El Eurogrupo retrasa la concesión de la mitad de las ayudas a Grecia
Los ministros esperarán a que se concrete la quita de la deuda de Atenas en manos de inversores privados
Las buenas palabras en Bruselas suelen implicar fuertes dosis de inconcreción. Los ministros de Economía de la zona euro han lanzado hoy un mensaje esperanzador sobre Grecia, aunque en la práctica eso se ha traducido en un aplazamiento de la decisión sobre más de la mitad del dinero del segundo rescate a Atenas. Si se cumple lo anunciado ayer por el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, el veredicto definitivo llegará en una semana, el próximo 9 de marzo.
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Berlín se enroca en la austeridad pese a la presión europea La división sobre el fondo de rescate frustra la cumbre del Eurogrupo Un Tratado y un billón Ese día, los responsables económicos de la Eurozona volverán a reunirse, explicó Schäuble al término del Eurogrupo —la reunión de ministros de Finanzas del euro— , y dispondrán de más elementos para decidir sobre la esperada inyección de 130.000 millones de euros a las maltrechas arcas griegas.
Como una primera señal, los responsables de Economía han optado por liberar casi la mitad de ese paquete. Las cantidades a las que se dio vía libre corresponden a la partida para compensar a los acreedores privados que renuncien a cobrar una parte de la deuda griega (unos 30.000 millones de euros) más otros 20.000 destinados a recapitalizar los bancos helenos, muy afectados por la crisis. El resto, en realidad el dinero destinado al Tesoro griego para que haga frente a sus necesidades financieras, se pospone hasta que los titulares de Economía tengan una mayor certeza sobre la reestructuración de la deuda de ese país.
Esa segunda fase dependerá de cómo se desarrolle la operación por la que los acreedores privados renunciarán, en principio voluntariamente, a cobrar una parte de la deuda helena. La idea inicial es que esos acreedores cambien sus actuales bonos por otros de nueva emisión pero con la mitad de valor, con lo que perdonarían a Atenas unos 107.000 millones. Se espera que el proceso concluya el 8 de marzo, un día antes de ese Eurogrupo.
“Una operación exitosa de intercambio de bonos, con alta participación y una valoración final positiva del conjunto de medidas adoptadas, son condiciones necesarias para el desembolso del fondo de rescate y del segundo programa de salvamento”, ha explicado el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, al término del encuentro mantenido hoy en Bruselas. “El Eurogrupo espera una alta participación del sector privado”, ha disparado Juncker, consciente de que ese es el verdadero enigma, al menos a corto plazo, sobre el futuro de las maltrechas arcas del Estado griego.
En general, todos los asistentes a la cumbre se han mostrado confiados en que Grecia sea capaz de cumplir sus compromisos. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, se ha sumado a esa idea al afirmar a su llegada a Bruselas: “Tengo una impresión bastante positiva del gran trabajo que se ha hecho en las últimas horas”. El principal problema para Europa es que la reestructuración de la deuda griega se convierta en un nuevo Lehman Brothers y active el temido efecto contagio en la eurozona.
Pero ese contagio podría ser muy limitado: la Asociación Internacional de Derivados (ISDA, por sus siglas en inglés) ha anunciado hoy que el programa de rescate griego, que incluye esa quita voluntaria de la deuda, “no constituye un evento crediticio”. Es decir: no es una suspensión de pagos, y por tanto no activará el cobro de los seguros de impago, los temidos Credit Default Swaps (CDS), que cubren a los inversores ante una eventual bancarrota.
Hasta la férrea Administración alemana ha parecido contagiada por el espíritu optimista que planea en las últimas semanas sobre los mercados y ha aceptado, en contra de su postura inicial, ampliar la fuerza del cortafuegos europeo contra la crisis de deuda. La canciller Angela Merkel dará su visto bueno a aumentar el fondo de rescate para países en apuros hasta 750.000 millones de euros, según ha publicado hoy el diario alemán Süddeutsche Zeitung.
Ese giro acerca más a Merkel a la postura francesa. El ministro francés de Economía, François Baroin, se ha mostrado partidario de “tener la mejor protección posible respecto a los cortafuegos”.
Más allá de las decisiones de contenido, la cumbre de hoy de Bruselas —en este caso, la de jefes de Estado y de Gobierno— ha servido para respaldar en su puesto a Herman van Rompuy.
El presidente del Consejo Europeo, que reúne a los mandatarios de los países comunitarios, continuará al frente de sus funciones al recibir el visto bueno de este organismo. El antiguo primer ministro belga, de 64 años, ha sido el primero en ocupar este puesto, creado en el Tratado de Lisboa a finales de 2009.
Con el refrendo del Consejo Europeo, Van Rompuy continuará presidiéndolo otros dos años y medio, una decisión que los líderes europeos han adoptado hoy pese a que tenían como plazo hasta el próximo mes de junio para hacerlo.
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