicas de La Jornada (México S. A., Dinero, Economía Moral) lo documentan con tenacidad y claridad dolorosa y cotidiana: nos siguen saqueando, se ríen de nosotros, no paran de mentir. Tenemos el mayor desempleo del mundo (sin contar el éxodo laboral fuera del país, un ejército de desempleados netos). Suman millones gracia al “presidente del empleo” (¿o se refería al de la fuerza?) Entre peor la gente y la tierra, más ganan ellos. Todos somos esclavos de Wall Street.
La hazaña de Guadalajara.
La hazaña de Guadalajara
Fidel Castro Ruz
Hago un breve receso en mis análisis políticos para dedicar este espacio a la hazaña de los atletas cubanos en los Decimosextos Juegos Deportivos Panamericanos.
Los Juegos Olímpicos y las competencias deportivas internacionales que giran en torno a ellos, y despiertan tanto interés en miles de millones de personas, tienen una hermosa historia que no por ultrajada debiera dejar de recordarse.
El aporte del creador de los Juegos Olímpicos fue especialmente nítido, más aún que el de Nobel quién en una etapa de su vida, buscando crear un medio más eficaz de producción, produjo el explosivo con cuyos frutos económicos los designados para cumplir su voluntad en favor de la paz lo mismo premian a un científico o escritor brillante, que al jefe de un imperio que ordena el asesinato de un adversario en presencia de su familia, el bombardeo de una tribu en el centro de Asia o de un pequeño país independiente del norte de África, y el exterminio de sus órganos de mando.
El Barón Pierre de Coubertin fue el creador de los Juegos Olímpicos modernos; de origen aristocrático, nacido en Francia, país capitalista donde un campesino, un obrero, o un artesano, no tenían en aquella sociedad posibilidad alguna de emprender esa tarea.
Desatendiendo los deseos de su familia, que deseaba hacer de él un oficial del ejército, rompió con la Academia Militar y se consagró a la pedagogía. De cierta forma su vida recuerda la de Darwin, descubridor de las leyes de la Evolución Natural. Coubertin se convierte en discípulo de un pastor anglicano, funda la primera revista dedicada al deporte y logra que el gobierno francés la incluya en la Exposición Universal de 1889.
Comienza a soñar con reunir en una competencia a deportistas de todos los países bajo el principio de la unión y la hermandad, sin fines lucrativos y solo impulsados por el deseo de alcanzar la gloria.
Sus ideas inicialmente no fueron muy comprendidas pero persistió, viajó por el mundo hablando de paz y unión entre los pueblos y los seres humanos.
Finalmente, el Congreso Internacional de Educación Física, celebrado en Paris en junio de 1894, creó los Juegos Olímpicos.
La idea encontró resistencia e incomprensión en Inglaterra, la principal potencia colonial; el boicot de Alemania, poderoso imperio rival; e incluso la oposición de Atenas, ciudad escogida para la primera Olimpiada.
Pierre de Coubertin logró comprometer a emperadores, reyes y gobiernos de Europa con sus incansables esfuerzos y su talento diplomático.
Lo principal fue, a mi juicio, la profundidad y la nobleza de sus ideas que ganaron el apoyo de los pueblos del mundo.
El 24 de marzo de 1896, el Rey de Grecia, por primera vez, declaró abierto los Primeros Juegos Olímpicos Internacionales de Atenas, hace 115 años.
Dos destructivas y demoledoras guerras han transcurrido desde entonces, originadas ambas en Europa, las que costaron al mundo decenas de millones de personas muertas en los combates, y a los cuales se sumaron los civiles muertos en los bombardeos o por el hambre y las enfermedades que vinieron después. La paz no está garantizada. Lo que se conoce es que, en una nueva guerra mundial, las armas modernas podrían destruir varias veces a la humanidad.
Es a la luz de estas realidades que tanto admiro la conducta de nuestros deportistas.
Lo más importante del movimiento olímpico es la concepción del deporte como instrumento de educación, salud y amistad entre los pueblos; un antídoto real a vicios como las drogas, el consumo de tabacos, el abuso de bebidas alcohólicas, y los actos de violencia que tanto afectan a la sociedad humana.
Por la mente del fundador del olimpismo no pasaba el deporte tarifado ni el mercado de atletas. Ese fue también el noble objetivo de la Revolución cubana, lo cual implicaba el deber de promover tanto el deporte como la salud, la educación, la ciencia, la cultura y el arte, que fueron siempre principios irrenunciables de la Revolución.
Más no solo eso, nuestro país promovió la práctica deportiva y la formación de entrenadores en los países del Tercer Mundo que luchaban por su desarrollo. Una Escuela Internacional de Educación Física y Deportes funciona en nuestra Patria desde hace muchos años, y en ella se han formado numerosos entrenadores que desempeñan con eficiencia sus funciones en países que a veces compiten en importantes deportes con nuestros propios atletas.
Miles de especialistas cubanos han prestados sus servicios como entrenadores y técnicos deportivos en muchos países del llamado Tercer Mundo.
Es en el marco de esos principios aplicados durante decenas de años que nuestro pueblo se siente orgulloso de las medallas que obtienen sus atletas en las competencias internacionales.
Las transnacionales del deporte tarifado han dejado muy atrás los sueños del creador del olimpismo.
Valiéndose del prestigio creado por las competencias deportivas, excelentes atletas, la mayoría de ellos nacidos en países pobres de África y América Latina, son comprados y vendidos en el mercado internacional por aquellas empresas, y solo en contadas ocasiones se les permite jugar en los equipos de su propio país, donde fueron promovidos como atletas prestigiosos por sus esfuerzos personales y su propia calidad.
Nuestro pueblo, austero y sacrificado, ha tenido que enfrentarse a los zarpazos de esos mercachifles del deporte rentado que ofrecen fabulosas sumas a nuestros atletas, y en ocasiones privan al pueblo de su presencia con esos groseros actos de piratería.
Como aficionado al deporte muchas veces conversé con los más destacados, y por ello en esta ocasión me complacía mucho ver a través de la televisión los éxitos deportivos de nuestra delegación y su regreso victorioso a la Patria, procedente de Guadalajara, donde Estados Unidos, a pesar de poseer aproximadamente 27 veces más habitantes que Cuba, sólo pudo obtener 1,58 veces más títulos y las correspondientes medallas de oro que Cuba, la cual alcanzó 58.
Brasil, con más de 200 millones de habitantes, obtuvo 48.
México, con más de 100, obtuvo 42.
Canadá, un país rico y desarrollado con 34 millones de habitantes, obtuvo solo 29.
El número total de medallas de oro, plata y bronce alcanzadas por Cuba, fue proporcional al número de títulos mencionados.
No pocos de nuestros jóvenes atletas tuvieron éxitos verdaderamente sorprendentes.
A pesar de las victorias, que enorgullecen a nuestro pueblo, tenemos el deber de seguir superándonos.
Fidel Castro Ruz
Hago un breve receso en mis análisis políticos para dedicar este espacio a la hazaña de los atletas cubanos en los Decimosextos Juegos Deportivos Panamericanos.
Los Juegos Olímpicos y las competencias deportivas internacionales que giran en torno a ellos, y despiertan tanto interés en miles de millones de personas, tienen una hermosa historia que no por ultrajada debiera dejar de recordarse.
El aporte del creador de los Juegos Olímpicos fue especialmente nítido, más aún que el de Nobel quién en una etapa de su vida, buscando crear un medio más eficaz de producción, produjo el explosivo con cuyos frutos económicos los designados para cumplir su voluntad en favor de la paz lo mismo premian a un científico o escritor brillante, que al jefe de un imperio que ordena el asesinato de un adversario en presencia de su familia, el bombardeo de una tribu en el centro de Asia o de un pequeño país independiente del norte de África, y el exterminio de sus órganos de mando.
El Barón Pierre de Coubertin fue el creador de los Juegos Olímpicos modernos; de origen aristocrático, nacido en Francia, país capitalista donde un campesino, un obrero, o un artesano, no tenían en aquella sociedad posibilidad alguna de emprender esa tarea.
Desatendiendo los deseos de su familia, que deseaba hacer de él un oficial del ejército, rompió con la Academia Militar y se consagró a la pedagogía. De cierta forma su vida recuerda la de Darwin, descubridor de las leyes de la Evolución Natural. Coubertin se convierte en discípulo de un pastor anglicano, funda la primera revista dedicada al deporte y logra que el gobierno francés la incluya en la Exposición Universal de 1889.
Comienza a soñar con reunir en una competencia a deportistas de todos los países bajo el principio de la unión y la hermandad, sin fines lucrativos y solo impulsados por el deseo de alcanzar la gloria.
Sus ideas inicialmente no fueron muy comprendidas pero persistió, viajó por el mundo hablando de paz y unión entre los pueblos y los seres humanos.
Finalmente, el Congreso Internacional de Educación Física, celebrado en Paris en junio de 1894, creó los Juegos Olímpicos.
La idea encontró resistencia e incomprensión en Inglaterra, la principal potencia colonial; el boicot de Alemania, poderoso imperio rival; e incluso la oposición de Atenas, ciudad escogida para la primera Olimpiada.
Pierre de Coubertin logró comprometer a emperadores, reyes y gobiernos de Europa con sus incansables esfuerzos y su talento diplomático.
Lo principal fue, a mi juicio, la profundidad y la nobleza de sus ideas que ganaron el apoyo de los pueblos del mundo.
El 24 de marzo de 1896, el Rey de Grecia, por primera vez, declaró abierto los Primeros Juegos Olímpicos Internacionales de Atenas, hace 115 años.
Dos destructivas y demoledoras guerras han transcurrido desde entonces, originadas ambas en Europa, las que costaron al mundo decenas de millones de personas muertas en los combates, y a los cuales se sumaron los civiles muertos en los bombardeos o por el hambre y las enfermedades que vinieron después. La paz no está garantizada. Lo que se conoce es que, en una nueva guerra mundial, las armas modernas podrían destruir varias veces a la humanidad.
Es a la luz de estas realidades que tanto admiro la conducta de nuestros deportistas.
Lo más importante del movimiento olímpico es la concepción del deporte como instrumento de educación, salud y amistad entre los pueblos; un antídoto real a vicios como las drogas, el consumo de tabacos, el abuso de bebidas alcohólicas, y los actos de violencia que tanto afectan a la sociedad humana.
Por la mente del fundador del olimpismo no pasaba el deporte tarifado ni el mercado de atletas. Ese fue también el noble objetivo de la Revolución cubana, lo cual implicaba el deber de promover tanto el deporte como la salud, la educación, la ciencia, la cultura y el arte, que fueron siempre principios irrenunciables de la Revolución.
Más no solo eso, nuestro país promovió la práctica deportiva y la formación de entrenadores en los países del Tercer Mundo que luchaban por su desarrollo. Una Escuela Internacional de Educación Física y Deportes funciona en nuestra Patria desde hace muchos años, y en ella se han formado numerosos entrenadores que desempeñan con eficiencia sus funciones en países que a veces compiten en importantes deportes con nuestros propios atletas.
Miles de especialistas cubanos han prestados sus servicios como entrenadores y técnicos deportivos en muchos países del llamado Tercer Mundo.
Es en el marco de esos principios aplicados durante decenas de años que nuestro pueblo se siente orgulloso de las medallas que obtienen sus atletas en las competencias internacionales.
Las transnacionales del deporte tarifado han dejado muy atrás los sueños del creador del olimpismo.
Valiéndose del prestigio creado por las competencias deportivas, excelentes atletas, la mayoría de ellos nacidos en países pobres de África y América Latina, son comprados y vendidos en el mercado internacional por aquellas empresas, y solo en contadas ocasiones se les permite jugar en los equipos de su propio país, donde fueron promovidos como atletas prestigiosos por sus esfuerzos personales y su propia calidad.
Nuestro pueblo, austero y sacrificado, ha tenido que enfrentarse a los zarpazos de esos mercachifles del deporte rentado que ofrecen fabulosas sumas a nuestros atletas, y en ocasiones privan al pueblo de su presencia con esos groseros actos de piratería.
