Guerra civil’ en la derecha francesa
En un ambiente de fin de reino en el partido gobernante, Rachida Dati acusa al primer ministro, François Fillon, de intentar arrebatarle un escaño por París
Mientras Nicolas Sarzoky se faja en Bruselas, y los electores franceses le dan la espalda en los sondeos, los incendios en su propia casa van tomando proporciones inquietantes. El partido del presidente, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), no deja de ser noticia por su desunión. Escándalos, denuncias, nervios, defecciones… Todo el catálogo habitual del fin de época, sin faltar las puñaladas públicas entre dirigentes. La última brecha ha sido abierta nada menos que por el primer ministro, François Fillon, al anunciar su deseo de presentarse a las elecciones legislativas de 2012 como paso previo a su candidatura a la alcaldía de París en 2014.
La noticia ha abierto la caja de los truenos en la formación conservadora. Por un lado, sugiere que Fillon está buscando ya un futuro mejor lejos de Matignon, lo que significa que cree entre muy poco y nada en una victoria de Sarkozy en las presidenciales de mayo próximo, a no ser que tenga la extraña idea de ser primer ministro y alcalde a la vez. Por otro, su revelación ha profundizado las heridas y la división de la nomenclatura del partido, que parece, cada día más, en actitud “el último que apague la luz”.
El paso de Fillon es visto como previo a su candidatura a la alcaldía de París
Rachida Dati, exministra de Justicia, y hoy eurodiputada y alcaldesa del distrito VII de París, ha criticado con agria violencia la decisión del primer ministro, dolida porque este ha elegido presentarse como candidato precisamente por la circunscripción electoral parisiense donde ella campa hoy, la segunda de la capital, que ocupa los distritos V, VI y VII.
Dati se despachó a gusto en Radio France diciendo que Fillon “debería ocuparse más de los franceses en estos tiempos tan duros y un poco menos de su carrera y sus asuntos personales”. Además, ha acusado al primer ministro de haber contratado a una asesora de 26 años para su gabinete actual con la única idea de preparar su salto a la política municipal, y por si fuera poco ha terminado contando que Fillon obligó a contratar al hijo de un aliado político como asesor del Ministerio de Finanzas cuando Christine Lagarde, hoy directora del Fondo Monetario Internacional, era ministra.
El virulento desahogo de Dati es especialmente dañino porque fue la portavoz de Sarkozy en la campaña que dio la victoria al líder de la UMP en 2007, y porque desde que colaboraba con el actual jefe del Estado en el Ministerio del Interior ha sido vista, como mujer e hija de marroquí y argelino, como el símbolo de la modernidad y la apertura de la UMP.
Dati ha explicado que la cacicada de Fillon demuestra un talante poco democrático, y unos usos y costumbres que demuestran que los dirigentes del partido “no respetan ni las decisiones de los electores ni las escasas cuotas de poder que mantienen las mujeres”.
El primer ministro se ha defendido hoy ante los diputados de la UMP afirmando que no quiere entrar en “las mezquindades y provocaciones”, que sus autores serán “severamente juzgados por los electores”, y que “la situación prohíbe a todos caer en la pequeña política”. Solidarios con el segundo jefe del clan, otros altos responsables de la mayoría parlamentaria, masculinos y femeninos, han censurado a Rachida Dati por “poner en peligro la unidad del partido”.
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