Como aficionado al deporte muchas veces conversé con los más destacados, y por ello en esta ocasión me complacía mucho ver a través de la televisión los éxitos deportivos de nuestra delegación y su regreso victorioso a la Patria, procedente de Guadalajara, donde Estados Unidos, a pesar de poseer aproximadamente 27 veces más habitantes que Cuba, sólo pudo obtener 1,58 veces más títulos y las correspondientes medallas de oro que Cuba, la cual alcanzó 58.
Brasil, con más de 200 millones de habitantes, obtuvo 48.
México, con más de 100, obtuvo 42.
Canadá, un país rico y desarrollado con 34 millones de habitantes, obtuvo solo 29.
El número total de medallas de oro, plata y bronce alcanzadas por Cuba, fue proporcional al número de títulos mencionados.
No pocos de nuestros jóvenes atletas tuvieron éxitos verdaderamente sorprendentes.
A pesar de las victorias, que enorgullecen a nuestro pueblo, tenemos el deber de seguir superándonos.
domingo, 30 de octubre de 2011
Ellas siempre van armadas.
Ellas siempre van armadas
Salvador Sostres.
Es peligrosísimo bajar la guardia; cualquier conversación con tu mujer, por amena e intrascendente que parezca, puede conducirte de un modo incomprensible y en poco menos de dos frases a un terreno sin escapatoria y minado. Hay que andarse con cuidado, seleccionar muy bien los temas, no intentar hacerse el gracioso con frases que podrían ser utilizadas en tu contra y, sobre todo, no intentar librar ninguna batalla porque antes de empezar tienes que saber que vas a perderlas absolutamente todas.
Hay tres lugares comunes donde toda esposa espera que cada conversación termine:
El primero, sin ninguna clase de duda, es en la preocupación por nuestra dieta y por nuestros hábitos poco saludables. Si están de buen humor, te cuelan el infinito rollo dietético con ese irritante tono pedagógico que te va cargando poco a poco. Si están de mal humor, con tono menos pedagógico pero más hiriente, te van concretando y describiendo con toda clase de detalles las enfermedades que vas a contraer por causa de tus excesos, y el estado en que vas a quedar, y qué pronto conocerás la muerte. Pero no te pienses que lo peor es el poco tiempo que te queda; ella se encarga de remacharte acusándote por anticipado de dejar en este mundo cruel a una hija huérfana. Por tu mala cabeza.
El segundo lugar común tiene que ver del primero. Parte del primero pero luego vuela solo. Va sobre las noches que sales con tus amigos y sobre las hora en que a casa regresas. Sale el tema de los gintónics, pero sobre todo el hecho de que no estamos nunca en casa, la opinión de que salir con los amigotes es de adolescentes mal curados y la sentencia de que las parejas que tienen su ocio por separado acaban distanciándose y a la postre separándose. Si el matrimonio hace ya algunos años que dura, se establecen tremendas comparativas entre el tiempo que pasamos con nuestros amigos y el tiempo que le dedicamos a ella; entre el ánimo con que acudimos a un evento y al otro y hasta puede que te caiga la frase: "con lo que te gastas en copas con tus amigotes podríamos haber hecho un viaje juntos".
Y el tercero, más personal, consiste en la insistencia machacona en algún defecto nuestro. Cada esposa escoge el defecto preferido de su marido, el defecto por excelencia. Algunas escogen uno y es el mismo siempre. Otras van cambiando de defecto, según la época. Pero tienen siempre un defecto nuestro de referencia, y si no te andas con cuidado, toda conversación acaba en una reflexión sobre tu odioso y cansino defecto. Yo, por ejemplo, con lo que le he escuchado hablar a mi mujer sobre cómo ronco, sobre las fases de mi ronquido, y sobre las causas que ella cree que lo producen, podría escribir un libro. Un extenso libro de arte y ensayo que se titulara: "Mi ronquido y yo", prologado por mi barman y por mi querido Jaime Rodríguez, en tanto que mi mujer siempre me dice que nunca llego tan tarde ni ronco tanto como cuando vienen a Barcelona mis amigos de Madrid.
No hay con tu mujer conversaciones anodinas ni intrascendentes. Ellas van siempre armadas, detectan el miedo en la distancia, conocen cada uno de nuestros movimientos y podrían disparar en cualquier momento.
Salvador Sostres.
Es peligrosísimo bajar la guardia; cualquier conversación con tu mujer, por amena e intrascendente que parezca, puede conducirte de un modo incomprensible y en poco menos de dos frases a un terreno sin escapatoria y minado. Hay que andarse con cuidado, seleccionar muy bien los temas, no intentar hacerse el gracioso con frases que podrían ser utilizadas en tu contra y, sobre todo, no intentar librar ninguna batalla porque antes de empezar tienes que saber que vas a perderlas absolutamente todas.
Hay tres lugares comunes donde toda esposa espera que cada conversación termine:
El primero, sin ninguna clase de duda, es en la preocupación por nuestra dieta y por nuestros hábitos poco saludables. Si están de buen humor, te cuelan el infinito rollo dietético con ese irritante tono pedagógico que te va cargando poco a poco. Si están de mal humor, con tono menos pedagógico pero más hiriente, te van concretando y describiendo con toda clase de detalles las enfermedades que vas a contraer por causa de tus excesos, y el estado en que vas a quedar, y qué pronto conocerás la muerte. Pero no te pienses que lo peor es el poco tiempo que te queda; ella se encarga de remacharte acusándote por anticipado de dejar en este mundo cruel a una hija huérfana. Por tu mala cabeza.
El segundo lugar común tiene que ver del primero. Parte del primero pero luego vuela solo. Va sobre las noches que sales con tus amigos y sobre las hora en que a casa regresas. Sale el tema de los gintónics, pero sobre todo el hecho de que no estamos nunca en casa, la opinión de que salir con los amigotes es de adolescentes mal curados y la sentencia de que las parejas que tienen su ocio por separado acaban distanciándose y a la postre separándose. Si el matrimonio hace ya algunos años que dura, se establecen tremendas comparativas entre el tiempo que pasamos con nuestros amigos y el tiempo que le dedicamos a ella; entre el ánimo con que acudimos a un evento y al otro y hasta puede que te caiga la frase: "con lo que te gastas en copas con tus amigotes podríamos haber hecho un viaje juntos".
Y el tercero, más personal, consiste en la insistencia machacona en algún defecto nuestro. Cada esposa escoge el defecto preferido de su marido, el defecto por excelencia. Algunas escogen uno y es el mismo siempre. Otras van cambiando de defecto, según la época. Pero tienen siempre un defecto nuestro de referencia, y si no te andas con cuidado, toda conversación acaba en una reflexión sobre tu odioso y cansino defecto. Yo, por ejemplo, con lo que le he escuchado hablar a mi mujer sobre cómo ronco, sobre las fases de mi ronquido, y sobre las causas que ella cree que lo producen, podría escribir un libro. Un extenso libro de arte y ensayo que se titulara: "Mi ronquido y yo", prologado por mi barman y por mi querido Jaime Rodríguez, en tanto que mi mujer siempre me dice que nunca llego tan tarde ni ronco tanto como cuando vienen a Barcelona mis amigos de Madrid.
No hay con tu mujer conversaciones anodinas ni intrascendentes. Ellas van siempre armadas, detectan el miedo en la distancia, conocen cada uno de nuestros movimientos y podrían disparar en cualquier momento.
Se rompe la tregua en Gaza.
Ruptura de la tregua en Gaza
Los grupos palestinos radicales se desmarcan del pacto de Hamás con Israel
Mueren nueve palestinos en dos ataques de la aviación israelí
Fue una tregua de apenas unas horas. Yihad Islámica, animada por la forzada pasividad de Hamás, sin excusas para impedir el ataque de sus milicianos tras perder a varios de sus hombres, rompía ayer por la tarde la tregua en vigor desde por la mañana. A las facciones minoritarias de Gaza no les acaba de convencer el acuerdo firmado entre Hamás, la milicia principal de la franja —en el Gobierno desde 2007— y el Ejecutivo israelí para intercambiar a unos 1.000 presos palestinos por un único soldado hebreo. Exigen más protagonismo y se revuelven.
En las últimas horas lo están consiguiendo: boicoteando la tregua auspiciada por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto, mediador en el fuego cruzado entre el Ejército israelí y las milicias de la franja de Gaza. El boicoteo se ha saldado con la vida de al menos 10 milicianos palestinos y un civil israelí.
Hamás ha visto aumentada su popularidad desde el acuerdo firmado con Israel, a mediados de este mes, por el que 1.027 presos palestinos serían liberados. De ellos, un centenar procede de Gaza. Recibidos como héroes, hoy disfrutan de privilegios. El resto de facciones ve en estas concesiones un deshonor, un aliciente para los desencuentros con Hamás, facción rival que, sin embargo, no persigue una escalada de la violencia tal y como han asegurado sus portavoces. Todavía disfruta de los réditos de la liberación de los presos en una coyuntura favorable: las relaciones con el Consejo egipcio son excelentes y acaba de firmar un acuerdo con Israel sin su interlocutor tradicional, Al Fatah, el partido del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas.
Los grupos palestinos radicales se desmarcan del pacto de Hamás con Israel
Mueren nueve palestinos en dos ataques de la aviación israelí
Fue una tregua de apenas unas horas. Yihad Islámica, animada por la forzada pasividad de Hamás, sin excusas para impedir el ataque de sus milicianos tras perder a varios de sus hombres, rompía ayer por la tarde la tregua en vigor desde por la mañana. A las facciones minoritarias de Gaza no les acaba de convencer el acuerdo firmado entre Hamás, la milicia principal de la franja —en el Gobierno desde 2007— y el Ejecutivo israelí para intercambiar a unos 1.000 presos palestinos por un único soldado hebreo. Exigen más protagonismo y se revuelven.
En las últimas horas lo están consiguiendo: boicoteando la tregua auspiciada por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto, mediador en el fuego cruzado entre el Ejército israelí y las milicias de la franja de Gaza. El boicoteo se ha saldado con la vida de al menos 10 milicianos palestinos y un civil israelí.
Hamás ha visto aumentada su popularidad desde el acuerdo firmado con Israel, a mediados de este mes, por el que 1.027 presos palestinos serían liberados. De ellos, un centenar procede de Gaza. Recibidos como héroes, hoy disfrutan de privilegios. El resto de facciones ve en estas concesiones un deshonor, un aliciente para los desencuentros con Hamás, facción rival que, sin embargo, no persigue una escalada de la violencia tal y como han asegurado sus portavoces. Todavía disfruta de los réditos de la liberación de los presos en una coyuntura favorable: las relaciones con el Consejo egipcio son excelentes y acaba de firmar un acuerdo con Israel sin su interlocutor tradicional, Al Fatah, el partido del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas.
Mesa para 7 mil millones.
Mesa para 9.000 millones
Gonzalo Fanjul I Autor del blog 3.500 Millones.
En algún momento de esta semana el planeta habrá alcanzado los 7.000 millones de habitantes. Mil millones más que hace doce años y el doble que a finales de los sesenta. El crecimiento acelerado de la población mundial dispara las alarmas malthusianas sobre el agotamiento de los recursos naturales y la brecha demográfica entre las diferentes regiones del mundo. ¿Podemos gestionar un planeta con tanta gente?
La idea de una población que podría superar los 9.000 millones de personas en 2050 plantea retos en ámbitos tan fundamentales como la producción agraria, el abastecimiento energético o la conformación de los mercados globales de trabajo. Cada uno de ellos está sujeto a un complejo equilibrio de necesidades y limitaciones físicas y políticas. En palabras de Alex Evans, director del programa de la Universidad de Nueva York sobre Globalización y Escasez: “La globalización ha mejorado los estándares de vida de millones de personas, pero la creciente escasez de recursos implica que [el sistema] corre el riesgo de ser víctima de su propio éxito”.
Pensemos, por ejemplo, en la alimentación. Aunque en este momento el número de personas que pasa hambre se acerca a los mil millones, los expertos coinciden en que el planeta todavía produce alimentos suficientes para abastecer a la población mundial. El futuro, sin embargo, sugiere un panorama más sombrío. De acuerdo con los datos de la FAO, las necesidades alimentarias de la población en 2050 podrían incrementarse en un 70% con respecto a las actuales, lo que supone un verdadero reto para un sistema productivo que ha empezado a tantear sus límites.
La extensión de tierra disponible para la producción agraria tocó techo a principios de la pasada década, mientras que el crecimiento del rendimiento medio de los cultivos ha caído a la mitad desde 1960 como consecuencia del agotamiento de los recursos y los efectos del calentamiento global. En otras palabras, en el futuro estaremos obligados a producir más con menos, lo que ya ha convertido a muchas regiones pobres en el escenario de una competición internacional por el control de recursos estratégicos como la tierra o el agua.
Las necesidades alimentarias podrían crecer un 70% de aquí a 2050, según la FAO
Pero la variable poblacional que posiblemente despierte más recelos sociales y políticos es la que se refiere al futuro de los mercados globales de trabajo, cuya composición escapa a menudo al control de los gobiernos. Un influyente estudio realizado en 2008 por la Universidad de Harvard y el Center for Global Development establecía que un inmigrante medio que llega a los EEUU multiplica por tres su capacidad adquisitiva, además de acceder a redes de protección impensables en su país de origen.
Los datos con respecto a Europa no son muy diferentes. Mientras tanto, las tendencias presentadas esta semana por el Fondo de Población de las Naciones Unidas siguen mostrando un planeta en el que las generaciones más jóvenes se concentran en los países pobres y las más ancianas en el mundo desarrollado; un mundo cuyo sistema de protección social necesita una pirámide de población de base ancha. Lant Pritchett, profesor de Harvard y uno de los autores del estudio, nos expresaba el dilema en estos términos: “La fuerza de los inevitables cambios demográficos que crean demanda en los países ricos y oferta en los países pobres va a ser demasiado poderosa para la capacidad coercitiva de las barreras fronterizas”.
Ante este panorama, ¿podemos limitar el crecimiento de la población o estamos condenados a gestionar un planeta con más habitantes? Algunos de los países afectados por las altas tasas de crecimiento llevan décadas impulsando iniciativas más o menos agresivas de control de la fertilidad, desde la política de un único hijo en China hasta los programas masivos de esterilización de la India, que alcanzan al 37% de las mujeres que hasta entonces usaban otros métodos anticonceptivos. Sin embargo, no solo estas políticas han demostrado ser ineficaces a la hora de detener el crecimiento acelerado de la población, sino que han derivado en consecuencias indeseables como la selección de fetos por razones de género. De acuerdo con un reciente informe del Banco Mundial, solo en China el número de niñas ‘no nacidas’ podría superar el millón anual.
En algunas regiones ya ha empezado la competición por controlar la tierra o el agua
No hay balas de plata. Los expertos e informes consultados para elaborar este reportaje sugieren que la respuesta a la superpoblación es el camino largo del desarrollo y las soluciones cooperativas. Por un lado, solo de este modo podemos garantizar la sostenibilidad social y ecológica del planeta; por otro, la prosperidad económica y el acceso a oportunidades como la educación han demostrado ser el modo más eficaz de reducir las tasas de fecundidad. Preguntado por la posibilidad de establecer ‘islas de prosperidad’, Ignacio Pérez Arriaga, profesor del MIT y de la Universidad de Comillas, recurre al ejemplo de la lucha contra el cambio climático: “Si el objetivo es reducir las emisiones globales, una Europa aislada solo controla el 20% del problema. Lo que importa es lo que hagan los demás”.
Pérez Arriaga es parte de un grupo de expertos que asesoran a la Comisión Europea en la elaboración de una hoja de ruta energética para el período 2020-2050. En su opinión, no hay nada imposible en la idea de un planeta que cuente con un abastecimiento energético estable y dentro de los límites ecológicos. Pero eso exigirá un doble esfuerzo: el del ahorro y la eficiencia, “con los que se puede llegar muy lejos”, y el de la transformación de nuestras fuentes de suministro, que pasa por “renovables, renovables y renovables hasta hacerlas competitivas frente a unos combustibles contaminantes que serán cada vez más caros”.
Una de las claves es la desvinculación de los modelos de crecimiento económico del uso intensivo de recursos como el agua o la energía, garantizando una distribución más justa del reparto de cuotas de consumo. El Panel Internacional de Recursos de Naciones Unidas mostró recientemente que un canadiense medio utiliza cuatro veces más recursos que un indio. Esta brecha en las huellas ecológicas está derivada, por ejemplo, de una dieta basada en el consumo habitual de carne, cuya producción exige doce veces más agua que el trigo y genera veinte veces más emisiones de CO2.
Un canadiense medio utiliza cuatro veces más recursos que un indio
Robert Bailey, investigador sénior del think-tank británico Chatham House, explicaba para este periódico en términos similares los retos del sistema alimentario: “las escaladas en los precios de los alimentos de 2008 y 2011 fueron llamadas de atención. No sé cuál puede ser el peor escenario, pero tengo la certeza de que en el futuro veremos shocks más graves. ¿Qué ocurriría si se produjese una sucesión rápida de eventos similares a los que ya hemos visto, como una ola de calor en Rusia o la alteración del monzón en Asia del este? ¿Qué ocurriría si los gobiernos reaccionasen bloqueando las exportaciones y agravando la escalada de precios de alimentos, como ya hicieron en 2008? Podemos alimentar a un planeta de 9.000 millones de habitantes, pero va a requerir mucho más de lo que estamos haciendo ahora.”
Organizaciones internacionales como Oxfam y la FAO han coincidido recientemente en la necesidad de reformar los mercados agroalimentarios si queremos evitar un futuro marcado por la volatilidad de los precios y la recurrencia de las hambrunas. Su estrategia está basada en la protección legal de recursos esenciales como la tierra, el fin de la competencia desleal de los países ricos y el apoyo a la agricultura familiar de las regiones más vulnerables, empezando por África subsahariana.
Pero no siempre es suficiente con más recursos y voluntad política. El incremento de la población nos obligará a enfrentarnos a problemas complejos para los que, sencillamente, no existen precedentes normativos o institucionales. La flexibilización de los regímenes migratorios, por ejemplo, exigirá lo que el Centro de Desarrollo de la OCDE ha denominado un “sistema emergente para la movilidad laboral internacional”. Un sistema nuevo, concebido para encontrar un equilibrio de riesgos y oportunidades entre los países de origen, los de destino y los propios emigrantes.
La respuesta al dilema migratorio exigirá combinar el cambio de actitudes individuales con la financiación, la iniciativa política y la imaginación de actores públicos y privados. Son las mismas variables que serán necesarias para establecer mercados energéticos y agroalimentarios más justos y sostenibles. El verdadero reto demográfico no es cuántos somos, sino cómo.
Gonzalo Fanjul I Autor del blog 3.500 Millones.
En algún momento de esta semana el planeta habrá alcanzado los 7.000 millones de habitantes. Mil millones más que hace doce años y el doble que a finales de los sesenta. El crecimiento acelerado de la población mundial dispara las alarmas malthusianas sobre el agotamiento de los recursos naturales y la brecha demográfica entre las diferentes regiones del mundo. ¿Podemos gestionar un planeta con tanta gente?
La idea de una población que podría superar los 9.000 millones de personas en 2050 plantea retos en ámbitos tan fundamentales como la producción agraria, el abastecimiento energético o la conformación de los mercados globales de trabajo. Cada uno de ellos está sujeto a un complejo equilibrio de necesidades y limitaciones físicas y políticas. En palabras de Alex Evans, director del programa de la Universidad de Nueva York sobre Globalización y Escasez: “La globalización ha mejorado los estándares de vida de millones de personas, pero la creciente escasez de recursos implica que [el sistema] corre el riesgo de ser víctima de su propio éxito”.
Pensemos, por ejemplo, en la alimentación. Aunque en este momento el número de personas que pasa hambre se acerca a los mil millones, los expertos coinciden en que el planeta todavía produce alimentos suficientes para abastecer a la población mundial. El futuro, sin embargo, sugiere un panorama más sombrío. De acuerdo con los datos de la FAO, las necesidades alimentarias de la población en 2050 podrían incrementarse en un 70% con respecto a las actuales, lo que supone un verdadero reto para un sistema productivo que ha empezado a tantear sus límites.
La extensión de tierra disponible para la producción agraria tocó techo a principios de la pasada década, mientras que el crecimiento del rendimiento medio de los cultivos ha caído a la mitad desde 1960 como consecuencia del agotamiento de los recursos y los efectos del calentamiento global. En otras palabras, en el futuro estaremos obligados a producir más con menos, lo que ya ha convertido a muchas regiones pobres en el escenario de una competición internacional por el control de recursos estratégicos como la tierra o el agua.
Las necesidades alimentarias podrían crecer un 70% de aquí a 2050, según la FAO
Pero la variable poblacional que posiblemente despierte más recelos sociales y políticos es la que se refiere al futuro de los mercados globales de trabajo, cuya composición escapa a menudo al control de los gobiernos. Un influyente estudio realizado en 2008 por la Universidad de Harvard y el Center for Global Development establecía que un inmigrante medio que llega a los EEUU multiplica por tres su capacidad adquisitiva, además de acceder a redes de protección impensables en su país de origen.
Los datos con respecto a Europa no son muy diferentes. Mientras tanto, las tendencias presentadas esta semana por el Fondo de Población de las Naciones Unidas siguen mostrando un planeta en el que las generaciones más jóvenes se concentran en los países pobres y las más ancianas en el mundo desarrollado; un mundo cuyo sistema de protección social necesita una pirámide de población de base ancha. Lant Pritchett, profesor de Harvard y uno de los autores del estudio, nos expresaba el dilema en estos términos: “La fuerza de los inevitables cambios demográficos que crean demanda en los países ricos y oferta en los países pobres va a ser demasiado poderosa para la capacidad coercitiva de las barreras fronterizas”.
Ante este panorama, ¿podemos limitar el crecimiento de la población o estamos condenados a gestionar un planeta con más habitantes? Algunos de los países afectados por las altas tasas de crecimiento llevan décadas impulsando iniciativas más o menos agresivas de control de la fertilidad, desde la política de un único hijo en China hasta los programas masivos de esterilización de la India, que alcanzan al 37% de las mujeres que hasta entonces usaban otros métodos anticonceptivos. Sin embargo, no solo estas políticas han demostrado ser ineficaces a la hora de detener el crecimiento acelerado de la población, sino que han derivado en consecuencias indeseables como la selección de fetos por razones de género. De acuerdo con un reciente informe del Banco Mundial, solo en China el número de niñas ‘no nacidas’ podría superar el millón anual.
En algunas regiones ya ha empezado la competición por controlar la tierra o el agua
No hay balas de plata. Los expertos e informes consultados para elaborar este reportaje sugieren que la respuesta a la superpoblación es el camino largo del desarrollo y las soluciones cooperativas. Por un lado, solo de este modo podemos garantizar la sostenibilidad social y ecológica del planeta; por otro, la prosperidad económica y el acceso a oportunidades como la educación han demostrado ser el modo más eficaz de reducir las tasas de fecundidad. Preguntado por la posibilidad de establecer ‘islas de prosperidad’, Ignacio Pérez Arriaga, profesor del MIT y de la Universidad de Comillas, recurre al ejemplo de la lucha contra el cambio climático: “Si el objetivo es reducir las emisiones globales, una Europa aislada solo controla el 20% del problema. Lo que importa es lo que hagan los demás”.
Pérez Arriaga es parte de un grupo de expertos que asesoran a la Comisión Europea en la elaboración de una hoja de ruta energética para el período 2020-2050. En su opinión, no hay nada imposible en la idea de un planeta que cuente con un abastecimiento energético estable y dentro de los límites ecológicos. Pero eso exigirá un doble esfuerzo: el del ahorro y la eficiencia, “con los que se puede llegar muy lejos”, y el de la transformación de nuestras fuentes de suministro, que pasa por “renovables, renovables y renovables hasta hacerlas competitivas frente a unos combustibles contaminantes que serán cada vez más caros”.
Una de las claves es la desvinculación de los modelos de crecimiento económico del uso intensivo de recursos como el agua o la energía, garantizando una distribución más justa del reparto de cuotas de consumo. El Panel Internacional de Recursos de Naciones Unidas mostró recientemente que un canadiense medio utiliza cuatro veces más recursos que un indio. Esta brecha en las huellas ecológicas está derivada, por ejemplo, de una dieta basada en el consumo habitual de carne, cuya producción exige doce veces más agua que el trigo y genera veinte veces más emisiones de CO2.
Un canadiense medio utiliza cuatro veces más recursos que un indio
Robert Bailey, investigador sénior del think-tank británico Chatham House, explicaba para este periódico en términos similares los retos del sistema alimentario: “las escaladas en los precios de los alimentos de 2008 y 2011 fueron llamadas de atención. No sé cuál puede ser el peor escenario, pero tengo la certeza de que en el futuro veremos shocks más graves. ¿Qué ocurriría si se produjese una sucesión rápida de eventos similares a los que ya hemos visto, como una ola de calor en Rusia o la alteración del monzón en Asia del este? ¿Qué ocurriría si los gobiernos reaccionasen bloqueando las exportaciones y agravando la escalada de precios de alimentos, como ya hicieron en 2008? Podemos alimentar a un planeta de 9.000 millones de habitantes, pero va a requerir mucho más de lo que estamos haciendo ahora.”
Organizaciones internacionales como Oxfam y la FAO han coincidido recientemente en la necesidad de reformar los mercados agroalimentarios si queremos evitar un futuro marcado por la volatilidad de los precios y la recurrencia de las hambrunas. Su estrategia está basada en la protección legal de recursos esenciales como la tierra, el fin de la competencia desleal de los países ricos y el apoyo a la agricultura familiar de las regiones más vulnerables, empezando por África subsahariana.
Pero no siempre es suficiente con más recursos y voluntad política. El incremento de la población nos obligará a enfrentarnos a problemas complejos para los que, sencillamente, no existen precedentes normativos o institucionales. La flexibilización de los regímenes migratorios, por ejemplo, exigirá lo que el Centro de Desarrollo de la OCDE ha denominado un “sistema emergente para la movilidad laboral internacional”. Un sistema nuevo, concebido para encontrar un equilibrio de riesgos y oportunidades entre los países de origen, los de destino y los propios emigrantes.
La respuesta al dilema migratorio exigirá combinar el cambio de actitudes individuales con la financiación, la iniciativa política y la imaginación de actores públicos y privados. Son las mismas variables que serán necesarias para establecer mercados energéticos y agroalimentarios más justos y sostenibles. El verdadero reto demográfico no es cuántos somos, sino cómo.
El Manual de la Buena Vida..
El manual de la buena vida
JESÚS RODRÍGUEZ
Es el país que mejor funciona de Europa. Crece, no tiene paro, su deuda es mínima y está en cabeza de las clasificaciones sobre desarrollo humano. Es una sociedad que ha reconciliado el individualismo de sus habitantes con una idea de proyecto en común. Y ha triunfado. El petróleo ha hecho el resto. El atentado del mes de julio indica que la integración de la inmigración es su asignatura pendiente. Así es la potencia más silenciosa.
Sencilla en su complejidad como ocurre siempre en la arquitectura nórdica; alzada sobre el mar; inmersa en un inmaculado parque de adoquines sembrado de violetas en el que cuando surge un despistado rayo de sol brota una marea de bebés y pensionistas en atuendo deportivo; con nueve siglos de historia, la catedral luterana de Stavanger, en la costa suroeste de Noruega, está considerada la más antigua del país. Su interior, mudo, pulcro, sobrio, sin imágenes, en el que las viejas tablas del suelo crujen bajo los pasos de los fieles, es el mejor reflejo del frugal estilo escandinavo de interpretar la vida, donde el lujo y el alarde son un pecado cívico y moral. El negro y el gris son los colores de este país: de su cielo gran parte del año; del salvaje mar del Norte; de la discreta ropa de su gente; de las rancheras suecas y alemanas; de las calles de Oslo. El negro y el gris mimetizan a los noruegos con su entorno, los uniformizan y hacen que sea difícil detectar la diferencia de clases. "No pienses que eres especial", rezaba la filosofía igualitarista del país.
La riqueza petrolera que engrasa toda la economía les reafirma en su modelo social
El modelo noruego funcionó mucho antes de que encontraran petróleo
El ministerio de Igualdad tiene un presupuesto de 1.000 euros por habitante
En la 'zona cero' de oslo, los grandes destrozos del atentado son visibles
El Fondo público del petróleo tiene 400.000 millones de euros
El ultra Partido del Progreso obtuvo en 2009 el 23% de los votos
No quieren cambiar, nolo lograron ni los nazis durante la ocupación
Este centenario templo de Stavanger encierra otra metáfora del alma de Noruega. No tiene rígidos bancos corridos de madera como en las iglesias católicas donde los devotos se amontonan codo con codo. Aquí cada fiel ocupa una amplia e idéntica silla individual de asiento mullido con un pequeño espacio para que descanse el breviario sin molestar al vecino. Cada silla es una isla. No hay contacto físico entre los devotos. Si la vista desciende un poco, se percibe que todas están unidas con abrazaderas metálicas. Cada silla ocupa su propio espacio, pero es imposible separarla de su fila.
Juntos, pero no revueltos. Así son los noruegos. Un pueblo que, más allá de la riqueza que le proporciona el mar, sus bosques y el petróleo, ha basado su éxito económico y social en reconciliar su individualismo, herencia de un pasado de pescadores y campesinos aislados en cabañas de madera y en contacto íntimo con una naturaleza bella y dura; pobres, libres, puritanos y autosuficientes, con el extremo opuesto: con un profundo sentido comunitario que apuesta por el bien de todos, la igualdad, la solidaridad y, sobre todo, la confianza en el Estado niñera, que se ocupa sin grietas aparentes del bienestar de sus ciudadanos a través de las más generosas y antidiscriminatorias prestaciones sociales del planeta. Al tiempo, regula extensas parcelas de la vida de los noruegos (su educación, salud, pensiones, relaciones laborales y distribución de la riqueza) sin que a nadie parezca molestarle.
En Noruega, el servicio militar es obligatorio, y el 95% de las escuelas, públicas. El IVA alcanza el 25%. El petróleo es de propiedad estatal. Y los buenos estudiantes reciben generosos préstamos del Estado para matricularse en las mejores universidades del mundo. El Estado controla hasta el consumo de alcohol, cuyo monopolio ostenta a través de la red de tiendas Vinmonopolet, únicos comercios en Noruega donde se pueden comprar licores de más de 4,75 grados a un precio hasta tres veces más caro que en España. Una de las aficiones favoritas de los noruegos es saquear de bebidas alcohólicas y cartones de cigarrillos los anaqueles de las tiendas libres de impuestos de los aeropuertos en cuanto salen de su país. Una botella de whisky es un regalo siempre bien recibido en un hogar noruego. Sus anfitriones le acogerán descalzos, risueños, rodeados de niños, con una tarta casera y expresándose en un inglés perfecto.
Al mismo tiempo que el sueño igualitario del Estado de bienestar, acuñado tras la II Guerra Mundial y que ha estructurado desde entonces la convivencia en Europa (con partidos democristianos o socialdemócratas en el poder) se pone en cuestión ante el avance del neoliberalismo y por la crisis financiera, Noruega, una de las inventoras del sistema del bienestar, lucha por continuar en esa dirección; está en su ADN; navega por libre, como hace mil años, cuando sus antepasados vikingos se lanzaban al mar a tumba abierta en sus drakkar hacia Reino Unido, América (aún sin descubrir) y Bizancio. Noruega no ceja.
Representa una equilibrada mezcla de capitalismo y colectivismo. De mercado y planificación, idealismo y realismo, neutralidad y afán de influencia, ingenuidad y estrategia. La cuestión es dar para recibir. "Soy generoso con mis impuestos porque el Estado es generoso conmigo". Un contrato entre la comunidad y el individuo que dura hasta la muerte. "Somos ciudadanos libres e iguales en la misma dirección", me dirá un sindicalista. En Noruega tiene más responsabilidad el que más tiene. Y no es difícil saber quién es. La información sobre los ingresos de cada ciudadano es pública a través de Internet.
Noruega camina discreta y sin aspavientos por esa tercera vía que le ha convertido en una potencia silenciosa; un próspero Estado ni emergente ni emergido que ocupa desde hace 30 años la primera posición en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. Sus niveles de desempleo son anecdóticos; su renta por habitante, la mayor del planeta; su crecimiento, tras tres ejercicios titubeantes, se acercará este año al 3%; su deuda soberana es la más sólida del planeta, y tiene una completa paridad de género por ley tanto en el sector público como en el privado. Arnie Hole, directora general de Infancia, Igualdad e Inclusión Social, nos confirma que su ministerio tiene un presupuesto de 5.000 millones de euros (mil euros por habitante) "más que la suma de los ministerios de Pesca, Agricultura y Cultura juntos".
El Estado de bienestar llega hasta el diseño y la arquitectura, que, según regula el Gobierno, debe "elegir soluciones ecológicas y energéticamente sostenibles, ser de buena calidad, promovida por el conocimiento y la competencia y visible internacionalmente". El Estado se reserva el papel de "salvaguardar el entorno cultural y velar por la herencia arquitectónica". Es una declaración de principios. Cuando pregunto a Andreas Vaa Bermann, arquitecto y director de la Fundación para la Promoción de la Arquitectura Nórdica, cuál es el objetivo del diseño en este país, contesta como un relámpago: "Mejorar la vida de la gente".
Noruega no se parece a nada; tampoco al resto de los Estados nórdicos, bajo cuyo yugo transcurrió parte de su historia. Los noruegos aún arrastran cierto complejo de inferioridad hacia sus vecinos. Aliviado en las últimas décadas por el bálsamo de los petrodólares. Hasta los años setenta, Noruega era el hermanito pequeño de Escandinavia. Unos campesinos aislados. "Lo que más deseaba un noruego era tener un Volvo con un chófer sueco", explica una profesora de la capital. "En parte lo hemos logrado; todos los camareros de Oslo son suecos; cobran más que en su país (no menos de 2.000 euros), y son más mundanos que nosotros".
Los noruegos no fueron tan cosmopolitas como los daneses ni tuvieron la tradición industrial y militar de los suecos; no tuvieron colonias ni participaron en guerras. En torno a esas pacíficas señas de identidad, Noruega iría acuñando una marcapaís de Estado frío, fiable y eficaz. Gracias a esa imagen ha conseguido una influencia internacional superior a su peso real. Noruega se ha convertido en el donante más generoso en cooperación internacional y un eficaz actor en la resolución de conflictos internacionales, como ocurrió en 1993 con los Acuerdos de Oslo, entre Arafat y Rabin con Bill Clinton de testigo, que se negociaron en secreto en la sede del FAFO, un think tank socialdemócrata. O, más recientemente, con la ex primera ministra laborista Gro Harlem Brundtland, muy activa en el proceso de paz del País Vasco.
Noruega ha seguido siempre su camino. En los mismos días en que estallaban los totalitarismos en Europa a comienzos del siglo XX, abolía la pena de muerte y se convertía en la sede del Nobel de la Paz. El primer rey del nuevo Estado, Haakon VII, exigió antes de ocupar el trono un referéndum para que el pueblo dijera si le quería; ganó; cuando tuvo que nombrar en los años veinte un primer ministro de izquierdas, profirió una frase que su pueblo recuerda con orgullo: "Soy también el rey de los comunistas".
El mar se convirtió pronto en su motor industrial gracias a la pesca y el transporte marítimo, unido a la generación de electricidad debido al gran caudal de agua dulce del país. Los noruegos se especializaron en diseñar barcos capaces de afrontar las peores condiciones y en la construcción de obras públicas. Viajar por la irregular y bellísima geografía del país supone atravesar decenas de estilizados puentes inmersos en la naturaleza, túneles interminables y navegar en sofisticados ferries sólidos como rompehielos. Ese dominio de la ingeniería le resultaría esencial cuando descubriera petróleo como embrión para desarrollar una industria nacional y no echarse en los brazos de las multinacionales. Hoy, Noruega, además de crudo, exporta conocimiento e innovación.
Su camino ha sido diferente al del resto de los países nórdicos. Para empezar, los noruegos optaron en dos referendos, en los años setenta y noventa, por dar la espalda a la Unión Europea (a la que sí pertenecen Finlandia, Suecia y Dinamarca). Ellos dicen que fue para salvaguardar sus cuotas de pesca y agricultura; lo que realmente querían defender era una soberanía nacional que no habían conseguido hasta zafarse en 1905 de Suecia en un pulso que ganaron sin pegar un tiro. Noruega es un pueblo viejo, pero un Estado joven. Empapado de romanticismo nacionalista. Celoso de sus tradiciones. A la primera de cambio, sus habitantes se lanzan a la calle ataviados con trajes regionales y la bandera nacional ondeando en la mano.
Dentro de esa línea de reafirmación nacional, los noruegos han defendido con ardor su modelo de sociedad frente a las instituciones europeas. Están, pero no están. No son miembros de la Unión Europea, pero forman parte del Espacio Económico Europeo. Han vuelto a poner en valor su particular visión de la sociedad y ese camino les ha mantenido a salvo de la recesión y los estertores del Estado de bienestar. La riqueza petrolera que engrasa toda la economía del país les hace reafirmarse en esa tercera vía; les proporciona 200.000 empleos y la mitad de sus exportaciones. Y un papel global: Noruega ya es el segundo exportador de gas y el tercero de crudo a nivel planetario.
No quieren cambiar. No lograron hacerlo los nazis a lo largo de una cruel invasión y administración del país durante cinco años a través del gobierno de un noruego títere (que hoy ningún noruego quiere recordar); ni los soviéticos, que les liberaron de Hitler para retirar a continuación su ejército sin exigir nada a cambio. Noruega, que tiene frontera con Rusia, fue el único Estado que Stalin no absorbió tras ocuparlo militarmente. Sin embargo, en 1948, un Gobierno de izquierdas anclaba la seguridad de Noruega a Occidente ingresando en la OTAN. Demostraban que su especialidad era navegar por aguas turbulentas. "Estar en la OTAN era una cuestión de subsistencia como país", explica un diplomático. "Teníamos a la URSS sobre nuestras cabezas y necesitábamos sentirnos seguros y dedicarnos a reconstruir el país, que estaba destrozado tras la guerra y con un 30% de desempleo. Estábamos con Estados Unidos en la Alianza, pero al tiempo nos negábamos a que la España de Franco entrara en la ONU. Teníamos una economía muy regulada y dirigida por el Estado. Éramos muy rojos".
Noruega representa un modelo irrepetible de sociedad nacido del aislamiento de una población escasa (cinco millones en un territorio con un tamaño de más de la mitad del de España) y homogénea en raza, cultura, religión y forma de vida (en los años setenta, un 94% de los ciudadanos eran de origen noruego, y un 86%, de religión protestante), cohesionada a través de un pasado de opresión por parte de sus vecinos y con una gran riqueza en recursos naturales. Con ese escenario uniforme y la omnipresencia del Estado, que regulaba las relaciones laborales y se aseguraba de que antes que una ley llegara al Parlamento hubiera consenso entre las fuerzas políticas, el progreso no se hizo esperar.
El modelo funcionó en Noruega mucho antes de encontrar petróleo. El problema llegaría a partir de los noventa con la avalancha de inmigrantes que iba a desequilibrar esa eficiente sociedad monocolor. Hoy, con un 12% de población de origen extranjero, la tradicional confianza del noruego hacia sus vecinos se ha comenzado a agrietar; las formaciones xenófobas, a crecer (como en el resto de países nórdicos), y el Estado de bienestar, a sufrir conmociones que no estaban previstas.
La iglesia luterana (la oficial en este país) hizo también su aportación a ese cóctel social que hoy se etiqueta como modelo noruego: su sentido frugal e igualitario de la vida inspirado en el trabajo duro y la responsabilidad. La comunidad protestante asumía un doble papel de solidaridad y de control del individuo. Una función que después adoptaría el Estado. La ética del trabajo tiene mucho que ver con el milagro noruego.
Sus habitantes son profundamente competitivos, trabajan desde jóvenes y vuelan pronto del hogar paterno; a cambio, saben que cuentan con el colchón del Estado si vienen mal dadas. Los noruegos se necesitan. Todos deben trabajar. Todos tienen que ganar mucho dinero, pagar muchos impuestos y gastar mucho (en un país donde una cerveza cuesta diez euros). El pleno empleo es la espina dorsal del modelo.
Trabajas y pagas impuestos para costear la educación de los jóvenes y las pensiones de los viejos, al igual que esos viejos financiaron con sus impuestos tu educación y esos jóvenes pagarán tus pensiones en el futuro. El sistema se basa en el empleo y la confianza. Los noruegos se consideran ciudadanos iguales que marchan en la misma dirección. Sin distinción entre hombres y mujeres. Todos deben trabajar desde jóvenes: hombres, mujeres e inmigrantes. Ganar lo mismo. Y pagar impuestos. Lo confirma la directora general de Igualdad, Arnie Hole: "La igualdad tiene un componente moral, pero el principal motivo es económico. Una economía moderna y competitiva necesita las mejores cabezas y manos sin mirar de qué raza o sexo son. No podemos permitirnos el lujo de perder los mejores talentos. Y no se trata solo de fijar cuotas, estas deben ir acompañadas de políticas sociales para reconciliar el trabajo y la vida familiar.
Tenemos que apoyar a las mujeres; si no, el desafío por alcanzar las posiciones más altas de su profesión será todavía demasiado alto para ellas y los niños no nacerán. Y los niños deben nacer porque son una inversión de futuro. Ninguna mujer en Noruega debe ser forzada a elegir entre su familia y su carrera. Ese es aquí un valor básico. Hemos creado 10.000 guarderías; las mujeres pueden coger un año de permiso maternal con el 80% del sueldo (o 10 meses con el 100%), y los hombres, 12 semanas. Hemos conseguido que el 80% de las mujeres trabajen y, al mismo tiempo, que el 82% tengan hijos menores de 10 años. Ese es nuestro futuro".
A partir de esos elementos, los noruegos han construido una sociedad donde la distancia que separa a los ricos de los pobres es pequeña. Están convencidos de que la desigualdad es corrosiva y corrompe a las sociedades. Algunos dicen que Noruega es el último Estado socialista de Europa. La sede del Partido Laborista, inspirador del modelo noruego desde los años treinta, en el número 2 de la Youngstorget de Oslo, parece confirmarlo con su estilo arquitectónico limítrofe con el realismo soviético. Como en Noruega casi todo encierra una paradoja, en el entorno de la simbólica sede de la izquierda noruega se da cita la juventud dorada noruega en los restaurantes de moda.
¿Es Noruega el último Estado socialista de Europa? Ante la pregunta, el ministro de Finanzas, el laborista Sigbjørn Johnsen, sonríe y pasa a otro tema. Al final de la entrevista, su director de comunicación pone las cosas en su sitio con gesto helado: "Socialistas, sí, pero democráticos".
Recorriendo los pasillos art nouveau del edificio del Gobierno hasta llegar a la oficina de Johnsen, las ventanas del ministerio aparecen rotas y cubiertas por placas de contrachapado. Las puertas están fuera de sus marcos. La del despacho del ministro tiene un boquete en el centro. Todo el barrio gubernamental se encuentra en las mismas condiciones. Cercado y en obras. Atravesado por andamios. Estamos en la zona cero de Oslo.
Los destrozos son resultado de la bomba colocada por el ultraderechista Anders Breivik el pasado 22 de julio; a consecuencia de la explosión, fallecieron ocho personas; a continuación, Breivik acabó a tiros con la vida de 69 jóvenes simpatizantes del Partido Laborista en la isla de Utøya. Suponía la mayor conmoción sufrida por este país desde la II Guerra Mundial. Hoy, sin embargo, los ciudadanos parecen decididos a olvidar la tragedia; algunos claveles marchitos sujetos a las vallas son el único rastro de aquellos terribles días de julio. Los noruegos están decididos a no variar su estilo de vida. En el barrio, la presencia policial es mínima y es posible acceder a algunos edificios oficiales sin pasar por un arco de seguridad.
Se pueden pasar días en Oslo sin cruzarse con un policía. El ministro de Finanzas conjura la tragedia terrorista afirmando que los cimientos de la sociedad noruega siguen siendo el diálogo y el consenso. "Nadie va a acabar con eso. No vamos a cambiar. No vamos a quedarnos en casa. Ha sido un hecho terrible, pero aislado". Es la misma respuesta orgullosa que darán la mayoría de los noruegos a los que interrogo sobre las consecuencias del atentado del ultraderechista Breivik: "¡No vamos a cambiar!". Si se le pregunta al ministro si lleva escolta, responde con un guiño: "A veces sí y a veces no...".
Hasta el 23 de diciembre de 1969 Noruega creció gracias al sudor de sus ciudadanos. Ese día encontraron petróleo. Nadie lo esperaba. Lo llamaron "El regalo de Navidad del 69". Dos años más tarde comenzaba la producción. Los noruegos no sabían nada de petróleo. Aprendieron. La gestión de su riqueza petrolera es considerada un éxito económico y social. En tres décadas, Noruega se ha convertido en un país petrolero que da empleo a 200.000 personas, con una tecnología avanzada y que opera en cuarenta países del mundo.
En Noruega, la riqueza del oro negro ha alcanzado a toda la sociedad. Lo confirma el sociólogo Jon Eric Dolvik: "Integrar en la economía doméstica noruega la economía del petróleo; lograr que repercutiera positivamente en la gente corriente y, al tiempo, fuera un negocio global, ha sido para nosotros un logro brutal; el petróleo se ha convertido en una gran fuerza productiva, en una bendición".
El objetivo del Estado noruego ha sido obtener el máximo valor económico del sector en su conjunto en comparación con lo que podría obtener por la simple venta del gas y el petróleo. Nada más descubrir crudo, el Gobierno noruego redactó los diez mandamientos del sector, que decían que el petróleo era propiedad de los noruegos; que el Gobierno tendría el control y la gestión de las operaciones; que el país necesitaba crear una industria propia; que el sector debía ser respetuoso con el medio ambiente y que ese descubrimiento debía proporcionar a Noruega un papel eminente en política exterior. Los mandamientos se han cumplido.
Noruega podía haberse convertido en un Estado holgazán, corrupto y opaco que sobornara a sus ciudadanos con bajos impuestos para comprar su silencio ante el despilfarro, el nepotismo y la falta de transparencia estatales en la gestión de los ingresos del oro negro, como había ocurrido en otros países productores, como las monarquías del Golfo, Irán, el Irak de Sadam, la Libia de Gadafi, la Venezuela de Chávez o la Rusia de Putin. Noruega eligió su camino.
En cuanto los petrodólares comenzaron a fluir a finales de los ochenta, un Gobierno laborista creó el Fondo Gubernamental de Pensiones (más conocido como Fondo del Petróleo), donde serían depositados los ingresos y beneficios públicos del petróleo para ser invertidos en los mercados de todo el mundo (según un riguroso esquema ético de inversiones que proscribe a las empresas tabaqueras, nucleares, armamentistas y que emplean a población infantil).
Con los beneficios del fondo se pagarían las pensiones de los noruegos cuando el petróleo dejara de fluir. Solo un 4% de los beneficios podría ir cada año a las arcas públicas para equilibrar el presupuesto del Estado. El resto, a la hucha común pensando en el Estado de bienestar de las generaciones venideras. "Eso es sostenibilidad real", afirma un alto funcionario.
El edificio del Banco de Noruega, el envoltorio de hormigón y cristal que aloja el Fondo del Petróleo, es el más bunkerizado de este país. Enfrente se encuentra el restaurante en el que trabajaba de camarera Mette-Marit Tjessem antes de convertirse en princesa. Para acceder al Fondo del Petróleo hay que atravesar un estrecho control de armas a través de una sofisticada y claustrofóbica cápsula; en una sala de contratación con el aire frenético de Wall Street, Dag Dyrdal, director de Estrategia, explica que el noruego es el primer fondo de pensiones público del mundo con 400.000 millones de euros en activos; tiene inversiones en 10.000 compañías y oficinas en Nueva York, Shanghái, Londres y Singapur.
"Somos transparentes, fiables y miramos el mundo a largo plazo. Este fondo es el resultado de una sociedad democrática, abierta y responsable. Pensamos en perspectivas más largas que una legislatura. Esto no es de un partido o de otro". Lo confirma el ministro Johnsen: "El día que el petróleo decline, habremos sido capaces de construir algo para reemplazarlo".
Kårstø, la mayor planta de procesamiento y distribución de gas natural del mundo, situada en un entorno paradisiaco en la costa oeste del país y propiedad de la empresa pública Statoil, escenifica el poderío noruego. Un ingeniero de la compañía disfruta mostrándonos una bruñida tubería de un metro de diámetro que transporta gas a 12 millones de hogares en Alemania. "Ellos nos invadieron en la guerra y ahora nosotros les invadimos de forma pacífica. Somos un socio fiable, un país estable; todos quieren nuestro gas; compárenos con la rusa Gazprom o la argelina Sonatrach...".
Noruega se hizo muy rica. Y comenzó a atraer inmigración. Los noruegos, que habían emigrado históricamente, sobre todo a Estados Unidos, se convirtieron de la noche a la mañana en un país de acogida. Cuando se inició el boom del petróleo había en Noruega un 1,3% de inmigrantes; en 2000, un 5,5%; en 2009, un 8,8%. Este año, en torno al 13%. Primero fueron los nórdicos; luego, los latinoamericanos; más tarde, los balcánicos y centroeuropeos. Los últimos en llegar fueron los paquistaníes, iraquíes, somalíes y afganos. Con sus velos, chilabas, mezquitas y tradiciones. 200.000 personas de religión musulmana viven en Noruega. Un cambio que es evidente en el viejo barrio de Gronland, en Oslo, una ciudad en la que el 28% de los habitantes ya son de origen extranjero.
Un shock de diversidad que nadie esperaba en este país uniforme que está suponiendo, según el sociólogo Jon Eric Dolvik, "el mayor reto al que nos hemos enfrentado. Necesitamos a los inmigrantes como fuerza de trabajo porque nuestra sociedad está cada vez más envejecida y, al mismo tiempo, aunque somos igualitaristas, nos cuesta aceptar comportamientos distintos a los nuestros. No somos una sociedad inclusiva; no es un problema religioso, sino cultural. Nos gusta como somos y no queremos cambiar.
Tenemos miedo; nos ha ido muy bien y no sabemos si podremos mantener nuestro modelo con esa nueva población. Es urgente que integremos a la segunda generación de inmigrantes que han nacido aquí; que se formen y consigan buenos empleos. Deben trabajar y pagar impuestos para que continúe el Estado de bienestar. Somos interdependientes. Nos necesitamos".
La llegada del tsunami multicultural iba a tener una consecuencia inmediata en amplios sectores de la clase trabajadora noruega que habían votado tradicionalmente a la izquierda: iban a perder la confianza en el Estado. Por primera vez en su historia, cientos de miles de ciudadanos noruegos pensaron que esos inmigrantes que se cobijaban bajo el paraguas social noruego, que eran albergados en viviendas públicas, recibían 1.200 euros al mes por asistir a las clases de introducción en la lengua y cultura noruega y otros 700 por cada hijo, que se beneficiaban de sus guarderías, educación y sanidad, se estaban aprovechando de su generosidad.
"Hasta ese momento, los noruegos éramos solidarios. Con la llegada de los inmigrantes, se empezó a extender la idea de que pagábamos mucho para que se beneficiaran esos extranjeros que no venían a trabajar, sino a vivir del cuento", explica una profesora universitaria. El resultado fue el rápido crecimiento, a partir de 1997, del Partido del Progreso, una formación en la que se mezclan el ultraliberalismo con el nacionalismo y la xenofobia y que comenzó a hablar en sus mítines de "una islamización silenciosa de Noruega" a la que "había que poner freno".
El Partido del Progreso apostaba por un modelo noruego solo para los noruegos. Una sociedad a dos velocidades. Obtendría en las elecciones de 2009 un 23% de los votos, convirtiéndose en la segunda formación política tras los laboristas. La olla comenzaba a hervir. Anders Breivik, el asesino del 22 de julio, militó en ese partido.
Tras el atentado, el Partido del Progreso perdería 10 puntos en las elecciones locales del pasado mes de septiembre, lo que parece que anticipa su decadencia. En cualquier caso, los líderes de opinión noruegos intentan conjurar la inquietante sombra del Partido del Progreso resaltando con displicencia la fortaleza del sistema noruego y resaltando que el Partido del Progreso "es democrático, y si quiere tener expectativas de gobernar debe estar dentro del sistema y asumir sus responsabilidades". "No vamos a cambiar", repiten. Es su obsesión.
En Noruega se detecta incluso un alivio generalizado por que el asesino del 22 de julio fuera un noruego y no un inmigrante musulmán. Lo confirma un profesor en Oslo: "Dentro de la tragedia, tenemos que agradecer al destino que el terrorista fuera alguien de aquí y no un paquistaní de Al Qaeda. Si hubiera ocurrido eso, el sistema noruego, que se basa en la confianza, hubiera saltado por los aires. La sociedad se hubiera partido en dos. Al pensar que ha sido un noruego solo, loco, aislado, y que algo así no va a volver a pasarnos, y que, por tanto, no vamos a colocar un policía en cada esquina, estamos poniendo a buen recaudo nuestro modelo con vistas al futuro. Pero, lo queramos o no, la inmigración es la patata caliente del modelo noruego. Y tendremos que solucionarlo".
Tras rememorar la tragedia, los malos augurios se disipan sumergiéndose en la portentosa naturaleza de Noruega. Los fiordos, los bosques, el mar. Noruega es uno de los últimos territorios vírgenes de Europa, dotado de una belleza salvaje, donde el hombre ha logrado vivir en armonía con su entorno.
Para el arquitecto Kjetil Thorsen, "en el diseño nórdico, la naturaleza es la fuente de inspiración". Thorsen es uno de los socios fundadores del estudio Snøhetta, al que da nombre la montaña más emblemática del país y que está en la cumbre de la arquitectura global. Kjetil proyectó la nueva Ópera de Oslo como un enorme glaciar surgiendo del fiordo. Ya es el edificio más emblemático de esa nueva Noruega que se enfrenta a retos diferentes sin perder de vista la tercera vía que le ha conducido al éxito. "Es un edificio democrático. ¿Por qué? Lo explico: hemos logrado que la cubierta de algo tan elitista como un palacio de la ópera sea pisada cada día por miles de ciudadanos. No es un edificio para los amantes de la ópera; es un edificio para todos. Ese es el modelo de país".
JESÚS RODRÍGUEZ
Es el país que mejor funciona de Europa. Crece, no tiene paro, su deuda es mínima y está en cabeza de las clasificaciones sobre desarrollo humano. Es una sociedad que ha reconciliado el individualismo de sus habitantes con una idea de proyecto en común. Y ha triunfado. El petróleo ha hecho el resto. El atentado del mes de julio indica que la integración de la inmigración es su asignatura pendiente. Así es la potencia más silenciosa.
Sencilla en su complejidad como ocurre siempre en la arquitectura nórdica; alzada sobre el mar; inmersa en un inmaculado parque de adoquines sembrado de violetas en el que cuando surge un despistado rayo de sol brota una marea de bebés y pensionistas en atuendo deportivo; con nueve siglos de historia, la catedral luterana de Stavanger, en la costa suroeste de Noruega, está considerada la más antigua del país. Su interior, mudo, pulcro, sobrio, sin imágenes, en el que las viejas tablas del suelo crujen bajo los pasos de los fieles, es el mejor reflejo del frugal estilo escandinavo de interpretar la vida, donde el lujo y el alarde son un pecado cívico y moral. El negro y el gris son los colores de este país: de su cielo gran parte del año; del salvaje mar del Norte; de la discreta ropa de su gente; de las rancheras suecas y alemanas; de las calles de Oslo. El negro y el gris mimetizan a los noruegos con su entorno, los uniformizan y hacen que sea difícil detectar la diferencia de clases. "No pienses que eres especial", rezaba la filosofía igualitarista del país.
La riqueza petrolera que engrasa toda la economía les reafirma en su modelo social
El modelo noruego funcionó mucho antes de que encontraran petróleo
El ministerio de Igualdad tiene un presupuesto de 1.000 euros por habitante
En la 'zona cero' de oslo, los grandes destrozos del atentado son visibles
El Fondo público del petróleo tiene 400.000 millones de euros
El ultra Partido del Progreso obtuvo en 2009 el 23% de los votos
No quieren cambiar, nolo lograron ni los nazis durante la ocupación
Este centenario templo de Stavanger encierra otra metáfora del alma de Noruega. No tiene rígidos bancos corridos de madera como en las iglesias católicas donde los devotos se amontonan codo con codo. Aquí cada fiel ocupa una amplia e idéntica silla individual de asiento mullido con un pequeño espacio para que descanse el breviario sin molestar al vecino. Cada silla es una isla. No hay contacto físico entre los devotos. Si la vista desciende un poco, se percibe que todas están unidas con abrazaderas metálicas. Cada silla ocupa su propio espacio, pero es imposible separarla de su fila.
Juntos, pero no revueltos. Así son los noruegos. Un pueblo que, más allá de la riqueza que le proporciona el mar, sus bosques y el petróleo, ha basado su éxito económico y social en reconciliar su individualismo, herencia de un pasado de pescadores y campesinos aislados en cabañas de madera y en contacto íntimo con una naturaleza bella y dura; pobres, libres, puritanos y autosuficientes, con el extremo opuesto: con un profundo sentido comunitario que apuesta por el bien de todos, la igualdad, la solidaridad y, sobre todo, la confianza en el Estado niñera, que se ocupa sin grietas aparentes del bienestar de sus ciudadanos a través de las más generosas y antidiscriminatorias prestaciones sociales del planeta. Al tiempo, regula extensas parcelas de la vida de los noruegos (su educación, salud, pensiones, relaciones laborales y distribución de la riqueza) sin que a nadie parezca molestarle.
En Noruega, el servicio militar es obligatorio, y el 95% de las escuelas, públicas. El IVA alcanza el 25%. El petróleo es de propiedad estatal. Y los buenos estudiantes reciben generosos préstamos del Estado para matricularse en las mejores universidades del mundo. El Estado controla hasta el consumo de alcohol, cuyo monopolio ostenta a través de la red de tiendas Vinmonopolet, únicos comercios en Noruega donde se pueden comprar licores de más de 4,75 grados a un precio hasta tres veces más caro que en España. Una de las aficiones favoritas de los noruegos es saquear de bebidas alcohólicas y cartones de cigarrillos los anaqueles de las tiendas libres de impuestos de los aeropuertos en cuanto salen de su país. Una botella de whisky es un regalo siempre bien recibido en un hogar noruego. Sus anfitriones le acogerán descalzos, risueños, rodeados de niños, con una tarta casera y expresándose en un inglés perfecto.
Al mismo tiempo que el sueño igualitario del Estado de bienestar, acuñado tras la II Guerra Mundial y que ha estructurado desde entonces la convivencia en Europa (con partidos democristianos o socialdemócratas en el poder) se pone en cuestión ante el avance del neoliberalismo y por la crisis financiera, Noruega, una de las inventoras del sistema del bienestar, lucha por continuar en esa dirección; está en su ADN; navega por libre, como hace mil años, cuando sus antepasados vikingos se lanzaban al mar a tumba abierta en sus drakkar hacia Reino Unido, América (aún sin descubrir) y Bizancio. Noruega no ceja.
Representa una equilibrada mezcla de capitalismo y colectivismo. De mercado y planificación, idealismo y realismo, neutralidad y afán de influencia, ingenuidad y estrategia. La cuestión es dar para recibir. "Soy generoso con mis impuestos porque el Estado es generoso conmigo". Un contrato entre la comunidad y el individuo que dura hasta la muerte. "Somos ciudadanos libres e iguales en la misma dirección", me dirá un sindicalista. En Noruega tiene más responsabilidad el que más tiene. Y no es difícil saber quién es. La información sobre los ingresos de cada ciudadano es pública a través de Internet.
Noruega camina discreta y sin aspavientos por esa tercera vía que le ha convertido en una potencia silenciosa; un próspero Estado ni emergente ni emergido que ocupa desde hace 30 años la primera posición en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. Sus niveles de desempleo son anecdóticos; su renta por habitante, la mayor del planeta; su crecimiento, tras tres ejercicios titubeantes, se acercará este año al 3%; su deuda soberana es la más sólida del planeta, y tiene una completa paridad de género por ley tanto en el sector público como en el privado. Arnie Hole, directora general de Infancia, Igualdad e Inclusión Social, nos confirma que su ministerio tiene un presupuesto de 5.000 millones de euros (mil euros por habitante) "más que la suma de los ministerios de Pesca, Agricultura y Cultura juntos".
El Estado de bienestar llega hasta el diseño y la arquitectura, que, según regula el Gobierno, debe "elegir soluciones ecológicas y energéticamente sostenibles, ser de buena calidad, promovida por el conocimiento y la competencia y visible internacionalmente". El Estado se reserva el papel de "salvaguardar el entorno cultural y velar por la herencia arquitectónica". Es una declaración de principios. Cuando pregunto a Andreas Vaa Bermann, arquitecto y director de la Fundación para la Promoción de la Arquitectura Nórdica, cuál es el objetivo del diseño en este país, contesta como un relámpago: "Mejorar la vida de la gente".
Noruega no se parece a nada; tampoco al resto de los Estados nórdicos, bajo cuyo yugo transcurrió parte de su historia. Los noruegos aún arrastran cierto complejo de inferioridad hacia sus vecinos. Aliviado en las últimas décadas por el bálsamo de los petrodólares. Hasta los años setenta, Noruega era el hermanito pequeño de Escandinavia. Unos campesinos aislados. "Lo que más deseaba un noruego era tener un Volvo con un chófer sueco", explica una profesora de la capital. "En parte lo hemos logrado; todos los camareros de Oslo son suecos; cobran más que en su país (no menos de 2.000 euros), y son más mundanos que nosotros".
Los noruegos no fueron tan cosmopolitas como los daneses ni tuvieron la tradición industrial y militar de los suecos; no tuvieron colonias ni participaron en guerras. En torno a esas pacíficas señas de identidad, Noruega iría acuñando una marcapaís de Estado frío, fiable y eficaz. Gracias a esa imagen ha conseguido una influencia internacional superior a su peso real. Noruega se ha convertido en el donante más generoso en cooperación internacional y un eficaz actor en la resolución de conflictos internacionales, como ocurrió en 1993 con los Acuerdos de Oslo, entre Arafat y Rabin con Bill Clinton de testigo, que se negociaron en secreto en la sede del FAFO, un think tank socialdemócrata. O, más recientemente, con la ex primera ministra laborista Gro Harlem Brundtland, muy activa en el proceso de paz del País Vasco.
Noruega ha seguido siempre su camino. En los mismos días en que estallaban los totalitarismos en Europa a comienzos del siglo XX, abolía la pena de muerte y se convertía en la sede del Nobel de la Paz. El primer rey del nuevo Estado, Haakon VII, exigió antes de ocupar el trono un referéndum para que el pueblo dijera si le quería; ganó; cuando tuvo que nombrar en los años veinte un primer ministro de izquierdas, profirió una frase que su pueblo recuerda con orgullo: "Soy también el rey de los comunistas".
El mar se convirtió pronto en su motor industrial gracias a la pesca y el transporte marítimo, unido a la generación de electricidad debido al gran caudal de agua dulce del país. Los noruegos se especializaron en diseñar barcos capaces de afrontar las peores condiciones y en la construcción de obras públicas. Viajar por la irregular y bellísima geografía del país supone atravesar decenas de estilizados puentes inmersos en la naturaleza, túneles interminables y navegar en sofisticados ferries sólidos como rompehielos. Ese dominio de la ingeniería le resultaría esencial cuando descubriera petróleo como embrión para desarrollar una industria nacional y no echarse en los brazos de las multinacionales. Hoy, Noruega, además de crudo, exporta conocimiento e innovación.
Su camino ha sido diferente al del resto de los países nórdicos. Para empezar, los noruegos optaron en dos referendos, en los años setenta y noventa, por dar la espalda a la Unión Europea (a la que sí pertenecen Finlandia, Suecia y Dinamarca). Ellos dicen que fue para salvaguardar sus cuotas de pesca y agricultura; lo que realmente querían defender era una soberanía nacional que no habían conseguido hasta zafarse en 1905 de Suecia en un pulso que ganaron sin pegar un tiro. Noruega es un pueblo viejo, pero un Estado joven. Empapado de romanticismo nacionalista. Celoso de sus tradiciones. A la primera de cambio, sus habitantes se lanzan a la calle ataviados con trajes regionales y la bandera nacional ondeando en la mano.
Dentro de esa línea de reafirmación nacional, los noruegos han defendido con ardor su modelo de sociedad frente a las instituciones europeas. Están, pero no están. No son miembros de la Unión Europea, pero forman parte del Espacio Económico Europeo. Han vuelto a poner en valor su particular visión de la sociedad y ese camino les ha mantenido a salvo de la recesión y los estertores del Estado de bienestar. La riqueza petrolera que engrasa toda la economía del país les hace reafirmarse en esa tercera vía; les proporciona 200.000 empleos y la mitad de sus exportaciones. Y un papel global: Noruega ya es el segundo exportador de gas y el tercero de crudo a nivel planetario.
No quieren cambiar. No lograron hacerlo los nazis a lo largo de una cruel invasión y administración del país durante cinco años a través del gobierno de un noruego títere (que hoy ningún noruego quiere recordar); ni los soviéticos, que les liberaron de Hitler para retirar a continuación su ejército sin exigir nada a cambio. Noruega, que tiene frontera con Rusia, fue el único Estado que Stalin no absorbió tras ocuparlo militarmente. Sin embargo, en 1948, un Gobierno de izquierdas anclaba la seguridad de Noruega a Occidente ingresando en la OTAN. Demostraban que su especialidad era navegar por aguas turbulentas. "Estar en la OTAN era una cuestión de subsistencia como país", explica un diplomático. "Teníamos a la URSS sobre nuestras cabezas y necesitábamos sentirnos seguros y dedicarnos a reconstruir el país, que estaba destrozado tras la guerra y con un 30% de desempleo. Estábamos con Estados Unidos en la Alianza, pero al tiempo nos negábamos a que la España de Franco entrara en la ONU. Teníamos una economía muy regulada y dirigida por el Estado. Éramos muy rojos".
Noruega representa un modelo irrepetible de sociedad nacido del aislamiento de una población escasa (cinco millones en un territorio con un tamaño de más de la mitad del de España) y homogénea en raza, cultura, religión y forma de vida (en los años setenta, un 94% de los ciudadanos eran de origen noruego, y un 86%, de religión protestante), cohesionada a través de un pasado de opresión por parte de sus vecinos y con una gran riqueza en recursos naturales. Con ese escenario uniforme y la omnipresencia del Estado, que regulaba las relaciones laborales y se aseguraba de que antes que una ley llegara al Parlamento hubiera consenso entre las fuerzas políticas, el progreso no se hizo esperar.
El modelo funcionó en Noruega mucho antes de encontrar petróleo. El problema llegaría a partir de los noventa con la avalancha de inmigrantes que iba a desequilibrar esa eficiente sociedad monocolor. Hoy, con un 12% de población de origen extranjero, la tradicional confianza del noruego hacia sus vecinos se ha comenzado a agrietar; las formaciones xenófobas, a crecer (como en el resto de países nórdicos), y el Estado de bienestar, a sufrir conmociones que no estaban previstas.
La iglesia luterana (la oficial en este país) hizo también su aportación a ese cóctel social que hoy se etiqueta como modelo noruego: su sentido frugal e igualitario de la vida inspirado en el trabajo duro y la responsabilidad. La comunidad protestante asumía un doble papel de solidaridad y de control del individuo. Una función que después adoptaría el Estado. La ética del trabajo tiene mucho que ver con el milagro noruego.
Sus habitantes son profundamente competitivos, trabajan desde jóvenes y vuelan pronto del hogar paterno; a cambio, saben que cuentan con el colchón del Estado si vienen mal dadas. Los noruegos se necesitan. Todos deben trabajar. Todos tienen que ganar mucho dinero, pagar muchos impuestos y gastar mucho (en un país donde una cerveza cuesta diez euros). El pleno empleo es la espina dorsal del modelo.
Trabajas y pagas impuestos para costear la educación de los jóvenes y las pensiones de los viejos, al igual que esos viejos financiaron con sus impuestos tu educación y esos jóvenes pagarán tus pensiones en el futuro. El sistema se basa en el empleo y la confianza. Los noruegos se consideran ciudadanos iguales que marchan en la misma dirección. Sin distinción entre hombres y mujeres. Todos deben trabajar desde jóvenes: hombres, mujeres e inmigrantes. Ganar lo mismo. Y pagar impuestos. Lo confirma la directora general de Igualdad, Arnie Hole: "La igualdad tiene un componente moral, pero el principal motivo es económico. Una economía moderna y competitiva necesita las mejores cabezas y manos sin mirar de qué raza o sexo son. No podemos permitirnos el lujo de perder los mejores talentos. Y no se trata solo de fijar cuotas, estas deben ir acompañadas de políticas sociales para reconciliar el trabajo y la vida familiar.
Tenemos que apoyar a las mujeres; si no, el desafío por alcanzar las posiciones más altas de su profesión será todavía demasiado alto para ellas y los niños no nacerán. Y los niños deben nacer porque son una inversión de futuro. Ninguna mujer en Noruega debe ser forzada a elegir entre su familia y su carrera. Ese es aquí un valor básico. Hemos creado 10.000 guarderías; las mujeres pueden coger un año de permiso maternal con el 80% del sueldo (o 10 meses con el 100%), y los hombres, 12 semanas. Hemos conseguido que el 80% de las mujeres trabajen y, al mismo tiempo, que el 82% tengan hijos menores de 10 años. Ese es nuestro futuro".
A partir de esos elementos, los noruegos han construido una sociedad donde la distancia que separa a los ricos de los pobres es pequeña. Están convencidos de que la desigualdad es corrosiva y corrompe a las sociedades. Algunos dicen que Noruega es el último Estado socialista de Europa. La sede del Partido Laborista, inspirador del modelo noruego desde los años treinta, en el número 2 de la Youngstorget de Oslo, parece confirmarlo con su estilo arquitectónico limítrofe con el realismo soviético. Como en Noruega casi todo encierra una paradoja, en el entorno de la simbólica sede de la izquierda noruega se da cita la juventud dorada noruega en los restaurantes de moda.
¿Es Noruega el último Estado socialista de Europa? Ante la pregunta, el ministro de Finanzas, el laborista Sigbjørn Johnsen, sonríe y pasa a otro tema. Al final de la entrevista, su director de comunicación pone las cosas en su sitio con gesto helado: "Socialistas, sí, pero democráticos".
Recorriendo los pasillos art nouveau del edificio del Gobierno hasta llegar a la oficina de Johnsen, las ventanas del ministerio aparecen rotas y cubiertas por placas de contrachapado. Las puertas están fuera de sus marcos. La del despacho del ministro tiene un boquete en el centro. Todo el barrio gubernamental se encuentra en las mismas condiciones. Cercado y en obras. Atravesado por andamios. Estamos en la zona cero de Oslo.
Los destrozos son resultado de la bomba colocada por el ultraderechista Anders Breivik el pasado 22 de julio; a consecuencia de la explosión, fallecieron ocho personas; a continuación, Breivik acabó a tiros con la vida de 69 jóvenes simpatizantes del Partido Laborista en la isla de Utøya. Suponía la mayor conmoción sufrida por este país desde la II Guerra Mundial. Hoy, sin embargo, los ciudadanos parecen decididos a olvidar la tragedia; algunos claveles marchitos sujetos a las vallas son el único rastro de aquellos terribles días de julio. Los noruegos están decididos a no variar su estilo de vida. En el barrio, la presencia policial es mínima y es posible acceder a algunos edificios oficiales sin pasar por un arco de seguridad.
Se pueden pasar días en Oslo sin cruzarse con un policía. El ministro de Finanzas conjura la tragedia terrorista afirmando que los cimientos de la sociedad noruega siguen siendo el diálogo y el consenso. "Nadie va a acabar con eso. No vamos a cambiar. No vamos a quedarnos en casa. Ha sido un hecho terrible, pero aislado". Es la misma respuesta orgullosa que darán la mayoría de los noruegos a los que interrogo sobre las consecuencias del atentado del ultraderechista Breivik: "¡No vamos a cambiar!". Si se le pregunta al ministro si lleva escolta, responde con un guiño: "A veces sí y a veces no...".
Hasta el 23 de diciembre de 1969 Noruega creció gracias al sudor de sus ciudadanos. Ese día encontraron petróleo. Nadie lo esperaba. Lo llamaron "El regalo de Navidad del 69". Dos años más tarde comenzaba la producción. Los noruegos no sabían nada de petróleo. Aprendieron. La gestión de su riqueza petrolera es considerada un éxito económico y social. En tres décadas, Noruega se ha convertido en un país petrolero que da empleo a 200.000 personas, con una tecnología avanzada y que opera en cuarenta países del mundo.
En Noruega, la riqueza del oro negro ha alcanzado a toda la sociedad. Lo confirma el sociólogo Jon Eric Dolvik: "Integrar en la economía doméstica noruega la economía del petróleo; lograr que repercutiera positivamente en la gente corriente y, al tiempo, fuera un negocio global, ha sido para nosotros un logro brutal; el petróleo se ha convertido en una gran fuerza productiva, en una bendición".
El objetivo del Estado noruego ha sido obtener el máximo valor económico del sector en su conjunto en comparación con lo que podría obtener por la simple venta del gas y el petróleo. Nada más descubrir crudo, el Gobierno noruego redactó los diez mandamientos del sector, que decían que el petróleo era propiedad de los noruegos; que el Gobierno tendría el control y la gestión de las operaciones; que el país necesitaba crear una industria propia; que el sector debía ser respetuoso con el medio ambiente y que ese descubrimiento debía proporcionar a Noruega un papel eminente en política exterior. Los mandamientos se han cumplido.
Noruega podía haberse convertido en un Estado holgazán, corrupto y opaco que sobornara a sus ciudadanos con bajos impuestos para comprar su silencio ante el despilfarro, el nepotismo y la falta de transparencia estatales en la gestión de los ingresos del oro negro, como había ocurrido en otros países productores, como las monarquías del Golfo, Irán, el Irak de Sadam, la Libia de Gadafi, la Venezuela de Chávez o la Rusia de Putin. Noruega eligió su camino.
En cuanto los petrodólares comenzaron a fluir a finales de los ochenta, un Gobierno laborista creó el Fondo Gubernamental de Pensiones (más conocido como Fondo del Petróleo), donde serían depositados los ingresos y beneficios públicos del petróleo para ser invertidos en los mercados de todo el mundo (según un riguroso esquema ético de inversiones que proscribe a las empresas tabaqueras, nucleares, armamentistas y que emplean a población infantil).
Con los beneficios del fondo se pagarían las pensiones de los noruegos cuando el petróleo dejara de fluir. Solo un 4% de los beneficios podría ir cada año a las arcas públicas para equilibrar el presupuesto del Estado. El resto, a la hucha común pensando en el Estado de bienestar de las generaciones venideras. "Eso es sostenibilidad real", afirma un alto funcionario.
El edificio del Banco de Noruega, el envoltorio de hormigón y cristal que aloja el Fondo del Petróleo, es el más bunkerizado de este país. Enfrente se encuentra el restaurante en el que trabajaba de camarera Mette-Marit Tjessem antes de convertirse en princesa. Para acceder al Fondo del Petróleo hay que atravesar un estrecho control de armas a través de una sofisticada y claustrofóbica cápsula; en una sala de contratación con el aire frenético de Wall Street, Dag Dyrdal, director de Estrategia, explica que el noruego es el primer fondo de pensiones público del mundo con 400.000 millones de euros en activos; tiene inversiones en 10.000 compañías y oficinas en Nueva York, Shanghái, Londres y Singapur.
"Somos transparentes, fiables y miramos el mundo a largo plazo. Este fondo es el resultado de una sociedad democrática, abierta y responsable. Pensamos en perspectivas más largas que una legislatura. Esto no es de un partido o de otro". Lo confirma el ministro Johnsen: "El día que el petróleo decline, habremos sido capaces de construir algo para reemplazarlo".
Kårstø, la mayor planta de procesamiento y distribución de gas natural del mundo, situada en un entorno paradisiaco en la costa oeste del país y propiedad de la empresa pública Statoil, escenifica el poderío noruego. Un ingeniero de la compañía disfruta mostrándonos una bruñida tubería de un metro de diámetro que transporta gas a 12 millones de hogares en Alemania. "Ellos nos invadieron en la guerra y ahora nosotros les invadimos de forma pacífica. Somos un socio fiable, un país estable; todos quieren nuestro gas; compárenos con la rusa Gazprom o la argelina Sonatrach...".
Noruega se hizo muy rica. Y comenzó a atraer inmigración. Los noruegos, que habían emigrado históricamente, sobre todo a Estados Unidos, se convirtieron de la noche a la mañana en un país de acogida. Cuando se inició el boom del petróleo había en Noruega un 1,3% de inmigrantes; en 2000, un 5,5%; en 2009, un 8,8%. Este año, en torno al 13%. Primero fueron los nórdicos; luego, los latinoamericanos; más tarde, los balcánicos y centroeuropeos. Los últimos en llegar fueron los paquistaníes, iraquíes, somalíes y afganos. Con sus velos, chilabas, mezquitas y tradiciones. 200.000 personas de religión musulmana viven en Noruega. Un cambio que es evidente en el viejo barrio de Gronland, en Oslo, una ciudad en la que el 28% de los habitantes ya son de origen extranjero.
Un shock de diversidad que nadie esperaba en este país uniforme que está suponiendo, según el sociólogo Jon Eric Dolvik, "el mayor reto al que nos hemos enfrentado. Necesitamos a los inmigrantes como fuerza de trabajo porque nuestra sociedad está cada vez más envejecida y, al mismo tiempo, aunque somos igualitaristas, nos cuesta aceptar comportamientos distintos a los nuestros. No somos una sociedad inclusiva; no es un problema religioso, sino cultural. Nos gusta como somos y no queremos cambiar.
Tenemos miedo; nos ha ido muy bien y no sabemos si podremos mantener nuestro modelo con esa nueva población. Es urgente que integremos a la segunda generación de inmigrantes que han nacido aquí; que se formen y consigan buenos empleos. Deben trabajar y pagar impuestos para que continúe el Estado de bienestar. Somos interdependientes. Nos necesitamos".
La llegada del tsunami multicultural iba a tener una consecuencia inmediata en amplios sectores de la clase trabajadora noruega que habían votado tradicionalmente a la izquierda: iban a perder la confianza en el Estado. Por primera vez en su historia, cientos de miles de ciudadanos noruegos pensaron que esos inmigrantes que se cobijaban bajo el paraguas social noruego, que eran albergados en viviendas públicas, recibían 1.200 euros al mes por asistir a las clases de introducción en la lengua y cultura noruega y otros 700 por cada hijo, que se beneficiaban de sus guarderías, educación y sanidad, se estaban aprovechando de su generosidad.
"Hasta ese momento, los noruegos éramos solidarios. Con la llegada de los inmigrantes, se empezó a extender la idea de que pagábamos mucho para que se beneficiaran esos extranjeros que no venían a trabajar, sino a vivir del cuento", explica una profesora universitaria. El resultado fue el rápido crecimiento, a partir de 1997, del Partido del Progreso, una formación en la que se mezclan el ultraliberalismo con el nacionalismo y la xenofobia y que comenzó a hablar en sus mítines de "una islamización silenciosa de Noruega" a la que "había que poner freno".
El Partido del Progreso apostaba por un modelo noruego solo para los noruegos. Una sociedad a dos velocidades. Obtendría en las elecciones de 2009 un 23% de los votos, convirtiéndose en la segunda formación política tras los laboristas. La olla comenzaba a hervir. Anders Breivik, el asesino del 22 de julio, militó en ese partido.
Tras el atentado, el Partido del Progreso perdería 10 puntos en las elecciones locales del pasado mes de septiembre, lo que parece que anticipa su decadencia. En cualquier caso, los líderes de opinión noruegos intentan conjurar la inquietante sombra del Partido del Progreso resaltando con displicencia la fortaleza del sistema noruego y resaltando que el Partido del Progreso "es democrático, y si quiere tener expectativas de gobernar debe estar dentro del sistema y asumir sus responsabilidades". "No vamos a cambiar", repiten. Es su obsesión.
En Noruega se detecta incluso un alivio generalizado por que el asesino del 22 de julio fuera un noruego y no un inmigrante musulmán. Lo confirma un profesor en Oslo: "Dentro de la tragedia, tenemos que agradecer al destino que el terrorista fuera alguien de aquí y no un paquistaní de Al Qaeda. Si hubiera ocurrido eso, el sistema noruego, que se basa en la confianza, hubiera saltado por los aires. La sociedad se hubiera partido en dos. Al pensar que ha sido un noruego solo, loco, aislado, y que algo así no va a volver a pasarnos, y que, por tanto, no vamos a colocar un policía en cada esquina, estamos poniendo a buen recaudo nuestro modelo con vistas al futuro. Pero, lo queramos o no, la inmigración es la patata caliente del modelo noruego. Y tendremos que solucionarlo".
Tras rememorar la tragedia, los malos augurios se disipan sumergiéndose en la portentosa naturaleza de Noruega. Los fiordos, los bosques, el mar. Noruega es uno de los últimos territorios vírgenes de Europa, dotado de una belleza salvaje, donde el hombre ha logrado vivir en armonía con su entorno.
Para el arquitecto Kjetil Thorsen, "en el diseño nórdico, la naturaleza es la fuente de inspiración". Thorsen es uno de los socios fundadores del estudio Snøhetta, al que da nombre la montaña más emblemática del país y que está en la cumbre de la arquitectura global. Kjetil proyectó la nueva Ópera de Oslo como un enorme glaciar surgiendo del fiordo. Ya es el edificio más emblemático de esa nueva Noruega que se enfrenta a retos diferentes sin perder de vista la tercera vía que le ha conducido al éxito. "Es un edificio democrático. ¿Por qué? Lo explico: hemos logrado que la cubierta de algo tan elitista como un palacio de la ópera sea pisada cada día por miles de ciudadanos. No es un edificio para los amantes de la ópera; es un edificio para todos. Ese es el modelo de país".
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